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Balzac, de Jaime Torres Bodet

Ensayo, Crítica y teoría literaria

En el transcurso de estas páginas, exentas de toda exageración ya sea documental o interpretativa, los actos, el espíritu y las obras de Balzac recobran las tres dimensiones de la vida. En flexible secuela de tiempo y espacio comparecen y ocupan su sitio, los rígidos años escolares, con sus húmedas reclusiones en la prisión del Liceo de Vendôme y sus pequeños triunfos; la época en que las novelas eran engendros torpes y congestionados, y el joven Balzac cursaba el aprendizaje de Walter Scott; el descubrimiento y la posesión incesante e insaciada de las mujeres. Madame de Berny —«sólo el último amor de una mujer», confiesa en «La duquesa de Langeais», «puede satisfacer el primer amor de un hombre» la duquesa de Abrantes —aventura erótica-histórica-literaria—, la marquesa de Castries —idilio frustrado—, la condesa Evelina Hanska —título más o menos póstumo en su colección de pergaminos—, Zulma Carraud, tregua, asilo y paz epistolares.


Baroja y España, de Francisco Fuster

Ensayo, Historia, Crítica y teoría literaria, Memorias

Francisco Fuster aborda en este ensayo el proceso de creación, el contexto de recepción y de difusión de El árbol de la ciencia. En cierto sentido, esta novela de Pío Baroja es un episodio nacional: las vicisitudes de un individuo concreto, Andrés Hurtado, los ataques que sufre, los desencantos que padece, ejemplifican y compendian los que sus compatriotas sufren y provocan con su acción o su inacción. Esta novela ejemplifica la relación de su autor con España: Baroja deplora los nacionalismos, la política de escaso vuelo, la sociedad inerme y paralizada, la España sucia. El ensayo de Fuster es un libro revelador: no hace arqueología de algo inerte, sino que emprende un examen en tiempo real, por lo que Pío Baroja o Andrés Hurtado son interlocutores bien vivos, aunque la muerte, la decepción y la derrota sean su lastre y consumación.


Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas

Novela, Otros, Ensayo, Crítica y teoría literaria

«Señor Rulfo, ¿por qué lleva tantos años sin escribir nada?» «Es que se me murió el tío Celerino, que era el que me contaba las historias.» Este libro habla de los que dejan de escribir (Rulfo, Rimbaud, Salinger…) e indaga en los motivos de cada uno para preferir no hacerlo. Todos conocemos a los bartlebys, son esos seres en los que habita una profunda negación del mundo. Toman su nombre del escribiente Bartleby, ese oficinista de un relato de Herman Melville que, cuando se le encargaba un trabajo o se le pedía que contara algo sobre su vida, respondía siempre, indefectiblemente diciendo: «Preferiría no hacerlo.» En «Bartleby y compañía» se habla del mal endémico de las letras contemporáneas, de la pulsión negativa o atracción por la nada. El narrador del libro, que está escribiendo un diario que al mismo tiempo es un cuaderno de notas a pie de página que comentan un texto invisible, demuestra su amplia solvencia como rastreador de bartlebys al pasear por el Laberinto del No, por los caminos de la que considera la más perturbadora y atractiva tendencia de las literaturas contemporáneas, tendencia en la que ve el único camino que queda abierto a la auténtica creación literaria, pues para él sólo de la pulsión negativa, del rechazo, sólo del Laberinto lúcido del No puede surgir la escritura por venir.


Beowulf. Traducción y comentario, de J. R. R. Tolkien

Ensayo, Crítica y teoría literaria

La traducción de Beowulf de J. R. R. Tolkien, acabada en 1926, fue un trabajo temprano de carácter muy peculiar. Sin embargo, contiene elementos que después Tolkien usaría en sus obras de la Tierra Media, como el dragón, que presagia al Smaug de El Hobbit. A partir de la atención que Tolkien presta al detalle se hace patente el sentido de la inmediatez y claridad de su visión. Es como si entrara en el pasado imaginado, y se irguiera junto a Beowulf y sus hombres cuando sacuden sus cotas de malla al asegurar su nave en la playa de la costa de Dinamarca, escuchara la creciente cólera de Beowulf por las provocaciones de Unferth, o mirara con asombro la terrible mano de Grendel colgada del techo de Heorot. Esta edición también incluye un extenso comentario de Christopher Tolkien sobre las notas de las conferencias que dio su padre sobre el poema y Sellic Spell, un «cuento maravilloso» escrito por Tolkien en el que se sugiere cómo podría haber sido un cuento popular sobre Beowulf sin conexión con las «leyendas históricas» de los reinos del Norte.


Biblioteca Ayacucho - Colección Clásica 220. Nuevo mundo, mundo nuevo, de Arturo Uslar Pietri

Ciencias sociales, Crítica y teoría literaria, Historia, Otros, Ensayo

Junto al Uslar Pietri (1906-2001) narrador, figura estelar de la novela y el cuento, hay el ensayista de casi medio centenar de libros en los que se medita constantemente sobre el modo de ser de los hispanoamericanos con su peculiaridad racial y ética de criollos, pero asimismo, acerca de cómo la aparición de estas tierras americanas en el mapa de la Europa renacentista, todavía un poco medieval, cambió para siempre la conciencia que el mundo occidental tiene de sí mismo desde entonces. Su conciencia diferente nos alcanza a los nacidos en esta parte del mundo. De ahí que el ensayista Uslar Pietri recorra momentos claves de nuestra historia, de nuestra psicología y civilización para profundizar en lo que es y ha pretendido el ser latinoamericano. En este libro se dan cita trabajos como «Lo criollo en la literatura», «Las carabelas del mundo muerto», «Un juego de espejos deformantes» o «Realismo mágico» entre otros treinta y siete ensayos. La cronología y bibliografía del autor ha sido actualizada por Horacio Becco especialmente para esta edición.


Biblioteca Clásica Gredos 15. Sobre el estilo & Sobre lo sublime, de Demetrio & Longino

Ensayo, Crítica y teoría literaria

En este volumen se presentan dos breves tratados de crítica literaria de la tradición helenística postaristotélica, ambos de hacia el siglo I d. C. De Demetrio (autor del que sólo conocemos el nombre) nos llega Sobre el estilo, el único ejemplo conservado con detalle sobre la teoría de los estilos, que divide en cuatro apartados: llano, grandioso, elegante y enérgico (esto último es la novedad que aporta a los estudios de crítica). Cada estilo es explicado en cuanto a estilo, dicción y disposición de palabras, como lo son los correspondientes estilos defectuosos (el frío, el árido, el afectado y el repulsivo). Forma y contenido concuerdan según las normas del decoro: el estilo grandioso, con su dicción rica y frases elaboradas, es adecuado para la narración de las batallas y los mitos cósmicos, el estilo llano para las escenas de la vida cotidiana, el fuerte para la cólera y la invectiva literaria, el elegante (con su gracia e ingenio) para el amor, los epitalamios y los jardines. Se refiere además al estilo epistolar: la carta refleja el carácter del escritor y no debe ser un opúsculo pomposo ni excesivamente coloquial. También resultan interesantes los estudios de la metáfora y la oración. Para ilustrar sus ideas, Demetrio recurre a ejemplos de numerosos autores y géneros. El famoso tratado de Longino, o de un Pseudo Longino, es el mejor de su tiempo en crítica literaria y tiene como cualidad principal el entusiasmo y el fervor en la exposición de su tema. Junto al afán de precisión en la búsqueda de unos fundamentos objetivos para el análisis literario, está animado por un espíritu vivo y cálido. Longino percibe la grandeza sublime en Homero, Platón, Demóstenes, un poema de amor de Safo, el latín de Cicerón y (único en la crítica pagana) la creación del Génesis. Todos estos ejemplos comparten su capacidad de afectar emocionalmente: lo sublime no encanta o convence, sino que asombra, nos lleva con una fuerza irresistible a participar de la inspiración del autor. Este efecto emotivo se combina con un planteamiento global, pues lo sublime se alcanza mediante la nobleza de la mente. En una gran digresión sobre el genio, se afirma que la sublimidad de la mente es lo que más nos acerca a la mente divina. La grandeza implica el riesgo al fracaso, pero el genio defectuoso es superior a la mediocridad pulida. Se trata, en suma, de un alegato en favor de la audacia y la amplitud de miras y contra la cómoda seguridad. Longino ha tenido una influencia enorme, sobre todo entre los críticos románticos.


Biblioteca Clásica Gredos 184. Sobre las formas de estilo, de Hermógenes

Ensayo, Crítica y teoría literaria

El retórico griego Hermógenes de Tarso, de la segunda mitad del siglo II y principios del III d. C., fue la máxima autoridad de su tiempo en la materia. Su obra principal es «Sobre las formas del estilo», que analiza con tino y precisión las cualidades de varios autores, hasta determinar en qué consiste exactamente su estilo. A los tres tipos de oratoria canónicos (deliberativo, judicial y panegírico) añade en este tratado el político, combinación de los anteriores. Los cuatro se distinguen entre sí por sus diferentes grados de una serie de cualidades: claridad, carácter, sinceridad, riqueza de pensamiento, vehemencia, solemnidad, brillantez, fuerza, belleza. Gran conocedor de los discursos de Demóstenes y de los varios análisis retóricos de éstos, creía que todo el estudio de la retórica debía basarse en el gran orador ático. Fue asimismo autor de unos «Ejercicios preparatorios para la retórica» (que ocupan otro volumen de esta colección, junto a los ejercicios de los rétores Teón y Aftonio).


Biblioteca Clásica Gredos 303. Gramática, de Dionisio Tracio

Ensayo, Crítica y teoría literaria

Dionisio de Tracia (s. II a. C.), representante significativo de la escuela filológica alejandrina, escribió este breve tratado técnico para describir la lengua de los autores clásicos. Aunque se centra exclusivamente en éstos, la «Techne grammatike» es el primer texto teórico sobre una lengua en la cultura occidental, la gramática más antigua que nos ha llegado. Recoge y sistematiza estudios anteriores sobre el análisis lingüístico (asunto ya tratado por sofistas, peripatéticos y estoicos) y concede la máxima importancia a la morfología, al margen de la sintaxis: Dionisio reconoce ocho clases de palabras (nombre, verbo, participio, artículo, pronombre, preposición, adverbio, conjunción), en una clasificación que sería retomada casi sin cambios en las gramáticas latinas y durante la Edad Media. Su influencia se extendió a través de las adaptaciones sirias y armenias, y abundaron los comentarios en torno suyo. De hecho, esta «Gramática» ha sido el fundamento de multitud de otras, de varias lenguas, hasta bien entrado el Renacimiento. Las características especiales de esta obra han hecho necesaria su presentación trilingüe, con el texto griego y sus versiones al latín y al castellano. También se incluyen en el volumen los comentarios, anotaciones y glosas más importantes que los gramáticos bizantinos hicieron a la «Gramática».


Biblioteca Clásica Gredos 334. Tratados de crítica literaria, de Dionisio de Halicarnaso

Ensayo, Crítica y teoría literaria

Crítico literario de primer orden, Dionisio centra sus comentarios tanto en el aspecto retórico formal como en el plano del contenido. Dionisio de Halicarnaso nació hacia 60 o 55 a. C. en esta ciudad de la costa de Asia Menor, pero su interés por la oratoria le llevó a trasladarse, en 30 a. C., a Roma, donde se dedicó a su enseñanza de retórica y compaginó la labor pedagógica y la composición de su obra capital —«Historia antigua de Roma»— con la redacción en griego de una variada colección de comentarios de crítica literaria. En este volumen se incluyen «Sobre los oradores antiguos» (una especie de preámbulo a una proyectada obra sobre los oradores áticos Lisias, Isócrates, Iseo y Demóstenes), comentarios acerca de distintos autores y «Sobre la imitación», tratado que ha llegado hasta nosotros de manera fragmentaria. Las demás obras sobre retórica y literatura de Dionisio también están publicadas en esta colección. Dionisio considera que la filosofía y la historiografía son meras disciplinas de la retórica, idea que influye en su valoración de los autores que comenta, pues realza a los oradores (sobre todo a Demóstenes), en detrimento de Platón y, en menor medida, de Tucídides. Crítico literario de primer orden, Dionisio centra sus comentarios tanto en el aspecto formal como en el plano del contenido. Es, además, vía inestimable de transmisión de fragmentos de obras que, de otro modo, se habrían perdido.


Biblioteca Clásica Gredos 375. Arte gramática Libro I, de Carisio

Ensayo, Crítica y teoría literaria

Por su interés en acumular doctrinas de diferentes autores y su fidelidad hacia todos ellos, la obra de Carisio (hacia el 362 d. C.), un manual de gramática concebido para completar la educación del hijo del autor, es el pivote sobre el que se construye el estudio de las fuentes de la gramática latina: Elio Estilón, Lelio Arquelao, Antonio Gnifón, Ateyo el Filólogo, Varrón, César, Verrio Flaco, Valerio Probo, Remio Palemón, Plinio el Viejo, Flavio Capro, Cominiano y Julio Romano son algunas de las autoridades en materia gramatical que, desde la cita única a decenas de fragmentos, aparecen en la obra. El volumen contiene la primera traducción a una lengua moderna del primero (y el más extenso, pues ocupa la mitad del total) de los cinco libros del ars. En él destacan dos capítulos eruditos (15 y 17), que reflejan la discusión, señalada siglos antes por Varrón, entre analogía y anomalía como elementos dirimentes de la corrección lingüística, y fundamentada ahora en los criterios de naturaleza, razón, uso y autoridad, este último responsable a su vez de la conservación de multitud de fragmentos de poetas y prosistas latinos para los que el manual de Carisio es, muchas veces, testimonio único.


Borges, un escritor en las orillas, de Beatriz Sarlo

Ensayo, Crítica y teoría literaria

No existe un escritor más argentino que Borges: él se interrogó, como nadie, sobre la forma de la literatura en una de las orillas de Occidente. Pero el tono nacional de su obra no depende de la representación de las cosas sino de la presentación de una pregunta: ¿cómo puede escribirse literatura en una nación culturalmente periférica? Borges escribió en un encuentro de caminos. Su obra no se instala del todo en ninguna parte: ni en el criollismo vanguardista de sus primeros libros ni en la erudición universalista de sus cuentos, falsos cuentos, ensayos y falsos ensayos, a partir de los años cuarenta. Por el contrario, está perturbada por la tensión de la mezcla y la nostalgia por una literatura europea que un latinoamericano nunca vive del todo como naturaleza original. Colocado en los límites, Borges es el escritor de «las orillas», alguien que, al mismo tiempo, es cosmopolita y profundamente nacional. Explicar esta tensión ha sido el objetivo de Beatriz Sarlo en este original ensayo que nos invita a leer de nuevo a Borges, cuando su obra parece amortajada por la fama que acompañó sus últimos años y el espectro inmóvil de una gloria póstuma.


Borges y la física cuántica, de Alberto Rojo

Crítica y teoría literaria, Ensayo

En uno de sus relatos más conocidos, Borges dice que la metafísica es una rama de la literatura fantástica: el discurso de la verdad y el de la ficción no serían sino dos caras de una misma moneda. Acaso haciéndose eco de esta singular hipótesis, Alberto Rojo aventura en este libro la provocadora idea de que la ciencia (discurso metafísico por excelencia) tal vez no esté del todo divorciada del arte. Tanto una, con su inteligencia razonada, como el otro, con sus juegos de la imaginación, se complementan y confunden para llevar el conocimiento humano –siempre parcial y limitado– un paso más allá.Muestra de ello es el propio Borges, quien –sin saber de física, según él mismo bromeaba, más que el funcionamiento del barómetro– anticipó en sus ficciones las modernas teorías de la mecánica cuántica. Así, los ensayos aquí reunidos nos proponen un recorrido audaz y personalísimo por este territorio de convergencia: de la teoría de la relatividad a la antimateria, de la serie de Fibonacci a las partículas elementales, de Galileo a Einstein, y por supuesto, de Borges a Borges (tema recurrente a lo largo de estas páginas), Rojo nos explica con simpleza las complejidades del universo y nos revela cuánto hay de poesía en la ciencia y cuánto de ciencia en la poesía.
Una vez más, Alberto Rojo da muestras de su talento para conjugar rigurosidad, claridad y sensibilidad estética, con el propósito de acercar al lector a las sutilezas del arte y de la física moderna, y brindarle una original mirada sobre ambas.


Borges y la matemática, de Guillermo Martínez

Crítica y teoría literaria, Ensayo

El mundo de las matemáticas, en su abstracción y complejidad, suele parecer inaccesible a los no iniciados. El original camino que se propone aquí es acercarnos a ese universo a partir de uno de los grandes fabuladores de todos los tiempos: Jorge Luis Borges. De este modo alcanzamos a comprender, de la mano de referentes literarios, cuestiones matemáticas fascinantes y mucho menos inaccesibles de lo que pudiera creerse. Todo ello de forma didáctica y amena, con el compromiso explícito por parte del autor de hablar para aquellos «que sólo saben contar hasta diez».


Breve historia de la misoginia: antología y crítica, de Anna Caballé

Crónica, Crítica y teoría literaria

¿Es posible hablar de pensamiento misógino en la sociedad actual? ¿Qué huellas ha dejado la misoginia explícita en tantas obras y autores clásicos?Un recorrido peculiar por los juicios y las descalificaciones que ha merecido la mujer, por el mero hecho de serlo, a lo largo de los siglos. De la Baja Edad Media al presente más inmediato; y desde los grandes misóginos medievales —don Juan Manuel, Jaume Roig, Francesc Eiximenis, el Arcipreste de Talavera— hasta la actualidad, pasando por Quevedo, Gracián, Leandro Fernández de Moratín y Cela, entre otros, por primera vez se propone un itinerario ilustrado con citas de las letras hispánicas, algunas de ellas firmadas por mujeres.


Breviario de estética teatral, de Bertolt Brecht

Ensayo, Crítica y teoría literaria

Las cuestiones expuestas en el «Breviario» de Brecht son un camino abierto para los hombres del presente y para los que vendrán. La búsqueda se orienta pues en la unidad de Bertolt Brecht el poeta, el dramaturgo, el técnico, el teórico, el militante y el hombre.


Brevísimas demencias, de Amir Valle Ojeda

Crítica y teoría literaria, Ensayo

¿Existen diferencias conceptuales, temáticas y formales entre los jóvenes narradores del 90 y las promociones precedentes? ¿Son novísimos, postnovísimos, postmodernos? ¿Cómo se insertan en el auge de la más reciente narrativa latinoamericana? Estas y otras interrogantes quedan dilucidadas en el profundo y vasto estudio que nos propone este libro del escritor cubano Amir Valle, con argumentaciones sólidas, atrevidas y provocadoras que atestiguan la presencia del arraigado movimiento de creadores que a fines de los noventa del siglo XX dieron un vuelco total a la narrativa cubana.


Canta Irlanda, de Javier Reverte

Crónica, Viajes, Divulgación, Crítica y teoría literaria

Javier Reverte vuelve a la literatura de viajes en este fascinante recorrido porla salvaje Irlanda. Canta Irlanda es un libro en el que se reúnen y confunden el lirismo y el viaje, los caminos de tierra y los caminos de la poesía. Irlanda es un país crecido sobre la leyenda, sobre el sufrimiento histórico y sobre las cancio nes populares. Y su literatura es tan rica -el país que proporcionalmente da más escritores en el mundo- como su folclore, representado por innumerables baladas que todos los irlandeses conocen. A lo largo de este recorrido por Irlanda, Javier Reverte traza, con su habitual maestría narrativa, con su tierno humor y su mirada cálida, el retrato del ayer y el ahora de este pueblo que no tiene dibujadas ni águilas ni leones en sus escudos y banderas, sino sencillamente una lira gaélica.


Carta abierta a una chica progre, de Francisco Umbral

Ensayo, Crítica y teoría literaria

La muchacha a la que escribe y describe Francisco Umbral en esta novela no es la romántica y blanquecina virgen de camelia en el pecho, sino la real hembra que tiene la regla, senos conscientes de su poder y un piercing en el ombligo; la chica progre de Madrid, de Barcelona, de Sevilla, de Valencia, la recién llegada de la provincia de tedio y plateresco, la muchacha que huye del futuro espantoso de marido funcionario, hijos en el colegio público de la pequeña capital y paseos dominicales por la calle Mayor, antes de tomar un somnífero para soportar la realidad, que no será espiritual por mucho que quieran los poetas; esa realidad que sólo se puede soportar mediante las drogas o la estulticia. La muchacha progre lo sabe y huye. A la chica progre amada por Umbral la amamantaron con prohibiciones y ahora vive en la pura transgresión, sin saber que la transgresión que ha elegido es la que impuso el Imperio por aquellos años sesenta de inocentes revueltas de estudiantes a quienes concedieron incinerar los sostenes, sexo, droga y rocanrol a cambio de no tocar ni el poder político y el económico que son los únicos que merece la pena poseer y que son el mismo. La chica progre de Umbral llevaba en ella el pecado en aquel reino de luz, lirios, vidrieras y salmos. Sería mujer, pues. No había dicho su palabra el cielo, sino el infierno. Condenada para siempre a ser real, de carne y hueso, de sexo y sangre, a ser de alguien. En España, los españoles seguimos siendo unos de otros: los hijos son de los padres, las mujeres son de los hombres, los pobres son de los ricos. Umbral afirma “Yo ya no soy un joven progre porque se me está pasando la juventud y porque he progresado, quizá, todo lo que tenía que progresar, aunque nunca es suficiente, ya sabes. Una lámpara, una mecedora, una máquina de escribir. Los libros y la foto de mi hijo. Eso es todo. No es nada”. Pero no todo es desesperanza, sino alegría de la carne y del momento: "Si pones tu mano derecha en tu hombro izquierdo, has hecho amistad con una estatua. Si tapas tu sexo con una red de dedos, has creado un mito”.


Cartas a Louise Colet, de Gustave Flaubert

Crónica, Memorias, Crítica y teoría literaria, Ciencias sociales

Que nadie pregunte por las cartas de Louise Colet a Gustave Flaubert: la piadosa mano de Caroline Franklin-Grout, preocupada por mantener limpia la memoria de su ilustre tío, destruyó aquellas misivas, harto indecentes a su juicio. Pero es inútil lamentarse al respecto. Las cartas de Louise a su amante difícilmente podrían contener nada muy nuevo, nada que no sepamos o podamos adivinar gracias a las cartas del propio Flaubert entre agosto de 1846 y marzo de 1855. En efecto, éstas no constituyen la mitad de un todo truncado para siempre, la mitad del medallón que encaja en su otra mitad, las réplicas de un diálogo perdido. Son una totalidad, un monólogo completo y redondo —salvo en aspectos nimios que sólo podrían atraer a un mirón—, un retrato personal e íntimo del joven Flaubert y de la poetisa madura. Poco importa que dichos retratos sean exactos o que estén falseados, sobre todo en las primeras cartas, por la pasión amorosa. Tal fuego, en todo caso, no duraría. Los entusiasmos iniciales de los primeros meses, ocasionalmente enfriados por riñas epistolares (sobre todo epistolares, pues las ocasiones de verse eran escasas), cederán pronto ante la serenidad de sentimientos más tibios, y darán paso, antes de la ruptura final, a lo que da todo su valor a estas cartas para el lector no exclusivamente interesado por la vida sexual de los famosos: las reflexiones de Flaubert sobre la vida y sobre el pasado; consejos (desaprovechados) sobre lecturas, y sobre el arte de escribir; varias fobias, y ardientes filias; juicios apasionados sobre la amistad y el arte, sobre la sociedad y sobre la creación literaria; larguísimas, detalladas anotaciones y correcciones de textos de Louise, que revelan la paciencia y el gusto artístico de Flaubert y, en definitiva, la lealtad a su amiga. Ni siquiera las correcciones de Gustave lograron que los versos de «la Musa» sean legibles hoy. La poetisa profesional ha muerto para la historia literaria, pero la amante de Flaubert vive en las cartas, lo que no deja de ser un consuelo, y algo que debemos agradecerle


Cartas de un joven escritor a Don Quijote de La Mancha, de Eduardo Martínez Rico

Ensayo, Crítica y teoría literaria, Viajes

Es verano. Un joven estudiante de Filología ha aprobado todas las asignaturas y tiene todas las vacaciones por delante. Hasta entonces ha escrito muchos cuentos, pero nunca nada extenso, y quiere escribir su primer libro. Decide contarle su verano, en forma de cartas, nada menos que a don Quijote de la Mancha, su querido personaje, su querido amigo. De ese modo, su vida se entremezcla con la literatura, pues ya es un joven bastante culto y la existencia de don Quijote y Cervantes se funden con sus propios días. Cartas de un joven escritor a Don Quijote de la Mancha también es un libro viajero, pues el protagonista se mueve por Madrid, Nueva York, la Costa Brava y Galicia; así como por otros lugares, reales y ficticios. El libro se completa con una carta a Cervantes, en la misma línea que las anteriores, pero también estudio de la obra de nuestro gran escritor. Estas Cartas constituyen el primer libro que escribió Eduardo Martínez Rico, homenaje a don Quijote y a Cervantes, amigos suyos y compañeros de vida desde su más temprana infancia.