Un nuevo caso de John Puller, el protagonista de Día Cero. En el Paraíso nada es lo que parece. John Puller es el mejor. Veterano de guerra y agente especial, es el hombre en quien el ejército de Estados Unidos confía para investigar los delitos más complicados a los que se enfrenta la nación. Ahora debe resolver un nuevo caso, pero esta vez el delito lo afecta personalmente: su tía ha sido hallada muerta en Paradise, una ciudad muy bonita situada en la costa del golfo de Florida, que prospera gracias a los turistas ricos, atraídos por sus estupendas playas y su clima maravilloso. La policía del lugar ha decidido que la muerte de su tía se debió a un desgraciado accidente. Pero justo antes de morir le envió una carta al padre de Puller donde le decía que, bajo su bello y lustroso exterior, Paradise no era lo que parecía. Lo que Puller descubre lo convence de que la muerte de su tía no fue un accidente…
John Rain, el asesino a sueldo, el hombre que mata a cambio de dinero pero mantiene unas rígidas normas que le impiden aceptar según que encargos, se ha retirado a Osaka para esperar a que amaine el temporal que se desencadenó tras la realización de sus ultimos encargos. Sin embargo, una llamada le avisa de que en Tokio le espera su nueva victima, un mafioso contrario a los intereses de los amigos de Rain. Como siempre, el trabajito deberá parecer un accidente.
El FBI y la policía de Seattle unen esfuerzos contra una red internacional de pornografía infantil. Cuando su investigación se acerca a ciertas personas poderosas, Livia Lone, la inspectora especializada en delitos sexuales, se convierte en el blanco de un ataque que casi acaba con su vida y para el que alguien había contratado los servicios de John Rain, antiguo miembro de la CIA y ahora asesino a sueldo. La inspectora decide entonces enfrentarse al caso por otra vía y a través de Dox, antiguo francotirador de la Marina, crea un equipo a medida. Lo integran el propio John Rain; Delilah, agente del Mossad; Ben Treven y Daniel Larison, soldados de los cuerpos especiales; y su exjefe, el famoso coronel Scot Horton. El grupo irá descubriendo una vil conspiración entre agencias gubernamentales corruptas y tóxicas que los conducirá hasta las altas esferas del Estado. Las lealtades poco nítidas, los objetivos en conflicto y algunas relaciones confusas complican la cohesión del conjunto. Y, sin embargo, para un duelo tan desigual como este, un colectivo de asesinos quizá sea la única opción de éxito.
La fiscal adjunta Alondra Díaz odia a los traficantes. Y está decidida a encárcelar para siempre a uno de los financieros más poderosos de Estados Unidos, Andrew Schrader, por sus crímenes contra los niños. Pero Schrader tiene vídeos que implican a algunos de los miembros más poderosos del estado de seguridad nacional de Estados Unidos. Para eliminar a Díaz, los poderes fácticos traen a un contratista: Marvin Manus, un asesino implacable cuyas habilidades se han forjado en la inteligencia, el ejército y las prisiones más duras. Entra en escena el ex francotirador de los marines Dox y el veterano de operaciones encubiertas Daniel Larison con un encargo inusual: no matar a Díaz, sino mantenerla con vida. Muchos jugadores están decididos a adquirir los vídeos y el poder de chantaje que representan. Pero con la detective de delitos sexuales de Seattle Livia Lone, el asesino por 'causas naturales' John Rain y la especialista en trampas del Mossad Delilah, los buenos podrían tener una oportunidad. No van a jugar con las reglas de los demás. No van a jugar con ninguna regla en absoluto. Quieren un tipo diferente de lucha. El tipo de caos.
«A mi lado oscuro lo llamo Mr. Monster. Pienso en muchas cosas terribles y me es más fácil asumir esa faceta de mí si finjo que se trata de otra persona: no es John quien quiere cortar a su madre en pedacitos, ése es Mr. Monster. ¿Entiendes a qué me refiero?».Una nueva amenaza acecha Clayton: algo o alguien está atacando otra vez a sus ciudadanos. Sólo John sabe que no puede ser el asesino del pasado, porque él mismo acabó con él. Y además el nuevo monstruo sabe cosas…
Jonathan Argyll, licenciado en historia del arte, se encuentra en Roma preparando su tesis doctoral. Sus investigaciones lo conducen a un hallazgo sorprendente: Mantini, un pintor menor del siglo XVIII, cubrió con una de sus pinturas un retrato de Rafael para exportarlo ilícitamente a Inglaterra. Con la ayuda de la inspectora Flavia di Stefano, Argyll sigue el rastro del Rafael encubierto, adentrándose en un peligroso mundo de especuladores y asesinos.
El brutal asesinato en Venecia de un miembro del famoso comité Tiziano conmociona el mundo artístico. El general Bottando, jefe de la brigada romana dedicada a la investigación del robo de obras de arte, envía a su fiel ayudante Flavia di Stefano para esclarecer los hechos. Ante la escasa colaboración de la policía local, Flavia recurre a su amigo Jonathan Argyll, historiador del arte. Juntos desvelarán un turbio trasfondo de rivalidades profesionales y ambiciones desenfrenadas donde la verdad y la propia vida no valen nada.
Jonathan Argyll, historiador del arte inglés y agente de una prestigiosa galería de Londres, se encuentra en Los Angeles para vender una obra menor de Tiziano al museo de un millonario estadounidense. Sin embargo, mientras unos días bajo el sol de California a la espera del contrato, la situación se complica. El rico propietario del museo es brutalmente asesinado, un valioso busto de Bernini adquirido por el museo desaparece misteriosamente y se pierde la pista de un excéntrico comerciante de arte español que presuntamente ha vendido ilegalmente la obra de arte. Y Argyll, una vez más, necesita la ayuda de sus dos amigos italianos, los jóvenes y perspicaces Flavia Di Stefano y el general Bottando, del cuerpo policíaco que cuida el patrimonio artístico. Ayuda mucho más necesaria desde el momento en que el asesino parece fijarse en el propio Argyll…
La transacción de un mediocre cuadro del siglo XVIII deja un rastro de asesinatos. Jonathan Argyll, el marchante responsable de la operación, no se explica cómo una obra de esas características puede haber supuesto la muerte de dos de sus clientes, uno de ellos con evidentes indicios de tortura. Pero el enigmático lienzo tiene una tenebrosa historia que se remonta a la Segunda Guerra Mundial, y Argyll, con la ayuda de la inspectora italiana Flavia di Stefano, deberá desvelar el secreto si quiere conservar la vida.
El teniente Stride está viviendo un desagradable episodio de déjà vu. Por segunda vez en un año, una adolescente ha desaparecido de las calles de Duluth, Minnesota, sin dejar rastro. Primero fue la dulce Kerry McGrath y ahora se trata de Rachel Deese, una chica problemática y seductora. Un laberinto de pistas falsas, demasiados implicados, medios sensacionalistas en busca de la noticia… La realidad es más perversa de lo que parece, y conducirá a Stride desde la gélida tranquilidad de los bosques del norte hasta el erótico dinamismo de Las Vegas. Poco a poco, los secretos que consigue desentrañar mostrarán una maraña de mentiras, muertes y deseos ilícitos, una maraña escalofriantemente inmoral.
Dinero, vicio, glamour. Y detrás de esto, la cara sórdida de Las Vegas, una ciudad de neón en mitad del desierto.
Cuando la pareja de detectives formada por Jonathan Stride y Serena Dial se enfrenta a su segundo caso, nada hace pensar que deberán adentrarse en el apasionante pero peligroso pasado de Las Vegas. Un conocido millonario es asesinado mientras está con una prostituta; un niño muere en un atropello intencionado… Crímenes que podrían quedar sin resolver en una ciudad en que los ricos y los poderosos gozan de inmunidad ante la ley. Pero la determinación de los detectives es no dejar impune ningún delito. Todas las pistas convergen en la muerte de una stripper en los años sesenta: la época en que empezaron a gestarse los secretos y las redes de influencia que tantos años después están costando vidas…
Jonathan Stride nunca ha deseado tanto ocuparse de una investigación como en el caso del asesinato del marido de Maggie, su más apreciada y estrecha colaboradora en el cuerpo de policía. Stride no alberga duda alguna sobre la inocencia de Maggie, pero precisamente por el vínculo que les une, no tiene más remedio que inhibirse y asignar la investigación a un compañero curtido en mil batallas que, al contrario que él, casi ha condenado a su compañera de antemano. Simultáneamente, su novia Serena acepta el encargo de uno de los peces gordos de la ciudad para actuar como intermediaria en un turbio asunto de chantaje que, si se hiciera público, podría hundir la carrera de su cliente.
Nadando entre dos aguas y presa de una inquietud creciente al no poder ayudar a las dos mujeres más importantes en su vida, Stride comienza a atar cabos hasta darse cuenta que un extraño vínculo parece unir ambos casos… Como las pruebas se encargarán de mostrar, no sólo se enfrenta a un homicidio y una extorsión, sino a un frío y calculador asesino que no dudará en matar del modo más pavoroso con tal de satisfacer sus depravados instintos.
Fue hace veinte años, un Cuatro de Julio, en Duluth, Minnesota. La misma noche en que los jóvenes Jonny Stride y Cindy Starr sellaban por vez primera su amor a orillas del lago Superior, Laura, la hermana mayor de Cindy, moría brutalmente apaleada con un bate de béisbol a pocos metros de donde se hallaba la pareja. Dos décadas después de aquel crimen, la vida de Jonathan Stride, ahora teniente del cuerpo de policía de Duluth, ha cambiado mucho. Cindy murió víctima de un cáncer, sumiendo a Stride en un pozo de tristeza y desamparo del que sólo supo salir gracias a la detective Serena Dial. A lo largo de todos estos años Stride parece haber escondido en su memoria el salvaje asesinato de Laura, y también las dudas e incertidumbres que rodearon la investigación policial. Sin embargo, la periodista Tish Verdure, una antigua amiga de Laura, ha vuelto a la ciudad dispuesta a esclarecer qué es lo que ocurrió en realidad durante aquella noche de amor y sangre. La aparición de Tish, con pruebas que ponen en duda la versión oficial de los hechos, aunque también con nuevos secretos que se obstina en ocultar, despertará en Stride el remoto recuerdo de un pasado —poblado de viejos fantasmas, hondos dolores y heridas sin cicatrizar— que creía ya enterrado, pero que ha regresado para golpearle si cabe con más fuerza.
Horrorizada por la sospecha de que su marido —cuyo extraño comportamiento la turba desde hace unos meses— pueda ser el psicópata que ha acabado con la vida de tres mujeres en Duluth, Alison Malville decide hablar con el teniente de policía de Minnesota Jonathan Stride…
El detective Jonathan Stride regresa con La huella del mal, una novela corta —ambientada justo antes de Sin memoria— que sus fans no pueden perderse.
Jonathan Stride llega, casi por casualidad, al pueblo donde reposan los restos de su madre. Mientras está ante su tumba, descubre un sepulcro saqueado en el que alguien ha escrito una sola palabra: «Diablo». Stride tenía pensado seguir su camino en pocas horas, pero un suicidio inesperado, una viuda dispuesta a cualquier cosa y un misterio por resolver son todo lo que necesita el policía para quedarse una temporada en un lugar cada vez más amenazador.
Para la agente Kasey Kennedy, la pesadilla comienza la noche en que se pierde en plena tormenta. En aquellos caminos de tierra embarrados en las inmediaciones de Duluth, el destino la lleva a enfrentarse con el secuestrador que en los últimos meses ha sembrado el terror en la zona. Pero nada puede hacer para evitar que el criminal huya mientras su nueva víctima muere desangrada ante sus ojos. Cerca de allí, Callie, la hija de once meses del cirujano Marcus Glenn, desaparece inexplicablemente en mitad de la noche. Si bien las evidencias apuntan a un secuestro, todas las sospechas recaen sobre el padre, un hombre altivo e infiel que nunca quiso tener hijos.
Por su parte, en un momento crucial de sus vidas en que el desengaño y la desolación parecen haberse asentado definitivamente en su relación, el teniente Jonathan Stride y su compañera Serena Dial deben afrontar una compleja investigación policial cruzada que no tardará en encontrar conexiones entre ambos casos. Una red de mentiras, cómplices y falsos culpables donde nadie está a salvo… y nada es lo que parece.
Antes de morir, su madre le dijo a la pequeña Cat que solo se fiara de una persona en el mundo: el detective Jonathan Stride. Años después, Cat es una adolescente de apariencia angelical, pero que carga con una historia de violencia, prostitución y drogas.
Ahora Cat huye por su vida: en su pasado se esconde la clave de una verdad que alguien trata de mantener oculta al precio que sea. Stride se siente en deuda con la chica, ya que fue incapaz de proteger a su madre. La acoge en casa, a pesar de las dudas y del peligro. ¿Dice la verdad Cat? ¿Puedes confiar en una joven inestable que vive aferrada a un cuchillo y ha pasado lo inimaginable? La apuesta de Stride, como siempre, es a vida o muerte.
El recuerdo de Cindy, su primer amor, nunca ha dejado de estar presente en el corazón del detective Jonathan Stride. Para Serena, su compañera actual, no ha sido fácil competir con la sombra de aquel primer amor trágicamente terminado. Pero ahora el recuerdo se ha convertido en presente, cuando Serena es testigo de un brutal asesinato que, al investigar, hunde sus raíces en los sucesos del último año de vida de Cindy.
Una bomba estalla en pleno maratón en la ciudad de Duluth. El detective Jonahtan Stride se suma a la frenética búsqueda del autor. Alguien asegura haber visto a un joven musulmán con una mochila, y pronto se desata la caza al hombre. Pero las cosas son más complejas de lo que parecen…
Jordi Viassolo consigue un trabajo de becario –temporal y mal pagado– en una agencia de detectives de Barcelona. La misión que le encargan es simple: mantener el despacho abierto durante el verano sin meterse en líos. Todo cambia cuando aparece un cliente desesperado asegurando que su mujer ha desaparecido. Se trata de una investigación aparentemente sencilla, perfecta para que el tímido e inexperto Viassolo comience a foguearse en la calle. Sin embargo, el caso se complica y el aprendiz de detective deberá alejarse de la burbuja en la que ha vivido como estudiante y empezar a poner en prácticalo que hasta ahora solo conocía de oídas.Eduard Palomares recoge el legado del género negro barcelonés para darle una sacudida y adaptarlo a la realidad del siglo XXI: contratos basura, alquileres por las nubes, turismo masivo… El autor convierte así el crimen en una excusa para retratar con lenguaje fresco y directo una Barcelona que evoluciona a un ritmo vertiginoso, la mayor parte de las veces a pesar de sus vecinos. Una novela que es negra, pero también luminosa.