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Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 47. El trágico oeste, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

A David Dahl le gustaba Katherine Hurst, aunque en realidad nunca se había detenido a considerar cuál era exactamente el encanto de la muchacha. Algunas veces, antes de asediarla de amores, la había encontrado vulgar. No era fea, eso no, pero tampoco una belleza como Lucy, su antigua novia… Reunía detalles muy destacables, algunas cosas aisladas que atraían; pero, en conjunto, no se explicaba qué era lo más sugestivo de su persona.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 55. La cordillera del diablo, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

El gran pecado que Ray Simmons había cometido en su vida para verse acosado brutalmente en su persona y sus intereses, era el de no ser mormón y haber pretendido afincar en la tierra de los mormones, donde los gentiles como él ni eran bien vistos ni se les daba facilidades para su vida. 
Ray, desdeñando cuanto había oído respecto a la hostilidad de aquellos sectarios y confiando en que, por estar situado casi en la raya de Arizona, allí apenas llegaría la influencia de los danitas adquirió un día por un precio muy razonable un rebaño de quinientas ovejas que le ofreció un californiano establecido en las faldas de la sierra de Beaver Dam, próxima al río Santa Clara y no lejos del poblado de este nombre.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 68. Rastro sangriento, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Cuando un hombre se ha pasado diez años de los veinticinco que tiene, encerrado en una penitenciaría y Heva sobre su ánimo la imborrable impresión de un padre ahorcado y una infancia turbulenta y una acusación infamante, es poco probable que se emocione ante una sonrisa de mujer o que llegue a temblar ante la perspectiva de convertirse en una especie de chacal acosado, con su nombre expuesto en todas las esquinas con unas respetables cifras debajo.
Porque Ames, el hombre que acababa de salir de la penitenciaría, sintió cómo su fatal destino le empujaba a seguir el RASTRO SANGRIENTO dejado por sus propios pasos, rastro que él haría reverberar de nuevo, en sus locas ansias de extirpar hasta el último de sus enemigos. 
Pero si no fué capaz de temblar ante semejante perspectiva, sí se emocionó ante la tentadora sonrisa de una mujer, la única de este mundo con quien jamás tenía Ames que haberse tropezado, porque era la propia hija del causante de su ruina...
He aquí una de las novelas del Oeste ante cuyo apasionante argumento no podrá el lector sustraerse, porque su intensa emoción llega a dominar los sentidos, obligando a devorar sin descanso, desde la primera a la última página de RASTRO SANGRIENTO, la historia más audaz y sobrecogedora de cuantas entretejen la historia del lejano Oeste.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 70. Jinetes del crepúsculo, de Donald Curtis

Aventuras, Novela

Incluye aventura gráfica Hombres de acero.
Abilene era una ciudad tan celosa de su responsabilidad, que para evitar los riesgos de un linchamiento, muy fáciles a causa del exaltado temperamento de sus habitantes poco dados a esperar pacientemente la ejecución de las sentencias, que allí no se encarcelaba a nadie después de dictada una sentencia por el honorable John Franklin Smith. Inmediatamente se procedía a colgar a quien hubiese sido condenado a tal fin, con lo que ahorraban dinero al Estado, horas penosas al reo y posibles revisiones a la Justicia.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 72. Jugándose la vida, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

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Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 73. Venganza India, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

La fiebre del oro y las promesas de unos desalmados que trataban de apoderarse del fruto del trabajo ajeno, provocaron un temible caos en Edgmont, pequeño pueblo lindante con el territorio indio.
Prescindiendo del trotado que "Nube Rojo" había firmado con las fuerzas militares norteamericanas, se preparaba la invasión de los dominios indios. Para evitar la terrible VENGANZA INDIA, tres esforzados defensores de la Ley, tuvieron que exponer en múltiples ocasiones su vida ante la tenacidad de los que, ciegos al peligro, se dejaban conducir por la ambición.
Familias enteras iban a perecer en el loco intento, atraídas por el espejuelo de una fácil fortuna que, de existir, no les pertenecía, puesto que el Gobierno había reconocido como legítimos propietarios de los terrenos donde se rumoreaba existía oro, a los indios establecidos en aquel lugar desde mucho tiempo atrás. Pero, ¿podían comprende tales razones quienes habían puesto la confianza de un futuro feliz en aquella ilícita invasión?
VENGANZA INDIA. Un apasionante relato en el que se mezclan por igual las situaciones tensas y una emoción sin límites, es el número que hoy présenla la trepidante COLECCION BISONTE-EXTRA, ofreciendo con ello, al lector una de las mejores obras del gran M. L. Estefanía.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 176. Cosecha de rencores, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Entre la espesa vegetación que cubría la ladera del monte, ya en la entrada del bosque, Gene Forenan con el rifle al hombro, su chaqueta de cuero bien ajustada y el gorro de castor encasquetado en su cabeza, oteaba la senda que discurría por debajo, formando curvas violentas y rectas escabrosas, que se ceñían a los accidentes del terreno como si este pretendiese cerrarse sobre ella y cortar toda comunicación con el interior.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 199. Con la muerte de cara, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Eran las tres de la tarde de un día bochornoso de pleno verano. El sol, como un inmenso volcán en ebullición, arrojaba su lumbrarada sobre las polvorientas calles del pequeño poblado de Cerro Colorado, al Sur de Arizona, casi en la divisoria de México. 
El poblado pequeño, de casa bajas de adobe muy blancas, sobre cuyas fachadas el sol reverberaba fieramente aumentando la sensación de bochorno, se extendía sobre la planicie a no mucha distancia del Baboquivari Peak, un monte cónico, adusto, que se erguía en la gran llanura como un gigante solitario que sestease perezosamente a la abrasadora caricia del astro rey.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 231. Nadie a mi espalda, de Cliff Bradley

Aventuras, Novela

Polvo, calor y viento… Cactos, yucas, mezquites… Buitres, lagartos, culebras… Cincuenta millas de pelado y maldito desierto… Y al otro lado, proscrito. Eso era lo que me aguardaba. Detuve a mi caballo al escueto amparo de la sombra de un saguaro gigante y me eché más el sombrero sobre los ojos quemados por la reverberación. Me mondé la garganta y extraje de allí un puñado de polvo rojizo mezclado con algo de saliva, escupiéndolo encima de una pequeña araña de color de barro que trataba de merendarse a una mosca azul. La araña quedó medio inundada y me sentí contento…


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 240. De poder a poder, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Todas las tardes en el «Hotel Helena» de Wallace, en el Estado de Idaho, y en el salón reservado del bar que el dueño había instalado en los bajos del hotel para que sirviese de punto de reunión y tertulia a los más destacados elementos del poblado, solían reunirse, el ranchero de ovejas, Truett Burke, y algunos otros elementos pudientes del contorno, como eran, un par de granjeros, un terrateniente que se dedicaba a prestar dinero con usura, el dueño de la farmacia, el dueño de un aserradero bastante importante instalado en las afueras del pueblo y algún otro vecino de destacada personalidad.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 268. La libertad tiene un precio, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Judah Smiley detuvo su polvoriento y cansado caballo junto a la linfa de un arroyo que se deslizaba plácidamente a través de la pradera, y se apeó. Tenía una sed de infierno, una sed que no se saciaba nunca, quizá porque lo que su torturado pecho ansiaba era algo más que agua, por pura y fresca que ésta estuviese. 
También el caballo se sentía sediento e irrespetuosamente, se adelantó junto con su dueño y ambos hundieron sus fauces en el cristalino líquido, bebiendo con fruición, incansablemente, como si necesitasen hacer provisión para muchos días de penuria.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 276. Cazados en su trampa, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

Dean Bloom llego con expresión satisfecha hasta el escondido campamento donde le aguardaban sus compañeros de armas. “Testarudo”, su magnífico caballo negro, llegaba cubierto de sudor, pero parecía tan satisfecho como su propio amo de verse entre los otros equinos, junto a los que había hecho la última parte de la campaña, terminada ya. Relinchó el caballo y le correspondieron sus compañeros. Por su parte, Dean, sin decir palabra, arrojó un fardo de ropa en dirección a Ross McDonald, el cual vestía uniforme del ejército del Sur, y lucía las insignias de teniente.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 297. El que avisa no es traidor, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

El agente federal, Theodore Barton viajaba en un tren mixto de Pasajeros y carga con destino a Weiser. Había salido por la mañana de Boise y esperaba llegar poco después de media tarde al poblado fronterizo. 
Sentado en su asiento, con la negra pipa aprisionada entre sus recios dientes, fumaba casi con furor, lanzando grandes bocanadas de humo que quedaban flotando en el interior del vagón, sin respeto a los pocos viajeros que con él ocupaban el departamento. 
En realidad, Barton se había cuidado de comprobar que no viajaba mujer alguna y esto bastaba. A ningún hombre debía molestarle el humo de los demás, como a él no le molestaba tampoco.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 336. El caballo perdido, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Red Desmond abandonó el vestíbulo del hotel River, en el poblado de Malind, situado en una planicie del Oeste de Nebraska, equidistante entre la línea férrea del Unión Pacific que se deslizaba siguiendo la impetuosa corriente del North River y el ferrocarril C. B. & Q. que descendía en diagonal por la parte alta desde la divisoria de Dakota del Sur, para llegar a Hasting, uno de los poblados más importantes del Estado. Malind no era un pueblo importante, pues su situación geográfica le apartaba del ferrocarril algunas millas; mas, a pesar de esto, contaba con un censo de población bastante nutrido, ya que se comerciaba mucho con cereales, aparte de que existían un par de ranchos importantes: el de Jack Desmond, padre de Red y otro más pequeño, situado en un lugar áspero, entre riscos, que hacían molesto no sólo su localización, sino el camino para llegar a él.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 351. Enfrentados a muerte, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

Dean Reid salió de lo que constituía en sí Fort Sill para pasar a las edificaciones que formaban las factorías en donde los traficantes de pieles y otros artículos, comerciaban con indios y cazadores. Divisó un grupo constituido por una joven india de buena estatura y admirables proporciones, cuyo rostro era bellísimo, un piel roja anciano hasta el punto de que temblaba como un azogado, y un yanqui de aspecto nada agradable que estaba echando un vistazo a uno de los fardos de pieles que le había llevado la india. Dean se dispuso a pasar de largo; se detuvo sin embargo al oír que el traficante preguntaba en tono despectivo: —¿De dónde has robado estas pieles?


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 376. Dos inspectores de la Wells & Fargo, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Cuando la osada y poderosa firma Wells Fargo se lanzó a la peligrosa, aunque reproductiva, empresa de poner en comunicación, por medio de pesadas diligencias, los pueblos y las rutas más importantes del Oeste dada la dificultad de medios de transporte existentes hasta entonces, no lo hizo a ciegas ni alegremente. Hombres experimentados, duchos en los negocios y conocedores del ambiente que iba a rodear su empresa, pesaron los pros y los contras de su idea y, a pesar de que descontaban una parte de beneficios, que se esfumarían con los avatares del desarrollo de su idea, estaban seguros de que no harían un mal negocio, aun perdiendo aquella parte de las ganancias. El más serio problema que se les presentaba era el material humano. No todos servían para efectuar aquel peligroso trabajo y, aun algunos que servían, no se mostraron dispuestos a tomar parte en la aventura por los innumerables peligros a correr.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 388. Descanse en paz, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

No siempre han sido los americanos los que, a través de sus libros o sus relatos, han recogido con más conocimiento de causa que los extraños, la vida o hazañas de determinados elementos que en vida fueron tipos famosos por sus hechos, más o menos extraordinarios. También, a veces, observadores no indígenas, curiosos y buceadores, encontraron datos y temas para sacar a la luz historias que parecían condenadas al olvido, aunque se refiriesen a nombres exóticos que enriquecieron el folklore dramático de los más destacados pistoleros del Oeste en su época floreciente, cuando aún la justicia no había conseguido imponer la fuerza del Código en muchos estados americanos.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 416. Una estrella y un revólver, de Cliff Bradley

Aventuras, Novela

El viento levantaba remolinos de polvo amarillo en la calle principal de Tascosa aquella mañana marcera. Era un viento helado que venía de las altas tierras del Panhandle con la fuerza suficiente para alzar aquellos malditos remolinos y provocar congestiones pulmonares. Por lo mismo no abundaban las gentes en las aceras. El jinete parecía proceder del Sur y montaba un ruano fuerte, de grande y fea cabeza. El hombre parecía de anchas espaldas y bastante joven, aun cuando una cerrada barba ahora del color del polvo y de por lo menos una semana envejecía sus descarnadas facciones. Llevaba alto el pañuelo del cuello para protegerse algo la boca y el sombrero echado encima de los ojos, cosas ambas que contribuían a no dejar muy a la vista su cara. Sin embargo había algo que impedía toda posible suspicacia. Una estrella de sheriff bien visible sobre el chaleco.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 445. Cerco de tierra, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

La cuesta se fue suavizando, las paredes en que estaba encerrado el tren, iban descendiendo y finalmente el convoy volvió a verse situado dentro de ilimitados horizontes, en lo alto de una meseta. Billy se encontraba solo en su departamento. La escasez de viajeros lo permitía así. El joven no se sentía con ganas de charlar con nadie, adivinando que detrás del escueto telegrama había toda una historia que no era normal.


Bolsilibros - Bisonte Extra Ilustrado 472. Sin testigos, de A. Rolcest

Novela, Aventuras

El jinete que vestía con elegancia y calzaba brillantes botas de tubo, puso el alazán al paso apenas dejar el camino general y emprender un sendero que conducía a una tupida arboleda. Allí estaban esperándole. Era un individuo que vestía ropa de vaquero, muy sucia. Estaba empapado de sudor y cuando llegó el elegante soltó una exclamación de alegría: —¡Temí llegar tarde, Rand! Por poco reviento el caballo. La montura del que había hablado estaba sujeta a unas matas, con el pelaje cubierto de espuma.