Corre el año 1935. Irene Gal, de diecinueve años, acaba de terminar sus estudios de Magisterio y recibe el curso preparatorio antes de tomar el destino como maestra. Ahí conoce al profesor Máximo Sáenz, con quien mantiene una impetuosa relación amorosa. La destinan a una aldea asturiana y empieza su difícil tarea como maestra. Su ideología republicana, su enseñanza innovadora, sus ideales de renovación y libertad chocan con las ideas conservadoras de los paisanos, con la mezquina y roma vida rural. Su carácter inconformista, rebelde, su entusiasmo y su entrega son calificados de heterodoxos. Estalla la guerra civil y Max es encarcelado por su ideología socialista. Ayuda como enfermera en el hospital y allí se entera de que Max ha sido condenado a muerte.Aunque la anécdota amorosa invade todo el relato y limita la trascendencia de los conflictos sociales y políticos que la novela relata, Diario de una maestra es una novela social en el más estricto sentido del término, en la que sin tapujos ni medias tintas, la autora adopta una postura política e ideológica y con actitud crítica y de denuncia relata la situación política y social, que un amplio sector de la población padece en la España de pre y posguerra.
H. E. Bates nació en 1905. A los veintiún años publicó su primer libro, «Las dos hermanas». En la actualidad disfruta de una extensa fama como novelista y ensayista. Ha escrito varios libros de narraciones cortas —algunas bajo el seudónimo «Flying Officer X», pues durante la guerra mundial fue comisionado por la R. A. F.— y en sus relatos aparecen a menudo la India y Birmania. Sus éxitos en Gran Bretaña y América han impulsado la traducción de sus obras a dieciséis idiomas. «Delicia de mayo» es una novela muy original, sugestiva crónica de la familia Larkin, cuya pasión consiste en comer, beber, amar, evitar los impuestos y ser fiel a su singular código moral; es decir, enfrentarse con la vida con el máximo ímpetu y sin pensar en el futuro. Son personajes mordaces y espontáneos, y su disparatado sentido de la vida —que se burla de las reglas y restricciones sociales— inunda la novela con un delicioso hálito de primavera.
Nino Quevedo nació en Madrid, en 1929. Se licenció en Derecho, alternando sus estudios con sus primeros trabajos literarios. Ha obtenido el Premio «Sésamo» de cuentos y ha quedado finalista en varios importantes concursos de novelas. Las noches sin estrellas es la primera novela que se publica de Nino Quevedo. Se trata de una novela de acción en la que el autor nos presenta una trágica historia de amor entre un hombre fuera de la ley y una muchacha de un pueblo de la frontera. Los supuestos sociológicos que originan la dramática situación vivida por los protagonistas están sobriamente apuntados por el novelista, que ha conseguido con Las noches sin estrellas una novela de extraordinario valor en una admirable fusión de sencillez y fuerza. «Las noches sin estrellas» quedó en tercer lugar en el Premio «Eugenio Nadal» 1960.
A partir de un hecho cotidiano —unos obreros cavando una zanja—, Grosso va trazando una espiral que parte de los propios trabajadores de la zanja y, evitando cualquier pintoresquismo costumbrista, nos ofrece un vívido retrato de la Andalucía de mediados del siglo XX. El contrapunto lo pone el personal civil y militar de una base militar americana próxima.Considerada como uno de los paradigmas de la novela social española junto a las primeras obras de los hermanos Goytisolo y de Carmen Martín Gaite, en La zanja, Grosso se sirve de una estructura cinematográfica, y sus descripciones parecen ser el resultado de una cámara manejada hábilmente y enfocada hacia la realidad circundante. La separación de las secuencias que forman el relato se hace por diversos medios: espacios en blanco, líneas de puntos, asteriscos, etc. Además, el uso de la tipografía (normal o cursiva) sirve para diferenciar o resaltar determinadas secuencias o marcar el tiempo en la novela.Cargada de denuncia, y crítica con la realidad española del momento, tanto por su temática, como por sus recursos estilísticos, la obra mantiene semejanzas con otras novelas de la época como La Colmena (1951) de Cela, o El Jarama (1956) de Sánchez Ferlosio.
El ser humano, aun sumido en el anonimato de la masa, tiene una noción muy precisa de su propia e íntima importancia. Todos nos sentimos importantes. Este hecho fundamental constituye la base de esta novela en la que el autor describe la vida del suburbio ciudadano a través de sus «importantes», anecdotario vivo de la realidad cotidiana enervada por la concesión de un premio literario a uno de sus más destacados miembros, situando al lector frente a una serie de tipos humanos y circunstancias ambientales de innegable densidad dramática con la habilidad y gracejo suficientes para que aflore una sonrisa a sus labios.
Manfred Gregor nació en Tailfingen en 1929, trasladándose a la Alta Baviera, donde en 1945, en el último mes de la guerra y contando dieciséis años, fue incorporado a la lucha. Luego trabajó para costearse los estudios, y desde 1954 dirige la sección extranjera de un periódico. El puente es su primera y afortunadísima novela, pues ha sido traducida ya a todos los idiomas y llevada al cine. En su nueva novela, El juicio , Gregor ha abordado nuevamente un tema de gran interés humano. En una pequeña ciudad alemana, soldados americanos de ocupación han abusado de una muchacha y derribado a golpes a su amigo, cuando acudía en su auxilio. Esa misma noche son identificados y detenidos los cuatro asaltantes. El general ordena una inmediata y rigurosa investigación, y está resuelto a aplicar todo el peso de la Ley. Pero el abogado, en su lucha por la vida de sus defendidos, acosa a la muchacha —a pesar suyo— hasta hacerla perder el conocimiento a fuerza de preguntas hábiles, despiadadas y reveladoras… El juicio es un testimonio inexorable de nuestro tiempo y una acusación contra la crueldad de un mundo desquiciado.
En La tentación de vivir , Manuel Arce presenta a un hombre sometido a la doble presión del pasado y el presente, y a una mujer que desempeña un papel decisivo en el desenlace del problema. Una novela apasionante, escrita con un total dominio del arte de narrar.
«La odisea del Ulysses» es la increíble pero verídica historia del buque de este nombre, cuya tripulación se había amotinado, y al cual el Almirantazgo encargó que dirigiera la protección de un gigantesco convoy que iba de Halifax, Canadá, hasta el puerto ruso de Murmansk, en el Ártico. Tal misión suponía prácticamente una sentencia de muerte. Mac Lean, testigo excepcional, describe en su libro unos sucesos de impresionante dramatismo. No sólo las incidencias propiamente bélicas, sino la intolerable dureza de las circunstancias en que se realizó la expedición, entre las cuales destaca la temperatura de 40 grados bajo cero. Los protagonistas de este infernal viaje son presentados con un relieve de humanidad apasionante, y entre tanta crueldad destaca la figura del oficial de navegación, que lleva una «J» dibujada en su pecho. Esta inicial de un nombre femenino recuerda, en el cuadro de horror del Ulysses, la existencia de un amor elegante y compartido. No debe sorprender que «La odisea del Ulysses», que es al mismo tiempo una acusación y un homenaje, haya obtenido un éxito de resonancia mundial.
Gilbert Cesbron realiza una notable carrera literaria. Ha obtenido entre otros premios el Prix des Lecteurs y el Sainte-Beuve. Ha publicado numerosos libros, pero su nombre ha dado la vuelta al mundo gracias a Los santos van al infierno , un libro realmente excepcional sobre el tema de la labor de los sacerdotes-obreros en París, que produce en el lector un impacto profundo. En Perros perdidos sin collar aborda Cesbron el estremecedor problema de la infancia desvalida. En Verás el cielo abierto , la inocencia y la malicia humanas se contrapuntan, cuando se anuncia la aparición de la Virgen en una presa… Era demasiado tarde es la novela de la eutanasia. ¡Soltad a Barrabás! es una valiente protesta en defensa de los inocentes injustamente condenados.
La sombra del pasado es la última novela de Cesbron. Su autor, desde la cumbre de su maestría literaria, nos ofrece un relato lleno de interés humano, donde vemos cómo las relaciones entre los hombres pueden ser alteradas por las piruetas de la historia.
Hans Hellmut Kirst se ha hecho famoso con su trilogía «Cero-ocho-quince», formada por los títulos La original rebelión del cabo Asch, Aventuras bélicas del sargento Asch y La última rebelión del teniente Asch. En ellos describe con su prodigiosa ironía y su inimitable penetración los diversos aspectos de la vida militar. Posteriormente ha publicado Nadie escapará , la novela de la guerra atómica, que ha sido calificada como «espantosamente interesante» y supone una llamada a la razón y a la conciencia de todos. En su última obra La felicidad no puede comprarse , partiendo de un misterioso robo, que desencadena el hundimiento del gerente de la empresa, nos narra con gran humanidad la apasionante historia del encuentro de un hombre con su propia felicidad. En esta novela se unen el interés de la intriga policíaca y la preocupación por la situación del hombre en un mundo en que la comprensión es rara.
Considerada unánimemente por la crítica como la obra maestra de Emst Jünger, Sobre los acantilados de mármol trata de uno de esos momentos en que la acción humana parece deslizarse hacia lo demoníaco. A través de la evocación del narrador vemos cómo la paz y la armonía que reinan en la Marina —comarca simbólica donde se desarrolla la acción— se ven progresivamente amenazadas por las huestes del Gran Guardabosques, arquetipo emblemático del último nihilismo. Acabada de escribir poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial y de la incorporación a las filas del autor, muchos de los acontecimientos que en la novela se relatan fueron utilizados como clave para descifrar los difíciles tiempos que sacudían a Europa. Sin embargo, Sobre los acantilados de mármol es un texto de resonancias clásicas que hace aparecer aquellas realidades intemporales que se repiten en la historia y cuyo objetivo es poner de manifiesto cómo en «los momentos de descomposición el racionalismo representa el principio decisivo». Para ello se sirve Jünger de una prosa transparente y sólida, carente de vibraciones y torceduras, que hace cobrar vida incluso a los más insignificantes elementos de la naturaleza, testigo omnipresente y decisivo de cuanto acontece. «Creo haber conseguido en este trabajo de fantasía —apuntaría el autor en su diario— páginas que pueden compararse con las mejores que ha producido la lengua alemana». Transcurrido más de medio siglo desde la primera publicación de Sobre los acantilados de mármol, esta frase cobra el valor de una sobria constatación.
Eduardo Blanco Amor (Orense, 1897 - Vigo, 1979), en 1919 se va a Buenos Aires, y es colaborador de los más importantes periódicos de Hispanoamérica y profesor extraordinario de las Universidades de Chile, Uruguay y Nacional de La Plata. Ha fundado y dirigido numerosas publicaciones y a su impulso se deben empresas teatrales de alta calidad: «Teatro Español de Cámara», «Teatro Popular Gallego», etc. Ha publicado dos libros de poesía en castellano y tres en gallego; su ensayo Chile a la vista es una obra de gran resonancia. Su producción en prosa es más tardía y admirablemente madura. La catedral y el niño fue aplaudida sin reservas por la crítica, y a esta novela siguió A esmorga , que en edición castellana se titula La parranda.
Con Los miedos , Eduardo Blanco Amor fue finalista del Premio Eugenio Nadal 1961. Se trata de una novela de calidad excepcional por su estilo, de perfección desacostumbrada en la narrativa de hoy, y apasionante por su realismo humanísimo, tratado al mismo tiempo con refinamiento y crudeza. En ella, unos niños —Pedro Pablo, Diego, Rosa Andrea y Roque Lois— pasan sus vacaciones, como todos los años, en la finca de su abuela, situada en la Galicia rural. Se aproxima el gran ritual báquico de la vendimia y, día tras día, amenaza el reencuentro con la escuela. Como todos los años se abre un paréntesis feliz de cuatro meses. Pero este año se introducirá en la vida de los niños un elemento nuevo: el miedo. Y no se trata ya de los miedos imprecisos, e incluso líricos, que pueblan las noches indefensas de la infancia: miedo a la oscuridad, a los lobos, a los ladrones. Ahora será el miedo al mundo de los adultos, que los niños irán descubriendo estupefactos y horrorizados. Y deslumbrados también. No entenderán sus rituales, su minuciosa y absurda regulación de relaciones. Y, especialmente, no entenderán el sexo, el más decisivo descubrimiento de aquel verano. Con una prosa tersa y unos diálogos precisos e irónicos, Blanco Amor ha construido una novela excepcional sobre las angustias que anticipan la eclosión de la adolescencia.
Se trata de una inigualable novela picaresca actual, con esa juventudperdida que flota entre el alcohol, el ocio y el amor fácil y fuente continuade hastío. Con una riqueza anecdótica excepcional, este relato se desarrolla enuna playa de moda, en una isla que no resulta difícil identificar, y presentael mundillo habitual de turistas, artistas sin arte, acompañantes de ilusasdamas, etc. El vacío moral que nos descubre es tan impresionante que, porcontraste, la novela resulta saludable y moralizadora.Hombres varados resultó finalista del Premio Nadal de 1960.
Hubert von Breisky, salzburgués, doctorado en derecho por la Universidad de Viena, antes de empezar a escribir fue diplomático en las capitales europeas, plantador, cazador, ganadero, patrón de embarcaciones con tripulación negra en África, y viajero en Ceilán, el Himalaya, Turquía y Etiopía. Carecería de sentido presentar un seco esquema de la acción de la novela El coloso , pues ello equivaldría a servir un esqueleto en vez de un manjar jugoso. Una europea desesperada busca en África una nueva patria y se pierde en el continente donde se habla aún con los espíritus, donde existen todavía dioses vivos, donde organiza asesinatos el tribunal secreto del Mau-Mau y donde se encuentran en lucha las avanzadas de Oriente y Occidente. En el curso de una cacería, en la tierra montañosa del Cimani-Mani, las pasiones de los personajes de la narración alcanzan su cima más alta y les conducen a la catástrofe o a la solución final. El coloso es una emocionante novela del continente donde se halla el futuro de Europa.
Enrique Nácher —nacido en Las Palmas, médico de profesión— se ha venido dedicando desde años a las tareas literarias con éxito cada vez mayor. Se reveló en el Premio Eugenio Nadal 1949, en el que su novela «Buhardilla» quedó clasificada en tercer lugar. Desde entonces numerosos galardones literarios han ido jalonando su brillante carrera —Ondas, Valencia, Pérez Galdós con Guanche , Sinergia…
La acción de la novela que ahora nos ofrece Nácher se desarrolla en los cuadriláteros de boxeo, deporte que implica un clima de dramatismo y acción violenta. Bajo la luz de quirófano, enardecidos por un público ávido de emociones y ciegamente enloquecidos en su desmesurado afán de victoria, se mueven unos personajes que luchan constantemente entre la vida y la muerte. Nácher ha conseguido con Tongo plasmar toda la tensión de una atmósfera que consigue anular por completo los más elementales sentimientos humanos.
Un problema cada día más palpitante es tratado con gran maestría por Fletcher Knebel y Charles W. Bailey. Los Estados Unidos, al borde de la crisis constitucional, se enfrentan con el malestar social causado por la oposición popular al tratado de desarme nuclear, una persistente huelga en las fábricas de proyectiles dirigidos, el creciente desempleo y la inflación. Todo ello origina un sordo rumor que se alza, cada vez más potente, contra la Casa Blanca.La situación transcurre en un futuro próximo y sus componentes son factores vitales que pueden darse hoy o que, quizá, comenzaron a generarse ayer. Parece como si los autores hayan querido referirse a unos acontecimientos futuros, cuyos prolegómenos está viviendo actualmente la gran nación de América del Norte.Dos mundos se enfrentan, dos mundos separados, en un momento de crisis, por diversas visiones de los problemas internacionales: el civil y el militar. El Pentágono y la Casa Blanca, por primera vez en la historia de los Estados Unidos, operan en campos opuestos.El presidente Jordan Lyman, hombre que recuerda rasgos del fallecido John F. Kennedy, apoyado por un reducido grupo de senadores y su fiel coronel Casey, intenta salvar las instituciones más representativas de la nación: la Constitución y el Congreso.Frente a él, un grupo perfectamente organizado cuyas ramificaciones se extienden a todos los sectores del país, dirigido por un popular e inteligente jefe, intenta asaltar el poder por medio de una maniobra casi perfecta.¿Es este libro un aviso a los futuros políticos americanos? ¿Es el resultado de una serie de filtraciones entre los más secretos despachos de Washington? ¿O quizá sólo una elucubración de sus autores? En cualquier caso, arroja viva luz sobre el cuadro político que gobierna la más importante nación del mundo occidental.
Manuel Barrios nació en San Fernando, Cádiz, en 1924. Cursó estudios en la facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. Sus aficiones literarias le llevaron a colaborar en los principales rotativos del país y en la Radio Nacional de Sevilla, que acaparó la mayor parte de su producción durante aquellos años. Su brillante carrera se ha visto públicamente correspondida con la consecución de varios premios literarios.
Con El crimen fue proclamado en 1963 finalista del Nadal. Su autor ha trasplantado en esta obra el tema de la Pasión a la vida cotidiana de un humilde pueblo andaluz. En sus páginas se recoge todo el color, aire y manera de hablar de una gente que representa ante nuestros ojos una realidad actual y dramática. La lección que se desprende de esta extraordinaria novela es que todo salvador que sólo se interesa esencialmente por el bien común, nada tiene que hacer en la tierra y es infaliblemente sacrificado.
La acción de Fiesta al Noroeste se sitúa en Artámila Baja, un ficticio pueblo castellano en el que por no haber no hay ni iglesia y que vive dominado por el cacique Juan Medinao, un hombre avaro, deforme y acomplejado. A él llega, o mejor dicho vuelve, para su desgracia, Dingo, el titiritero, después de atropellar accidentalmente a un niño a la entrada del pueblo, y su llegada despierta en Juan Medinao los recuerdos de la infancia que compartieron, de la relación tormentosa con su padre o de la existencia de su hermano bastardo, Pablo Zácaro.Fiesta al Noroeste es una obra muy de su momento, los años más crudos del franquismo y con una España paralizada, caciquil, inculta, misérrima; los años, también, del neorrealismo italiano en el cine y del realismo social en la novela española.
Manfred Gregor nació en Tailfingen en 1929. Cuando tenía dieciséis años fue llamado, en el último mes de la guerra, a filas. Luego, tuvo que trabajar para costearse los estudios y, desde 1954, dirige la sección extranjera de un periódico. La calle , su última novela después de El puente y El juicio , es una inteligente denuncia del escándalo de la delincuencia juvenil en pleno milagro alemán. Si la recuperación material del país fue rápida y admirable, las heridas morales que causó la guerra han sido mucho más difíciles de restañar. Muchos niños tuvieron que crecer y educarse en hogares donde los mismos padres habían desertado de sus deberes y, en plena adolescencia, se vieron empujados al robo, a la prostitución y a la homosexualidad. Esa juventud y su lucha por la redención es el tema de esta interesante novela, que cautivará la atención del lector desde sus primeras páginas.
La acción de El día señalado se desarrolla en el pueblo ficticio de Tambo, representación alegórica de una Colombia azotada por la violencia.La novela cuenta con dos narradores: un forastero que llega al pueblo y relata lo que piensa y lo que ve; y un narrador en tercera persona que se centra en la vida del padre Barrios, nuevo párroco de Tambo, desde el momento mismo de su llegada. Gracias a estos dos ejes narrativos, podemos ver la violencia representada y vivida en los personajes de una manera tanto individual como colectiva. Las narraciones en primera persona nos dan una mirada individual del conflicto, mientras que la narración en tercera persona nos presenta una perspectiva colectiva más amplia.En El día señalado, Mejía Vallejo nos presenta un espacio que subyuga a sus habitantes, abocándolos a la violencia. Este sometimiento se logra involucrando a los personajes directamente con la violencia, como es el caso del gamonal, la policía, y los guerrilleros que viven en la montaña; o excluyéndolos como es el caso de la gran mayoría de los habitantes que, aterrorizados, siguen lo dictado colectivamente.