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Bolsilibros - Búfalo 677. Sangre y oro en la ruta, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

El muchacho se llamaba Stan Linton, contaba poco más de veintisiete años, era alto, flexible, espigado, curtido como una piel de carnero en manos de un pastor y duro como el pedernal cuando había necesidad de demostrar un temple poco común para hacer frente a toda clase de adversidades.


Bolsilibros - Búfalo 679. Policía forestal, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Olaf Witney, luciendo en la bocamanga de su chaqueta color marrón el galón rojizo de cabo de la Policía Forestal californiana, se hallaba erguido en la silla de su caballo debajo de una sequoia de tronco gigante, cuyas ramas, a una altura que pasaba de los ochenta metros, se perdían formando bóveda y ensombreciendo el terreno. En derredor, los colosales y extraños árboles, únicos en aquella parte de la región, se dilataban como un ejército exótico y milenario que escapaban a toda comprensión. Algunas veces, cuando Olaf no se hallaba tan preocupado como en aquella ocasión, se había preguntado cuántos miles de años habrían necesitado aquellos monstruos de los bosques californianos para desarrollar, no sólo su enorme tronco que media docena de personas unidas no podían abrazar, sino aquellas ramas pobladísimas y perdidas en el vacío que se elevaban sobre la mezquina humanidad a alturas que a veces alcanzaban hasta los cien metros.


Bolsilibros - Búfalo 683. La marca del destino, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

La cuadrilla de Bart Cárter, más conocido por Bart «El Cruel», se retiraba a galope tendido del pequeño poblado llamado Medora, enclavado a caballo sobre el ferrocarril Union Pacific, al oeste de Dakota del Norte. Y huía a uña de caballo perseguida con rabia por unos cuantos voluntarios que habían acudido, aunque demasiado tarde, a tratar de evitar el asalto al pequeño Banco de la localidad expoliado por sorpresa por la temible cuadrilla del popular bandido.


Bolsilibros - Búfalo 689. Un valiente de ocasión, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Estaban delante del pequeño porche de la cabaña de los Baeall. En primer término, casi cubriendo la puerta, Maureen, la hermana mayor, una muchacha de veinticuatro años, pelirroja, linda de rostro, con ojos grises y grandes, boca pequeña y nariz un tanto respingona. Una muchacha de una belleza exótica, que a simple vista no parecía muy atractiva, pero que, fijándose bien en ella, se descubría una armonía en su conjunto y un algo extraño que parecía denunciar en ella un carácter enérgico y decidido. A su lado, casi cubriéndose con ella, Donald, su hermano siguiente, un muchacho delgado, suave de movimientos, también pelirrojo, con el rostro un poco aniñado, que le quitaba en parte el aspecto de un hombre que ya era, pues había cumplido los veintidós y, detrás, cogida a la falda de Maureen, Ruth, la hermana pequeña, de doce años, un poco delgada, algo pálida, con dos ojos enormes que miraban siempre con susto, aun sin motivo.


Bolsilibros - Búfalo 711. Cordell «el Tardo», de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Allá por el año 1878, Laredo, situado al sudoeste de Texas, era una ciudad fronteriza vulgar y decepcionante. Asentada sobre una superficie lisa como la palma de la mano, su más destacada nota era lo que se podía considerar arteria principal: un vano ancho, polvoriento, cuajado de baches, que nacía entre las artemisas por uno de sus extremos y por el otro iba a morir al río. Primero, entre las artemisas, se alzaban unas casuchas de madera y adobe, inmundas y malolientes; luego, en lo que ya era la calle mayor, edificios de fachadas llamativas, y al final, unos cuantos callejones inmundos, que iban a unirse a la gran arteria del poblado. Más allá, la escuela, la iglesia y, en un altozano, el cementerio.


Bolsilibros - Búfalo 724. Hasta el fin nadie es dichoso, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

La conversación se desarrollaba en el despacho del director y propietario del pequeño banco rural de Dyckey, en Idaho. Detrás de la mesa de despacho se encontraban Julie Goldtein, el propietario del establecimiento bancario, y Happy Varan, gran amigo del banquero. Julie tras su mesa de despacho, tenía ante sí el libro de cuentas corrientes y saldos de sus clientes, y había interrumpido el examen de los libros al hacer su aparición Happy. Este era un tipo de hombre muy atractivo. Debía medir los seis pies de estatura, pero su esqueleto bien construido, estaba a tono con su estatura y la disimulaba. Era de tez morena, de ojos negros y brillantes, de nariz un tanto atrevida y de mentón un poco pronunciado. En sus labios florecía casi constantemente una leve sonrisa, que a veces no era fácil poder descifrar.


Bolsilibros - Búfalo 729. Drama en las cumbres, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Cualquier instante podía ser el último de sus vidas. Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.


Bolsilibros - Búfalo 730. Sangre sobre el látigo, de Black Moran

Novela, Aventuras

Black Moran es el seudónimo del escritor José Luis de Blas Moreno.


Bolsilibros - Búfalo 739. Con él llegó la tragedia, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Sus sueños tuvieron un despertar de violencia. Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.


Bolsilibros - Búfalo 742. Leyenda de un pistolero, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

—¿Qué te parece, Edmonds? Ha montado un buen negocio Jules. Está demostrando ser inteligente. Es de los pocos mineros que ha sabido aprovechar el tiempo. Otros teniendo más suerte que él en la cuenca, se ven abandonados y sin un solo centavo en sus bolsillos. Ayer precisamente se presentaron varios en el rancho dispuestos a trabajar por la comida rada más. Daba pena verlos... —Quien verdaderamente debería compadecerse de ellos es Tonasket. Supo aprovechar la época brillante de los mineros. Hubo momentos en que había más oro en el Aurora que en cualquiera de los Bancos de la ciudad. ¿Entramos?


Bolsilibros - Búfalo 747. Un gran tahur, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Ben, como estaba acostumbrado que le llamasen los amigos, era de estatura excesivamente elevada, ya que sobrepasaría los seis pies y medio. Por su aspecto podría asegurarse que debía poseer la fuerza de un búfalo. Su institución física, como sus movimientos elásticos que hablaban de una agilidad admirable, eran la de un consumado atleta. Su piel estaba tostada por los vientos y sol de las praderas y desiertos. Su pelo negro como el azabache y ensortijado, a juzgar por los mechones que dejaba al descubierto por llevar el ancho sombrero tejano un poco echado hacia atrás, y que caían sobre su frente de forma graciosa, compaginaba con el negro intenso de sus grandes y alegres ojos. En sus labios siempre bailaba una sonrisa un tanto burlona. A juzgar por su aspecto alegre y noble, podría asegurarse que era un joven que debía poseer un alto sentido del humor.


Bolsilibros - Búfalo 751. Un alto para morir, de Clark Carrados

Novela, Aventuras

Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.


Bolsilibros - Búfalo 753. Fin de violencias, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Desde que Laramie se había convertido en la ciudad; mercado ganadero de las llanuras, la vida pacífica y tranquila hasta entonces, se transformó en un verdadero infierno con la instalación de infinitos locales de diversión. 
En estos locales dábase cita lo peor de la sociedad que unido al exceso de venta de alcohol y del manejo de los naipes, se transformaba en una mezcla tan explosiva que detonaba al menor choque.


Bolsilibros - Búfalo 758. Los incendiarios, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

En el rumoroso silencio de la medianoche en las entrañas de los bosques acariciados por una brisa suave que hacía murmurar las hojas, vibraron roncos, lejanos, los mugidos de diversos cuernos de caza. Para los hombres del bosque, aquel zumbido sordo y agorero era más temible que el paso de un potente huracán. Todos sabían lo que un cuerno de caza quería expresar en las entrañas del bosque, cuando una mano temblorosa y angustiada lo llevaba a su boca para propalar la alarma. En el bosque de Josiah Plummer, el capataz general de todo el peonaje saltó como un muelle del petate y se puso en pie mecánicamente.


Bolsilibros - Búfalo 790. La justicia siempre triunfa, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

El sargento Sheldon Fox, de la guardia cívica de aquella parte del Estado de Wyoming, se asomó a la puerta del puesto de recambio y echó una aguda mirada a lo largo de la polvorienta senda. Ésta, desierta, amarillenta, con reflejos dorados a causa del fuerte sol de la tarde, se perdía a lo lejos, serpenteando entre ribazos y setos diseminados por la llanura. Consultó su reloj. Eran casi las seis, y, si nada anormal había sucedido, la diligencia que subía desde Fontenelle a lo largo del pobre curso del Green River, no debía tardar mucho en llegar.


Bolsilibros - Búfalo 800. La guarida, de Clark Carrados

Aventuras, Novela

La diligencia avanzaba a buena marcha por el serpenteante camino que corría casi paralelo al río. Bruno Kalden oyó los ruidos peculiares del vehículo en movimiento —batir de cascos de caballo, crujidos de maderas, chirriar de ruedas y roces de arneses—, pero se encontraba demasiado bien para abandonar su postura y echar siquiera un vistazo al carruaje que unos segundos después pasaría a menos de cien metros del lugar donde se hallaba.


Bolsilibros - Búfalo 805. A diez millas del averno, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

Fidel Prado Duque. Nació en Madrid el 14 de marzo de 1891 y falleció el 17 de agosto de 1970. Fue muy conocido también por su seudónimo F. P. Duke con el que firmó su colaboración en la colección Servicio Secreto. Autor de letras de cuplés, una de las cuales alcanzó enorme relevancia: El novio de la muerte, cantada por la célebre Lola Montes, impresionó tanta a los mandos militares que, una vez transformada su música y ritmo fue usada como himno de la legión. Fue periodista y tenía una columna en El Heraldo de Madrid titulada “Calendario de Talia”; biógrafo, guionista de historietas y escritor de novela popular, recaló como novelista a destajo en la 'novela de a duro'.


Bolsilibros - Búfalo 817. Peor que el infierno, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

La verde y dilatada pradera a cosa de una milla del poblado, parecía hervir en astados. Cuatro importantes rebaños de cornúpetas habían llagado aquella mañana a las puertas del bronco y bullicioso Abilene y sus dueños, así como el duro peonaje, esperaban impacientes la hora de poner a subasta los hatajos, para recobrar su libertad de acción y poder gozar a sus anchas de los buenos puñados de dólares bien sudados, en un esfuerzo tremendo a través de dos meses de alucinante ruta desde el propio San Antonio. Al Norte, los amplísimos corrales que se dilataban en una gran extensión, estaban casi abarrotados de astados que esperaban la hora del sacrificio. El matadero resultaba pequeño y pobre para eliminar tanta res como iba llegando y enviarla a Chicago, donde toda la carne exportada les parecía siempre poca.


Bolsilibros - Búfalo 831. En las regiones del oro negro, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

La pequeña caravana, compuesta de seis entoldadas carretas, había cruzado el Cimarrón, que en aquellos momentos se deslizaba con escaso caudal, a causa de la caldeada estación del verano, y había enfocado una llanura de suelo cubierto de una capa de hierba grisácea, que no parecía corresponder a la humedad de la tierra, debido a la proximidad del río. La caravana iba dirigida por Ily Quincy, un prospector de yacimientos de petróleo, que había buceado con tesón por una buena parte de Oklahoma y que por dos veces había descubierto yacimientos, que cedió a un precio irrisorio a ciertas compañías.


Bolsilibros - Búfalo 835. El paso de las discordias, de Fidel Prado

Novela, Aventuras

ala era un poblado de no mucha importancia, situado estratégicamente al Sudoeste del Estado de Montana, al borde de una franja de terreno que apuntaba hacia Idaho. Por debajo del poblado, extendiéndose a derecha e izquierda, se desarrollaba el macizo montañoso llamado Continental Divide y al Sur de este escabroso obstáculo, discurría el Río Hole Silverbon. El Continental Divide abarcaba una extensión de unas cuarenta millas en sentido horizontal y esto formaba un gran obstáculo, que impedía la expansión de los rebaños de reses que descendían del Norte para dirigirse al Sur del Estado.