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Bolsilibros - Búfalo azul 573. La dama del cimarrón, de Adam Surray

Aventuras, Novela

Betsy comenzó a reír nerviosamente. No, Matt... No lo hagas... ¡No!... El ahogado grito de la mujer carcajada de Matt Silvers. Este, sin hacer caso al ruego femenino, volcó la botella de champán. Sobre los exuberantes senos de Betsy. No era mucho el líquido, aunque sí lo suficiente para estremecer el cuerpo de mujer. Matt Silvers silenció las protestas de la mujer. Apoderándose de los gordezuelos labios de Betsy. En apasionado beso. Mordisqueó el lóbulo izquierdo para luego besar el frágil cuello y hundir el rostro en los senos regados con frío champán. Procedió a besarlos alternativamente. Sonoros besos que incrementaron la risa nerviosa de Betsy al tiempo que cesaban sus lamentos.


Bolsilibros - Búfalo azul 599. Coyotes del desierto, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Entre los tres le golpearon sin escrúpulos. Sangrando por boca y nariz, Tabor quedó tendido en el suelo. A consecuencia de los golpes, había perdido el conocimiento. Una hora más tarde, presentábase Glenn en el almacén de su padre, dibujándose un gesto de sorpresa en su rostro al comprobar que la puerta estaba cerrada, cosa no corriente, pues su padre no solía marcharse a aquellas horas, dejando el almacén cerrado.


Bolsilibros - Búfalo azul 619. La vuelta del vengador, de Cliff Bradley

Novela, Aventuras

Jesús Navarro Carrión-Cervera, que tanto sus obras del Oeste como Cliff Bradley ó la femeninas como Jesús Navarro son de muy alta calidad. Sobriedad, elegancia en el estilo, en su sintaxis, argumentos sólidos y descripción de situaciones verosímiles, fácil lectura. Todo está muy bien logrado. Algunas de las obras de Jesús Navarro tienen pinceladas de sano humor dignas de figurar en una antología.


Bolsilibros - Búfalo azul 623. Misión desesperada, de Alar Benet

Aventuras, Novela

El caballo avanzaba lentamente, retenido por las riendas de un jinete envuelto en pieles. 
La tormenta fue terrible; pero los últimos nubarrones se perdían ya en la distancia, hacia las Dakotas, para quizá crecerse de nuevo en los fríos territorios del Norte. 
Había sido, Fred Burke no lo ignoraba, el último coletazo del invierno. No lo sorprendió desprevenido porque en el mulo de reata llevaba mucho equipaje, y entre él ropa de abrigo como la que se apresuró a ponerse sobre el ancho capote de soldado; ropa apropiada para las llanuras y montañas a atravesar, de Washington a Indiana, de Indiana a Illinois, de Illinois a Iowa y de Iowa a Nebraska, al otro lado del Missouri, la última frontera, la segunda y definitiva frontera porque, al decir de las gentes, las tierras civilizadas terminaban al este del Mississippi.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 3. Chacales en California, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Entre los miembros de aquella antigua caravana, que a los primeros rumores llegados a Nueva México sobre el descubrimiento del oro en California, se había formado aprisa, bajo la fiebre de la conquista no existía la férrea armonía que la dura jornada emprendida hubiera exigido. 
Y no podía existir, porque, aparte los defectos de la improvisada organización, había mucha dinamita oculta bajo los toldos de las carretas y no precisamente recogida en barriles, sino circulando por la sangre caliente y explosiva de algunos de los componentes.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 66. Hienas en el rancho, de M. de Silva

Aventuras, Novela

Eran las siete de la tarde cuando Adams Brent, cansado, sucio de polvo y sudor, entró en el Post Saloon. Su caballo había quedado atado a la veranda, junto a una hermosa yegua con la que estaba conversando gentilmente para olvidar su hambre mientras el amo refrescaba el gaznate. Con movimientos de cuello, con enhestar de orejas y suaves patadas con el borde de los cascos contra el suelo, Jo le hacía la corte a su vecina, pero se le notaba en los ojos la tristeza que produce en los caballos esa imposibilidad de quedar citados para más tarde.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 99. Serp, el tirano, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Sentado bajo el amplio y cómodo porche de su bonito rancho, Serp Aylmer, en mangas de camisa, con la pipa entre los dientes y una botella de whisky introducida en un balde de agua helada recién sacada del pozo, tenía la mirada fija en la llanura como si atisbase ver surgir por ella algo que esperaba y le resultaba harto interesante. 
Serp era un hombre que frisaba en los treinta y cinco años, de buena estatura, ni grueso ni delgado, con los músculos muy bien cultivados para mantenerlos en forma y no dejarse dominar por la grasa, tan perjudicial para hombres que por su temperamento y vida demasiado violenta estaban abocados a tener necesidad de apelar a su fuerza y agilidad en más de una ocasión.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 106. Al amparo de la ley, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Lilly se apretó a la esbelta cintura el cinto de cuero que un día perteneció a su marido y aflojó la tapa de la funda que encerraba el Colt 45 , también propiedad del difunto. Temía que le hiciese falta ponerlo a la luz del sol e, incluso, hacer uso de él, y estaba decidida a no vacilar en accionar el dedo sobre el gatillo. 
Lilly era una muchacha que no excedería de los veinticinco años; de una estatura que casi sobrepasaba la normal en una mujer bien proporcionada; aunque, por fortuna para su bonita estampa se había quedado en la altura justa y proporcionada al resto de su persona.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 126. La muerte de Thomas Dunning, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Si TED hubiera sabido que su compañero, Thomas Dunning, iba a caer asesinado aquella misma noche, hubiera tenido buen cuidado de no discutir con él en el "saloon" del poblado. Mas eran ya inútiles todas las reflexiones. Habíanlo detenido acusado de un crimen que no cometió. Sólo le restaba la oportunidad de escapar, y ésta la tuvo aquella misma noche, cuando momentáneamente pudo burlar la vigilancia de los guardianes y huir, huir sin rumbo fijo. Su única obsesión era alejarse de aquella soga que se cernía sobre su cabeza. Y en su loca carrera y acosado como un coyote sarnoso, se refugió en un lugar a donde, de saberlo, jamás se hubiera acercado, porque allí lo esperaban con las uñas bien afiladas. Era nada menos que lo cabaña del padre de su presunta víctima. 
Ahora, ante él, como una aparición diabólica y angelical a la voz, se hallaba la figura hechicera de la mujer más hermosa que jamás vieran sus ojos... ¡con un tremendo revólver en su mano derecha!


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 142. El paso de las Rocosas, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Trescientos millas de recorrido, entre altos farallones y atravesando profundos abismos, era la distancia que separaba Whasatch de Odgen. Por allí estaba trazado el más peligroso tendido de ferrocarril que existía on el Oeste, y el cual iba a ser, una vez más, mudo testigo de una gran tragedia. Era aquel el único medio de transporte con que contaban los ganaderos paro trasladar sus reses, y un peligroso forajido estaba empeñado en hacer pagar cierta cantidad por cabeza de ganado que cruzara por EL PASO DE LAS ROCOSAS. 
Resistirse a aquella pandilla de asesinos era condenar a miles de roses o precipitarse al fondo de los barrancos, cuando el tren de transporte llegara al punto donde minutos antes existía un puente. Y así, uno tras otro, iban encajando duros golpes todos los ganaderos de la región, hasta que se encargó de la investigación a un hombre cuyo primer paso fué arrojar fuera del tren a Sorp "Mono Dura", un forajido sin entrañas que estaba molestando a una preciosa muchacha en la que Key había puesto los ojos desde el primer momento.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 169. Todo por la libertad, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Los reclusos retenidos en la prisión de Elk City, en Oklahoma, acababan de dar fin al almuerzo y tras el yantar, habían pasado al gran patio donde gozarían de una hora de asueto. 
El día había amanecido bastante agradable. La primavera empezaba a manifestarse un poco tímidamente y por ello, el sol del medio día era gozado con agrado. 
Nap Day entró en el patio y huraño como un tigre, enojado, se retiró a uno de los ángulos y sentóse en el suelo. Sus manos bastante finas, rebuscaron en los bolsillos migajas de tabaco con las que liar una sombra de cigarrillo, vicio en él bastante arraigado y al que le costaba mucho esfuerzo tener que renunciar.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 183. El cañón de «Palo Duro», de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Spike Wendayne siguió avanzando lentamente, sobre el lomo de su caballo, bordeando al filo la aristada pared rocosa del Palo Duro, una estrecha pero afilada espina montañosa, que se extendía sin interrupción desde el Este de Canyon, hasta muy poca distancia del poblado de Silverton, siguiendo un trazado diagonal de Oeste a Este, en un recorrido de más de veinte millas.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 221. La muerte acude a la cita, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

—¿De verdad te marchas del poblado, Theodore? 
—Mañana mismo. En cuanto termine de dejar arregladas mis cosas de aquí. 
—Creo que haces mal. 
—Es posible, pero no tengo otro remedio. 
—¿Por qué razón? 
—Si me quedo tendré que matar a Donald o que él me mate a mí y ninguna de ambas cosas me agradan.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 239. La muerte llamó a sus puertas, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

La tragedia fue algo de lo más vil y cobarde que imaginarse pueda. Algo que si lo realizó un miedoso, patentizó su miedo hasta lo infinito, y si lo hizo alguien que se tenía por valiente, no hizo sino honor a su creencia. Fue una noche de lluvia fina y persistente, una de las pocas noches primaverales en las que solía llover en aquella parte central de Texas. El agua caía mansa, menuda y la tierra agradecía aquel regalo, después de tantos y tantos días de sequedad y de falta de humedad en el suelo y en la atmósfera.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 246. La hora del desquite, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

El amplio salón del local que la Asociación de Ganaderos de la región poseía en Prescott, se hallaba aquella tarde concurrido como pocas veces. Un grave asunto había obligado al presidente a convocar una junta de rancheros, para tratar el espinoso asunto de la conducta, al parecer grave y delictiva, de uno de los asociados. 
El asunto había sido llevado al pleno de la junta por un ranchero de Sedona, junto al macizo montañoso de Rock Top.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 269. Por el honor del nombre, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Habían sido éstos, según todas las pruebas aducidas, Gary Sartain y su hijo Joe. El primero se dedicaba al negocio de cereales y forraje y, al parecer, andaba asociado con Piore en el negocio. Pero, según se dijo, los dos socios no sostenían relaciones muy cordiales por cuestión de intereses y esto había motivado una fuerte controversia, que más tarde pudo decir fue que días atrás lo echó de menos, pero que fueron encontradas en poder de Sartain. Al parecer, éste andaba mal de dinero, debía a su socio ciertas cantidades que no le abonaba y por añadidura, se pudo comprobar que el día que Piore fue encontrado muerto de dos tiros en la espalda, acababa de cobrar dieciocho mil dólares, producto de unas ventas de grano y forraje, dinero que no fue encontrado en las ropas del cadáver y del que no se supo nunca el paradero.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 273. Un hombre de suerte, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Henry Sherman era un tipo muy original. Estaba rayando en los treinta años, alto, fornido, pero conservando una línea atractiva en su figura. De ojos grandes y grises, de cabello castaño rizado, de mentón pronunciado y enérgico y de músculos flexibles, era lo que se dice un buen tipo, en el que las mujeres se fijaban con insistencia, aunque él no se afectase para aparecer más interesante a sus ojos.


Bolsilibros - Búfalo extra ilustrada 347. Sabotaje en el Missouri, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Rollin se había detenido próximo a la entrada a la taberna titulada “El Ancla de Bronce”, y apoyado contra la pared, fumaba de un modo indolente, mientras sus ojos negros-profundos, a ratos de un fulgor metálico, seguían con curiosidad la maniobra ejecutada por los tripulantes de un bonito barco de regular envergadura, que trataba de atracar al malecón.


Bolsilibros - C. F. Toray 1ª Época 1. Tracción, de Clark Carrados

Ciencia ficción, Novela

Los rostros estaban vueltos hacia el horizonte. Miles de ojos miraban al cielo con esperanza. Una esperanza de años y años, un deseo que había durado generaciones enteras y que ahora, por fin, parecía próximo a cumplirse. En la gran plaza, un altavoz emitió unas frases de tono monocorde: —Faltan cinco minutos para el «Instante S». La gente hablaba, pero los murmullos sonaban contenidos, temerosos. Apenas si se escuchaba un tenue zumbido de voces, el susurro de unos fieles en oración dentro de una gran catedral. Arriba, casi sobre sus cabezas, el sol era rojo, de un rojo sanguíneo, siniestro. Daba algo de calor y muy poca luz.


Bolsilibros - C. F. Toray 1ª Época 11. Megápolis, de Clark Carrados

Ciencia ficción, Novela

La ciudad ocupaba una extensión inmensa. En su caso, la expresión: «Hasta perderse de vista», no se podía aplicar, porque nunca dejaba de verse. A cualquier parte que se fuera, siempre se veía la ciudad, siempre estaba la ciudad, nunca se abandonaba la ciudad..., porque la ciudad era el planeta entero. ¿Cuál había sido su origen? ¿De qué concentración urbana había nacido? La ciudad procedía de todas y ninguna a la vez; era una ciudad distinta de todas, pero también la suma de cuantas habían sido en el pasado...