En la pequeña y aparentemente idílica localidad de Grantchester, cerca de Cambridge, Sidney Chambers, un vicario poco convencional, no se ocupa solo de las almas de sus parroquianos, sino también de sus secretos. Joven, atractivo, amante del jazz y ex-soldado atormentado por los recuerdos de la guerra, tiene una innata pasión por la investigación. Cuando una serie de inquietantes casos trastornan la paz de Grantchester, Sidney decide ayudar al inspector Keating a resolverlos, logrando penetrar en los corazones y misterios, allí donde la policía no puede llegar. En este primer libro de la serie Los misterios de Grantchester, James Runcie sumerge al lector en una seductora atmósfera de los años cincuenta, con casos apasionantes y giros inesperados en una trama de ritmo absorbente.
En esta apasionante novela de misterio ambientada en la Inglaterra victoriana, una joven viuda descubre los placeres —y los escandalosos peligros— de la temporada londinense.
Después de un año de luto por su disipado esposo, Frances Wynn, condesa de Harleigh, abandona su mansión en la campiña inglesa y se traslada a vivir a Londres con su hija. Allí se prepara para recibir a su hermana, Lily, que viene de Nueva York a pasar su primera temporada londinense.
Apenas ha empezado a disfrutar de su nueva vida, los fantasmas del pasado regresan para atormentarla. La policía de Londres recibe una carta anónima que pretende implicarla en la muerte de su esposo. Frances reclama su inocencia, pero se abstiene de contar las escandalosas circunstancias del fallecimiento. Por casualidades del destino, su nuevo y apuesto vecino, George Hazelton, es una de las dos únicas personas que conocen la verdad.
Mientras se ocupa de los preparativos para la presentación de su hermana, nuestra protagonista se ve envuelta en una ola de robos misteriosos que azota a la élite londinense. Frances tendrá que recurrir a su ingenio, a sus amigos y al siempre caballeroso George Hazelton para descubrir la verdad.
Frances Wynn, la condesa viuda de Harleigh, permanece en Londres durante el periodo estival de 1899 en compañía de su hermana Lily, que está a punto de comprometerse, mientras la mayoría de los miembros de la aristocracia se retira a sus propiedades rurales para la temporada de caza.
Ese mismo verano Mary Archer es asesinada en su casa de Londres, donde encuentran notas comprometidas con secretos de la alta sociedad. Cuando descubre que su primo Charles, al que acababa de presentar a Mary, es el principal sospechoso, Frances decide intervenir. Contando de nuevo con la ayuda de su amigo y vecino, George Hazelton, Frances colabora con la policía en la resolución de este nuevo caso, descubriendo información sobre sus allegados y conocidos que nunca hubiera imaginado.
A medida que aumentan los sospechosos también lo hace el número de víctimas, entre las que pronto podría encontrarse, a menos que extreme la cautela, la propia condesa de Harleigh, por la que lord Hazelton muestra un pronunciado interés y preocupación. ¿Conseguirá Frances sortear los peligros que la acechan y llegar felizmente a la fiesta de compromiso de su hermana al final del verano?
Londres, 1889. El célebre poeta y dramaturgo Oscar Wilde es ya una sensación literaria. Toda Europa está a sus pies y éste es su mejor momento. Pero cuando se encuentra con el cadáver desnudo de Billy Wood, un bello modelo adolescente, que ha sido degollado en una habitación oscura y asfixiante, no puede olvidar el brutal asesinato. Con la ayuda de su colega Arthur Conan Doyle, se dispone a resolver el crimen. Y, finalmente, tanto su peculiar ingenio como su acceso irrestricto a todos los ámbitos de la vida victoriana, desde los suntuosos salones de la bohemia mundana hasta el submundo criminal, terminan siendo elementos decisivos en la investigación del que resulta ser el primero de una serie de homicidios estrambóticos e inexplicables. «Oscar Wilde y una muerte sin importancia» combina una apasionante trama policíaca con la indiscreta revelación del mundo secreto de Oscar Wilde, desde sus sorprendentes amistades hasta su complejo matrimonio y su especial relación con Aidan Fraser, inspector de Scotland Yard. Con el exótico trasfondo de Londres, Oxford, Edimburgo y París de finales del siglo XIX, Gyles Brandreth nos trae el característico y brillante ingenio de Oscar Wilde entrelazando toda la intriga y fascinación de la clásica novela inglesa de misterio con el irresistible retrato de uno de los grandes genios de la era victoriana.
En mayo de 1892, Oscar Wilde ya es toda una celebridad, famoso por sus fiestas y sus ocurrencias. Pero ni él mismo podría haber adivinado lo que provocaría cuando, en una reunión del club Sócrates, propone jugar al «Asesinato». Cada uno de sus invitados debe escribir en un papel el nombre de la persona a la que desearían matar. Sólo se trata de un juego, una broma macabra, por supuesto… Pero pocas horas más tarde, las catorce «víctimas» escogidas empiezan a morir, una tras otra… Wilde no tarda en deducir que el asesino es uno de los miembros del club y, con la ayuda de sus fieles amigos Robert Sherard y Arthur Conan Doyle, deberá detenerlo si no quiere convertirse él mismo en la próxima víctima. Desde los fastuosos salones de los selectos clubes londinenses hasta los sórdidos confines del ring de boxeo y el engañoso universo del teatro, «Oscar Wilde y el club de la muerte» nos ofrece una fascinante historia de pasiones, engaños y homicidios en medio de la doble moral de la sociedad victoriana.
En 1882, cuando llega a Estados Unidos para realizar una gira de conferencias, Oscar Wilde asegura que no tiene nada que declarar salvo su genio. Algunos meses más tarde, de regreso al Viejo Continente, el escritor carga con un equipaje bastante más pesado: ha sobrevivido a un asalto en el casino de Leadville, Colorado; se ha ganado la amistad del célebre empresario teatral Edmond La Grange y, mientras desembarcaba, ha visto cómo un caniche aparecía muerto en una de sus maletas. Pero este pequeño drama canino no va a ser más que el preludio de una tragedia mucho más terrible. Como habían acordado, Wilde viaja a París para ayudar a La Grange con la traducción y el montaje de una ambiciosa representación de «Hamlet». Y allí, en la Ciudad de la Luz, se convertirá en testigo de excepción de la epidemia de extraños suicidios que comienza a cebarse en los miembros de la compañía. A menos, claro está, que haya una mano negra detrás de todo el asunto… Oscar Wilde, Sir Arthur Conan Doyle y la gran intriga victoriana regresan a la actualidad en este tercer episodio de la saga creada por Gyles Brandreth, quien una vez más demuestra que su ingenio y dotes de sabueso no tienen nada que envidiar a las de sus famosos protagonistas. «Oscar Wilde y la sonrisa del muerto» es un festival del entretenimiento y el misterio más lúdico e inteligente.
Coincidiendo con el año del centenario del fallecimiento de Emilia Pardo Bazán, publicamos su novela policíaca Selva, hasta ahora inédita, en un libro que también incorpora La gota de sangre, la única novela policíaca publicada en vida de la autora.
El volumen lleva el título de Los misterios de Selva y el responsable de su edición literaria es el catedrático coruñés José M.ª Paz Gago, quien ha estado trabajando en la recuperación de las 170 cuartillas mecanografiadas y con notas manuscritas encontradas entre el legado que hizo la hija de la autora María de las Nieves a la Real Academia Galega.
Ignacio Selva es un detective, chulapo madrileño, que gusta saborear buñuelos. El Sherlock Holmes de Pardo Bazán es el protagonista de ambas novelas policíacas, sus únicas obras de este género. La novela que se publica por primera vez tiene continuas referencias al primer caso resuelto por Selva en La gota de sangre (1911). En el relato se investiga el robo de obras de arte en un ámbito internacional con idilio de amor entre la pareja protagonista.
Dotada de un extraordinario oficio novelístico, Emilia Pardo Bazán experimentó todos los estilos narrativos y temáticas en sus novelas y cuentos, pero pocos lectores conocen su sorprendente incursión en la novela policíaca. Pardo Bazán quiso superar al mismísimo Conan Doyle, para lograr la novela policíaca perfecta, dotada de la profundidad psicológica que faltaría al inglés. Lo haya logrado o no, su detective aficionado, Ignacio Selva, es una versión sorprendente, a la vez castiza y cosmopolita, del inevitable Sherlock Holmes.
Un relato de suspense en la Inglaterra medieval, con la abadesa de un convento y un caballero de Ricardo Corazón de León como investigadores. En Tonbridge, un valle cercano a la abadía de Hawkenlye, descubren a una novicia degollada. Los habitantes del lugar sospechan que el brutal asesinato es obra de uno de los presos liberados por el rey Ricardo Plantagenet, futuro Ricardo Corazón de León, quien, para ganarse la simpatía del pueblo, ha concedido la amnistía a todos los reclusos. Éste envía a su emisario, el valiente y leal caballero Josse d'Acquin, a investigar la espeluznante muerte. Josse descubre que la abadesa Helewise es una inteligente aliada: sensata y pragmática, nada suele pasársele por alto. Combinando sus dotes, Josse y la superiora dejan al descubierto lo que se oculta tras la tranquila vida en la Inglaterra rural del medioevo y descubren la amenaza que encierra el asesinato.
El caballero Josse visita a la abadesa Helewise al encontrar el cádaver de un furtivo atravesado con una arcaica lanza. El sheriff de Tonbridge cree que lo hicieron los denominados "moradores del bosque", pero a la abadesa no le satisface esta hipótesis. Una nueva muerte y la posible implicación de dos muchachas de la abadía de Hawkenlye incitan a Helewise y a Josse a unirse de nuevo.
Es día de mercado y la posada de Tonbridge ha sido un hervidero desde muy temprano. Al caer la noche, un hombre yace en la habitación de huéspedes, envenenado por un trozo de pastel preparado por Anne, la posadera. Josse dAcquin, un habitual de la taberna y admirador de las dotes culinarias de su dueña, acude con la intención de investigar el suceso. Al no lograr convencer a sheriff de que se trata de una muerte sospechosa, recurre a su vieja amiga, la abadesa Helewise, que colabora con su habitual agudeza mientras Josse sigue el rastro del crimen hasta lo profundo del gran bosque de Wealden, y encuentra en él algo que cambiará toda su vida.
El cuarto en la serie Misterios de la Abadia. La abadesa-investigadora Helewise se enfrenta esta vez a los asesinatos en el seno mismo de la congregación. La llegada de sor Alba, junto a sus jóvenes hermanas, a la abadía de Hawkenlye llena a la comunidad de inquietud. Una serie de acontecimientos disparan las sospechas de que Alba oculta algún misterio. Al mismo tiempo, la estancia del caballero Josse d'Acquin, herido de gravedad, en la enfermería del convento facilitará a la abadesa Helewise la resolución de todos los enigmas que se acumulan en Hawkenlye y en sus alrededores.
Un anciano peregrino muere en el valle Hawkenlye. Nada extraño ya que estaba gravemente enfermo cuando llegó. Mientras tanto Josse d’Acquin recibe la visita del príncipe Juan y de su enigmático mago y consejero, El Maestro, quienes buscan información sobre un misterioso extranjero, Galbertius Sidonius. Apresurándose hacia el convento de Hawkenlye para pedirle ayuda a la abadesa Helewise, Josse descubre que su amiga está sumida en las investigaciones de un terrible suceso: el descubrimiento de un cuerpo en avanzado estado de descomposición en el valle. Desnudo y muerto por una mano experta. El hermano de Josse, Yves, llega; un visitante en Acquin ha estado preguntando por el padre de su hermano, Geoffroi, que fue a ultramar con el rey Luis y la reina Leonor. Josse, Yves y la abadesa se introducen en un misterio cuyas raíces se remontan mucho más allá de la segunda cruzada. Y, mirándolos con sus extraños ojos oscuros, es la enigmática figura del Maestro del Príncipe…
Mientras a Inglaterra llegan noticias sobre la captura de Ricardo Corazón de León, una mujer desconocida, también cautiva en tierras extranjeras, yace en una oscura y sucia celda de Tonbridge. Con su frente marcada con hierro candente y su espalda cubierta de brutales señales de azotes, no espera otra cosa más que su ejecución. La abadesa Helewise, mientras tanto, se enfrenta a otros problemas. Un nuevo párroco, muy severo, ha llegado para administrar la iglesia de la Abadía de Hawkenlye. Nadie está a salvo del fanatismo y la misoginia del padre Micah, y su cuerpo pronto aparecerá sin vida… En su investigación, Josse descubre que el padre solía tomarse la justicia por su mano y era aficionado al látigo. Sus enemigos siguen cerca, y no son precisamente amigos de la Iglesia. ¿Qué relación tiene el padre Micah y la mujer que va a ser ejecutada? ¿Podrán Josse d’Acquin y Helewise desentrañar el misterio que se esconde detrás de estos enigmáticos hechos?
Gangster frío y decidido, Dillon ha pasado de ser un simple pistolero a convertirse en el jefe del hampa de Kansas City. Ahora maneja dinero grande y se codea con la gente que cuenta. Pero cuando comienza a pasarlo bien con un par de bellas mujeres, empieza también a cometer errores. Muy pronto, Dillon descubrirá que en el bajo mundo jamás se puede abandonar la guardia… Los muertos no hablan traza el ascenso rutilante y la caída de un gangster, al mejor estilo Chase.
Esta novela «negra como la sangre de los muertos» trata sobre el tráfico de órganos de niños latinoamericanos, un fenómeno exento de escrúpulos que sigue ocupando la primera plana de muchos periódicos internacionales y que marca un suma y sigue a la larga cadena de expolios que sufre el Tercer Mundo. A pesar de haber sido finalista en numerosos concursos, la obra ha sido rechazada por distintas editoriales tras calificarla como «demasiado terrible». Nominada al premio Dashiell Hammet de novela negra, Los niños de colores es una narración de un dinamismo vertiginoso que no permite un solo momento de tregua al lector, ni siquiera para tomar un respiro.
Es difícil condensar en unas líneas el contenido de esta novela. Digamos simplemente que toda la ciudad de Bilbao se convierte en el espejo de una sociedad corrupta, capaz de albergar el mal absoluto. Y que el enigma de los niños que ya no sonríen sobrevuela cada página. El impactante debut literario de Fran Santana ha sorprendido tanto a los lectores como a la crítica. «Los niños que ya no sonríen» es una historia compleja, adictiva, plena de recovecos y giros inesperados.
Secuela de Los ojos del Misterio dónde dos de sus personajes secundarios, Nayla y el inspector de policía Adrián Pardo, responsable de la investigación del asesinato de Roberto Ocaña, serán los protagonistas. ¿Pueden nuestras vidas pasadas condicionar nuestro presente para crear un desconcertante e incierto futuro? ¿Puede el amor ser eterno y perdurar a través de los siglos? Nayla es una joven psicóloga, cuya vida ha sido una montaña rusa. Rebelde por naturaleza, está a punto de casarse con Mario, el hombre perfecto, atractivo, rico y de buena familia. Pero hay un secreto en la vida de Nayla que no la deja ser completamente feliz. Un secreto que creía dormido pero que sale a la luz al cruzarse en su camino el inspector Adrián Pardo, un hombre que la atrae con una fuerza irresistible e inexplicable. Su encuentro hará que todo lo que Nayla guardaba celosamente en su interior se revele contra ella sin saber el motivo, formando una tormenta en su vida que la transportará a través de unas extrañas visiones a la Inglaterra del siglo XVII, dónde la historia de Mary y William, los aquelarres y un despiadado asesino de brujas de aquella época, la perseguirán hasta la actualidad. A partir de ese momento la vida de Nayla deambulará entre un misterioso pasado que se afanará por desentrañar y un presente en el que se verá envuelta en luchas de poder, secuestros y asesinatos. Será víctima de un macabro juego dónde por medio de una serie de pistas descifrará el enigma que le hará comprender, por fin, cómo su pasado y su presente confluyen en un futuro que jamás imaginó.
Desde el instante en que Toni Barrera cogió la pistola,se puso los guantes y salió a la noche, Figueroa era hombre muerto. Los Ángeles a finales de los años sesenta del siglo XX se mostraba como una promesa de redención, y la lluvia, como el título de una novela perdida, no decía nada. La obra desapareció por una razón poderosa y se mantuvo en el anonimato durante medio siglo hasta que el detective Mat Fernández recibe el encargo de un rico excéntrico. El caso lo arrojará a la investigación de una serie de asesinatos, sin resolver, acaecidos en Los Ángeles, San Francisco y Santa Cruz en verano de 1967. Se topará con la familia Bravo que controla los resortes del poder económico, político y social de la isla de Tenerife. El pasado regresa para zanjar cuentas pendientes.
A principios del siglo pasado, Viena asiste impávida al asesinato de una conocida médium. Todos los indicios conducen a pensar que se muerte se debe a una causa… sobrenatural. Sin embargo, el inspector Oskar Rheinhardt se niega a aceptar tal posibilidad y solicita el consejo del doctor Max Liebermann, un joven psiquiatra que acaba de introducirse en los círculos psicoanalíticos. Las primeras pesquisas no arrojan ninguna luz sobre los hechos y Liebermann se da cuenta de que no basta con adentrarse en la mente del asesino. En el transcurso de una de sus reuniones con Sigmund Freud, el maestro le dará la clave para emprender una investigación que lo llevará a descubrir una verdad incómoda y aterradora.
A lo largo de veinticinco años, en cuatro países de Europa, un asesino en serie acaba con la vida de parejas jóvenes, engañando a la policía para que crean que el muchacho en cada una de ellas es el culpable. Michael Sterling, comisario de Scotland Yard, que conoce su modus operandi y está obsesionado con detenerlo, emplea todos sus esfuerzos para descubrirlo. La investigación se lleva a cabo con un equipo policial que involucra dos países, Inglaterra y España, mientras un pecado familiar surge del pasado para exigir su expiación…