Atrapados en un hipermercado debido a una serie de desastres consecutivos (entre ellos, una descomunal tormenta de granizo y un vertido de terroríficas armas químicas), los hermanos Dean y Alex han aprendido a sobrevivir colaborando con otros doce jóvenes para construir un refugio que les proteja del caos del exterior. Pero esa delicada paz no tarda mucho en ser destruida. Ahora solo les quedan dos opciones: seguir escondidos o dirigirse a Denver. Como sabe que las armas químicas que contaminan el aire del exterior lo convertirían en un monstruo sediento de sangre, Dean decide quedarse a salvo en el hipermercado con Astrid, la chica de sus sueños, y con algunos de los niños más pequeños. Pero no sería la primera vez que invaden su refugio…
Dean, Alex y los demás supervivientes de los 14 de Monument han logrado escapar de la zona del desastre y se encuentran a salvo en un campamento de refugiados de Canadá. Algunos incluso se han reunido con sus familias y empiezan a trazar tímidos planes de futuro. ¡Pero Niko acaba de descubrir que su amor perdido, Josie, ha sobrevivido! Josie, a la que tras separarse del grupo todos daban por muerta, no lo ha tenido fácil. Para ella las cosas han ido de mal en peor. Recluida en un terrible campamento para prisioneros del grupo 0 y traumatizada por sus experiencias pasadas, ha abandonado toda esperanza de ser rescatada. Mientras tanto, inquietos por el inusual interés que muestra el gobierno en el embarazo de Astrid, ella y sus dos protectores, Dean y Jake, deciden huir de su campamento.
Llegan las vacaciones para los pequeños Julian (Julián), Dick y Anne (Ana), pero el repentino viaje de negocios de sus padre a Escocia los obliga a viajar a Kirrin para pasar el verano con sus tíos Quintín y Fanny y su recién conocida prima Georgina (Jorgina). Sin embargo, nada más llegar chocan de frente con el genio de su prima, a la que tendrán que aprender a tratar como un chico. No tardarán en ganarse su confianza y conocer a Tim, su perro y mejor amigo, cuya existencia mantiene en secreto por temor a su padre. La otra gran pasión de George (Jorge) es la isla de Kirrin. En realidad la isla pertenece a su madre, pero ésta se la cedió a George para contentarla. Se trata de un islote con arrecifes a la que muy pocos saben llegar. Allí se encuentran las ruinas de un viejo castillo habitadas por millares de conejos. Sin embargo, esta isla guarda muchos secretos y sorpresas.
Jorge y su perro Tim , han ido a pasar las fiestas de Navidad con sus primos, pero la madre de Julián, Dick y Ana, ha enfermado de escarlatina y los cinco se marchan a Kirrin para que la madre de los tres niños pueda hacer el reposo necesario.
Los chicos llegan absolutamente felices a «Villa Kirrin», pero su contento queda ensombrecido por la presencia del señor Roland, un tutor que los padres de Jorge han contratado para que dé clases a Julián, Dick y Jorge.
La pobre Ana es la única que no se ve obligada a tomar clases, pero se aburre tremendamente en soledad durante las clases de sus hermanos y prima.
Las cosas comenzarán a complicarse cuando el señor Roland muestre su descontento hacia Tim y, consecuentemente, Jorge haga lo propio con él. Mucho más teniendo en cuenta que a los demás les cae bastante bien el tutor. Una visita a la granja Kirrin añade emoción a las vacaciones al encontrar un plano antiguo con la frase latina VIA OCCULTA. Además, en Villa Kirrin comienzan a suceder hechos misteriosos durante la noche.
¿Es el señor Roland malvado o se equivoca Jorge?
¿Quiénes son los huespedes de la granja Kirrin?
Las vacaciones de verano empiezan con mala pata cuando, llegando a Villa Kirrin, no está la querida cocinera, Juana. En su lugar nos encontramos con una antipática familia, formada por la señora Stick, su insoportable y maleducado hijo Edgar y el sucio perro Stinker. La situación empeora cuando la tía Fanny enferma y necesita ser hospitalizada por lo que los Cinco se quedan solos con esta desagradable gente. Para terminar de rematar las cosas, Tim se lleva fatal con Stinker. La tensión en la casa se vuelve insoportable hasta el punto que la señora Stick se niega a darles comida a los chicos mientras que ella se aprovecha de la despensa para alimentarse a si misma, a su hijo y a su marido, un marinero. La situación lleva a los Cinco a escaparse a la isla de Kirrin para pasar unos días de tranquilidad. Pero parece que no son los únicos visitantes de la isla… ¿Qué es esa luz que se ve en un lado de la isla? ¿Qué perturba el silencio de la noche?
Las vacaciones de Pascua empiezan, como siempre, geniales, aunque esta vez Los Cinco tienen el gran inconveniente del frio y del fuerte viento que sacude. Durante una noche en el que el viento arreció de una forma asombrosa, un árbol es arrancado y cae encima de Villa Kirrin, dejándola tan destrozada que los niños tenían que irse a otro lugar para pasar las vacaciones. Curiosamente, tío Quintín estaba en recientes contactos con el Sr. Lenoir, cuyo hijo, Hollín, iba al mismo colegio que Julián y Dick. Gustosamente, el Sr. Lenoir aceptó que Los Cinco fueran a pasar el resto de las vacaciones a su casa situada en el Cerro del Contrabandista, un lugar misterioso, rodeado de pantanos, arenas movedizas y una extraña niebla. El único inconveniente es que Tim no puede ir con ellos porque al Sr. Lenoir no le gustan los perros. ¿Logrará Jorge no estar separada de su fiel acompañante? Una vez instalados comienzan a investigar el lugar, conociendo a personajes tan pintorescos como el Sr. Barling, un extraño hombre que cree vivir en otra época y al sordo mayordomo Block.
Son las vacaciones de verano, y los Cinco están en la casa de Julián, Dick y Ana, ya que Quintín está comenzando uno de sus experimentos y no va a ser agradable aguantar su mal genio. Al ver el desfile de un circo, deciden pasar las vacaciones en unas pequeñas caravanas de madera,tiradas por caballos, cerca de donde acampa el circo, en el Lago Merran. Allí se hacen amigos de Nobby, un huérfano que vive con su tío, "Tigre Dan". Nobby, que tiene mucha mano con los animales.
Todo comenzó cuando tía Fanny escribió una carta a «Jorge» para darle una mala noticia: Tío Quintín se había instalado en la Isla de Kirrin ya que estaba realizando un experimento y era de vital importancia que fuese realizado en un lugar completamente rodeado de agua. Así pues, una vez que «Jorge» se resignó a que su isla fuera ocupada por su padre, decidieron todos ir a la isla de Kirrin para comer con el tío Quintín. Sin embargo, una vez llegaron a la isla no encontraron al tío por ningún lado: ni en la torre de investigación, ni en las mazmorras, ni en la cueva que les sirvió de escondite… Entonces, ¿dónde se había escondido? ¿Acaso conocía algún otro escondite que ni «Jorge» ni sus primos sabían?
En ésta ocasión, los Cinco se van de camping, con sus tiendas y sacos de dormir, acompañados de Mr Luffy, un notable profesor del colegio de Julian y Dick, que además de llevarlos en coche, y compartir con Ana sus bocadillos de pepinillo, lechuga..., sabe mover su oreja derecha. La zona de acampada es en los páramos, donde hay una intrincada red ferroviaria muy antigua que enlaza las poblaciones cercanas. También conocerán a Sam Pata de Palo, un extraño vigilante, que les hablará de trenes fantasma, que «no se sabe donde van, ni de donde vienen, y que marchan por la noche sin luces ni maquinistas».
Son las vacaciones de Pascua y Los Cinco se instalan en villa Kirrin, pero un contratiempo hace que los tíos Quintín y Fanny tengan que ausentarse durante unos días. Entonces, a los chicos se les ocurre una brillante idea: irse de acampada, con las bicis como medio de transporte. Comienzan la excursión muy entusiasmados y pronto hacen un nuevo amigo, Ricardo, quien se une a la divertida aventura. Sin embargo, se ven en apuros al descubrir que unos hombres los persiguen. Éstos confunden a Dick con el pequeño Ricardo y lo secuestran con misteriosas intenciones. Los demás deben encontrar un buen plan para salvarlo.
Tío Quintín y tía Fanny se marchan a Sevilla para poder descansar unos días, ya que tío Quintín está muy estresado. De este modo, los Cinco se quedan, junto con Juana, a cargo de Villa Kirrin.
La historia comienza cuando un periódico publica la noticia de que tío Quintín guarda un montón de documentos importantes en Villa Kirrin.
Una mañana los niños y Juana se despiertan y descubren con espanto que alguien ha entrado en casa y se han llevado algún cuaderno importante del tío Quintín. ¿Por qué Tim no ha ladrado al intruso?
¿Y cómo han podido acceder a la casa si todas las ventanas (salvo una muy pequeña) y puertas estaban completamente cerradas?
Sin embargo, los intrusos no consiguieron llevarse los cuadernos correctos, así que deciden cometer otro delito mucho mayor para lograr sus propósitos: alguien desaparece en plena noche de Villa Kirrin…
¿Podrán los chicos enfrentarse a los criminales sin ayuda de la policía?
Una mañana del mes de octubre Ana recibe una carta de su hermano Julián. A Willis y Johnson, compañeros de colegio de Julián y Dick, les han concedido un premio académico, por lo que los chicos podrán disfrutar de unos días de vacaciones juntos en pleno período escolar. Julián, ejerciendo de primogénito, lo organiza todo: harán una excursión por las landas llevando lo imprescindible, y por las noches dormirán en albergues y casas de campo. Los cinco se reúnen en el pueblo de Pippin; allí los chicos compran provisiones para abastecerse durante todo el día, y comienzan su aventura.
Los Cinco se van de nuevo a pasar las vacaciones en unos carromatos, y el camino los lleva cerca de las ruinas del castillo Faynights Castle. Por allí también acampan unos feriantes, nada simpáticos con los niños hasta que aparece la sobrina de uno de ellos, que resulta ser su vieja amiga «Jo». Pero cuando las cosas empiezan a ir bien, los muchachos ven una cara en la ventana del abandonado castillo. ¿Quién será y qué está sucediendo en las ruinas?
Los Cinco van a la granja Tremannon de vacaciones. Quieren disfrutar del mar, pedalear en sus bicicletas y probar los deliciosos guisos de la señora Pennthlan. Ana se siente feliz porque esta vez todos están de acuerdo en pasar unas vacaciones tranquilas. Pero una noche de tormenta Julián y Dick divisan una luz en la torre en ruinas de la costa. Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en que los naufragadores atraían de este modo a los barcos para hacerlos encallar y asaltarlos. ¿Tiene esta misteriosa luz algo que ver con aquellas viejas historias? Los Cinco se aventuran a investigarlo.
Los Cinco van a pasar las vacaciones a un picadero, donde conocen a una curiosa niña, «Enrique», que al igual que «Jorge», le gustaría ser un chico. Cerca de éste se extiende un brumoso páramo denominado el «Páramo Misterioso», ya que desaparece gente y por la noche hay extraños ruidos. Además, una caravana de gitanos se adentra en él cada pocos meses, y nadie sabe la razón. Cuando los chicos van a acampar allí, observan que algo extraño sucede, relacionado con los gitanos. ¡Empieza una nueva aventura!
Con la llegada del verano Los Cinco se reúnen en Villa Kirrin para pasar juntos tres magníficas semanas de vacaciones. Sin embargo, una visita imprevista enturbia sus planes veraniegos: Berta, la hija de un importante científico americano amigo de tío Quintín, se ve obligada a refugiarse en Villa Kirrin ante la posibilidad de ser secuestrada por unos hombres que, como rescate, pretenderían obtener información sobre el trascendental descubrimiento de su padre. Pero, a pesar de la precaución de los chicos, los secuestradores logran llevar a cabo su siniestro plan... que habría sido perfecto si no se hubieran equivocado de víctima.
«Tim», que tiene una oreja herida, lleva un collar especial que provoca la risa de los niños. Por ello «Jorge» decide irse con él de Villa Kirrin y acampar en Carters Lane, donde pronto acuden también Julián, Dick y Ana; juntos de nuevo esperan pasar unos felices días en el campo. Sin embargo, la noticia del secuestro de Guy, un chico explorador al que «Jorge» conoció al llegar a Carters Lane y la insistencia de unos hombres en que los chicos se alejen del lugar despierta la curiosidad de Los Cinco, que prevén nuevas y emocionantes aventuras.
¡Una semana de fiesta! Y hace buen tiempo. Los Cinco salen contentos en sus «bicis» hacia la granja de los padres de Toby, el amigo de Julián que vive en Billycock Hill. Después de conocer a la simpática familia del chico, nuestros amigos acampan en lo alto de la colina. ¡Todo es perfecto para pasar unos estupendos días! Además, hay muchas cosas interesantes en Billycock: el campo de aviación, el criadero de mariposas, las cuevas... Pero un suceso muy grave relacionado con Jeff, el primo de Toby, interrumpe los planes de todos. Los Cinco tienen que actuar de inmediato. ¡Atención amigos! No olvidéis a Rizado, el cerdito del hermano de Toby. Es importante.
Los Cinco pasaron el día de Navidad en cama. Tim fue el único que se libró del espantoso catarro que aún hace toser a sus amigos. Por suerte, el doctor les receta aire puro y los envía a todos a las montañas de Gales. ¡Al fin van a disfrutar de estas vacaciones! Así piensan los chicos cuando llegan a su destino, la granja de la señora Jones. Pero en una montaña vecina pasan cosas extrañas y algo oculta la misteriosa casa que hay en ella. Guiados por la pequeña Aily y sus mascotas, los Cinco salen a investigar en trineos. ¡Cuidado amigos: es una aventura peligrosa!
Los Cinco van de vacaciones a la Granja Finniston, la casa de los Philpot. Allí se alojan también otros dos huéspedes: un codicioso norteamericano obsesionado con apropiarse de los objetos de valor de la casa, y su hijo Junior, un chico maleducado al que pronto Tim da un buen escarmiento. Con la ayuda de Retaco, el perro de los Philpot, los chicos hallan el sitio donde hace años hubo un castillo que se incendió. Los Cinco, los gemelos Philpot, Retaco y la urraca Nariguda exploran el lugar sin saber que alguien los espía.