El inspector William Monk, ahora miembro de la Policía Fluvial del Támesis, se enfrenta a un enemigo muy peligroso: Jericho Phillips, sospechoso de dirigir una extensa red de prostitución infantil. Sin embargo, tras el juicio, Phillips es liberado. Decidido a probar su culpabilidad, Monk reabre el caso; pero a medida que se sumerge en los bajos fondos de Londres se percata de que el misterioso apoyo que recibe Phillips proviene de altas esferas de la sociedad. Con el apoyo de su esposa Hester, William Monk se enfrenta al más peligroso y escurridizo criminal de toda su carrera.
Ambientado en los muelles de Londres, esta decimoséptima entrega de la serie dedicada a Monk teje una inolvidable historia de inocencia y maldad. Para el carismático inspector William Monk, la aparición de un misterioso cadáver, estrangulado con una lujosa corbata, es la excusa perfecta para investigar los entresijos de la corrupción y la explotación infantil que se esconden tras la fachada de los más respetables círculos londinenses. Nada ni nadie quedará a salvo.
¿Será Monk capaz de revelar la verdad oculta detrás de una conspiración mortífera en torno al comercio del opio? Corre el año de 1864. En la ribera del Támesis Monk queda consternado ante la espantosa mutilación de una mujer cuyo cadáver es hallado en el muelle de Limehouse. Pero cuando investiga el brutal asesinato y descubre la relación de la víctima con el doctor Lambourn, brillante científico fallecido recientemente y acérrimo defensor de una nueva ley de farmacia para regular la venta de opio, resulta evidente que no todo es lo que parece. La viuda de Lambourn se niega a creer el veredicto oficial según el cual la muerte de su marido fue un suicidio; está convencida de que fue asesinado después de que la investigación que estaba llevando a cabo fuera desacreditada por funcionarios del gobierno resueltos a no poner trabas al lucrativo comercio del opio. Mientras aumentan las presiones sobre la Policía Fluvial para que descubra al asesino de Limehouse, Monk emprende una precipitada investigación que ahondará en los aspectos más turbios del comercio del opio, amenazando con poner al descubierto una trama corrupta que salpica a los estratos más altos de la sociedad.
Hester Monk, la esposa de William Monk, inspector de la Policía Fluvial del Támesis, cuestiona las finanzas de una iglesia de Londres en la que, al parecer, los donativos de los feligreses han terminado en los bolsillos del carismático predicador Abel Taft, para pagar su magnífica casa y los elegantes vestidos de su esposa y sus hijas. Como fruto de ello, Taft resulta acusado, y el brillante abogado Oliver Rathbone, recientemente nombrado juez, es el elegido para presidir el juicio contra él. La culpabilidad de Taft parece clara; sin embargo, en el último instante la defensa llama a un testigo que socava por completo los cargos. Entonces Rathbone da un paso bienintencionado pero temerario que podría arruinar su carrera, su reputación y hasta su vida. Justicia ciega presenta un rico y vívido panorama de la vida londinense, al tiempo que despliega un magnífico drama judicial.
Anne Perry nos lleva a ajetreada ribera del Támesis, donde una tarde de verano William Monk, comandante de la Policía Fluvial, presencia la horripilante explosión del barco de recreo «Princess Mary», que provoca la muerte de los casi doscientos pasajeros que celebraban una fiesta a bordo. La tragedia no es fruto de un accidente. Monk debería encargarse del caso, pero la investigación se le asigna al comisario de la Policía Metropolitana. Enseguida atrapan a un egipcio, Habib Beshara, que es juzgado y sentenciado a muerte. Sin embargo, casi con la misma rapidez, Monk presenta pruebas de que, Beshara, aun siendo un canalla, estaba en otro lugar en el momento de la explosión. La investigación, para entonces un desbarajuste absoluto, se pone a toda prisa en manos de Monk. ¿Guarda el crimen relación con la inminente apertura del Canal de Suez, que beneficiará enormemente a las navieras británicas? ¿O todos esos inocentes se ahogaron para asegurar el asesinato de uno sólo de ellos? ¿Cómo subió a bordo del barco el terrorista y cómo consiguió escapar? ¿Se trata de un anarquista o de un loco? Con el apoyo de su perspicaz esposa Hester y de su viejo amigo Oliver Rathbone, Monk deberá descubrir las respuestas, pese a que sus preguntas toparán con el rechazo de una formidable variedad de personajes poderosos y privilegiados.
Los hermanos Rand, Magnus, un médico astuto, y Hamilton, un genio de la química, buscan obsesivamente una cura para lo que por entonces se conoce como la «enfermedad de la sangre blanca». En el hospital de Greenwich, la enfermera Hester Monk está atendiendo a Bryson Radnor y descubre a tres niños débiles y aterrorizados, y se da cuenta de que han sido comprados para realizar experimentos con ellos. Los Rand están a punto de conseguir una cura y no pueden correr el riesgo de que se conozcan sus experimentos… Antes de que Hester pueda revelar el secreto, cae prisionera. Mientras el comandante Monk y sus fieles la buscan en las calles londinenses y la bella campiña inglesa, el tiempo se agota.
Cuando el comandante Monk de la Policía del Támesis es convocado para investigar la aparición de un hombre ahogado en el río, que resulta ser un prisionero fugitivo, tiene que vérselas nuevamente con el oficial de aduanas McNab, que alberga un amargo rencor contra Monk y que siempre intenta perjudicarlo. Tras la fuga de un segundo prisionero y a medida que las trampas de McNab se vuelven más terroríficas, Monk se verá forzado a recurrir a la ayuda de su mujer, Hester, y de su amigo el abogado Oliver Rathbone. Juntos, tratarán de desentrañar el misterio que rodea a las muertes en el Támesis y a la rivalidad enfermiza de McNab.
En toda su carrera como comandante de la Policía Fluvial, Monk nunca había visto una escena del crimen más espantosa: el propietario de un almacén húngaro yace muerto en medio de su oficina cubierta de sangre, el pecho atravesado por una bayoneta y misteriosamente rodeado por diecisiete velas, sus mechas sumergidas en sangre. Al sospechar que el asesinato puede estar motivado por prejuicios étnicos, Monk se dirige a la comunidad húngara de Londres en busca de pistas. Con la ayuda de su esposa, la exenfermera Hester, que está lidiando con un veterano de guerra traumatizado posiblemente involucrado en los asesinatos, Monk combatirá la desconfianza, la hostilidad y las amenazas de las mismas personas que intenta proteger. A medida que se multiplica el número de cadáveres, también aumenta la resistencia a la policía. En una carrera descontrolada contra la epidemia de terror que siembra el asesino, Monk deberá ser más implacable que nunca.
La esposa de Harry Exeter, un poderoso y acaudalado constructor del Londres victoriano, ha sido secuestrada y sus raptores exigen que la entrega de la rehén a cambio del rescate se haga en una de las zonas más inhóspitas y oscuras a orillas del río Támesis. Para proteger tanto a Exeter como a su esposa, el comandante Monk es el encargado de supervisar la operación. Sin embargo, al llegar al lugar del encuentro, tanto él como sus compañeros caen en una emboscada.
Es evidente que Monk ha sufrido la traición de uno de sus hombres. Para averiguar quién ha sido el culpable, el comandante deberá indagar en el pasado de todos ellos. Así descubrirá quiénes esconden un terrible secreto y a quién profesan de verdad su lealtad. ¿Pondrá Monk su vida en juego para resolver el caso?
Nicolasa solo tiene ocho años, avanza despacio, deteniéndose para mirar atrás cada vez que un relámpago ilumina el tenebroso pasillo de su casa madrileña. Se acerca a la puerta de la habitación y duda antes de asomarse. Sabe que no debería hacerlo, pero le puede la curiosidad. Lo que no sabe es que a partir de ese momento no volverá a conciliar un sueño tranquilo. Dos décadas después Nicolasa es psicóloga, vive en Lisboa y se ha casado con Nuno, un policía portugués. Su relación atraviesa una crisis debido a que cada uno se plantea diferentes prioridades: ella, triunfar en su profesión; él, formar una familia. La aparición de un cadáver con agresiones similares a dos anteriores revela la existencia de un asesino en serie. Nicolasa presiona a su marido para que se entregue a fondo en el caso y consiga un ascenso. Él accede con la condición de que lo ayude a elaborar un perfil del asesino. En ese momento, una enigmática mujer inicia una terapia en la consulta de Nicolasa, y le confiesa que se encuentra inmersa en una tortuosa relación con un hombre casado. Un hombre cuya descripción se parece demasiado a la de Nuno, su propio marido.
Morir lo necesario nos sumerge en un mundo de drogas, corrupción, vínculos nocivos y un drama familiar. Las vidas de Miguel, Facundo y el detective Fernández se verán entrelazadas trágicamente
El hallazgo de un cadáver en el predio de un barrio privado en construcción es un mal augurio y mala publicidad para sus dueños, presionados por hallar al culpable. El detective Luis G. Fernández junto a la oficial Romina Lacase no descansarán hasta llegar a la verdad. Entonces, ¿quién es el verdadero culpable? No siempre es el que aprieta el gatillo. Con un suspenso vertiginoso y una prosa excepcional, Alejandro G. Roemmers aborda preguntas difíciles sobre la confianza, la amistad, la familia y las consecuencias de las decisiones que tomamos a diario. En estas páginas hilvana una trama moderna y sagaz que cuestiona el origen único de los hechos. El autor nos dice que las responsabilidades siempre son múltiples.
¿A qué huelen las nubes de esta novela? Las nubes de esta novela huelen a podredumbre. El asesinato de un periodista de investigación en la isla de Mallorca y la torpe serie de acciones y reacciones que desencadena sirven como hilo conductor a esta trepidante narración. Un magnífico thriller que retrata —con un estilo conciso y directo, y con gran conocimiento de causa— las relaciones que tejen y anudan la corrupción en España. Es esta una narración dura —violenta en muchos aspectos— como no podía ser de otra manera, pues la voz del narrador se acerca a la del protagonista principal, un policía nacional curtido en las alcantarillas de la lucha antiterrorista y sobrado de testosterona.
El inspector Ahlsten, comandante de noche de una comisaría de policía de Estocolmo, se convierte en un verdadero investigador criminal en un caso de asesinato que sobrepasa a su jefe el comisario Frisell de la Brigada criminal. Clara Thunberg, la rica esposa de un hombre cuya principal ocupación es tocar el piano, es asesinada, y todos los de su entorno se convierten en sospechosos: su hermano Holger, Don Miguel Esquigiribia de Brasil, el criado Arne Fahlström. Después de que los primeros indicios apunten al marido, el meticuloso trabajo de investigación de la policía arroja pistas que nadie es capaz de interpretar. Ahlsten saca conclusiones como Sherlock Holmes y resuelve el caso en el último minuto, cuando es inminente un segundo asesinato después de que el criado se haya suicidado.
¡Los North se encuentran con un cadáver en el estudio del último piso de la vieja casa en la que viven! Después de haber estado vacío durante mucho tiempo, la Sra. North decide que es el lugar ideal para una fiesta y se lleva a su marido a comprobarlo. Abren la puerta ¡y encuentran a un hombre asesinado en la bañera! Sin ninguna pista, ni siquiera la identidad del cadáver, sin nada para comenzar excepto los North y su gato negro Pete, el detective Weigand comienza a tejer su red y a reunir en ella el conglomerado más asombroso de información. Con la ayuda de las "corazonadas" de la Sra. North, llega a una conclusión brillante, entretenida y fascinante.
Jerry y Pamela North se han enredado con innumerables asesinos, chantajistas y ladrones, pero nada podría prepararlos para un fin de semana con las tías de Pamela. Thelma, Lucinda y Pennina llegan a la ciudad como huracanes y no se dan cuenta de la destrucción que causan. Ninguna cantidad de martinis puede calmar los alterados nervios de Pamela y Jerry, y cuando los martinis dejan de hacer efecto, los Norh tienen un problema. Las tías están en la ciudad para ver a su vieja amiga Grace Logan, una viuda cuyo temperamento es tan frío como la ginebra helada. Pero mientras toma el té, Grace hace algo terriblemente fuera de lo común. Ella se agarra, jadea en busca de aire y muere. Cuando el trío de tías se ve implicado en su envenenamiento, le corresponde a los North limpiar sus nombres y sacarlas de Manhattan para siempre.
En «El hombre hueco» de John Dickson Carr, una de las mejores novelas policiacas que se han escrito, un personaje identifica al género policial con la magia y pasa a describir cómo puede hacerse desaparecer a una persona, al aire libre, sin los trucos a los que recurren los profesionales en el teatro: a un campo abierto llega un jinete ataviado llamativamente y acompañado de un grupo de ayudantes a pie y uniformados como pajes; éstos, en un momento, forman un círculo alrededor del caballero quien, cuando se separan, ha desaparecido. La ejecución es muy simple: el traje del caballero es de papel y, al cubrirlo sus ayudantes, se lo quita, lo dobla y lo esconde en sus ropas que son el mismo uniforme de los demás, a los que se une. Así se «desvanece en el aire» ante los espectadores. Éstos, comenta Carr, no alabarían el ingenio del truco sino que se sentirían «defraudados» de saberlo, sensación parecida a la que experimentan algunos lectores cuando en el capítulo final se da la solución a un problema embrollado. En una novela policiaca se parte de lo maravilloso a lo racional, situación inversa a la que se da en el cuento de terror. Bien sabe esto María Elvira Bermúdez (1912), autora de los seis relatos detectivescos de este volumen y aficionada de «hueso colorado» al género. Bermúdez considera que si la explicación del crimen «imposible» satisface los requerimientos de la lógica, se cumplen las rigurosas normas de esta literatura, «la más difícil de escribir: saber quién fue el asesino y conocer sus motivos constituyen un reto a la imaginación y a la capacidad intelectual del lector». Por supuesto que un buen relato debe ajustarse al «juego limpio» y el autor debe dar todos los elementos necesarios para que se descubra el misterio.
Un hombre. Una oportunidad. Rusia, 1879. Un atentado contra la vida del zar Alejandro II lo deja ileso pero revela una conspiración muy profunda. El presunto asesino es apresado y poco después colgado. Entre sus posesiones se encuentra una lista de nombres que dará pistas a la policía para descubrir a los demás conspiradores. Porque Rusia está llena de conspiradores: movimientos revolucionarios organizados han comprendido que, para lograr un cambio, es necesario tomar acciones dramáticas; ya no valen medias tintas ni posiciones seudoconciliadoras como la del doctor Frederick Hadfield, un inglés que vive en San Petersburgo y que se verá más involucrado de lo que quisiera con el grupo de conspiradores…
Patrullando una noche de verano por las calles cercanas al Támesis, el agente Wedderburn recibe de manos de un taxista una especie de cesta que alguien ha abandonado en el interior del vehículo. La conversación entre el policía y el taxista es interrumpida por una pandilla de juerguistas que recorren las calles alborotando y que se empeñan en abrir la cesta… El contenido, extraído por manos nerviosas e impacientes rodó por el suelo de la calle hasta el círculo de luz de los faros, y, deshecho el envoltorio de papeles de periódico arrugados y ensangrentados, apareció la cabeza de una mujer, la cual no tardó en ser identificada como la actriz cinematográfica Rita Morning. ¿Cómo ha llegado la cabeza hasta allí? ¿Dónde está el cuerpo? ¿Por qué y cómo fue asesinada Mary Robbins? ¿Quién la mató? ¿El amante con quien se disponía a casarse? ¿Alguno de los amantes desdeñados por ella? ¿Acaso el misterioso viajero que había perdido su tíquet para las carreras? ¿El ladrón sin suerte? ¿El soldado al que nadie había visto durante muchos años, o el abogado demasiado solícito?
George Furnace, prestigioso instructor de vuelo en el Aero Club Baston, muere en el acto cuando su avión se estrella en la campiña inglesa. Aunque aquellos que lo conocían están desconcertados, pues era un excelente piloto y el aparato estaba en perfecto estado, la instrucción forense archiva el caso con el veredicto de muerte accidental. Pero un inesperado visitante, el australiano Edwin Marriott, obispo de Cootamundra, que ha llegado al club para aprender a pilotar y poder así ejercer su ministerio en las zonas más remotas de su diócesis, sospecha que la verdadera historia es algo más complicada: podría tratarse de un suicidio o incluso de un asesinato. Junto con el inspector Bray, de Scotland Yard, el intrépido ministro tratará a toda costa de desenmascarar la verdad.
Un importante industrial vasco se ve inesperadamente chantajeado por una oscura banda criminal, hasta entonces desconocida. Advertido de que, si acude a la policía, su familia sufrirá consecuencias indeseables, decide contratar en secreto los servicios de Víctor Fosch. Éste experto criminalista acometerá la difícil tarea de introducirse en el ambiente cotidiano del empresario, donde pronto se dará cuenta de que nada es lo que parece. Así, Fosch irá desentrañando la sorprendente trama que se oculta tras la extorsión al empresario. Una novela policíaca amena, intrigante y rápida, que atrapa al lector con un desarrollo ágil e inteligente. Este thriller hará disfrutar a los lectores con la atractiva personalidad de Víctor Fosch y con sus descripciones de los distintos ambientes de San Sebastián. Una novela que se desarrolla en un entorno diferente al habitualmente presentado por los thrillers americanos a la moda.