Con ocasión del 75 cumpleaños de Cees Nooteboom, Rüdiger Safranski recopiló esta selección de textos extraídos de novelas, relatos, poesías y ensayos de viajes del autor, amigo suyo desde hace muchos años. Estos textos nos muestran en conjunto a un Nooteboom romántico —con ironía y sin ella—, un poeta filósofo, testigo políticamente atento, nómada moderno y escritor que no sólo reflexiona sobre la relación entre los viajes reales y los imaginarios, sino que también la vive. Como señala el propio Rüdiger Safranski en su prólogo a este exquisito breviario: «Quien utiliza las ficciones como lo hace Nooteboom habita en lugares reales e imaginarios, es contemporáneo del presente y del pasado y percibe el futuro que comienza en cada instante. De este modo, Nooteboom anda errante, lleno de curiosidad, entre los mundos, entre el pretérito y el actual, entre el descubierto y el inventado».
Desde los primeros intentos por rescatar a la literatura medieval del olvido y el desprecio de los hombres del Renacimiento, François Villon (François de Montcorbier, 1431-1463) fue considerado el único gran poeta francés de esa época incierta. Poeta truhán, «habitué» de las tabernas, pedigüeño sin suerte en diversas cortes, asesino y místico, amigo de las prostitutas, suscitó más que otros las simpatías de los escritores románticos. Y hasta principios de este siglo fue su leyenda la que prevaleció por sobre el conocimiento de su obra, difícil e involuntariamente obscura, enclavada en su tiempo histórico y su itinerario personal (hombres que conoció, personajes del París de mediados del siglo XV, secretos que apenas se dejan adivinar, ya que buena parte de la obra de Villon fue escrita para goce de sus cómplices, por lo que está sembrada de alusiones obscuras y sugestiones). Durante el siglo XX el interés despertado por la Edad Media impulsó al estudio crítico de sus textos por parte de muchos investigadores (en la Argentina, Rubén Abel Reches ha logrado, sin duda, la mejor versión española de los «Testamentos»).
Esta entrega poética de Ch. Bukowski constituye, a pesar de la reducida extensión, una muestra bien representativa, suerte de concentrado donde el lector encontrará sus temas habituales (la angustia existencial y creativa, los excesos etílicos, el sexo ligero y los amores dolientes, la crítica feroz al sistema político y económico, cultural y literario, o la observación fraterna de los marginados) y el estilo con que los expresa, caracterizado por un tono prosaico, con aire de relato o diálogo, al que subyace sin embrago un ritmo netamente lírico que logra mediante una trabajada y rara versificación. En suma, cristaliza aquí el singular contraste distintivo del Bukowski poeta, que funde la provocación burlona con la tierra empatía, la confesión introspectiva con el testimonio de la vida y el prójimo, el tono coloquial de conversación con destellos de lírica pura, todo ello aderezado de sinceridad brutal, pasión, locura casi, como quien tocara borracho un piano convertido en tambor hasta hacerse sangre.
Cuando se suicidó, disparándose un balazo el 5 de febrero de 1967, estaba sola y desesperada como era más o menos su costumbre y parte de su oficio humano. No es que cultivara la incomprensión, pero era bastante hosca por naturaleza y odiaba sin piedad a los imbéciles. Ella misma confesó una vez que era una de las mujeres más feas del mundo, lo que era cierto y también una gran mentira. Porque cuando iba cantando, cuando se la escuchaba, nacía otra mujer cuya hermosura iba creciendo como una tempestad incontenible. Presentamos en este volumen una crónica apasionada de la vida de la folklorista chilena, precediendo a la primera recopilación de los textos de sus canciones, ahora popularizadas por Mercedes Sosa y Joan Baez, ilustradas por sus arpilleras y cuadros, y con fotografías inéditas.
El libro del poeta que conquistó un país entero en menos de tres minutos. Toda la felicidad del universo es un recopilatorio de historias cortas, cuentos y poemas que tratan sobre el amor, la soledad, el olvido, el dolor, la alegría, la felicidad, la vida y la muerte. Un exquisito pero agridulce viaje a través de los sentidos que cautivará y hará reflexionar al lector.
«… Todas las voces todas, todas las manos todas pueden ser canción en el viento…» el himno de la unidad de los pueblos al decir de muchos fue «Canción con todos». Encuentros, creaciones conjuntas, viajes, peñas, ponencias como aquella de Armando Tejada Gómez en el Foro de la nueva canción en México cuando dice «la canción nace de la entraña de sus pueblos… cabe la flor y el cataclismo». El nuevo Cancionero gestado en Mendoza juntó artistas de más de 20 idiomas, extendió su canto por Latinoamérica, despertó voces con los sentires propios de otros lugares y dio lugar a las nuevas generaciones en los escenarios. Enseñó de lado a lado. «Preocupate por los contemporáneos» diría Mercedes Sosa. El Movimiento pasó las fronteras de los géneros musicales y Mercedes Sosa llevó el compromiso social a los escenarios del mundo. «Fue la encarnación del nuevo cancionero», como dice el periodista Rodolfo Braceli.
Las personas salen y entran de nuestras vidas. Algunas veces nos marcan, otras no. Siempre nos quedan cosas que no se dicen. Nos escuchamos poco. Mientras ninguno de ellos miraba de mi mano surgieron palabras, la mayor parte de ellas tan vivas que eran chorros de imagen y palabra en mi cabeza. El resultado de todo ello, aquí está. Desde lo más profundo, desde lo más verdadero de uno mismo.
El TRISTÁN de EILHART VON OBERG es el único poema altomedieval sobre los amores entre este héroe y la reina Isolda que ha sobrevivido completo hasta nuestros días. La historia de esta inmortal pareja de amantes comenzó a componerse en la segunda mitad del siglo XII, y de los múltiples manuscritos en los que se plasmó solo se conservan fragmentos. Con estas limitaciones, la versión de Eilhart von Oberg resulta una pieza clave para reconstruir fielmente una de las novelas de amor más originales y complejas de la literatura universal.Por su parte, los casi veinte mil versos que nos han llegado del TRISTÁN E ISOLDA de GOTTFRIED VON STRASSBURG paradójicamente constituyen, a pesar de su fragmentariedad, una visión del mundo global, codificada en sus aspectos filosóficos y teológicos, que a través del culto a la pasión erótica desarrolla diversas concepciones místicas medievales. De ahí se derivan las numerosas y polémicas interpretaciones de la obra, que, lejos de producir un consenso entre los estudiosos, no hacen sino sugerir la inagotable vigencia que anima esta historia de extraña e intensa belleza.
El alma, la mente y el corazón son atrapados por la expresión espontanea de lo natural, del ser y del sentimiento. Es la manifestación más noble y sublime de la sensibilidad humana, plasmada, en sucesión, por la naturaleza, la mujer y el amor. La naturaleza es exaltada, puesta de relieve como la más genuina representación de la belleza. La mujer se define así misma por medio de sus atributos. El amor es un ángel andante que va tocando y transformando el interior de cada ser humano, e induciéndolo a aferrarse a la vida a cada segundo y cada paso.
Siguiendo una vieja tradición que se remonta a Esopo y Fedro, y que había reanudado en Francia La Fontaine, compone Samaniego sus Fábulas, las primeras que de forma sistemática se escribieron en España. Quizá alguna moraleja se nos haya quedado un poco arcaica y nos haga sonreír. Pero lo que sigue siendo sólido son las historietas, esos diálogos de animales donde campea el buen humor, el ingenio, la ironía, el desenfado a veces, sin que falten momentos de lirismo, o ciertas reflexiones sobre la política, el poder, la tiranía y el comportamiento humano en general, que quizá no dejen de tener validez en nuestros conflictivos tiempos.
Lear, el rey del nonsense inglés, fue el vigésimo de veintiún hermanos y el primero en pintar pájaros. El conde de Derby le invitó a dibujar las aves de su parque zoológico privado, y Lear añadió el Libro del absurdo para divertir a los nietos. Viajó sin cesar, se enamoró de Italia, dibujó, escribió miles de cartas y magnificó a su gato. Sorprende la ausencia de relación con Carroll, con quien tiene tantos puntos de contacto. Su humor no fue agrio. Como ha escrito Evelyn Baring, «ni su pobreza ni su frustración agriaron su carácter, esencialmente bondadoso, ni tiñeron con la menor sombra de cinismo un humor que fue, por encima de todo, afable y genial».
Poesía erótica. Poemas deliciosos al hombre idolatrado y comestible: el hombre es un mango, un salmón, un filete de lengua y otros manjares. Aborda la naturaleza del placer, la obsesión, el voyerismo, el sexting, la dominación-sumisión y hasta del romance. Escrito en un lenguaje directo que te hará reír y desear con ganas.
Los dos libros que vienen a continuación, más las dos cartas del vidente, pueden constituir una experiencia literaria inolvidable en todos los niveles en que el lector se sitúe. Para mí lo fueron, cuando no sabía casi nada. Y vuelven a serlo ahora, cuando lo sé casi todo —mal. De modo que lea usted y no se preocupe de nada. RAMÓN BUENAVENTURA
Salvo alguna excepción, escasos son los poetas que como Arthur Rimbaud (Francia, 1854-1891) se atreven a cruzar el límite de la cordura y abrazar el lado salvaje de la creación. Así, su imagen de poeta-niño se asocia indisolublemente con el del furioso iconoclasta, el ángel exterminador. Una temporada en el infierno es una composición de ruptura: el adolescente incomprendido y excesivo se debate entre su pasión y su vieja conciencia religiosa; poesía y vida están ferozmente entrelazadas. Rimbaud pertenece a la clase de los brujos y los exiliados; es un vagabundo, un marginal, un «negro». Es decir, se sabe irrecuperable.
Nadie nació tantas veces como Fernando Pessoa: en Lisboa el 13 de junio de 1888, en abril de 1889 de nuevo en Lisboa y en Tavira el 15 de octubre de 1890, entre otras. Fernando Pessoa nació cuantas veces quiso, ventrílocuo de sí mismo, empeñado en dar no sólo voz sino vida completa (por más que para él poca vida había fuera de la escritura) a todas las voces que le habitaban. Quiso llevar cada matiz, cada contradicción de su alma, hasta el extremo, y para ello creó su interna multitud, su hermandad de heterónimos. Escribió los poemas de todos ellos, publicó sólo cuatro libros en vida y unos cuantos poemas en revistas, y amontonó todo lo demás en un baúl que se haría famoso; un baúl lleno de gente, según expresión feliz de Antonio Tabucchi. Otros poetas modernistas, dice Robert Hass, como Yeats, Pound o Eliot inventaron «máscaras a través de las cuales hablaban ocasionalmente… Pessoa inventó poetas enteros».
Una nueva edición de la poesía completa de Carlos Barral, uno de los grandes poetas de la generación del 50, a cargo de Andreu Jaume. Antes que editor y memorialista, Carlos Barral fue poeta. A menudo alejado de las corrientes estéticas al uso, creó un mundo en el que se entreveran meditaciones acerca de la vida civil y moral de su época, la segunda mitad del siglo XX, la elegía por el paisaje mediterráneo de su Calafell natal, el viaje, la pintura y, ya en el último tramo de su obra, el miedo y la decadencia en las cercanas costas de la muerte. En esta nueva edición de su poesía completa al cuidado de Andreu Jaume y con epílogo de su nieto, el editor Malcolm Otero, recuperamos el título con el que Barral reunió por primera vez su obra en verso, Usuras y figuraciones, proponiendo una nueva secuencia de los poemas que muestra su evolución estética y permite al lector disfrutar de una de las poéticas más personales de la literatura española contemporánea.
Muchos son los lectores de poesía que esperaban un nuevo libro de Guillermo Carnero desde que en 1990 publicó «Divisibilidad indefinida». Nueve años después, probablemente nueve años de reflexión, vuelve a la poesía con este esperado y hermoso «Verano inglés», en el que mantiene las características distintivas de su obra, iniciada en 1967 con «Dibujo de la Muerte»: la equivalencia de la motivación biográfica y la cultural, entrelazadas en una síntesis mutuamente iluminadora; la riqueza y la precisión de un lenguaje forjado en la tradición barroca y simbolista; el enfoque tanto emocional como reflexivo de un discurso que vuelve sobre sí mismo para interrogarse sobre su propia naturaleza y razón de ser. Si «Divisibilidad indefinida» introducía en la trayectoria de su autor una novedad destacable, el intimismo directo con que algunos de sus poemas exponían su meditación sobre la soledad y el desengaño, «Verano inglés» prolonga esa evolución, que ha dado a la poesía de Guillermo Carnero mayor capacidad de comunicación y ha hecho más accesible su verdad emocional. Este nuevo libro relata una historia de amor, con los matices que el más radical de los sentimientos adquiere en esa edad mediana que está a un paso de la vejez: la iluminación por unas ilusiones que pueden ser las últimas, la plenitud intelectual y física compartida, el inevitable fracaso y la renuncia. Comienza en un ambiente de pintura erótica de los siglos XVIII y XIX, y termina con la sobriedad ascética de un Zurbarán sin Dios, y sin más consuelo que la belleza inanimada del arte y la triste hazaña de la escritura.
Verso a verso fui creciendo" son los poemas que he ido escribiendo a lo largo de mi adolescencia. Han constituido mi diario, mi caminar de cada día, mis latidos, mis parpadeos, mi respiración… Aquí tenéis algunos retales de mí que he ido hilando día a día. Son auténticos, son sinceros, son mi terapia, son mi caminar de cada día, son parte de mí, de mi evolución. He crecido con ellos. Hoy quiero compartir ese camino contigo. ¿Me acompañas en este viaje?