Estás ante la decisión más importante de tu vida. En poco tiempo, y si tienes suerte, podrás unirte a un grupo de mandalorianos de los de antes. Formas parte de un pueblo que puso al borde del colapso a la Antigua República hace 4.000 años. Aunque poco queda de vuestra fuerza anterior, el Imperio se sacudiría con sólo escuchar que os estáis reorganizando. Te llegaron rumores de la reunificación mandaloriana, y tú no pudiste quedarte a un lado.
El grupo de mandalorianos a los que te pretendes unir, inspiran absoluta confianza. No temen a nada ni a nadie, y quieren erradicar el tópico de que un mandaloriano sea un mero mercenario, o un burdo cazarecompensas. Sois mucho más que eso. Tras la batalla, buscáis el honor y el poder sobre nuevos mundos. Echas en falta la presencia de tu padre, pues era un gran guerrero como lo serás tú en breve tiempo.
Ajustas con cuidado tu blindaje. Reluciente como está, nadie diría que hace unas pocas semanas era poco menos que un amasijo de hierros en tu almacén de Mandalore. Desde allí, huyendo de la molesta presencia del Imperio, te dirigiste hasta Ord Mantell. Boba Fett, antiguo amigo de tu padre, te recomendó unirte al grupo de mandalorianos que secretamente se están reorganizando en una base militar oculta en Ord Mantell. Sólo esperas no defraudarle.
No todos los grandes héroes de la galaxia conocida son humanos o alienígenas. Más de uno y más de dos androides han tenido y tienen que ver con el devenir de la galaxia, ya sea en el Imperio o en la Alianza Rebelde. A ti, ni te va ni te viene, pues más pronto que tarde terminas cambiando de dueño. En esta ocasión, tu amo es una babosa gigante llamada Jabba. Se trata de un Hutt, natural de Nal Hutta, aunque más que su aspecto te preocupan sus compañías.
No te gustó nunca la pinta de aquel horrible lugar ni la de tus compañeros de tareas. Tus motivadores parecían no engañarte, o al menos eso es lo que te hacían percibir tus foto receptores, que tan extrañamente bien programados has tenido siempre. Sin embargo, tus sospechas se han convertido en el resultado preciso de una secuencia lógica activada por la destrucción de una unidad R2 con la que compartías tarea.
Apenas te has repuesto de la destrucción de la susodicha unidad, precisamente con la que más partículas de carbono y componentes tenías en común, cuando el capataz de la instalación, un atroz centro de sufrimiento para androides situado en el Palacio de Jabba, te manda llamar. Ni siquiera tiene el decoro de evitar inquietar tus sensores acústicos con el básico galáctico, en vez del limpio código binario. Estás convencido que su programación detecta tu frecuencia de energía repleta de electrones.
Una vez más te han encomendado la importante misión de explorar los bosques en busca de formas de vida ajenas a la tribu. Jamás encuentras nada en estas incursiones, pero tal vez en esta ocasión logres toparte con algo. Recuerdas aquella vez en la que jurarías haber visto a seres ataviados de blanco, pero tan pronto como te acercaste huyeron en un aparato que hacía un ruido de mil demonios.
Aunque preferirías quedarte dormido en una rama de árbol, sabes que tu gente cuenta contigo, y que te estás ganando el favor de importantes miembros de la tribu. No contento con eso, crees haber llamado la atención de la bella Latid, una preciosa Ewok que te robó el corazón desde el primer momento en que la viste aparecer ante tus ojos. Además, es posible que esta misión, sencilla en apariencia, aunque nunca se sabe, te proporcione una cabaña propia e incluso un ala delta como es debido, ya que todavía recuerdas con pesar el resultado de tu último vuelo sobre los altos árboles que rodean el poblado.
Así pues, ajustas con cuidado tu mochila de piel y compruebas todo tu equipo. Un vistazo rápido basta para comprobar que llevas todo lo que precisas: un cuerno para hacerlo sonar si estás en apuros, una pequeña y rústica cantimplora con agua fresca bendecida por Logray, ungüento para heridas y tu colección de piedras brillantes. Ya está todo. ¡No, espera! ¡No te olvides tu lanza!
La nave carguero en la que has viajado hasta Nar Shaddaa aterriza lenta y parsimoniosamente. Miras a tu alrededor y sólo ves a comerciantes y algún que otro sujeto sospechoso. En resumen, nada fuera de lo común en este ambiente en el que has decidido aventurarte. Sabes que tu vida correrá peligro haya donde vayas aunque, dicho sea de paso, la de tu primer objetivo te preocupa mucho más. Todavía no terminas de asimilar haber aceptado el trabajo, pero ahí estás.
Tu panel de datos te proporciona toda la información que precisabas. Al parecer, alguien jugó una mala pasada a un alto cargo imperial. El muy estúpido le vendió mercancía de contrabando y eso afectó a la carrera política del comprador. Tu misión es clara: encontrar a ese pobre diablo y ahorrar trámites al Imperio.
Bajas del carguero y echas un vistazo a Nar Shaddaa. Para cualquiera con dos dedos de frente sería un planeta a evitar, pero seguro que ningún cualquiera ganará la friolera de 2.000 créditos en una sola noche.
Mos Eisley no ha sido la misma desde hace unos meses. No sabes exactamente qué ocurrió, pues la principal fuente de información de la ciudad es La Cantina, y como todo el mundo sabe, Wüher no tolera tu mecánica presencia. Aún así, gracias a tus habilidades para los idiomas, has podido entresacar a los Jawas, esas extrañas y molestas criaturas que en más de una ocasión han puesto sus ojos en tu cuerpo, que la Alianza Rebelde estaba metida en el ajo.
En todo caso, tus quehaceres diarios te mantienen ocupado y ajeno a problemas distintos de prestar la debida atención a tu amo. Te resulta extraño imaginar qué hacía antes de contar contigo, pero en todo caso tu trabajo no es del todo desagradable, si bien preferirías hacer de traductor en algún palacio o similar.
Estás inventariando el material. Es una actividad rutinaria y tediosa, pero tu amo lo ha ordenado y no hay mucho más que decir. Aún así, tu programación está siendo claramente desperdiciada.
Otra Cantina más donde desplumar a unos incautos lugareños. Eso es lo que pensaste cuando entraste en este antro de Clak’door VII, pero lo que encierra un lugar de estas características siempre es desconcertante, y tras varias manos nada afortunadas, perdiste gran parte de lo ganado hasta ese momento. Sólo ahora te lamentas por no haberte sabido retirar a tiempo. Incluso, dudas que puedas tener suficiente como para salir del planeta. En esta ocasión la avaricia no ha sido buena compañera de viaje.
Tu cara refleja preocupación. Miras a las distintas mesas en la que jugadores de todo tipo se arremolinan en busca de una jugada que les haga ricos. Echas un vistazo a la barra, donde la chica que te había dado suerte está ahora acaramelada con un rodiano.
Chasqueas los dedos, y manejas cuidadosamente tu baraja de la suerte. Vuelves a echar un vistazo a las mesas, tratando de encontrar algún jugador con pinta de despistado. Seguro que más de uno te ve a ti de esa manera. Se equivocan...
Malditos piratas trandoshanos. Los maldecirás durante el resto de tu vida. Bueno, para ser preciso, los maldecirás durante el resto de sus vidas, ya que esperas encontrarlos y separarles los brazos del torso. Sin embargo, eso tendrá que esperar. Tu cabeza aún está dolorida tras haber sido reducido por sus malditos dardos tranquilizantes. Esperabas el fin, pero despertaste y estás atrapado en una rara instalación militar. Te parece haber oído hablar de ello. El Imperio lo llaman, y sólo esperas escapar de allí cuanto antes.
Echas un vistazo y no ves muchas opciones. Tu celda es sólida, y no crees que puedas destrozar la puerta por muy fuerte que seas. Escuchas a los soldados pasar de un lado a otro. No debe haber muchos, y tal vez puedas con ellos, si puedes salir de allí...
Emites un rugido enfurecido una vez más. Sin embargo, esta vez no recibes respuesta alguna de esas sabandijas que vigilan tu celda. Se trata de unos extraños sujetos vestidos con armaduras blancas. Debe tratarse de parte de esos imperiales.
Geronimo Stilton es el editor del Eco del Roedor, el periódico más leído de la Isla de los Ratones. La profesión de Geronimo le hará vivir muchas peripecias que, trasladadas a la vida ratonil, se parecen mucho a la vida real: reporteros agresivos, noticias exclusivas, robos de manuscritos, arriesgadas expediciones... pero siempre respetando ‹‹el código de honor›› del buen reportero -sinceridad, igualdad y paz- del que Stilton y su equipo hacen gala. El mundo del periodismo en clave...ratonil. La agitada vida de periodista y editor del periódico le lleva a buscar un ayudante que sea capaz de liberarlo de algunas tareas. El apuro y el agobio hacen que contrate a Pinky Pick, una ratoncita adolescente que traerá aire fresco a la redacción, así como varios problemas para el ratón. Pinky es todo lo contrario a Stilton: desenfadada, alegre, moderna, escucha rock a todo volumen y no le falta valor ni atrevimiento. Poco a poco, la nueva ayudante revolucionará El Eco del Roedor y contagiará con su frescura a su jefe, mientras viven una asombrosa aventura en el Polo Norte.
Geronimo Stilton es el editor de El Eco del Roedor, el periódico más leído de la Isla de los Ratones. La profesión de Geronimo le hará vivir muchas peripecias que, trasladadas a la vida ratonil, se parecen mucho a la vida real: reporteros agresivos, noticias exclusivas, robos de manuscritos, arriesgadas expediciones... pero siempre respetando «el código de honor» del buen reportero -sinceridad, igualdad y paz del que Stilton y su equipo hacen gala. El mundo del periodismo en clave... ratonil. Todo comenzó con un café con leche... y con los ojos de una encantadora y artistocrática ratoncita. A partir de entonces, cada suceso fue cayendo como una cadena de dominó hasta convertirse en una gran aventura. Para conseguir el amor de la bella condesa Provoleta De La Gruyère, Geronimo Stilton busca convertirse en un héroe memorable. Por eso acepta acompañar a Trampita, Tea y Benjamín en una mágica travesía por la Isla Mariposa. La misión es encontrar el Valle de los Quesitos, la Octava Maravilla. Pero no es una tarea fácil. Ni el gran explorador Ratingstone lo ha logrado. Sin embargo, a Geronimo lo mueve el amor, un sentimiento que todo lo consigue.
Geronimo Stilton es el editor del Eco del Roedor, el periódico más leído de la Isla de los Ratones. La profesión de Geronimo le hará vivir muchas peripecias que, trasladadas a la vida ratonil, se parecen mucho a la vida real: reporteros agresivos, noticias exclusivas, robos de manuscritos, arriesgadas expediciones… pero siempre respetando «el código de honor» del buen reportero -sinceridad, igualdad y paz- del que Stilton y su equipo hacen gala. El mundo del periodismo en clave… ratonil. Los editores de Ratonia huelen los buenos libros como el queso, a kilómetros de distancia. Geronimo Stilton estaba seguro de que el manuscrito de Nostrarratus sería todo un éxito de ventas. Él lo había predicho todo, ¡hasta la fecha del fin del mundo! Pero Geronimo no era el único editor interesado en el manuscrito. Por eso, cuando menos lo esperaba, su vil competidora, Sally Ratonen, se lo robó. ¡Ojalá fuera esa sólo la única preocupación del editor de El Eco del Roedor! Antes de recuperar el manuscrito deberá sobrevivir a un importante viaje a Ratonkfurt organizado por Pinky, su alocada y divertida secretaria adolescente.
Geronimo Stilton es el editor del Eco del Roedor, el periódico más leído de la Isla de los Ratones. La profesión de Geronimo le hará vivir muchas peripecias que, trasladadas a la vida ratonil, se parecen mucho a la vida real: reporteros agresivos, noticias exclusivas, robos de manuscritos, arriesgadas expediciones… pero siempre respetando «el código de honor» del buen reportero -sinceridad, igualdad y paz- del que Stilton y su equipo hacen gala. El mundo del periodismo en clave… ratonil. Una boda es una oportunidad para encontrarse con la familia, divertirse y pasarlo en grande. Sin embargo, cuando el que se casa es la persona más tacaña de Ratonia, la oportunidad se convierte en una experiencia única. Al menos así lo vivió Geronimo Stilton cuando llegó a Roca Tacaña a felicitar por su enlace a Virgilio, el hijo del Tío Milordo, y a Cloaquita Pestoseta, su futura esposa, una ratoncita gris, pero millonaria. La visita se transformó en el gran acontecimiento. Geronimo conoció todos los secretos del ahorro, y Trampita, hasta dónde llega la paciencia de Geronimo. Pero quizás la mayor sorpresa se la llevó la sumisa Cloaquita cuando conoció a la decidida y valiente Tea, que le ayudó a dar una vuelta a su destino.
Geronimo Stilton es el editor del Eco del Roedor, el periódico más leído de la Isla de los Ratones. La profesión de Geronimo le hará vivir muchas peripecias que, trasladadas a la vida ratonil, se parecen mucho a la vida real: reporteros agresivos, noticias exclusivas, robos de manuscritos, arriesgadas expediciones… pero siempre respetando «el código de honor» del buen reportero -sinceridad, igualdad y paz- del que Stilton y su equipo hacen gala. El mundo del periodismo en clave… ratonil. Geronimo es un ratón tranquilo y previsible que disfruta de la quietud de su hogar. Todo lo contrario a su abuelo, el fundador de la editorial, y a Tea, su hermana, que tienen siempre las maletas preparadas por si surge algún viaje. Por eso, cuando se presentó la oportunidad, ambos «convencieron» al editor del Eco del Roedor, para emprender un viaje a Ratikistán, un fabuloso lugar sobre el que escribir una guía turística. Pero la travesía se convirtió en toda una aventura… a 40º bajo cero.
Geronimo Stilton es el editor del Eco del Roedor, el periódico más leído de la Isla de los Ratones. La profesión de Geronimo le hará vivir muchas peripecias que, trasladadas a la vida ratonil, se parecen mucho a la vida real: reporteros agresivos, noticias exclusivas, robos de manuscritos, arriesgadas expediciones… pero siempre respetando «el código de honor» del buen reportero -sinceridad, igualdad y paz- del que Stilton y su equipo hacen gala. El mundo del periodismo en clave… ratonil. Cuando Pinky le anunció a Geronimo que el nuevo patrocinador del periódico juvenil Sensacional era la marca de patines Cuando te caes daño te haces, no podía ser un buen augurio. ¿Patines cohete? ¿Qué invento era ése? Pero Geronimo pronto lo comprobaría en su propio pelaje. Pinky lo había anotado en la carrera más loca del mundo, organizada por el nuevo patrocinador. Vértigo, velocidad, riesgo y disparate son algunas de las sensaciones que experimentó Stilton en cada una de las etapas, de las que salió, accidentalmente, vencedor. ¡Con lo bien que se estaba en casa!
¿Tenéis miedo a la oscuridad? ¿A las arañas? ¿A los gatos? ¿Tenéis vértigo? Yo sí... Mejor dicho, ¡¡ya no!! Me he curado de todas mis fobias gracias a un extravagante e increíble curso en la Selva Negra... ¿Quién es Geronimo Stilton? ¡Soy yo! Soy un tipo distraído, con la cabeza en las nubes... Dirijo un periódico, pero mi verdadera pasión es escribir. ¡Aquí en Ratonia, en la Isla de los Ratones, todos mis libros son unos bestsellers! Pero ¿cómo?, ¿no los conocéis? Son esas historias cómicas, tan tiernas como un queso de bola, tan gustosas como un gorgonzola y tan entretenidas como contarle los agujeros a una loncha de gruyer... En definitiva, historias morrocotudas, ¡palabra de Geronimo Stilton!
Para mí la amistad es una cosa importante: por eso me voy a buscar al profesor Voltio, desaparecido en el Himalaya siguiendo el rastro del misterioso yeti. ¿Lo encontraré entre enormes huellas y aludes?
Pero ¿quién me manda ir a Puerto Vallarrata? Que vacaciones más tremendas: me han perseguido tiburones y cucarachas, me he quemado los morros al sol, y me han obligado a lanzarme con paracaídas y hacer puenting… ¡Por mil quesos de bola, me muero de ganas de volver a casa para poder descansar!
Geronimo Stilton es el editor del Eco del Roedor, el periódico más leído de la Isla de los Ratones. La profesión de Geronimo le hará vivir muchas peripecias que, trasladadas a la vida ratonil, se parecen mucho a la vida real: reporteros agresivos, noticias exclusivas, robos de manuscritos, arriesgadas expediciones... pero siempre respetando ‹‹el código de honor›› del buen reportero -sinceridad, igualdad y paz- del que Stilton y su equipo hacen gala. El mundo del periodismo en clave...ratonil. Un ratón educado no se tira ratopedos Trampita va a recibir un prestigioso premio: por una ratónica casualidad, salvó el cuadro de Mona Ratisa de un incendio, y harán un banquete en su honor en el castillo de la condesa Snobísima. Geronimo estará al lado de su primo para intentar que se porte como un caballero pero... ¿lo logrará? El libro contiene un Manual de Buenos Modales escrito por Stilton.
¿Qué estoy haciendo en el lejano oeste, con mi hermana Tea, mi primo Trampita y mi sobrinito Benjamín? ¿Qué hago vestido de cowboy en las calles polvorientas de Cactus City? Pero sobre todo, ¿qué hago en la grupa de un toro enfurecido? Casi me parece que estoy viviendo un sueño…
Para el cumpleaños de tía Lupa habíamos organizado una excursión al campo con toda la familia Stilton. ¡Qué divertido! ¿Queréis saber a qué jugamos? En este libro encontraréis muchas ideas para divertiros durante las vacaciones, al aire libre o en casa, solos o en compañía. Una recopilación de juegos superratónicos… ¡palabra de Stilton, Geronimo Stilton! ¿Quién es Geronimo Stilton? ¡Soy yo! Soy un tipo distraído, con la cabeza en las nubes... Dirijo un periódico, pero mi verdadera pasión es escribir. ¡Aquí en Ratonia, en la Isla de los Ratones, todos mis libros son unos bestsellers! Pero ¿cómo?, ¿no los conocéis? Son esas historias cómicas, tan tiernas como un queso de bola, tan gustosas como un gorgonzola y tan entretenidas como contarle los agujeros a una loncha de gruyer... En definitiva, historias morrocotudas, ¡palabra de Geronimo Stilton!
La noche de Halloween un misterioso personaje se apodera de Ratonia. ¿Qué va a ser de todos sus habitantes? ¡Suerte que mi amigo Metomentodo Quesoso está dispuesto a ayudarme para salvarlos a todos! Incluye todos los secretos para organizar una noche de HALLOWEEN.