Cuando el cuerpo sin vida de una estudiante aparece en un zaguán de Las Palmas, y el supuesto asesino solicita su ayuda, Ricardo Blanco no sabe que se enfrenta a uno de los casos más complejos de su carrera. A medida que se adentra en la investigación, no está seguro de que su cliente se merezca el tiempo y el esfuerzo que requeriría librarlo de una condena que todos dan por segura.
Estamos ante una nueva novela negra de la serie de Ricardo Blanco, pero, en este curioso caso, el protagonista es también la víctima de la historia. Efectivamente, nada más empezar, el detective es atacado y herido por un desconocido en la entrada de su casa. Ricardo Blanco ha sobrevivido pero necesita averiguar quién lo quiere muerto, a quién ha hecho tanto daño. Empieza así un misterioso viaje por la isla de Gran Canaria, que es también un viaje interior. La obra, que mantiene todos los rasgos de la literatura de Correa, es esta vez, más que una novela negra, una reflexión sobre la condición humana y un tratado íntimo sobre el miedo.
Cuando el detective Ricardo Blanco recibe la visita de Niágara Caballero denunciando el secuestro de su padre, un fotógrafo retirado, está lejos de imaginar las implicaciones que esa desaparición lleva consigo. Comenzará una lucha desaforada por encontrar con vida a Humberto Caballero y mantener el ánimo de una hija que cada día que pasa se hunde más en la desesperanza. Lo que se inicia con una simple búsqueda deriva en una maraña de complots y desencuentros que desemboca en una guerra entre colombianos y libios. La intriga y el peligro van siempre de la mano en esta novela a través de una investigación que lleva a la Noche de Finados, la fecha en que Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad protagonista de las novelas de José Luis Correa, podría quedar arrasada.
Cuando al detective Ricardo Blanco le proponen investigar el asesinato de una influencer en la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, no las tiene todas consigo. Las redes sociales son un auténtico galimatías para él. Desconocedor de ese mundo de poses, seguidores y megustas, tiene la sensación de bucear en un mar profundo y misterioso, lleno de trampas. «Las dos Amelias» es un nuevo caso (ya el decimoprimero) del detective canario, que tendrá que nadar a contracorriente para desentrañar un crimen horrendo. José Luis Correa presenta una historia ágil, electrizante, con un trasfondo de personajes oscuros y vengativos que no repararán en nada con tal de ajustar viejas cuentas. Y, sobrevolándolo todo, la ciudad de Las Palmas, la calima, la panza de burro, la noche en las Canteras. Las dos Amelias es, más allá de una novela policíaca, una reflexión sobre las relaciones humanas, la soledad y la violencia.
Que una patera llegue a las costas canarias no es, por desgracia, un hecho insólito. Pero, cuando naufraga un cayuco en la playa de Maspalomas con más pasajeros de los que embarcaron, todo se descompone. Y el olor de dos cadáveres lo impregna todo. Dos cuerpos mustios, inmóviles, con las caras hundidas en la arena caliente, sus manos hechas garras como quien busca agua. En Para morir en la orilla, el detective Ricardo Blanco se enfrenta a uno de sus casos más dolorosos. En él, va a arriesgar no solo su vida sino la de aquellos a quienes más quiere. Esta nueva entrega esconde una oscura historia de tráfico de personas, prostitución y violencia policial.
La paz y el equilibrio de un pueblo de pescadores se resquebrajan con la desaparición, primero, y el asesinato, después, de una joven irlandesa que pasa sus vacaciones en la isla. El hallazgo del cadáver en los bajíos atormenta a la dueña de un hostal que no se atrevió a hacer una llamada a la Guardia Civil. La vergüenza y la culpa la empujan a buscar ayuda en «un conocido de la época de la universidad: un tipo con una mirada franca, un andar desgarbado y un oficio estrambótico». De esta manera azarosa, como la vida misma, el detective Ricardo Blanco acaba en un pueblo dejado de la mano de Dios. Y, a cada paso que da en su investigación, la trama se va enredando más. Cada peldaño que conduce al fondo del crimen esconde un nuevo enigma. La estación enjaulada es la decimotercera entrega de la saga de Ricardo Blanco y supone otra vuelta de tuerca en la producción literaria de José Luis Correa. Aquí el autor grancanarino se adentra en la oscuridad de las sectas, un mundo tenebroso con personajes siniestros, intenciones aviesas y ausencia de escrúpulos que se apilan en una novela que estremece y abruma. En esta nueva entrega el lector se encontrará con un Ricardo Blanco cada vez más hondo y reflexivo, más cercano a Maigret que nunca. No obstante, la riqueza verbal y la socarronería siguen siendo las inconfundibles del estilo de José Luis Correa.
A finales de junio, pocos días después del confinamiento, aparecen dos cadáveres en la calle la Naval. Elías Almeida y Ángel Estupiñán han sido asesinados a puñaladas en la buhardilla que comparten desde hace cinco años. Como suele suceder en estos casos, nadie acierta con una explicación. Son dos hombres queridos y respetados en sus oficios, Ángel como modisto y Elías como profesor y escritor. La madre de Almeida, ante la opacidad de la policía, acude a «un detective algo estrambótico al que se le dan bien los enigmas». Así comienza la decimocuarta entrega de la serie de novelas que tienen como protagonista a Ricardo Blanco. Una historia de ambigüedades y silencios, un asesino que llena la escena de pistas contradictorias y un móvil confuso que a veces se vence hacia la pura homofobia y a veces hacia la cruda venganza. Perdedores, antihéroes, personajes variopintos a quienes hostigan los errores del pasado se encuentran, como en un escenario, en un tiempo en el que los relojes parecen haberse detenido. Las noticias funestas del COVID lo ensombrecen todo y la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, como todas, se ha convertido en un tanatorio.
Tras ser apresado por contrabando de tabaco y después de pasar un tiempo en la cárcel, Ricardo Cupido sale en libertad condicional y decide marcharse a Tenerife a ver a Siro, un amigo de la mili. Allí se ve involucrado en un asunto de tráfico de drogas. Al ser considerado sospechoso, Cupido inicia su carrera como detective y resuelve el caso.
En la reserva natural de Paternóster muere una mañana, salvajemente asesinada, la joven y bella pintora madrileña Gloria García Carvajal. Para esclarecer los motivos de tan horrible asesinato, el abogado Marcos Anglada, prometido de Gloria, contrata al detective privado Ricardo Cupido. Poco después aparece el cadáver de una excursionista adolescente asesinada de la misma manera y en el mismo lugar. En sus pesquisas, Cupido topará con una variopinta galería de personajes: desde un antiguo profesor de Gloria, de cuya ruptura matrimonial ella es la causa, hasta doña Victoria, que lucha para que le sean devueltas unas tierras. Pero un casual descubrimiento suscitará en Cupido de repente una terrible sospecha.
Aturdido por el abandono de su mujer, Julián Monasterio vive solo con su hija Alba, una niña en exceso callada a la que cuida de modo entrañable. Al morir su madre, recibe en herencia, entre otros objetos, una pistola cuya procedencia resulta intrigante. Más misteriosamente aún, la pistola desaparece de la caja fuerte de un banco donde estaba depositada. Y, poco después, un profesor del colegio de Alba muere de un disparo en la nuca. Julián recurre a un detective, Ricardo Cupido, para que le ayude a desentrañar el misterio y a disipar las sospechas de que la bala asesina pudiera proceder de su pistola.
Escrita con el mismo rigor que una tragedia griega, con el predominio de los personajes sobre la acción, La sangre de los ángeles constituye un penetrante estudio psicológico de las pulsiones que nos inclinan al bien y al mal y de lo enigmático de algunas reacciones del hombre.
Como en tantas ciudades en pleno crecimiento, en Breda una modesta empresa constructora quiere aprovechar los nuevos tiempos para construir una urbanización de lujo en el extrarradio. A pesar de que entre los socios hay discrepancias y temores ante una operación tan ambiciosa, los suculentos beneficios previstos los animan a emprenderla. Pero de repente aparece el cadáver de uno de ellos en uno los chalets recién construidos. Un torvo pianista fracasado, dedicado a completar sus humildes ingresos eliminando animales y mascotas incómodos, parece estar detrás de todo ello. El detective Ricardo Cupido se sumerge en una investigación apasionante, donde no importan tanto las coartadas cuanto la turbia y desolada descripción de la condición humana.
Samuel observa cada día desde su ventana a una mujer que deja a los niños en la parada del autobús escolar. Fascinado por ella, una tarde en que él está ausente programa su cámara para hacerle varias fotos. Pero además de las imágenes de la mujer, la cámara capta un hecho inesperado: ese día y en esa esquina unos adolescentes provocan al perro de una casa vecina, este salta la verja, muerde a uno de ellos y lo mata.
Samuel prefiere ocultar esas fotos y, sobreponiéndose a su natural timidez, acaba presentándose a la mujer que ve cada mañana. Es Marina, hija de un militar, el comandante Olmedo, encargado de desmantelar el cuartel de la ciudad. Olmedo, hombre estricto y cumplidor de su deber, aparece en su domicilio con un tiro en el pecho de su propia pistola. Pero Marina no cree la versión oficial del suicidio de su padre y contrata a Ricardo Cupido, detective descreído y pacífico que, en su investigación, descubrirá lo mucho que ocultan las vidas de estos personajes y las tensas relaciones que establecen entre ellos. Desde los compañeros de cuartel, hasta el exmarido de Marina, todos tienen razones para ser sospechosos.
En la cuarta etapa del Tour de Francia, Tobias Gros, el favorito e imbatible ganador de las cuatro últimas ediciones de la carrera, muere asesinado mientras descansa en un hotel tras una jornada agotadora. Uno de los primeros sospechosos es Santi Mieses, corredor del equipo rival que habló con Gros poco antes de que este fuera asesinado. Para atajar las habladurías, Luis Carrión, el director del equipo donde pedalea Mieses, contrata al detective Ricardo Cupido, mero espectador de una de las etapas reinas, el ascenso al Tourmalet. En su investigación, Cupido se adentra en el mundo de los ciclistas y conoce de primera mano los manejos entre equipos, los papeles que se reparten los corredores en cada etapa, las disputas y enemistades entre ciclistas o los escurridizos equipos médicos que proporcionan el dopaje en dosis exactas. Pero también el protagonismo callado, pero no menos crucial, de los «gregarios».
Una mujer aparece muerta en uno de los modernos molinos de energía eólica que se han instalado recientemente en Breda. Se trata de Esther Duarte González, ingeniera de la empresa Mistralia que explota esa planta de energía. ¿Asesinato o suicidio? Cuando el detective Ricardo Cupido recibe de la empresa el encargo de investigar lo ocurrido, no se imagina los muchos entresijos por donde le van a conducir sus pesquisas. El parque eólico ha sido y sigue siendo fuente de conflictos entre los vecinos porque, aunque todos aprovechan para vender sus terrenos para una ampliación, les irrita sobremanera que una pareja ecologista madrileña, Vidal y Sonia, se nieguen a vender, lo que echará al traste el negocio. Ni siquiera entre los ejecutivos de la empresa las cosas están claras. Cupido sabrá de la agitada vida sentimental de Esther y de las tensiones internas en el trabajo a través de Senda Burillo, una joven ingeniera destinada a sustituirla y por la que no puede evitar sentirse atraído.
Marta Medina fallece de alzhéimer en Toulouse. En el testamento encarga a su nieta Marthe que busque a un hijo que tuvo que dar en adopción en tiempos de la guerra civil. La nieta viaja a España y encarga la investigación a Ricardo Cupido. El detective descubre que el hijo de Marta se llama Alejandro Garcilaso y es un hombre muy rico y padre de una hija ilegítima. Cuando Cupido y Marthe le revelan quién es él en realidad, este se niega a aceptarlo y Marthe regresa desengañada a Toulouse. Días después, la hija de Garcilaso aparece asesinada. El crimen resulta un tanto gótico y truculento, y Garcilaso, que quiere investigarlo al margen de la policía, le pide a Cupido que descubra qué o quiénes se esconden tras ese homicidio. Piedras negras se sitúa en el epicentro de la burbuja inmobiliaria, con unos personajes codiciosos en un momento en que la riqueza parecía estar al alcance de cualquiera, y traza un retrato minucioso de esa época; sus modas, la generalización de las nuevas tecnologías, el gusto por la ostentación… Y un tema polémico y muy presente en los medios, los niños robados durante la dictadura.
Santiago, médico a cargo del servicio de urgencias del Gregorio Marañón, disfruta de unas merecidas vacaciones tras el estrés de la primera ola de la pandemia de Covid. Viaja con su mujer y su hijo a Breda, pequeño pueblo donde él ejerció la medicina por primera vez veinte años atrás, y estaba recién licenciado. Cuando a los pocos días aparece muerto, su viuda contrata a Ricardo Cupido, el detective que ya es viejo conocido de los lectores de Eugenio Fuentes, para que le ayude a esclarecer el caso. Cupido, que no logró resolver el último caso encargado (el accidente de tráfico en el que murió una mujer embarazada de siete meses en la carretera de Breda), se implica hasta el fondo en este nuevo, en el que tendrá que investigar si las razones de este asesinato están en el presente o en el pasado que vuelve.
El famoso escritor de novelas Richard Mckees regresa a su ciudad natal para quedarse a vivir y recuperar la tranquilidad que perdió hace años. Pronto se dará cuenta de que en Barcelona le aguarda un misterio en el que, sin quererlo, él y su familia se verán involucrados. Un asesinato, un robo, varias víctimas y otros sucesos conformarán parte de este enigma que, como no podía ser de otra manera, le tocará resolverlo, al mismo tiempo que vivirá una aventura que cambiará su vida por completo.
La historia narra el cómo misteriosamente aparecen cuerpos de mujeres asesinadas con apariencia de muñecas. A pesar del desacuerdo del FBI ante su reintegro, Riley acepta el reto de enfrentarse con sus propios demonios y descubrir que existen asesinos más retorcidos de lo que ella misma pudiese haber imaginado.
Es preciso resaltar que la adrenalina se disparará por todo el cuerpo con esta historia y si lo tuyo es el suspenso quedaras enganchado con esta trama que te forjará a experimentar diversas emociones. Si eres de las personas que suelen devorar libros con este la ansiedad te llevará al extremo y sin darte cuenta probablemente ya lo hayas terminado. Si por el contrario, la angustia te suele desesperar te recomendamos armarte de paciencia pues, valdrá la pena cada momento de desesperación es una historia bien formada que hará vibrar tus sentidos.
Mujeres están siendo asesinadas en el norte del estado de Nueva York, sus cuerpos encontrados misteriosamente colgando en cadenas. El FBI está en el caso. Dada la naturaleza bizarra de los asesinatos y la falta de pistas, sólo hay una agente a la que pueden recurrir —la Agente Especial Riley Paige.
Riley, recuperándose de su último caso, se muestra renuente a tomar uno nuevo, ya que todavía está convencida de que un exasesino en serie sigue por ahí, acechándola. Sin embargo, sabe que su habilidad para entrar en la mente de un asesino en serie y su carácter obsesivo es lo que se necesita para resolver este caso, y simplemente no puede negarse —incluso si la llevará al extremo.
La búsqueda de Riley la lleva a las profundidades de la mente engañada de un asesino y a orfanatos, manicomios y prisiones en un esfuerzo para entender su psicosis. Sabe que el asesino atacará pronto, luego de entrar en cuenta que se está enfrentando a un verdadero psicópata. Pero con su propio trabajo en riesgo, su propia familia un blanco y su frágil psique descomponiéndose, quizás sea demasiado para ella —y también demasiado tarde.
Nadie se preocupa mucho cuando prostitutas aparecen muertas en Phoenix. Pero cuando se descubre un patrón preocupante de asesinatos, la policía local pronto se da cuenta que un asesino en serie está haciendo de las suyas y saben que no pueden con esto. Dada la naturaleza única de los crímenes, el FBI sabe que necesitan a su mente más brillante para resolver el caso, que necesitan a la Agente Especial Riley Paige.
Riley, recuperándose de su último caso y tratando de lidiar con las consecuencias, está renuente al principio. Pero cuando se entera de la naturaleza grave de los crímenes y entra en cuenta que el asesino pronto atacará de nuevo, se ve obligada. Comienza su caza para encontrar al asesino huidizo y su naturaleza obsesiva la lleva demasiado lejos —esta vez quizás demasiado lejos como para no caer en el abismo.
La búsqueda de Riley la lleva al inquietante mundo de prostitutas, hogares desestructurados y sueños rotos. Aprende que, incluso entre estas mujeres, hay destellos de esperanza, esperanza que está siendo robada por un psicópata violento. Cuando una adolescente es secuestrada, Riley, en una carrera frenética contra el tiempo, lucha para navegar en las profundidades de la mente del asesino. Pero lo que descubre la lleva a un giro que es demasiado impactante para siquiera imaginarlo.