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Bolsilibros - Big Ben 17. El caso MacMasters, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Nunca como en aquella ocasión las personas se expresaron con arreglo a sus sentimientos de simpatía o rencor. Y pocas veces se había dado tanta pasión desbordada. El vehículo catalizador de estas encontradas actitudes era un hombre popular en San Antonio de Texas. El capitán de los rurales McMasters.


Bolsilibros - Big Ben 18. Cazador de recompensas, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Antes de llegar a la puerta, detuvo a la empleada que les atendió y le pagó el gasto. Iba como el niño que teme llegar a casa después de una travesura. No le agradaba la actitud de los dos amigos. Y, sin embargo, la justificaba. Se detuvo al intentar cruzar la calle, para dejar paso a la caravana anunciadora de un circo.


Bolsilibros - Big Ben 19. Marshal U.S.A. de Nevada, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

La casa del senador Taylor, en Carson City, fue muy visitada al conocerse la noticia, que publicó el periódico de la localidad, de la muerte del senador en California, donde llevaba dos años muy enfermo, recluido en el hospital de Sacramento, atendido por el entonces considerado mejor especialista de la Unión en enfermedades cardíacas. La hija recibía las visitas que iban a testimoniar su sentimiento por la muerte de uno de los hombres que más habían trabajado en beneficio del Estado.


Bolsilibros - Big Ben 20. El hombre de Cheyenne, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

El que gritaba iba corriendo al lado del vagón en que viajaba Big Ben. Ben saludó con la mano desde la ventanilla. Y cuando el tren se detuvo, Ben entregó su maleta por la ventanilla. Esperó a que le correspondiera bajar, porque el pasillo se hallaba completamente lleno.


Bolsilibros - Big Ben 21. A tanto la bala, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Un muchacho algo más joven que los dos llegó sonriendo. Pero también de una buena talla, ya que estaba en los seis pies. Como se trataba de un restaurante un poco mixto, ya que tenía mostrador para los amantes a la bebida, los tres se pusieron ante el mismo y pidieron de beber.


Bolsilibros - Big Ben 22. Descubrimiento casual, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Las calles engalanadas indicaban que en el pueblo había fiesta o se conmemoraba algún hecho extraordinario. Los animales también estaban enjaezados con adornos no usuales. Los jinetes y vaqueros vestían con elegancia festiva. En los locales que se hallaban en la misma calle también había competencia en la ornamentación.


Bolsilibros - Big Ben 23. Una línea de transportes, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Cuando llegaron a Nevada City, Ben miraba curioso e intrigado. Donde estuvo siempre la Posta, encontró varias edificaciones de madera anexas a la misma. La cantina o saloon, como decía la muestra, seguía en el mismo lugar. El edificio hacía esquina. Lo que le sorprendió fue leer junto a lo de saloon, la palabra «hotel».


Bolsilibros - Big Ben 24. El caballo asesino, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Hacía bastante calor y la protección de los árboles que daban escolta al camino era de agradecer. Como no tenía prisa alguna, no obligaba a su montura. El mismo camino se convirtió en calla y ésta desembocó en una plaza. Era bastante amplia y en ella vio la oficina de alguacil y prisión. En la puerta inmediata se leía la muestra de Juzgado.


Bolsilibros - Big Ben 25. Tras la misma pista, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Era día de descanso en la cantera. Trabajadores y carreteros bebían y conversaban. El saloon que la compañía propietaria de las minas o canteras había alquilado a Ida Ludowing, estaba lleno de clientes. El barman que tenía para atender las peticiones de bebidas iba anotando lo que cada uno solicitaba. Y así, con arreglo a esa relación, pagaban al cobrar la quincena. El día era caluroso en extremo. Por eso se refugiaban en el local.


Bolsilibros - Big Ben 26. Familia de pistoleros, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Sabía que Adams les odiaba tanto como Lissy. Y no ignoraba que se habían hecho en el vasto Oeste muchas injusticias. Recordaba las minas abandonadas que había en los terrenos del rancho, en las que los buscadores, en la época de la fiebre minera, trabajaron con ahínco para marchar cuando se cansaron de gastar lo que tenían sin obtener el menor éxito.


Bolsilibros - Big Ben 27. Un rancho en la frontera (2ª Ed.), de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Charles Logan oyó unos gritos y se asomó a la ventana, abandonando el almuerzo sobre la mesa, en el comedor que se encontraba. Unos vaqueros estaban golpeando a un hombre de edad. Permaneció unos momentos contemplando la escena y sonriendo, regresó a la mesa y al almuerzo.


Bolsilibros - Big Ben 28. Fuego, plomo y cuerda, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Jack condujo a los tres viajeros, que vestían de ciudad, a la salida de la estación, y caminando la media milla que había hasta la población, iban hablando, refiriéndose cada uno lo que les había sucedido desde que no se veían. Preguntaban por amigos comunes y recordaban tiempos pasados.


Bolsilibros - Big Ben 29. R.I.P., de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Los jinetes recorrían el ganado al paso lento de las caballerías. Bob miraba con ojo experto las reses que les habían dicho fueron separadas. Ben iba pendiente de él. Bob no decía nada y su rostro inexpresivo era el característico que se conocía como «póquer». Davie Lefty, acompañado a su vez por el capataz, iba diciendo casi la historia de cada semental.


Bolsilibros - Big Ben 30. La última limpieza, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Don salió de la casa y, como tenía el caballo preparado a la puerta, montó, diciendo adiós a los que salieron detrás de él. No había cabalgado una milla cuando vio a un jinete, que cabalgaba, completamente tranquilo, por su propiedad. Hizo que el caballo se desviara para salir a su encuentro, cuando le sorprendió un disparo y vio caer al jinete del caballo. Espoleó la montura para ir hacia el caído. Una vez junto a él, desmontó, comprobando que estaba vivo, aunque la herida parecía grave, y en la espalda.


Bolsilibros - Bill Dos Pistolas 1. Los expoliadores del Llano Estacado, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

A la suave luz del atardecer de un caluroso día de agosto, un jinete montado sobre un brioso mustang , rubio como un campo de trigo en sazón, coronó lo alto de una loma y se detuvo en su cima, llevando ambas manos a su moreno rostro para formar pantalla y proteger sus ojos de la roja lumbrarada del sol que le hería de frente, impidiéndole contemplar a su guste todo el dilatado paisaje que se abarcaba desde aquel observatorio.


Bolsilibros - Bill Dos Pistolas 2. La muerte ha entrado en el valle (2ª Ed.), de Fidel Prado

Aventuras, Novela

EN el año de gracia de 1776, cuando España, ganosa de nuevos y vírgenes horizontes, se expandía por el Globo sin encontrar fronteras para su poderío y ansias de colonización, unos monjes franciscanos procedentes de México, establecieron una misión en el Oeste central de California, próxima al mar, bautizándola con el místico nombre de misión de San francisco de los Dolores.


Bolsilibros - Bill Dos Pistolas 3. Tormenta en Oregón City, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

BILL, "Dos Pistolas", bien abrigado en su manta, tomó el rifle con mano nerviosa, y con un siseo obligó a "Relámpago”, su caballo, a detenerse. Le parecía haber captado el canto de una chotacabra, un poco confuso para ser auténtico, y su instinto de hombre de las praderas y las montañas le advertía que pisaba un terreno peligroso. Realmente, Bill no lo ignoraba. Sabía que caminaba internado por una región poco dominada por la civilización y avanzaba alerta, sabiendo que los indios “siux” aun predominaban por aquellas latitudes entre la divisoria de Idaho y Oregón.


Bolsilibros - Bill Dos Pistolas 4. Sabotaje en el Union Pacifico, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

EN una mañana fría y cortante de principios de otoño, hallábanse reunidos en un lujoso tercer piso de la Chester Street, la más importante vía comercial de Filadelfia, cinco individuos notables por su aspecto y mucho más notables por su significación social en la Confederación. 
Tratábase de los accionistas más destacados de la célebre empresa de transporte “Pony Express”, dueña de las diligencias que comunicaban en aquella época el Este con el Oeste americano, por medio de un servicio reputado como el más eficiente, rápido y conocido hasta tal fecha.


Bolsilibros - Bill Dos Pistolas 5. El valle de la superstición, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Apesar de la dureza de carnes y del entrenamiento que poseía montando a caballo, la jornada resultaba ya demasiado áspera y cansada, aún para un jinete como Bill Roock, “Dos Pistolas”. En un plazo de muchos días, había atravesado Wyoming y El Colorado hasta Durango, y desde allí tenía el proyecto de llegar a Santa Fe, cruzando diagonalmente de Oeste a Este a través de las reservas indias que unían Arizona con Nueva México, para alcanzar el curso de Río Grande y llegar a El Paso, donde pensaba realizar ciertas investigaciones que le llevasen a aclarar un obscuro suceso que traía entre manos.


Bolsilibros - Bill Dos Pistolas 6. Los incendiarios (2ª Ed.), de Fidel Prado

Aventuras, Novela

AUNQUE el diablo áureo y amarillo, panacea de todos los males en todos los tiempos, acababa de, hacer su nefanda aparición en el centro de California y en particular en la cuenca formada por los ríos Sacramento y San Joaquín, a la que acudían los aventureros y desesperados de todo el continente, no todos se habían dejado influenciar aún por el mefistofélico poder del oro y unos por espíritu poco audaz para hacer cara a las fatigas y otros, más sensatos, por entender que un trabajo seguro y un negocio positivo y eterno valían más que una fortuna que carecía de base continuada, habíanse abstenido de correr el albur de aquellas dramáticas jornadas que estaban aureolando de terror, sangre y muerte el vellocino de oro y se mantenían al margen, dedicando sus actividades a industrias y negocios menos espectaculares, pero quizá más duraderos y prácticos a lo largo de los días.