Después de la caída de la última resistencia al dominio del shogún Ieyasu, fundador de la dinastía Tokugawa, en 1615, Japón gozó de más de dos siglos sin guerra. Durante este período de paz casi sin paralelos, la superficie de tierras cultivadas se duplicó, la producción de arroz se cuadruplicó y la población se triplicó. Pero el peso de esta población creciente siguió siendo extremadamente grande y las revueltas campesinas fueron numerosas debido a las malas cosechas, el hambre y descontento general que acabarán por originar el desprestigio popular del shogunato. De ahí en adelante los contactos entre Japón y los europeos fueron mantenidos en un estricto mínimo, y durante siglos Japón practicó una política estrictamente aislacionista en vías de lograr la unificación interna. Se prohibirán los libros occidentales y el cristianismo será considerado como ajeno por los gobernantes de Japón. Los misioneros fueron capturados y ejecutados (a menudo por crucifixión) y los conversos torturados hasta que renegaban o morían. Sin embargo, a partir del siglo XIX Japón se mostró dispuesto, sobre todo por motivos económicos, a dar acogida a los extranjeros. Muchos japoneses reprocharon al shogún este cambio de actitud y convencieron al emperador para que volviera a hacerse con el poder. Por esta razón, el emperador Mutsu-Hito se abstuvo de nombrar a un nuevo shogún (1867).
Cuadernos africanos es un viaje al corazón de África. A Ruanda, República Democrática del Congo, Burundi, Angola, Mozambique, Somalia, Sudán, Liberia, Suráfrica, Congo-Brazzaville y Tanzania. Es un descenso a los infiernos a través de los cuadernos (los públicos y los íntimos) de Alfonso Armada del que ningún lector saldrá indemne. Un recorrido estremecedor, hecho de prosa afilada y castellano licuado, por la desgarrada realidad de muchos de esos países. Aeropuertos que son cuevas de ladrones, mercados convertidos en vertederos humanos, descampados donde la enfermedad y la muerte obran a su antojo… Entre la emoción del diario poético y la síntesis reflexiva de la crónica periodística, entre el desencanto ante lo inevitable y la fascinación hacia unas culturas desconocidas, estos cinco cuadernos lanzan a los cuatro vientos un grito esperanzado de rabia y horror desde el continente olvidado.
La Legión española, un cuerpo de tropas con vocación de élite, formado para ser empleado en las misiones más importantes y en los combates más duros, cumple en 2020 sus cien años de existencia. Desde su fundación en 1920, el Tercio de Extranjeros, como fue llamado entonces, ha sido capaz de evolucionar y mantener al mismo tiempo la tradición, lo que lo convierte en un cuerpo armado singular: si, por un lado, se mantienen elementos del ideario original, por otro, la Legión ha renunciado a sus antiguos cometidos para recibir otros nuevos, propios del siglo XXI. Así, esta fuerza de choque creada para combatir en la Guerra del Rif (1911-1927), que intervino en la revolución de Asturias (1934) y en la Guerra Civil española (1936-1939), y que defendió las últimas posesiones españolas en Sidi Ifni y en el Sáhara hasta 1975, se ha reconvertido ahora en una fuerza de élite capacitada para intervenir en todo tipo de misiones internacionales, ya sean tanto en el marco de la ONU como en el de la OTAN. Cien años de la Legión 1920-2020 no solo conmemora el centenario de la Legión, sino que también inaugura una nueva colección, Cuadernos de Historia Militar, que pretende abordar temas y momentos clave a través del prisma que proporcionan los nuevos enfoques en torno a la historia militar que vienen desarrollándose en las últimas décadas. Una visión renovada de un aspecto tan antiguo como el hombre: la guerra. Índice de contenidos Orígenes y fundación de la Legión (1920) por Daniel Macías Fernández Marruecos: el Tercio en campaña (1920-1927) por Francisco Escribano Bernal La Segunda República y los sucesos de Asturias (1931-1936) por Eduardo González Calleja La Guerra Civil (1936-1939) por Roberto Muñoz Bolaños La posguerra: fronteras, colonias y División Azul (1939-1945) por David Alegre Lorenz La descolonización (1945-1975) por José Luis Rodríguez Jiménez La Legión en la Transición (1975-1992) por Juan Ignacio Salafranca Álvarez Un nuevo rumbo: las misiones internacionales (1992-2020) por Miguel Ballenilla y García de Gamarra.
Estos Cuadernos de Rusia, la obra cumbre de la literatura memorialística sobre la División Azul, los redactó Dionisio Ridruejo entre otoño de 1942 y primavera de 1943, desde el confinamiento en Ronda, a su vuelta del frente ruso. Editados de forma póstuma a finales de los años 70 del siglo pasado, ahora cobran nueva luz –en esta edición crítica y definitiva, a cargo del historiador Xosé M. Núñez Seixas–, cuando su figura ha quedado ya situada sin vacilaciones en la historia intelectual y política española del siglo xx.
En abril de 1911 Albert Einstein se fue a vivir a Praga. Tenía treinta y seis años. Fue tan casual como histórico el hecho de que allí conociese a un joven abogado judío checo que escribía relatos en alemán, se llamaba Franz Kafka. Tenía veintiocho años. Einstein fue incluido en las habituales tertulias del café Louvre, el centro intelectual de Praga en aquel momento, donde se escuchaba música y se montaban unas tertulias del más alto nivel intelectual. Muchos de los asistentes eran judíos de lengua alemana, caso de Kafka y su fiel amigo Max Brod, de Hugo Bergmann, Oskar Kraus, Franz Werfel, el matemático Georg Pick. Junto a otros no judíos como el escritor Karel Capek. ¿Qué sabían el uno del otro? ¿Qué ideas intercambiaron? ¿Se influyeron mutuamente desde una perspectiva filosófica o de pensamiento profundo? ¿Se cayeron bien? En la correspondencia de Kafka no hay ni la mínima mención a Einstein por parte del autor de El proceso. Algo sorprendente. Tampoco a la inversa. Einstein y Kafka, dos símbolos, dos iconos populares de nuestra era sirven de punto de partida para este decálogo de las enormes aportaciones en el campo de las ciencias empíricas y también en el de las humanidades las letras y las artes de los individuos de origen judío en la modernidad. No pocos de los nombres que el lector verá por las páginas de este libro parten de uno de esos dos troncos, el einsteniano y el kafkiano.
Centrado en la lucha entre los dos titanes: la Alemania nazi y la Rusia soviética, la campaña militar más gigantesca jamás librada. Presta especial atención al desarrollo del Ejército Rojo y establece una comparación entre los dos ejércitos que se enfrentaron en la Operación Barbarroja. Ni la Wehrmacht era la extraordinaria máquina militar que Hitler lanzó a la conquista de la URSS ni el Ejército Rojo era la masa de ovejas listas para el matadero que los alemanes pensaban encontrar delante. El libro también habla de las purgas stalinistas, que diezmaron lo mejor de la oficialidad del Ejército Rojo, y dedica un pequeño apartado a la Guerra ruso-finlandesa, que a menudo se olvida. Los alemanes también se dejaron engañar por las primeras batallas de esta guerra creyendo que la conquista de la URSS sería coser y cantar. Se olvidaron de revisar las postreras batallas de la guerra, en las que los soviéticos cambiaron las tornas gracias a sus descomunales medios.El análisis del libro es riguroso. Glantz presta mucha atención al papel jugado por comandantes como Rokossovsky, Timoshenko o Zhukov, que algunos historiadores sitúan entre los mejores líderes militares de la Segunda Guerra Mundial. Fueron precisamente estos comandantes los que finalmente impusieron su forma de hacer la guerra a Stalin, quien, con Hitler, se había convertido en el principal enemigo del Ejército Rojo.Glantz echa por tierra algunos mitos. La nieve y el barro, por ejemplo, también existían en el lado ruso. Sin embargo, los estudios alemanes sobre la guerra no explican por qué el Ejército Rojo seguía funcionando a pesar de las dificultades metereológicas y de las distancias. Otro mito: los inmensos recursos soviéticos. Glantz demuestra que los soviéticos consiguieron esa superioridad numérica en determinados frentes sustrayendo efectivos de sectores tranquilos, para lo cual practicaron con gran habilidad la maskirovka, el enmascaramiento. Puesto que consideraban a los rusos como infrahombres, los alemanes jamás creyeron que podían ser engañados por estos. Lo fueron y muchas veces: dos de los ejemplos más flagrantes fueron la Operación Uranus, la contraoensiva rusa a ambos lados de Stalingrado, que liquidó al VI Ejército, y y la batalla de Kursk, batalla que liquidó simple y llanamente cualquier posibilidad de Hitler de ganar la guerra en Rusia.La pregunta esencial del libro es esta: ¿por qué perdieron los alemanes? O mejor dicho, ¿por qué vencieron los soviéticos?
Publicada en los setentas, la obra «Cuando era feliz e indocumentado» recoge diversas crónicas, artículos y reportajes periodísticos escritos por Gabriel García Márquez cuándo desempeñaba esta función entre los años 1957 y 1959 en la ciudad de Caracas. Narra las vicisitudes de la época tanto a nivel nacional como internacional, ya que durante ese lapso, suceden muchas cosas a su alrededor, las cuales, el escritor colombiano supo reflejar con su pluma literaria: la dimisión del por entonces Primer Ministro Británico, los albores de la revolución cubana con la participación de los hermanos Castro en golpes de distintos países de la geografía iberoamericana, la Guerra Fría con el Sputnik como gran argumento y un ambicioso Nikita Kruschev al frente, la animadversión por los regímenes totalitarios —lo cual le costó la expulsión de varios países durante su extensa carrera—. También se deja notar con las crónicas descritas sobre la situación política en Venezuela, donde trabajaba, y Colombia, su país natal.