No hay nada como una buena charcutería y la Red River Deli de Trenton es una de las mejores. Es mundialmente famoso por su pastrami, su ensalada de col y por la desaparición de sus gerentes. En el último mes, tres se han desvanecido de la faz de la tierra, la única pista en cada caso es un zapato que se ha dejado atrás. La policía está desconcertada. Lula está convencida de que se trata de un caso de abducción alienígena. Sea lo que sea, será mejor que descubran lo que está pasando antes de que pierdan a su nueva directora, la señora Stephanie Plum.
La carrera de Stephanie Plum ha tomado más curvas equivocadas que un conductor estudiantil en la autopista de Jersey, y su vida amorosa es una maraña sin remedio. Para salvar a un ser querido, tendrá que enderezar las cosas. La abuela Mazur es viuda… de nuevo. Esta vez su matrimonio duró 45 minutos. El desafortunado novio era un tal Jimmy Rosolli, gángster local, libertino (de la división superior) y un infarto a punto de ocurrir… bueno, la espera ha terminado. Es un día triste, pero si no puede tener a Jimmy al menos la abuela puede tener toda la atención que quiera como viuda obediente. Pero algunos tipos de atención no son bienvenidos, especialmente cuando los antiguos 'socios comerciales' de Jimmy están convencidos de que su viuda se está quedando con las llaves de su éxito financiero. Como alguien que ha pasado toda su carrera buscando a los malos, un juego de llaves perdidas no debería ser un reto para Stephanie Plum. El problema es que los hechos son tan retorcidos como un pretzel de paseo marítimo con mostaza.
Cuando el nuevo marido de la querida abuela Mazur murió en su noche de bodas, lo único que le dejó fue un viejo sillón destartalado… y las llaves de una fortuna que cambiaría su vida. Pero mientras Stephanie y la abuela Mazur buscan el tesoro de Jimmy Rosolli, descubren que no son las únicas que están a la caza. Dos peligrosos enemigos del pasado se interponen en su camino, junto con un nuevo adversario aún más formidable: Gabriela Rose, una belleza de ojos oscuros de la Pequeña Habana con gusto por la ropa de diseño. También es un soldado de fortuna, una cocinera gourmet, una experta en armas de fuego y en artes marciales mixtas, y alguien que está a punto de poner a Stephanie en apuros. Puede que a Stephanie le sobrepase la cabeza, pero tiene dos cosas que Gabriela no tiene: una fianza inquebrantable con su familia y una vena testaruda que no la dejará rendirse nunca. Necesitará ambas cosas para sobrevivir porque esta búsqueda de 'fortuna y gloria' se convertirá en una desesperada carrera contrarreloj en la que se juega más que nunca. Porque incluso mientras busca el tesoro y lucha por proteger a su abuela Mazur, sus propios sentimientos más profundos se pondrán a prueba, ya que Stephanie podría verse finalmente obligada a elegir entre Joe Morelli y Ranger.
Stephanie Plum, la cazarrecompensas más trabajadora y menos apreciada de Trenton, recibe un encargo que parece bastante sencillo. El joyero local Martin Rabner quiere que localice a su antiguo guardia de seguridad, Andy Manley (alias Nutsy), de quien está convencido que robó una fortuna en diamantes de su caja fuerte. Stephanie también busca a otro hombre problemático, Duncan Dugan, un fugitivo de la justicia detenido por robar en la misma joyería el mismo día. Con su novio Morelli ausente en Miami por asuntos policiales, Stephanie se ocupa de Bob, el gigantesco perro naranja de Morelli que devora cualquier cosa, desde los donuts perdidos de Stephanie hasta la tapicería de su coche. La ausencia de Morelli también significa que el inescrutable e irresistible experto en seguridad Ranger está en el centro de la vida de Stephanie cuando las cosas inevitablemente se tuercen. Y parece decidido a quedarse. Para complicar las cosas, su mejor amiga Lula está convencida de que la acecha un demonio mitológico empeñado en despojarla de su armario. Una vigilancia nocturna con la madre de Stephanie y la abuela Mazur revela tres generaciones de mujeres con nervios de acero y habilidades al volante dignas de campeonas de la NASCAR. A medida que aumenta el número de cadáveres y los testigos empiezan a desaparecer, no será fácil para Stephanie mantenerse limpia cuando todos los demás juegan sucio. Menos mal que a Stephanie tampoco le asusta ensuciarse un poco…
El señor Samuel Leacock vivía gracias a su talento y a las debilidades de los demás. Y como era del tipo de persona que sabe aprovecharse de lo segundo, vivía bastante bien. Cuando a resultas de un accidente quedó gravemente herido, nadie de los involucrados estaba realmente apenado pero el abogado Esteban Carter, el joven Ricardo Fitz-Hubert y el Doctor Santiago MacLeod eran personas civilizadas por lo que se esforzaron en salvarle la vida. Sin embargo, una mano asesina trastocó los planes y la trasfusión, que tenía que ser su salvación, fue su muerte. El fiscal José Carter, junto con su hermano Esteban, se ven envueltos en un misterio en el que todos los implicados parecen sospechosos pero sólo uno de ellos estaba decidido a matar.
Un nuevo caso para el abogado y detective Stephen Carter. El millonario y coleccionista de antigüedades egipcias Matthew Raymond le contrata para que investigue la identidad de la mujer que se ha presentado como la madre biológica de su hijo adoptivo Hugh. Durante su estancia en la mansión se desencadenan toda una serie de acontecimientos que para algunos de los habitantes de la casa son resultado de la maldición de la momia recientemente adquirida. Stephen Carter tendrá que poner en práctica todas sus habilidades ya que los habitantes de la mansión están en peligro, él incluido.
Un ingenioso rompecabezas animado por un fantasma, un médico con un anillo de ojo de tigre, y un par de damas solteronas equipadas con catalejos. De nuevo el ingenio del abogado y detective Esteban Carter es puesto a prueba para resolver el misterio que envuelve a los asesinatos que rodean a la anciana señora Marsden. La señora Marsden quería modificar su testamento, pero lo que se desencadenó tuvo unas repercusiones inesperadas y trágicas.
Si Stephen Carter, al entrar para guarecerse de la lluvia en el mitin que había organizado el Frente de la Democracia, hubiera sabido lo que le se avecinaba, quizás hubiera seguido su camino y hubiera preferido mojarse. O conociéndole, quizás no. El Frente de la Democracia, una organización que tiene como objetivo la paz mundial, ha organizado una reunión a la que asisten algunos invitados para hablar sobre el verdadero significado de la democracia. Cuando Talbot Burr, uno de los oradores invitados, toma la palabra y comienza en su discurso a hacer comentarios, que pueden implicar un llamamiento contra el gobierno, las luces se apagan de forma repentina. Aunque en principio se piensa en un apagón provocado por la tormenta, sin embargo, las señales que Stephen y su vecino de asiento captan, les mueven a indagar para ver qué sucede. Cuando consiguen que vuelva la luz, casi de inmediato, les llegó una serie de exclamaciones horrorizadas y el alarido agudo de una mujer. Algo ha sucedido y a partir de ese momento, y hasta que el asesino sea desenmascarado, se sucederán una cascada de muertes que tendrán en común una misma rúbrica: «Así mueren siempre los traidores».
Ante los ojos del lector se desarrolla un proceso sobre un caso resumido así en las palabras que el fiscal dirige al jurado: «La acusación tratará de probar que Norman Franklin mató a Judson Hollister porque este se interponía en el camino de su ambición no sólo en uno sino en dos sentidos. El primero se refiere a la joven con quien ambos jóvenes deseaban casarse. El segundo, al deseo del acusado de ascender en el hospital, a cuyo cuerpo médico pertenecía. Los celos y la codicia, dos de las más bajas pasiones humanas, fueron las que impulsaron a este hombre a renegar de su juramento de médico, y en lugar de proteger una vida humana, la destruyó deliberadamente. Estos son los hechos, tal como probaremos». El fiscal y el defensor son hermanos: Jeff y Stephen Carter, lo que aumenta el interés del proceso. A la vista asiste la bella señorita Betsy Keyster, de la que el muerto y el presunto homicida estaban enamorados, pero en la vida y en la novela policíaca, las cosas son más complicadas, como se podrá ver.
James Hadley Chase nació en Londres en 1906. A su muerte, en 1985, dejó escritas cerca de un centenar de obras, traducidas a varios idiomas, en las que destaca su profundo conocimiento de la psicología criminal. Ya en 1939, con «No hay orquídeas para Miss Blandish» (su primera novela) se situó a la altura de los más prestigiosos autores del género iniciado por Dashiell Hammett y Raymond Chandler. En «Tratamiento de shock», Terry Regan, técnico de radio y televisión, recibe el encargo de fabricar un televisor para Jack Delaney, un paralítico cuya esposa, Gilda, es una bella, sensual y deslumbrante mujer. Entre ella y Terry se iniciará un romance. Terry, llevado por una desmedida pasión, planea el asesinato de Jack con el fin de emprender con Gilda una nueva vida. Terry piensa que su plan es perfecto… Hadley Chase nos introduce en la narración con una fuerte dosis de intriga y nos mantiene en vilo hasta culminar en un sorprendente desenlace.
Puede que la tecnología sea diferente en la Nueva York de 2060, pero la ciudad sigue siendo un lugar de diversidad cultural y grandes diferencias. Pero como siempre, algunos asesinatos reciben más atención que otros; sobre todo aquellos en los que la víctima es un prominente hombre de negocios, hallado en su apartamento de Park Avenue, atado a la cama y estrangulado con lazos de terciopelo negro. A la teniente Eve Dallas no le sorprende que la escandalosa muerte de Thomas Ander sea una fuente de excitación y especulación para el público, y de humillación para su familia. Pero mientras los ciudadanos hablan de ello, aquellos próximos a Anders no están tan ansiosos por hacer lo mismo. Con algo de ayuda de su multimillonario marido, Roarke, Eve no tarda en llamar a las puertas, o en entrar a empujones, para obtener respuestas. Pero los hechos no tienen sentido. Las evidencias físicas indican que el asesino era alguien que la familia conocía, pero todas las coartadas son sólidas. ¿Se trata de un crimen pasional en un juego de perversión que salió mal, o de una ejecución llevada meticulosamente a cabo? En Dallas recae la responsabilidad de resolver un caso en el que los desconocidos pueden estar conectados de modos letales e inesperados.
Un día, llama a la puerta de Roger Flavières un antiguo compañero de la universidad que quiere contratarlo para que investigue a su mujer. El marido no sospecha que su esposa le sea infiel, sino que teme por su vida. El motivo de su temor no puede ser más sorprendente: cree que su mujer se halla poseída por el espíritu de una antepasada que murió trágicamente ahogada. Solo ello parece poder explicar por qué su esposa pasa por momentos en los que parece estar ausente, desaparece durante horas sin decir nada y se hunde a menudo en una profunda melancolía. Es así como Flavières empieza a seguir a Madeleine, una mujer de una inusual belleza de la que no tardará en enamorarse profundamente.
Jordan Glass es una fotógrafa de éxito. Estando de vacaciones en Hong Kong, decide visitar el Museo de Arte. Allí observa que muchos la miran con curiosdad. Al cabo de unos minutos se encuentra con una exposición de un pintor anónimo titulada Mujeres desnudas en reposo, que exhibe una misteriosa serie de cuadros que han causado sensación en el mundo del arte moderno. Los expertos han llegado a la conclusión de que las telas muestran mujeres desnudas que no están dormidas, sino muertas... Cuando Jordan se acerca al último cuadro de la serie, la sangre se le congela: la mujer del cuadro es idéntica a ella misma.
Cuando Sebastián Mareco se entera por televisión de que en un inquilinato de mala muerte han asesinado a un viejo amigo, la tentación de olvidar inmediatamente la noticia tiene los sólidos fundamentos del sentido común. El chivo Robirosa nunca fue un inocente, aunque licuadas en el tercer o cuarto whisky de la madrugada las entrañables imágenes del pasado acarician la memoria de Mareco. La tentación de abrazarse por lo menos al cadáver de su amigo muerto, regresa mezclada con otros recuerdos y otras nostalgias bastante más inquietantes que la sencilla y alguna vez profunda amistad que los unió.
Enrique Cuenca Granch (Almería 1.892- Barcelona 1.970) creó en 1947 para la editorial Cisne – como H. C. Granch –al profesor de física de Harvard Frank Sullivan, que protagonizó 10 novelas de la serie 'Colección Sullivan'.
Portada : J. Laro Moreno (Firma como Reno)
Una adolescente desaparece el último sábado de agosto en un pueblo de la Sierra de Madrid, situado junto a la orilla de un embalse. Esa misma noche se desata una fuerte tormenta que anegará toda la zona. Después de una multitudinaria búsqueda, el cuerpo de la muchacha es encontrado flotando en las aguas. La autopsia revelará que lo que parecía un mero accidente, un ahogamiento fortuito, es en realidad una muerte violenta. Pero la tormenta hizo subir el nivel del embalse y borró todas las posibles pruebas. Un mes después, la investigación de la Policía Judicial está en un callejón sin salida: los culpables no han sido atrapados y los medios de comunicación han perdido el interés en la chica muerta del embalse. Es entonces cuando en el pequeño pueblo se instala un discreto y misterioso hombre. ¿Tendrá algo que ver con la investigación? ¿Será el último cartucho de la policía antes de darse por vencida?
Ocho cuerpos terriblemente mutilados hasta ser irreconocibles aparecen encadenados en los lodos del río Huangpu, en la moderna Shanghai, enfebrecida de ambición, dinero y desarrollo. Por la precisión de las heridas y la brutalidad de los crímenes, todo parece indicar que los asesinos no son delincuentes comunes. A la hora de investigar el caso, el investigador jefe Sun Piao no cesa de hallar obstáculos administrativos, no exentos de intimidaciones. Piao sabe que debería abandonar el caso, pero no es la clase de policía que esté dispuesto a hacerlo. Ojo de dragón es una inquietante y arrolladora novela de intriga situada en la pujante pero siempre reservada China moderna. Andy Oakes (Londres, 1952) fue distinguido con el Premio Europeo de Crimen y Misterio 2004 por esta novela. Es un gran conocedor de la República Popular China, donde ha trabajado y cuyo territorio ha recorrido en numerosas ocasiones.
En las obras de uno de los estadios de Shanghai destinados a las Olimpíadas, unos policías someten a una joven a toda clase de vejaciones hasta que la dejan por muerta. Por las mismas fechas, y tras la aventura vivida en Ojo de dragón —novela publicada también en esta serie—, el inspector jefe Sun Piao, liberado del Ankang , «psiquiátrico» del régimen al que van a parar los disidentes, y degradado a trabajar en un destino sin cometidos, se entregará a investigar, sin la autorización de sus superiores, un macabro caso de asesinato de policías. Incorruptible y un tanto cínico, clásico perdedor nato en un mundo sin valores, Sun Piao se ve envuelto en una tortuosa trama que explora la complejidad contradictoria de la China de hoy hasta desembocar en un final inimaginable.
En esta rarísima pero cuidada edición, Brown desentraña los oscuros impulsos que motivan a un mediocre impresor para convertirse en un asesino serial. Haciendo gala de su pasión por los más mínimos detalles, y mostrándonos en cada capítulo los puntos de vista de los diversos personajes, nos lleva de la mano hacia una más de sus inesperadas conclusiones. Una novela totalmente disfrutable.
Edén-Olimpia es un conglomerado multinacional en las colinas de Cannes, donde se dan cita las compañías más grandes del mundo. Con los servicios sofisticados de oficina, seguridad y comunicaciones de que dispone, parece ofrecer el invernadero ideal para una fuerza de trabajo que vive del éxito. Sin embargo, Edén-Olimpia es más que un simple complejo de multinacionales, es una ciudad-estado virtual. Aislada y segura, sus habitantes no carecen de nada. Pero cierto día, David Greenwood el pediatra de Edén-Olimpia, armado con una escopeta, mata a diez personas y luego se suicida. Un experimento está en curso en Edén-Olimpia, un experimento de poder y brutalidad.