Una evocadora ruta para encontrar el último atardecer de Trajano. «Muchos creen que Trajano murió en la lejana Partia durante sus campañas en Oriente, pero eso no es exacto. Tampoco falleció en Roma ni en su Hispania natal. Es cierto que murió entre el 9 y el 10 de agosto del año 117 en el este del imperio, pero cuando ya se encontraba de regreso hacia Roma tras haber vencido a decenas de ciudades y reinos más allá del Éufrates. Trajano llevó a Roma a su máxima extensión, pero hubo algo contra lo que no pudo: la enfermedad. El séquito imperial atracó en la pequeña ciudad de Selinus, al sur de Turquía. Allí, Marco Ulpio Trajano falleció. Después de más de tres mil páginas y casi siete años relatando la vida de Trajano, no pude resistirme a la tentación de buscar esa ciudad y visitar el lugar donde Trajano vio su último atardecer.» Santiago Posteguillo
Con el mismo espíritu y sutil humor que caracteriza sus novelas, Amy Tan ofrece un antídoto refrescante para las incertidumbres de hoy, observando cómo ocurren las cosas —en su vida y más allá—, y centrándose en el destino y todo aquello que se opone a su tiranía: las elecciones, las influencias, las atracciones, las actitudes y los accidentes afortunados. Nacida en una familia que creía en el destino, Amy Tan siempre buscó caminos propios para dar sentido a su existencia. En esta obra, que reúne escritos de cariz autobiográfico, reflexiones, anécdotas, retazos de su vida y de la de sus ancestros, muestra al lector cómo eludió los estigmas y las hipotecas de su pasado y cómo creó su propio destino. Amy Tan habla de su familia, de los fantasmas que pueblan su ordenador, del espectro de la enfermedad, de la especial relación con su madre, de su grupo de rock con Stephen King y de los misterios que entrelazan fe y destino. Ya sea evocando anécdotas familiares, relatando sus viajes a China o describiendo los fantasmas de su imaginación que inspiran sus novelas, sus recuerdos ofrecen una visión íntima de una escritora de éxito cuya propia vida es tan mágica y esperanzada como su literatura.
En esta obra están todos los nombres, fotografías, expedientes y testimonios de casos impresionantes. Incidentes protagonizados por personas como usted, muchos de ellos rescatados de archivos confidenciales y otros sacados a la luz tras la paciente investigación periodística del autor. Nunca antes se había abordado el apasionante asunto de los O.V.N.I. con tal torrente informativo y documental a disposición de los lectores. ¿Existen verdaderamente? ¿Qué son? ¿De dónde vienen? Interrogantes que se plasman en la fuerza del dibujo de un niño, la grabación de un piloto militar, o en los impactantes documentos sonoros contenidos en un CD único en su género.
En la primavera de 1933, hace apenas seis meses que Hitler ha sido elegido canciller de Alemania, pero todavía no ha consolidado su poder. Necesita tiempo. Tiempo para aplastar a sus opositores y para rearmar el país. La serpiente se incuba en su huevo lentamente, pero en ese momento, pese a los visibles indicios, pocos son quienes intuyen el abismo al que está a punto de abocarse el mundo. En junio de ese año, William E. Dodd, un apacible profesor de historia de la Universidad de Chicago, recibe la inesperada llamada del presidente Franklin D. Roosevelt, que le nombra embajador de Estados Unidos en Alemania. Dodd, ya entrado en la sesentena, convencido demócrata y americano hasta la médula, acepta. Al poco emprende viaje hacia Berlín con su mujer y sus dos hijos, Bill y Martha. Ésta, una atractiva joven de 24 años, seductora y veleidosa, se toma el viaje como una aventura. Al llegar a la ciudad, se instalan en una mansión junto al hermoso parque de Tiergarten, «el jardín de las bestias». Berlín es un nido de conspiraciones, agarrotada por el miedo, pero conserva aún el encanto de una ciudad cosmopolita, y Dodd y Martha tardan en comprender la magnitud del desastre que se avecina. Durante meses el padre adoptará una actitud apaciguadora y la hija coqueteará alegremente con la cúpula del poder nazi. Sin embargo, Dodd acaba entendiendo lo que está en juego; pero él, que no pertenece a las élites adineradas que surtían de diplomáticos a las embajadas, se encuentra atrapado entre la espada y la pared: desde Washington, preocupados por cobrar la deuda alemana y lastrados por su política aislacionista tradicional, le conminan a contemporizar, pero la realidad sobre el terreno desmiente cualquier esperanza. Martha también acaba descubriendo el horror que se oculta tras los oropeles de las fiestas, los diplomáticos enamoradizos y los nazis elegantes; y así, a través de los ojos ingenuos, puede que un tanto miopes, pero no ciegos, de una familia norteamericana situada en una privilegiada atalaya, asistimos a uno de los momentos más críticos y terribles de la historia. Como si de una trepidante novela se tratara, Erik Larson realiza una documentada reconstrucción del Berlín de 1933, una ciudad que vivía una de esas encrucijadas en que la realidad supera a la ficción. Una obra que ofrece una perspectiva humana de la historia, donde los sueños y debilidades de cada uno se despliegan sobre un telón de fondo en el que se palpa la inminencia del horror en estado puro.
Ante Ciliga (1898-1992), joven dirigente del Partido Comunista de Yugoslavia, viajó a la U.R.S.S. en 1926 para conocer de cerca la experiencia revolucionaria. Crítico con la actuación de la Internacional en el partido yugoslavo y decepcionado con la progresiva degeneración de la revolución rusa, Ciliga termina formando un pequeño grupo de oposición entre los comunistas yugoslavos residentes en Rusia y entra en contacto con los grupos trotskistas. Arrestado por la G.P.U. en 1930, podrá abandonar la U.R.S.S. en 1935, tras pasar por las prisiones de Leningrado, Cheliábinsk, Verkhne Uralsk y el exilio en Siberia. En el país de la mentira desconcertante, escrita en París entre 1936 y 1937, tras su «expulsión» de Rusia, Ciliga relata su paso por el país soviético hasta la primavera de 1933, las condiciones de vida de obreros y burócratas, la vida y la lucha en las prisiones y su progresiva evolución política personal hacia la izquierda comunista.«Mis dos volúmenes sobre Rusia, en gran medida, están consagrados a la descripción de la vida de los perseguidos y deportados soviéticos, cuya suerte he compartido cinco años y medio. Al lado de los millones de trabajadores forzados que abarrotan los campos de concentración y el exilio en Siberia, el Gran Norte soviético, en unas condiciones que evocan tanto los campos nazis como los Trabajos Faraónicos, en mi época existía aún un pequeño grupo de perseguidos llamados políticos. Estaba compuesto por los miembros de los diferentes grupos y partidos socialistas, de comunistas no-conformistas de diferentes tendencias y de anarquistas. Disfrutaban de un reconocido estatus como presos políticos: era el último reducto que quedaba en toda Rusia de la democracia política de la Revolución de 1917. En sus prisiones los aisladores políticos y en sus relaciones recíprocas en el exilio, se valían de la libertad de expresión y de unos estudios políticos y sociales que hacían que su pequeño mundo pareciera el último islote de libertad en un océano de esclavitud. Una paradoja soviética a la que le iba llegando su trágico fin.»
En la primera casa en que entró a trabajar como pinche de cocina, a los quince años, Margaret Powell se quedó atónita cuando le dijeron que, entre sus tareas, figuraba la de planchar los cordones de los zapatos. La señora de la casa le prohibió, además, entregarle en mano cualquier cosa: siempre tenía que ser «en bandeja de plata». Era la Inglaterra de los años 20, y en ella una chica empleada en el servicio doméstico tenía que mentir a los chicos si quería encontrar novio: ellos las llamaban «esclavas». En el piso de abajo son las memorias de una mujer sedienta de educación que no comprende que, cuando pide un libro de la biblioteca de sus señores, éstos la miren incrédulos y espantados. Con el tiempo, aprendió por su cuenta y en 1968 publicó este libro, que ha sido la fuente reconocida de inspiración de series como «Arriba y abajo» y «Downton Abbey», pero mucho más incisiva e intencionada que ellas. En el sótano, a «ellos» (como llamaban a los señores), se les hacía «una especie de psiconálisis de cocina, sin cabida para Freud. «Creo que nosotros sabíamos de la vida sexual ajena mucho más de lo que él llegó a saber nunca». Penetrante en su observación de las relaciones entre clases, libre y deslenguada en la expresión de sus deseos, Margaret Powell nos cuenta qué significaba para los de abajo preparar las cenas de seis platos de los de arriba. Un documento excepcional.
Enfermedades de jefes de Estado y de Gobierno en los últimos cien años. En el poder y en la enfermedad trata de la interrelación entre la política y la medicina. El autor se declara fascinado por ella y la ha analizado en ambos campos. La enfermedad en personajes públicos suscita importantes cuestiones: su influencia sobre la toma de decisiones, los peligros de mantener en secreto la dolencia o la dificultad para destituir a los dirigentes enfermos. Como médico, el autor tuvo la ocasión de ver las tensiones de la vida política y sus consecuencias; como político, se fijó en los dirigentes que no padecen dolencias mentales pero desarrollan el “síndrome de hybris” o embriaguez del poder: persistencia en el terror e incapacidad para cambiar. Este libro estudia las enfermedades padecidas por Jefes de Estado y de Gobierno como J.F. Kennedy, el Sha de Persia o Mitterand, entre otros.
La era de la exploración estaba llegando a su fin, pero el misterio del polo norte permaneció. Los contemporáneos describieron el polo como el «objeto inalcanzable de nuestros sueños», y el impulso de llenar este último gran espacio en blanco en el mapa creció irresistible. En 1879 el USS Jeannette zarpó de San Francisco con multitudes animando y en medio de un frenesí de publicidad. El barco y su tripulación, capitaneados por el heroico George De Long, se dirigían a las aguas inexploradas del Ártico, llevando las aspiraciones de un país joven que quería ser la primera nación en alcanzar el polo norte. Dos años después de la terrible travesía, el casco del Jeannette resultó roto por una impenetrable franja de hielo, obligando a la tripulación a abandonar la nave en medio de torrentes de agua. Horas más tarde, el barco se había hundido por debajo de la superficie, dejando a los hombres a mil millas al norte de Siberia, donde se enfrentaron a una caminata aparentemente imposible, a través del infinito hielo, con los suministros mínimos. En todo momento, ante la ceguera de la nieve y el asedio de los osos polares, ante tormentas feroces y laberintos de hielo, la tripulación se rebeló ante la locura y la hambruna mientras luchaban desesperadamente por sobrevivir.
Llena de emocionantes e imprevisibles giros, En el reino del hielo es una fascinante historia de heroísmo y determinación en el lugar más brutal de la Tierra.
Érase una vez un imperio por cuyos valles corrían ríos de leche y miel. Donde el progreso hacía soñar con delirios espaciales y utopías terrenales. Donde la carne de los Camaradas no perecía jamás. Un Edén de espino y hormigón que sucumbió a los envites de la historia. Entre sus ruinas hay fosas cavadas en el permafrost, montañas radioactivas y submarinos en el fondo del mar. Hace treinta años, Jacek Hugo-Bader emprendió una odisea periodística que aún perdura: auscultar los adentros del alma soviética. En el valle del paraíso es un recorrido por el territorio incierto de la memoria de aquellos que vivieron al otro lado del telón de acero. Una década de crónicas, reportajes y viajes que descubren entre sus vestigios la sombra de una nostalgia que conserva el cadáver de un imperio en descomposición. Hugo-Bader se ha sentado a hablar y a beber con los hijos de un orden ya antiguo. Ha brindado con héroes de otro siglo, soldados mutilados con el pecho cargado de insignias de un país perdido y coroneles que pintan cuadros melancólicos. Ha hecho de confesor a los diseñadores de la bomba atómica soviética y a las cosmonautas que no rozaron el cielo porque no pertenecían al Partido. Ha visto crecer el músculo de la mafia rusa en los sótanos de Liúbertsi. Y hasta ha hecho enfadar a Mijaíl Kaláshnikov, el inventor de la inmortal AK-47.
Norman Mailer estaba escribiendo La canción del verdugo, un libro sobre un condenado a muerte, cuando recibió una carta del presidiario Jack H. Abbott, quien le advertía que muy pocas personas conocen la verdad sobre la violencia en las prisiones, y se ofrecía para suministrarle datos al respecto.Después de intercambiar algunas cartas, Mailer quedó tan fascinado que luchó para que Random House las editara bajo el título «En el vientre de la bestia» —epistolario que la crítica comparó con las obras del Marqués de Sade, que el suplemento literario del New York Times publicó por entregas y que valió al criminal su entrada en los círculos artísticos del país—, cuyos royalties sirvieron al condenado para contratar a tres excelentes abogados que hubieron de conseguir que un juez le dejara libre.Es comprensible que Mailer quedase fascinado por Abbott: su prosa es poderosa, cargada de energía, sus reflexiones, a menudo inteligentes, poco habituales en alguien que había pasado toda su vida en la cárcel —desde los doce años solo había disfrutado de nueve meses de libertad—, y que se había formado a sí mismo mediante la lectura.
«Todos necesitan del acicate de un estímulo para vivir; para el viajero este acicate reside en cualquier sueño», decía Bruce Chatwin. Aquí la excusa para el sueño y para el viaje es un trozo de piel de diez centímetros cuadrados, entregado a su abuela, como regalo de bodas, por un primo marino, exiliado en los confines del Imperio Británico. La historia familiar creía que la piel era de un brontosauro, aunque fuera de color rojo y estuviera cubierta de pelo.
«El rollo original de On the Road es una de las más veneradas y enigmáticas reliquias de la literatura moderna… Un texto fascinante» (James Campbell, The Times Literary Supplement).
El Sal Paradise de todas las ediciones conocidas de esta novela mítica es aquí, al fin, Jack Kerouac. Y Dean Moriarty es Neal Cassady, y Carlo Marx es Allen Ginsberg, y Bull Lee es William Burroughs… Con la publicación del rollo original, la gesta viajera y existencial de En la carretera se vuelve autobiográfica de pleno derecho y a plena luz del día. Y el relato adquiere toda su potencia narrativa. En él —todo un clásico de la literatura norteamericana, un texto «de culto»—, la obra original se libera de la poda editorial a la que ha sido sometida hasta hoy y recupera toda su colosal envergadura. Seguimos a Kerouac y a Neal Cassady —el gran buscón, el «santo», el pecador contumaz y pletórico de carisma que roba protagonismo al autor en este viaje iniciático— y a toda la cáfila que desfila por estas páginas en toda su desnudez y penuria. El lector siente los anhelos, la desolación, el éxtasis, el alcohol, la hierba, el sexo, el jazz, la época prosaica y adormilada contra la cual gritan; tiene en sus manos una suerte de manifiesto de la beat generation, que tanta épica ha aportado a la literatura, el cine y la música del mundo occidental contemporáneo. La sed vital insatisfecha, la búsqueda de horizontes de sentido, de dicha y de conocimiento y los atisbos místicos se estrellan inexorablemente contra una realidad inhóspita y desesperanzada. El lector encontrará en En la carretera un vívido compendio de los grandes temas y, al mismo tiempo, una apasionante aventura humana y una metáfora de la existencia.
La realidad de los enfrentamientos armados Se suele decir que nunca pasa nada y que esas cosas solamente ocurren en Estados Unidos, en el cine y en las series de televisión, pero no es verdad. Conozca testimonios y manifestaciones que nacen de policías locales, autonómicos, nacionales, guardias civiles e incluso de agentes privados. Todos fueron brutalmente agredidos. Muchos resultaron heridos de gravedad, otros presentaron lesiones de menor entidad y algunos incluso regresaron ilesos a sus casas. En unos casos los ataques fueron ejecutados por indeseables seres inhumanos y, en otros, lamentablemente, por enfermos mentales. Algunos de los que han contado a los autores tan íntimas y vitales experiencias consiguieron abatir a sus agresores, acabando en ocasiones con sus vidas o hiriéndolos para neutralizar el riesgo. Porque sepa una cosa: no es lo mismo verse en la línea de tiro de la galería, que en la línea de fuego de la realidad de la calle.
El testimonio de una joven occidental captada por el estado islámico. Mélodie acaba de convertirse al islam cuando conoce al jefe de una brigada islamista a través de Facebook. En cuarenta y ocho horas Bilel se enamora de ella, la llama día y noche, y le insiste para que viaje a Siria y se reúna con él para hacer su yihad. Le pide que se case con él y le promete una vida paradisíaca junto a miles de jóvenes europeos que viven allí. Mélodie acepta y prepara su huida en secreto… El Estado Islámico recluta cada semana a cientos de jóvenes como Mélodie.
La estremecedora historia de la joven y su larga lucha por obtener libertad y justicia. Una narración cruda e intensa de una mujer que se enfrentó a la violencia machista, a las instituciones patriarcales, a la corrupción del sistema penal... Y ganó. En diciembre de 2013, la joven Yakiri Rubio fue secuestrada por dos hombres que la condujeron a un hotel para violarla. Después de ultrajarla, uno de ellos intentó asesinarla. Ella acabó matando al agresor en defensa propia; sin embargo, la acusaron de homicidio calificado y la encarcelaron. La autora de este libro, Ana Katiria Suárez, es la abogada penalista que defendió a Yakiri Rubio. En una carrera contra el tiempo, después de haber tenido acceso a un expediente mutilado, su objetivo desde el primer momento fue demostrar que Yakiri actuó en legítima defensa tras haber sufrido una violación sexual. Con la pasión que caracterizó su defensa, la autora relata los pormenores de un proceso viciado desde el origen, repleto de omisiones, fallas y contubernios entre los delincuentes y la autoridad. Muy pronto, el caso se convirtió en una lucha personal por los derechos humanos y en una cruzada jurídica con perspectiva de género.
Obra que encierra entre sus páginas un viaje de medio siglo por el mundo de los libros y sus autores. Encuentros, reflexiones, momentos que Abel Posse compartió con ellos y ahora transmite a los lectores. El perfil de Borges en una góndola veneciana. Jünger tomando una copa de mosela en París mientras evoca el 'nazismo esotérico'. NaléRoxlo y Roberto Arlt en un tranvía que, en 1923, los llevaba desde el centro de Buenos Aires hasta Flores. Neruda junto al Sena en una noche de verano. Nabokov en el Gritti. Lugones en viaje hacia El Tigre con un frasco de cianuro en el bolsillo. Cioran resistiendo 'la tentación de existir y de caer en el tiempo'. Heidegger en Friburgo y la cabaña de Todtnauer. Cortázar y Sarduy en un restaurante chino de Saint-Germain. Según el autor, este libro es 'un alegato y un reclamo por la letra grande en tiempos de caligrafía chica'.
La obra relata el andar heroico de todo un pueblo junto al Comandante en Jefe, en el primer año de la Revolución. A través del testimonio del autor, basado en los recuerdos y apuntes que resultaron de su cercanía y actuación en algunos de los acontecimientos más importantes del año 1959, se relatan los sucesos, anécdotas y vivencias de todo un pueblo construyendo una nueva sociedad.
El alma viajera de Javier Reverte nunca cesa de soñar y de buscar nuevos escenarios donde saciar su sed de aventura. El viaje que realizó a Canadá y Alaska (que dieron como fruto «El río de la luz») y unos cuantos libros sobre exploraciones árticas bastaron para encender la mecha de su curiosidad. Tiempo después, en 2007, Javier se encontraba en un barco ruso dispuesto a recorrer el Paso del Noroeste: según las previsiones meteorológicas, en verano, por primera vez desde que se tiene referencia histórica, el hielo se iba a abrir para permitir sin interrupción la navegación entre los dos océanos. Esta es la crónica de su periplo. La admiración por los exploradores que dejaron su vida en el Polo, la conciencia ecológica y la descripción de la vida y de los personajes que el autor se encuentra allí por donde pasa, conforman el alma de este nuevo libro de viajes, lleno de poesía y sueño, realidad y crudeza.
El 26 de agosto de 1978, tras la muerte de Pablo VI, el Concilio Vaticano elige para que ocupe el trono del sumo pontífice a Albino Luciani, el austero patriarca de Venecia. Luciani pronuncia el tradicional Accepto y decide el nombre con que reinará: Juan Pablo I. Pocos suponen que ese italiano de sesenta y cinco años, imagen misma de la humildad, iniciará su papado con voluntad de renovación. Pero los mejor informados saben que Juan Pablo I ha resuelto emprender una verdadera revolución, practicando lo que ha predicado siempre: la honradez absoluta, la convicción de que la Iglesia Católica es por sobre todo la Iglesia de los pobres. En septiembre de 1978, el llamado «papa de la sonrisa» moría después de treinta y tres días de haber sido elegido. La versión oficial anunciaba su muerte como debida a un infarto de miocardio. David A. Yallop inició su investigación a petición de ciertas personas residentes en el Vaticano que se sentían preocupadas por las extrañas circunstancias que rodeaban esta muerte. Tras tres años de investigación, el autor descubrió la existencia de una red de corrupción que se detalla en este libro.
Este libro, basado en entrevistas, diarios, documentos gubernamentales y una enorme cantidad de material, en parte inedito y en parte ya publicado, no es simplemente el primer relato exhaustivo de los preparativos del lanzamiento propiamente dicho, sino también el primer relato de cómo estuvo a punto de no ser lanzada. Deliberadamente, los autores han evitado emitir juicios personales. En lugar de adoptar tal actitud, dejan que los hechos hablen por sí mismos, unos hechos que se hallan totalmente al margen de lo común.