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Bolsilibros - Servicio Secreto 459. Horror en Broadway, de Donald Curtis

Intriga, Policial, Novela

La fortalezainexpugnable, los muros de enorme espesor y gran altura, las torretas metálicascon agentes armados de ametralladoras y de potentes reflectores, el sistemaelectrónico e infrarrojo detector de fugas, la misma nutrida fuerza policial dela prisión, todo, en suma, había sido inútil para evitar la desaparición delcondenado a muerte. «El Reptil» habíadesaparecido como evaporado en el aire. O al menos, ésa fue la creenciageneral, hasta que el reverendo regresó al despacho del alcaide, cerca ya delmediodía, con el teniente Harris, de la guarnición especial de Sing-Sing.


Bolsilibros - Servicio Secreto 474. Réquiem por mí, de Donald Curtis

Intriga, Policial, Novela

El órgano entonaahora una música trémula y solemne. Es el réquiem. Réquiem por el hombremuerto, por el hombre que ayer fue enterrado en Barnaby Hills, el hombre sobrecuyo ataúd vi caer las paletadas de tierra, que golpearon sorda y lúgubrementela tapa de madera barnizada y tallada con alegorías tan inútiles comoostentosas. Recuerdo todavía,mientras en mis oídos suena el réquiem, los últimos momentos en el cementerio,cuando ya el féretro estaba totalmente cubierto por la tierra, y una pesadalosa del mejor mármol —creo que han adquirido un trozo de Carrara, traídoespecialmente de Italia para este caso— cayó definitivamente sobre la últimamorada del difunto. Los deudos, parientesy amigos del hombre a quien habían enterrado allí, se dispersaban rápidamentecon una fingida lentitud que no lo era en el fondo, porque cada cual deseabavolver a sus quehaceres y terminar la ceremonia.


Bolsilibros - Servicio Secreto 485. Los poseídos, de Donald Curtis

Intriga, Novela, Policial

Marty Kellog detuvo, su automóvil, un descapotable pequeño, azul y blanco, a la entrada de la ciudad. Había allí un parador de carretera. Un hombre de mono azul celeste, salió a atenderle. Kellog pidió una cerveza bien fría y unos informes. Le sirvieron ambas cosas. La cerveza, helada. Los informes, con palabras rápidas y como disparadas por una ametralladora. Dio el dinero por la cerveza y las gracias por los informes. Luego, puso en marcha el motor y penetró en la ciudad.


Bolsilibros - Servicio Secreto 488. Rojo es el asfalto, de Donald Curtis

Intriga, Novela, Policial

Dejó atrás el control de entrada a Junction City. Era igual que haber cruzado una frontera o una divisoria territorial. Lugar gracioso, pensó el mocetón rubio y fornido que era Max Drury, antiguo detective y actual «sin trabajo». Sus ojos, de un azul frío y duro, estudiaban las calles amplias, pulcras y bien trazadas de la población. Los edificios, los numerosos anuncios de cabarets y clubs nocturnos, salas de juego y teatrillos de espectáculos poco edificantes. Aquello era peor que Las Vegas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 500. La vorágine, de Donald Curtis

Intriga, Policial, Novela

No había sido difícil.Apenas unos momentos, unos cortos minutos de angustia, esperando el fracaso de su intento, y con ello el desastre definitivo, y allí estaba ahora. Libre.¡Libre! Era una palabra tan asombrosa. Sintió ganas de echar a correr, unas alas invisibles se agitaban a sus pies, aguijoneándola a lanzarse a la carrera pero no lo hizo. Tuvo serenidad. Sabía que una simple precipitación, un paso en falso, lo echaría todo a perder.


Bolsilibros - Servicio Secreto 506. Morir es complicado, de Donald Curtis

Intriga, Policial, Novela

—Su salud es a prueba de bomba, mi querido amigo —rió jovialmente Cameron Price, terminando el examen—. Puede seguir tranquilo, sin necesidad de recurrir a mí.—Lo suponía, doctor Price. —Paul Garland se abotonó la camisa, incorporándose de la mesa donde había sido examinado cuidadosamente—. Pero Lori es aprensiva. Ya sabe cómo son las mujeres, especialmente cuando tienen demasiado dinero. Le asustan a uno, por una simple jaqueca o un resfriado.—Sí, lo comprendo. —El médico rió, agitando una mano en forma significativa—. Yo tengo muchos clientes de ese estilo, Garland. La mayoría prefieren que les diga que padecen algo, de nombre interesante, a poder ser, y les mande unos comprimidos, para presumir de dolencias en sus reuniones. Así es el mundo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 527. El miedo y la furia, de Clark Carrados

Intriga, Policial, Novela

Hacía calor.Era un calor húmedo,pegajoso, sofocante, que provocaba torrentes de transpiración aun no efectuandoel menor movimiento y que anunciaba la inminencia de una tormenta. La ventana estabaabierta de par en par, pero no entraba por ella el menor soplo de aire. Lascortinas de muselina barata pendían lacias, inmóviles. Estaban tan inmóvilescomo el hombre que, con excepción de un pequeño «slip», yacía desnudo sobre lacama. No dormía. Estabadespierto, y sus ojos se fijaban tenazmente en el agrietado techo de lahabitación.


Bolsilibros - Servicio Secreto 534. Caliente es mi sangre, de Donald Curtis

Intriga, Policial, Novela

La mano cayó sobre su boca. Luego, sobre la nariz.Chorreó sangre, y el paladar sintió el salobre, viscoso gusto. Sacudió la cabeza, justamente cuando recibía otro bofetón tremendo. Ahora le alcanzaron en la sien, y su cabeza se llenó de zumbidos, luces y punzadas lacerantes.—Dejadlo —dijo alguien.Jack Mulligan le agradeció eso a aquel alguien. Le parecía que era el capitán Bakers, pero no estaba seguro. No podía estarlo de nada. Uno de los golpes le había partido la ceja y también de allí salió sangre, cegándole. No veía nada. Y los oídos, sólo parecían útiles para registrar zumbidos enloquecedores.


Bolsilibros - Servicio Secreto 559. Red escarlata, de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

—No sé si tendré valor para hacerlo, Paul. —¡Es necesario, Eva! ¡Tienes que hacerlo! —Resulta fácil ordenarlo, Paul. Dirigirme a distancia, decirme lo que tengo que hacer. Pero lo terrible es hacerlo. Llevarlo a la práctica. El hombre entornó los ojos. Éstos eran grises y fríos. También eran duros. Se encogió de hombros, tras una pausa que destinó a estudiarla a ella. Y dijo: —Alguien tiene que dirigir. Y siempre existe el que realiza, el que hace posible que lo proyectado tenga forma. Yo soy el cerebro, Eva. Tú, mis manos. Haz que éstas actúen. Confío en ellas, igual que confío en mi propia inteligencia. Esto hay que hacerlo, Eva. ¡No tenemos más remedio!


Bolsilibros - Servicio Secreto 561. Margarita negra, de Clark Carrados

Intriga, Policial, Novela

Todo empezó con un tropezón; un encuentro involuntario, pero de cierta violencia, lo cual provocó la caída del bolso de la dama, al suelo.Normalmente, esto es una cosa que suele ocurrir con alguna frecuencia cuando uno lleva prisa, porque el que camina delante la tiene mayor todavía. Si a ello le añadimos la transitada entrada de unos grandes almacenes en la hora de mayor afluencia de clientela, tendremos que el incidente, bien mirado, carece en absoluto de importancia.Estábamos, pues, en que había tropezado con la dama. Yo no la vi, francamente, y eso que era una mujer que detonaba a mil leguas de distancia. Alta, cimbreante, de una delgadez casi increíble, pero sin la menor huella de huesos en su exterior, poseía unas enormes pupilas verdes que relucían como fuego hecho de esmeraldas, y un cabello de un tono negro, del que un cuervo se habría sentido, y con razón, terriblemente envidioso. Su boca era una pincelada roja en un rostro blanquísimo, pero bajo el cual se adivinaba, no obstante, latía una sangre cálida y ardorosa.


Bolsilibros - Servicio Secreto 565. Hampa brillante, de A. Rolcest

Intriga, Policial, Novela

El inspector de policía americano Fadner llega a Roma de vacaciones junto con su mujer. Allí se encuentra con el agente del FBI Travis Wick y la pintora Gladys Blair. La esposa sospecha que entre los dos hombres hay algo más que amistad y que su marido en realidad ha venido a Roma en misión secreta. Por la noche, las dos parejas acuden a un club nocturno. Allí actúa una bailarina llamada Yona, a la que Travis conoce desde hace tiempo.A la mañana siguiente Fadner y Travis se van en coche sin indicar su destino. La policía italiana encuentra el coche con los dos hombres asesinados a bordo.

Unos días después llega a Roma el periodista americano Jeff Rayner para investigar la muerte de los dos hombres. Jeff era amigo personal de Travis Wick y también conoce a Yona.


Bolsilibros - Servicio Secreto 568. Dólares y balas, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Medio millón de dólares obtenidos de forma criminal. Cinco bandidos queriendo su parte del botín.Augie hace creer a los bandidos que Ofelia, antigua compañera de Augie, fue encargada de repartir el dinero, pero no estaba en su poder. Para así vengarse de su antigua amante. Ofelia contrata al abogado Jerry Braxton para ayudarla a convencer a los bandidos de que nada sabía de ese dinero. ¿Podrá librarse de las amenazas?


Bolsilibros - Servicio Secreto 572. La chica del calendario, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

La chica del calendario era para mí una obsesión. El calendario estaba situado en la pared frontera a mi mesa de despacho y cuando no tenía que hacer, que solía ser las más de las veces, me pasaba las horas muertas contemplándolo. Por supuesto, tenía mucho que contemplar. Merecía la pena perder, no una hora, sino diez diarias en mirar el calendario. Era muy sencillo y sin estridencias. La chica estaba retratada en una postura indolente, más no excitante en modo alguno, como si el fotógrafo la hubiera sorprendido en un momento de reflexión a solas. Además, estaba vestida de pies a cabeza.


Bolsilibros - Servicio Secreto 573. ¡Ella sabe demasiado!, de Donald Curtis

Intriga, Novela, Policial

—¡Vera, ponme un café bien cargado! Y un sandwich caliente. —Lo siento, Fred. Tendrás que conformarte con un sandwich frío. Es muy tarde. Ya debería de haber cerrado hace más de un cuarto de hora. —Está bien, Vera. Dame lo que tengas. No soy exigente —sonrió el cliente—. Con tal de que el café ruedas servírmelo… —Por ser para ti, lo haré. Pero, otra noche, procura venir antes. —Lo siento, querida. El camión sufrió una avería, en la carretera. Una nadería, pero perdí casi veinticinco minutos con él. Espero que no vuelva a ocurrir. —Yo también. Con esa nevada, es mejor llegar al parador, y tomar el café caliente. Espera un momento…


Bolsilibros - Servicio Secreto 579. «Blues» para el muerto, de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

Un creciente suspense llena las páginas de esta novela policíaca, centrada en el mundo de la música, y ambientada en su mayor parte en las tórridas playas de Florida. La suplantación de personalidad, y el secreto oculto de una mujer que se esconde temerosa del peligro que amenaza su vida, son los principales ejes de la oscura trama que el autor teje con buen pulso en torno a los angustiados protagonistas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 587. Radiación, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Tuvimos la primera pista de que iba a ocurrir algo muy gordo cuando el agente Juan Sánchez detuvo a Mickey «El Chinche» con una pesada maleta en la mano, cuyo origen no pudo explicar de manera satisfactoria. Mickey «El Chinche» es un vagabundo cuyo historial está lleno de arrestos y condenas por todos los motivos, excepto violación y asesinato. En Palmer Springs le conocemos todos tanto como a nuestro respetable papaíto, de modo que cuando Sánchez lo vio con aquella maleta en la mano, de la cual no era el dueño, pese a lo que pudiera jurar en contrario, lo metió en su coche y, tras haberlo sujetado a la manija de la portezuela con las esposas, lo trajo a la Jefatura.Una vez con nosotros, empezamos a levantar el atestado, cosa de la que se encargó el sargento Madison. Estaba delante el marido de mi hermana Mary, Lear Marlin, un científico atómico que trabaja en una de esas bases atómicas que no se pueden nombrar tan siquiera, pues se hallaba de vacaciones y le gustaba venirse de vez en cuando a mi despacho para presenciar un poco el rutinario funcionamiento de los métodos policiales.


Bolsilibros - Servicio Secreto 590. Maquillaje para morir, de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

Se llamaba Marty Rhy.Llegó a Long Beach en los primeros días del verano. No pensaba hacerlo, pero «Blondie» renqueaba un poco. No tuvo otro remedio que hacer escala en Long Beach.«Blondie» era su pequeño yate. Casi una motora, pero algo más que una motora, en realidad. Tenía cuerpo blanco, esbelto y agudo. Superficie de tablas color ocre, brillantes y lustrosas. Una cabina exterior con timón, y una cabina interior, dividida en tres cuerpos o estancias, donde había distribuido su dormitorio, su comedor y cuarto de estudio, y su almacén destinado a toda clase de viandas y provisiones.Marty Rhy estimaba a su pequeño yate, casi tanto como a su propia vida. En realidad, «Blondie» era su mejor amigo. O mejor dicho, su único amigo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 597. Yo, el juez, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

El alguacil dijo: —Acusada, póngase en pie.La acusada obedeció.—La acusada mirará al jurado. El jurado mirará a la acusada.Doce rostros se volvieron hacia la acusada. El rostro de ésta se enfrentó con los de sus juzgadores.Entonces, yo dije:—Señor presidente del jurado, ¿han llegado ya ustedes a un acuerdo acerca de la culpabilidad o inocencia de la acusada?—Sí, Señoría —contestó el requerido.—Y ¿cuál es el veredicto?


Bolsilibros - Servicio Secreto 608. Un muerto acusa, de Alf Regaldie

Novela, Intriga, Policial

Chick Power dejó su automóvil en la playa de estacionamiento.Atravesó después la calle, nada frecuentada, para embocar en la calle siguiente.Advirtió el joven que un hombrecillo le sonreía a la vez que apresuraba el paso para salirle al encuentro.El hombrecillo debía andar más próximo a los sesenta que a los cincuenta, sus movimientos eran vivos y su manera de vestir, modesta, como vestían tantos y tantos ciudadanos americanos.Poco antes de llegar a la altura del joven, se destocó el hombrecillo, que preguntó:—¿Chick Power?


Bolsilibros - Servicio Secreto 613. Sangre en Broadway, de Alf Regaldie

Novela, Intriga, Policial

King Morton, empresario del «Comedy Theatre», ubicado en el mismísimo Broadway, señaló un asiento a Jack Driscoll y a continuación se dejó caer en su sillón, situado detrás de su amplia mesa, en la que, además de cuatro teléfonos de diferentes colores, había gran cantidad de papeles. Dio un manotazo en la mesa, apartando un montón de papeles y murmuró para sí:—¡Es imposible! Terminaré por volverme loco. Driscoll contempló el grueso rostro del empresario como para darle la razón; pero su mirada se sintió irresistiblemente atraída por las piernas de Gipsy, la secretaria de Morton, piernas magníficas, impecables de línea y que se exhibían generosamente en gracia a lo corto y lo estrecho de la falda