BILL York, golpeando cariñosamente con la palma de la mano en el fuerte cuello del noble bruto, hizo que se detuviese bajo la fresca sombra de un pequeño árbol. Se quitó el sombrero de anchas alas y con el pañuelo que llevaba anudado al cuello se secó el intenso sudor que cubría su frente y que al caer por su rostro formaba surcos en el mucho polvo adherido a su piel. Al fijarse en una tabla indicadora, que estaba sujeta al tronco del árbol, sonrió ampliamente al leer lo que decía. Volvió a acariciar a su caballo, diciendo como si el animal pudiera entenderle:
El jinete enfundó sus armas y volvió la espalda a los que discutían; pero los testigos habían impulsado, sin comprenderlo, la máquina terrible del linchamiento, que se hubiera evitado si alguien se hubiera opuesto valientemente y con gran decisión. El sheriff salvó la vida milagrosamente, pero Crawford fue absorbido por la masa, que le engulló en su seno y con un trágico pugilato en ansias de golpear. Los despojos fueron colgados frente al «saloon». El jinete no comprendía que hubieran perdonado al sheriff, ya que estaba seguro de que su amistad con Crawford era una verdadera complicidad en la que vivió amparado el ventajista durante mucho tiempo.
El que hablaba con Lander no insistió, pero estaba convencido que ese hombre era un hambriento infeliz. Pero Lander estaba habituado a que no se discutieran sus órdenes. No le importaba si era cuatrero o no, lo que no le agradaba era que Joe, al que había hecho sheriff él, se le enfrentara, ya que había ordenado que lincharan al cuatrero. Cuando llegó a la oficina, no había ante ella más que un grupo pequeño de mujeres que miraban con odio a Lander. Este, trató de entrar sin llamar, pero se encontró con la puerta cerrada. Esa circunstancia obligaba a tener que llamar y pedir permiso para entrar. Y también esto le enfurecía.
UN hombre de edad avanzada, entró en uno de los locales de diversión de Sacramento. Varias muchachas empleadas del local, que por no haber clientes a aquellas horas, estaban sentadas a una mesa charlando animadamente, miraron con indiferencia al viejo. Este sonriendo, las contemplaba a su vez con cariño. Una de las muchachas, fijándose en el viejo con detenimiento, se puso de pie, como impulsada por fuertes resortes, gritando: —¡¡Abuelo Lawrence!!
LOS dos jinetes observaban los adornos callejeros y se preguntaban qué fiesta sería, porque aparte de las cadenetas de papel en distintos colores, veían a muchas personas vestidas con la ropa indicadora de algún festejo. Buscaban un hotel, y de pronto dijo uno de ellos: —Es que no nos hemos dado cuenta que hoy es domingo.
Las dos jóvenes palmoteaban gozosas. Eran, a pesar de ser hermanas, muy distintas. Dorothy tenía dos años más que Eleonor. Era morena, de ojos oscuros y muy expresivos, que recorrían toda la gama de la dulzura a las violentas sacudidas del furor. Dos hoyuelos se grababan como escolta a la boca, cuando se reía, aumentando la gracia sugestiva en unión de la dentadura blanca e igual. El cuerpo era tan proporcionado, tan escultural y armónico, que aun siendo de poca talla daba la impresión por su perfección, de algo extraordinario.
La muchacha encargada de la recepción del hotel miraba sorprendida por la estatura de los jóvenes que tenía ante ella, a los rostros y se daba cuenta que no llegaba ninguno de ellos a los treinta años. Puso el libro-registro ante ellos para que escribieran su nombre cada uno. Habían pedido dos habitaciones, lo que le hizo pensar que no se trataba de matrimonio, aclarando ellos al decir que eran hermanos.
ROXI, rodeada de sus empleadas, con las manos a la espalda, recorría el local y contemplaba los menores detalles del mismo. Giró sonriente al final del recorrido y exclamó: —¿Verdad que es precioso…? —No creo que haya otro ni anteriormente lo hubiera en esta ciudad —dijo una de ellas. Dereck Forbes, que iba a ser el encargado del saloon, se unió a ellas.
Andy Carson, al igual que otros muchos curiosos, se detuvo en su marcha para observar a quienes discutían. Dos elegantes estaban frente a un muchacho muy joven vestido a la usanza vaquera. —No debes negar, muchacho —decía uno de los elegantes—. Sabemos que has insultado a míster Happy y como buenos amigos suyos, no podemos permitir que lo sigas haciendo. —¿Cuánto os ha ofrecido por hacerme callar? —inquirió el vaquero. —Serénate, muchacho —dijo muy serio y amenazador, uno de los elegantes—. Eres muy joven y no creo tengas motivos para estar aburrido de la vida. Además, ya nada podrás hacer por tu padre.
El barman estaba limpiando el mostrador. Y miró hacia la puerta. Había oído el trote de unos caballos y le sorprendía que a esa hora llegaran clientes. Y los que lo eran, sabían que a esa hora no era posible atenderles porque era necesario limpiar antes el salón. A través de la ventana abierta, vio que se trataba de unos vaqueros del equipo de Wild y frunció el ceño. Pertenecían al equipo que se había ido imponiendo poco a poco y al que se temía de una manera cerval.
Era costumbre habitual aquel tipo de celebración. Algo necesario después de duras jornadas de trabajo. Lee Richardson, en compañía de todos sus hombres, celebraba en un lujoso local de Dodge City la venta de su manada. El local o saloon en que Lee y sus hombres se hallaban era propiedad de Montand, uno de los hombres más temidos y respetados de Dodge City. Un verdadero ejército de ventajistas con los naipes y habilidosos con las armas le obedecía ciegamente. Los que conocían a Montand aseguraban que jamás habían visto un hombre más rápido y seguro con el Colt y habilidoso con los naipes.
Estaba en una mala posición, lo sabía y, lo que era peor, no podía evitarlo. Hallábase a un nivel más bajo que su enemigo, el cual lo dominaba desde las rocas situadas a unos sesenta pasos, mientras que el estaba prácticamente al descubierto, resguardado tan sólo porque había conseguido llegar a un pequeño hoyo arenoso, que apenas si se podía considerar como parapeto.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.