La pareja compuesta por hombre y mujer parecían extranjeros en la capital y daban la sensación de hallarse desorientados, lo que alguien definió más tarde, después de haberlos visto, que se sentían «como gallina en corral ajeno».
Eran jóvenes, aunque ya no unos adolescentes. Él tendría unos treinta y cinco años y ella cinco menos. El varón era alto, ancho de hombros, bien proporcionado y de cabellos claros. Ella tenía el pelo intensamente negro, muy bien peinado, y poseía una figura exquisita, que hacía volver la cabeza a quienes se cruzaban con ella, tanto hombres como mujeres.
Jefferson sabía que no se hallaba en condiciones de hablar con Eddie ni con nadie. Su situación, por obedecer a Culver, era muy difícil. Había oído hablar de la dureza de Fulton, y estaba comprobando que era cierto lo que se comentaba de él. Enemigo del empleo de pistoleros, ahora deseaba pedir a Culver que el que estaba en el hotel actuara antes de ir a la Corte. O por lo menos, nada más terminar allí. Muerto Fulton, podría defenderse contra la acusación de Ames. Pero, frente al juez, era muy difícil conseguirlo.
Después del ataque que les hicieron en el rancho, tuvo que defenderse, para salvar su vida y la de su embarazada esposa contra dos pistoleros y consiguió matarlos. Esto le creó una fama funesta y dos parientes de uno de los muertos por él le persiguieron durante varios años. Hasta que consiguieron encontrarle en Cheyenne y allí intentaron disparar a traición sobre él.
El alto desconocido golpeó furioso a Savage y le llevó hasta la puerta de la calle como si fuera un pelele a fuerza de golpes que le hacían ir de un lado a otro.
El rostro del dueño del aserradero más importante de Arlington estaba cubierto de sangre.
Le dejó caer ante la puerta de la casa. Se inclinó hacia él y le desarmó.
—¡Hola, Willow! —saludó uno de los hombres que atendían el mostrador del Texas-Saloon, propiedad de Rock Farson—. ¡Puedes beber cuanto quieras, la casa invita! —Es extraño que tu patrón te haya dado una orden como ésa... —respondió sonriendo abiertamente el llamado Willow—. ¡Sabré aprovecharme si es que no me engañas! —Te aseguro que ésa es la orden que nos ha dado el patrón a todos.— ¡Pues comienza a servirme! —exclamó Willow—. ¡Dame una botella de whisky que tu patrón reserva para los grandes acontecimientos! El barman, sonriendo, sirvió lo que Willow pidió.
En el mes de julio de 1848, todos los caminos conducían al Estado de California. Estos veíanse concurridísimos por vehículos de todas clases, hombres a caballo e incluso muchos sin montura.
La noticia del hallazgo de oro en Sutters Mill el 24 de junio, días antes del comienzo de nuestro relato, recorrió los órganos del cuerpo social americano con la rapidez del sistema circulatorio sanguíneo.
En su afán de ser los primeros con las ventajas que esta circunstancia reportaría, los de los Estados limítrofes, especialmente los de Arizona, Nevada y Oregón, lanzáronse al asalto material de la tierra de promisión en que aparecieron cantidades de importancia de metal aurífero y grandes cantidades también de pepitas doradas arrastradas por las aguas de los ríos y arroyos de la privilegiada región que desde Sacramento hasta las fronteras de Oregón y con un ancho de unos setenta kilómetros, aproximadamente, se extendía.
Con las bridas del caballo sobre el cuello, dejando que camine a su albedrío, el jinete, caída la cabeza sobre el pecho, tiene los ojos semicerrados contemplando el pueblo que se extiende a sus pies, hacia el que, por veredas de zigzagueante trazado, le conduce su montura.
El río Shoshone rodea, como en abrazo cariñoso, a Burley. Cerca de donde él pasa, los pastores de ovejas en grandes rebaños la contemplaban curiosos.
El jinete recorrió con la mirada los alrededores boscosos El caballo, sabiamente dirigido, caminó lentamente entre los árboles y por encima de los matorrales de manzanilla seca, que seguían perfumando el ambiente a pesar de su extinta vida de duración tan limitada.
Gordon Lumas es uno de los seudónimos utilizados por José María Lliró Olivé. También utilizó los ALIAS, FIRMAS, SEUDÓNIMOS: Buck Billings, Clark Forrest, Delano Dixel, Gordon Lumas (A veces, Gordon C. Lumas), Marcel D’Isard (grupal), Max (a veces, Mike) Cameron, Mike Shane, Milly Benton, Ray Brady, Ray Simmons (a veces, Simmonds), Ricky C. Lambert, Sam M. Novelista de variados registros, durante la dictadura franquista convirtió la novela de bolsillo en “novela de acción reportaje”, narrando en forma de ficción, los acontecimientos reales que sucedían en Barcelona, durante tiempos de brutal represión y feroz propaganda.
Había pasado el auge de la plata en Silver City hacía muchos años y los ranchos y las granjas iban substituyendo, con su ganado y sus siembras, a aquella locura anárquica por remover la tierra a la menor sospecha de cuarzo argentífero.
Las orillas del río Gila, invadidas durante varios años por pacientes lavadores de arena, permanecían solitarias, aunque se conservaban muchas de las cabañas que los buscadores habían levantado como viviendas, y por estas orillas, bajo los pocos árboles que sobrevivían a la loca tala de los mineros, surgía el ganado que era ahora la principal riqueza de Silver City...
El sheriff , que acababa de ver el peligro tan cerca, perdió toda facultad de palabra y pensamiento y por señas dió a entender que no quería decir nada.
Era hombre que conocía a sus semejantes y sabía que sólo la intervención de Archer había salvado su vida, y dentro de su ser un odio turbulento empezó a agitarse, deseando la más cruel de las venganzas contra todos aquellos que se iban a lanzar contra él segundos antes.
Gordon Lumas es uno de los seudónimos utilizados por José María Lliró Olivé. También utilizó los ALIAS, FIRMAS, SEUDÓNIMOS: Buck Billings, Clark Forrest, Delano Dixel, Gordon Lumas (A veces, Gordon C. Lumas), Marcel D’Isard (grupal), Max (a veces, Mike) Cameron, Mike Shane, Milly Benton, Ray Brady, Ray Simmons (a veces, Simmonds), Ricky C. Lambert, Sam M. Novelista de variados registros, durante la dictadura franquista convirtió la novela de bolsillo en “novela de acción reportaje”, narrando en forma de ficción, los acontecimientos reales que sucedían en Barcelona, durante tiempos de brutal represión y feroz propaganda.
El nombre Walla Walla es el de unos indios que ocuparon el sudoeste del actual estado de Washington y hoy los supervivientes de esta raza de belicoso carácter están en la reserva de los indios Spokane, un poco al noroeste de la ciudad de este nombre.
La ciudad de Walla Walla es una población bonita y bien cuidada en la actualidad, con unos veinte mil habitantes, que vive una vida tranquila, sin recordar los dramas y las terribles luchas sostenidas de 1858 a 1862, parte de las cuales vamos a recoger en este relato.
Las emanaciones de las diversas lámparas de petróleo, el humo de las cachimbas y los cigarros y el polvo del piso al ser batido por docenas de pies en las contorsiones más extrañas, con pretensiones de bailar, formaban una atmósfera tan densa, tan cargada, que no era difícil desde el mostrador, conocer en los primeros momentos a la persona que entrase en el saloon.
Los truenos, repetidos por las rocas inmensas y «cañones», acompañados por el sibilante caminar de un viento huracanado, coreaban la escena más patética que pueda concebir la imaginación humana. Unos ramalazos luminosos, casi constantes, hacían percibir con tétrica claridad a los protagonistas.
Rodeados por bloques de piedra basáltica, de oscura tonalidad, y brillando como acero a consecuencia del agua y de la iluminación de los relámpagos, encontrábase un grupo de personas que formaban el conjunto más extraño, bajo una especie de saliente que les protegía, en parte, del ataque desde arriba. Un hombre, empuñando violentamente el rifle que apoyaba sobre su costado, se movía en todas direcciones como fiera enjaulada dando órdenes sin cesar a otros cow-boys vestidos como él, cubiertas las cabezas con el sombrero de ancha ala tejana, abatida su arrogancia por los torrentes de agua que les hacían colgar de modo humillante a los costados de los rostros.
Gordon Lumas es uno de los seudónimos utilizados por José María Lliró Olivé. También utilizó los ALIAS, FIRMAS, SEUDÓNIMOS: Buck Billings, Clark Forrest, Delano Dixel, Gordon Lumas (A veces, Gordon C. Lumas), Marcel D’Isard (grupal), Max (a veces, Mike) Cameron, Mike Shane, Milly Benton, Ray Brady, Ray Simmons (a veces, Simmonds), Ricky C. Lambert, Sam M. Novelista de variados registros, durante la dictadura franquista convirtió la novela de bolsillo en “novela de acción reportaje”, narrando en forma de ficción, los acontecimientos reales que sucedían en Barcelona, durante tiempos de brutal represión y feroz propaganda.
Los dos jinetes galopaban con rapidez, con toda la rapidez que permitían las fuertes extremidades de los dos caballos que les transportaban. No hablaban entre sí, tal vez porque tendrían que hacerlo a gritos, sin éxito posiblemente; pero más seguro habría de ser por la preocupación de aquel grupo de caballos que a dos millas escasas de ellos galopaban con igual ahínco, montados por hombres cuyos propósitos no podían ser más explícitos para los fugitivos.
Llevaba sobre sus espaldas polvo de todos los caminos del Oeste. Estaba cansado de vagar en busca de un hombre, y ahora había llegado a un pueblo donde, por lo visto, sobraba su presencia. ¿Estaría allí el asesino que buscaba?..., ¿o tal vez le hubieran contundido con alguien reclamado por la Ley...?
Gordon Lumas es uno de los seudónimos utilizados por José María Lliró Olivé. También utilizó los ALIAS, FIRMAS, SEUDÓNIMOS: Buck Billings, Clark Forrest, Delano Dixel, Gordon Lumas (A veces, Gordon C. Lumas), Marcel D’Isard (grupal), Max (a veces, Mike) Cameron, Mike Shane, Milly Benton, Ray Brady, Ray Simmons (a veces, Simmonds), Ricky C. Lambert, Sam M. Novelista de variados registros, durante la dictadura franquista convirtió la novela de bolsillo en “novela de acción reportaje”, narrando en forma de ficción, los acontecimientos reales que sucedían en Barcelona, durante tiempos de brutal represión y feroz propaganda.