El asteroide estaba en un sistema alumbrado por una estrella rojiza, lo que significaba un astro en trance de extinción. Como la proximidad entre los dos cuerpos celestes era muy grande, el resultado era que Kaydin se abrasaba de calor, pero, en cambio, tenía poca luz. Sin embargo, había la suficiente para poder ver las cosas hasta un par de kilómetros de distancia. Sus ene¬migos, sin embargo, estaban mucho más cerca. Eran soldados de Brocbar. El ataque contra su nave se había producido rápida e imprevistamente, de tal modo, que sólo Kaydin, y ello con grandísima suerte, había podido salvarse. Cerca de la roca que le servía de parapeto, tenía su ya inútil burbuja de salvamento, deshinchada y lacia sobre el rojo suelo del asteroide. En medio de todo, Kaydin se consideraba aún un ser afortunado, ya que todos los restantes tripulantes de su nave habían pe¬recido. Él se había salvado debido a la circunstancia de que se hallaba en su cámara personal, revisando unas cuentas. Apenas oyó sonar la alarma, se abalanzó sobre la burbuja de salvamento. Segundos más tarde, una tremenda explosión había sacudido la nave. El estallido había sido tan fuerte, que el cristal de su ventana se convirtió en polvo.
Lacentral respondía, y la voz llegaba perfectamente nítida al fono-receptor. Seguíala reproducción de los hechos, gracias a lo cual, Breno-47 y su ayudante podíansaber lo ocurrido. Ylo ocurrido era desconcertante, inexplicable, asombroso... Algo superior a loque hubiesen podido imaginar. —¡Lasnaves que habían evacuado a la gente se desintegraron en vuelo! —¡Eshorrible, Tasso! Han muerto todos... —murmuró Breno-47.
Al fin, la cosa llegó a la atmósfera terrestre, el primer obstáculo que encontraba desde su viaje. La fricción con la atmósfera, incendió su capa protectora externa. Elevadísimas temperaturas se produjeron en ella, pero no afectaron para nada al núcleo central.En el suelo quedó un tremendo hoyo, un cráter de más de tres mil quinientos metros de diámetro por unos trescientos de profundidad. Las paredes quemadas del cráter empezaron a perder, con el tiempo, su primitivo color oscuro.Para entonces, el hombre empezaba a pintar en las paredes y los techos de las cavernas. La cosa llevaba en su interior una singular y poderosísima fuente de invisible energía, que no se había derramado porque el momento no había llegado todavía
El hombrecito era un ente insignificante. Normalmente cuidaba de recoger los desperdicios de los laboratorios y acarrearlos hasta la gran trituradora que los convertía en un polvo que posteriormente era remitido a la zona de desperfectos.El hombrecito se había librado por momentos de perecer en la gran explosión y ahora era objeto de las más dispares preguntas por los miembros del comité de investigación, de la que formaba parte el jefe de servicios.Fue este quien lanzó la pregunta...
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
Marcus Sidereo es uno de los catorce seudónimos utilizados por María Victoria Rodoreda Sayol (Berga 1931 - Barcelona 2010) novelista y guionista de cómic. Escritora de lo que se dio en llamar literatura popular española, fue autora de mas de cien novelas de ciencia-ficción. Se retiró a mediados de los ochenta. También fué un seudónimo utilizado por Enrique Sánchez Pascual
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
Marcus Sidereo es uno de los catorce seudónimos utilizados por María Victoria Rodoreda Sayol (Berga 1931 - Barcelona 2010) novelista y guionista de cómic. Escritora de lo que se dio en llamar literatura popular española, fue autora de mas de cien novelas de ciencia-ficción. Se retiró a mediados de los ochenta. También fué un seudónimo utilizado por Enrique Sánchez Pascual
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
Debería decir que conocí a «Lázaro» un día que iba a ser, para mí, el primero de una nueva y sorprendente existencia. «Lázaro», o «él», que de ambas maneras describía yo a mí hombre. Al hombre sorprendente y portentoso que me fue dado conocer de la forma más insólita. También de una forma trágica, siniestra y oscura.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
El pueblo contaminado vio partir la nave. La nave. Era como una simple estela de luz, perdiéndose hacia el infinito. Hacia un mar negro, hecho de centurias de tiempo, y de remotas estrellas de luz, de materia y de energía.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
Juan Gallardo Muñoz, nacido en Barcelona en 1929, pasó su niñez en Zamora y posteriormente vivió durante bastantes años en Madrid, aunque en la actualidad reside en su ciudad natal. Sus primeros pasos literarios fueron colaboraciones periodísticas —críticas y entrevistas cinematográficas—, en la década de los cuarenta, en el diario Imperio, de Zamora, y en las revistas barcelonesas Junior Films y Cinema, lo que le permitió mantener correspondencia con personajes de la talla de Walt Disney, Betty Grable y Judy Garland y entrevistar a actores como Jorge Negrete, Cantinflas, Tyrone Power, George Sanders, José Iturbi o María Félix. Su entrada en el entonces pujante mundo de los bolsilibros fue a consecuencia de una sugerencia del actor George Sanders, que le animó a publicar su primera novela policíaca, titulada La muerte elige, y a partir de entonces ya no paró, hasta superar la respetable cifra de dos mil volúmenes. Como solía ser habitual, Gallardo no tardó en convertirse en un auténtico todoterreno, abarcando prácticamente todas las vertientes de los bolsilibros —terror, ciencia-ficción, policíaco y, con diferencia los más numerosos, del oeste—, llegando a escribir una media de seis o siete al mes, por lo general firmadas con un buen surtido de seudónimos: Addison Starr, Curtis Garland (y también, Garland Curtis), Dan Kirby, Don Harris, Donald Curtis, Elliot Turner, Frank Logan, Glenn Forrester, John Garland (a veces, J.; a veces, Johnny), Jason Monroe, Javier De Juan, Jean Galart, Juan Gallardo (a veces, J. Gallardo), Juan Viñas, Kent Davis, Lester Maddox, Mark Savage, Martha Cendy, Terry Asens (para el mercado latinoamericano, y en homenaje a su esposa Teresa Asensio Sánchez), Walt Sheridan.
Marcus Sidereo es uno de los catorce seudónimos utilizados por María Victoria Rodoreda Sayol (Berga 1931 - Barcelona 2010) novelista y guionista de cómic. Escritora de lo que se dio en llamar literatura popular española, fue autora de mas de cien novelas de ciencia-ficción. Se retiró a mediados de los ochenta. También fué un seudónimo utilizado por Enrique Sánchez Pascual
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.
Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans. Su carrera se inició a mediados de los años cincuenta, en plena época de esplendor de la literatura popular. Como funcionario de prisiones, durante algún tiempo compaginó su trabajo con la creación literaria, hasta que en 1962, y en vista del gran éxito cosechado entre los lectores, solicitó y obtuvo la excedencia para dedicarse por completo a la escritura. Aunque publicó en varias editoriales, fue durante largos años el autor estrella de la barcelonesa Editorial Toray, para la que escribió novelas de guerra y, sobre todo, de ciencia ficción.