Pocas figuras históricas han despertado tanto interés como la de Napoleón Bonaparte. De él pueden hacerse los mayores elogios y las más duras críticas. La trayectoria de aquel pequeño soldado corso, que llegó a convertirse en el hombre más poderoso de su tiempo y a tener en sus manos el destino Europa, ha dado pie a un fragmento del libro de la historia, de lectura inexcusable. André Maurois, que debe buena parte de su justo prestigio como escritor a su capacidad para iluminar las sombras del pasado, ha escrito sobre Napoleón las que tal vez sean sus páginas más sugerentes. De ellas emerge el perfil biográfico, humano, político y militar del emperador, sobre el trasfondo de una época verdaderamente apasionante.
Charly Wegelius, nacido en Finlandia pero criado en York, Gran Bretaña, fue uno de los ciclistas británicos más prestigiosos del pelotón internacional, donde rodó como profesional durante la primera década de este siglo. Como profesional, nunca ganó nada. Como tantos otros ciclistas que no se vistieron de amarillo o no subieron nunca a un podio, su trabajo era el de gregario: ayudar a su jefe de filas a ganar, aun cuando esto supusiera renunciar a cualquier opción de victoria o gloria personal. Era un «soldado raso» y luchó para abrirse camino en uno de los deportes más duros y exigentes que existen. "Gregario" es un testimonio fascinante, honesto y duro del verdadero mundo del ciclismo profesional: el auténtico, el de los hoteles de mala muerte, el de los salarios bajos y la incertidumbre laboral, el de las caídas a toda velocidad que hacen peligrar toda una carrera, el de los dilemas del que sabe que nunca llegará a destacar y cuyo nombre no pasará a las historia. Pero, sobre todo, esta autobiografía es un canto formidable al sueño de un hombre: el de un ciclista de pura cepa que nunca se dopó "cuando muchos otros de su entorno sí lo hacían" y que llevó su cuerpo más allá del límite del dolor, sacrificando toda una juventud para poder ver hecho realidad su sueño de infancia, cuando, de niño, estudiaba fascinado los mapas del sur de Francia por donde se corría el Tour.
Groucho y su yo, fundidos aquí en uno solo, escribieron, como era inevitable suponer, un libro que solo puede describirse como …, bueno, indescriptible. También será inevitable, si el lector siente la curiosidad de saber a ciencia cierta quiénes y cómo son Groucho y el yo-de-Groucho, que lea estas memorias peculiares, porque nosotros tan solo podremos adelantarle aquí que, aunque uno y otro sean de naturaleza profundamente similar, también son, paradójicamente, muy distintos. Mientras Groucho, ese entrometido, criticón e insolente mujeriego, dinamita la sociedad, siembra el desconcierto por doquier y no comprende cómo alguien puede pertenecer a un club del que él sea socio, el yo-de-Groucho no piensa sino en medrar en esa misma sociedad y se arrima a cualquiera con tal de que le introduzca en el club más selecto. Pero lo cierto es que los dos gozan por igual del don privilegiado de hacernos morir de risa …
En esta obra magistral, fruto de más de una década de investigación, Chris Bellamy proporciona una historia moderna del mayor y más aterrador conflicto bélico de la historia. En el Frente Oriental, entre 1941 y 1945, la mayoría de las fuerzas terrestres y de apoyo aéreo de la Alemania nazi y sus aliados terminaron destruidas por la Unión Soviética en lo que todavía se conoce como la Gran Guerra Patria. Fue posiblemente el hecho más decisivo de la Segunda Guerra Mundial, y el meticuloso relato de Bellamy narra la historia tanto del lado soviético como del alemán. Fue una contienda que libraron todos los elementos de la sociedad: una guerra absoluta, porque ambos beligerantes pretendían exterminar a su oponente y destruir su existencia política. Gracias al material nuevo y al profundo conocimiento de la estrategia militar y política, así como al talento narrativo de su autor, Guerra absoluta está destinado a convertirse en la historia definitiva del más cruel de los conflictos bélicos.
Este es el libro más célebre de Alonso de Palencia, una crónica de la conquista de Granada, último enclave del mundo islámico en España. «… los cristianos, estrechamente unidos por vínculo religioso, consiguieron ir poco a poco rechazando a los feroces muslimes, y recuperar en parte en muchos años lo que ellos conquistaron en breve tiempo.» Merece atención la perversa astucia psicológica de Fernando de Castilla, quien estrecha lentamente el cerco en torno a Granada y no duda, en unas ocasiones, en decapitar a los moriscos defensores de las poblaciones cercanas a la ciudad mientras que, en otras oportunidades, se muestra magnánimo, perdona vidas y respeta las propiedades de éstos. Esta guerra marcó el fin de la presencia islámica en España.
La emergencia de medios y de comunicadores como soldados de la pelea política no es una novedad. Desde Mariano Moreno hasta los Kirchner, la prensa fue el escenario de verdaderas guerras mediáticas. Siempre las principales víctimas han sido los periodistas e inmediatamente, como en toda conflagración, los ciudadanos comunes. El periodismo -entendido como el interés honesto de comprender a los otros, de expresar las diferencias y debatirlas- se convierte en propalador de una única mirada que profundiza la fractura social y enerva los ánimos. Fernando Ruiz, experto en historia de los medios en el país, investiga esos ciclos de odio e intolerancia que se han registrado bajo Rivadavia, Sarmiento, Rosas, Perón y las dictaduras del siglo pasado, expresándose también en los sectores radicalizados de izquierda y derecha. Guerras mediáticas es una investigación rigurosa que releva la poco explorada historia del cuarto poder en la Argentina y describe con claridad cómo exilios, atentados, censura y corrupción constituyen también el sustrato de nuestra democracia. 'El odio se recicla, se combate, se apacigua, pero no desaparece', dice el autor. 'Y por eso el periodismo no puede evitar servirlo.'
Un espectacular libro de fotografías sobre las intervenciones clandestinas de los escritores de grafitis. Con textos de Arturo Pérez Reverte. Un gran relato de resistencia, convertida en arte y acción callejera, contado a dos voces. Una, fotográfica, pertenece a Jeosm, también escritor de grafitis; la otra, narrativa, al novelista y académico Arturo Pérez-Reverte. Ambos retratan las figuras y el trabajo de aquellos que, mientras la ciudad duerme, dejan en ella con osadía su huella. Esta es la historia de unos guerrilleros urbanos.
Con una perspectiva de cuatro décadas, el periodo histórico que llamamos Transición puede ser ya considerado como el más fructífero y apasionante de la España del siglo XX. Uno de sus protagonistas fue el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado quien fue vicepresidente y ministro de Defensa y del Gobierno de Adolfo Suárez. Su papel fue fundamental a la hora de asentar y consolidar la democracia, impidiendo que sectores militares la cortocircuitaran, interfiriendo en la misma con su decimonónica tradición de tutelar la sociedad, y emprendiendo una modernización sinigual del Ejército haciéndolo homologable al de cualquier país europeo. Fernando Puell intenta desvelar quién era Gutiérrez Mellado, qué factores influyeron para que, en 1976, el rey Juan Carlos y el presidente Suárez lo consideraran el militar más idóneo para hacerse cargo de la modernización de las Fuerzas Armadas. Para ello recorre la biografía de un hombre que nació cuando gobernaba Canalejas y regía la Constitución canovista de 1876, se educó durante la Dictadura de Primo de Rivera, sus primeros pasos en la milicia coincidieron con los años más convulsos de aquel siglo, maduró humana y profesionalmente en tiempos de un régimen dictatorial y, al entrar en la tercera edad, se vio abocado a liderar militarmente la Transición, tal vez el cometido más complejo del proceso democratizador. Para llevar a cabo esta biografía, el autor se ha sumergido en un buen número de archivos públicos, privados y particulares, ha mantenido entrevistas con quienes le conocieron, y ha consultado una amplia bibliografía; unido a la experiencia personal de que Fernando Puell permaneció en estrecho contacto con Gutiérrez Mellado durante catorce años, desde 1978 a 1991. El resultado, un libro que trasciende el marco de la tradicional biografía para convertirse en un estudio de los logros de la Transición de la que Gutiérrez Mellado fue uno de sus principales protagonistas.
Francis Scott Fitzgerald intentó durante toda su vida desentrañar los misterios de la literatura. «Un autor debe escribir para los jóvenes de su generación, los críticos de la siguiente y para todos los profesores del futuro», decía. André le Vot en su biografía habla de su «necesidad de compartir lo que aprendía» y Anthony Powell recalcaba que: «le gustaba enseñar. Tenía las cualidades de un maestro de escuela». «Sobre la escritura: F. Scott Fitzgerald» recoge ese entusiasmo y esa claridad. La impecable selección de Larry W. Phillips reúne un conjunto de citas y fragmentos de textos del autor de «El Gran Gatsby» sobre lo que supone ser escritor y escribir literatura. Un libro para los lectores que quieran profundizar en el pensamiento literario y consejos de uno de los novelistas más grandes y con más talento del siglo XX. Una inestimable aportación a su bibliografía.
Este libro relata por primera vez en toda su plenitud la épica historia de la inicial guerra árabe-israelí y de los acontecimientos que condujeron a ella. Este conflicto, que se extendió desde noviembre de 1947 hasta marzo de 1949, no sólo engendró el Estado de Israel después de dos mil años de dispersión judía, sino también uno de los problemas internacionales más candentes desde la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, cuando han transcurrido ya más de dos décadas, árabes y judíos continúan enzarzados en mortal combate, librando la guerra que comenzaron en 1947.
Antes de convertirse en novelista, Frederick Forsyth fue corresponsal para Reuter y la BBC. Como tal, y a partir de un ejemplo del mejor y más moderno trabajo periodístico, Forsyth hace en Génesis de una leyenda africana una contundente denuncia sobre la guerra civil nigeriana acaecida entre 1967 y 1970, desentrañando los orígenes de la contienda hasta sus mismas raíces, que arrancan de las diferencias tribales.
Este libro relata la historia verídica de Biafra, región del sur de Nigeria que pretendió ser un país independiente y cuya legítima aspiración generó, en palabras de Forsyth, el «mayor baño de sangre en la historia de África».
El artista suizo H. R. Giger (1940-2014) es conocido principalmente por su creación del monstruo espacial de la película de terror futurista Alien, de 1979, con la que ganó un Óscar. En retrospectiva, no fue más que una de las expresiones más célebres del arsenal biomecánico de criaturas de Giger, que fusionaba híbridos de humano y máquina, en imágenes de poder evocador y oscura psicodelia. Sus obras se inspiraban en fantasmas del pasado, que se remontan a sus miedos de infancia, al tiempo que evocaban mitologías para el futuro. Estas imágenes plasmaron las fantasías y los miedos colectivos de su época: el temor a la bomba nuclear, a la contaminación y el despilfarro de recursos, y a un futuro en el que la supervivencia de nuestros cuerpos esté supeditada a las máquinas. De oníricos paisajes surrealistas creados con una pistola pulverizadora y plantillas a carátulas de discos; de esculturas con forma de guillotina a una cafetería que él mismo diseñó, Giger nos guía personalmente por su polifacética carrera en esta introducción imprescindible sobre este maestro del horror. Reproducciones y diseños detallados y un prólogo de Timothy Leary complementan los íntimos textos autobiográficos de Giger.
¿Cómo defenderse del demonio? ¿Cuáles son los signos que indican la presencia del maligno? ¿Existen los hechizos, los maleficios y el mal de ojo? ¿Cómo liberarse de ellos? Esta obra, fruto de la experiencia directa de Gabriele Amorth, el exorcista oficial de la diócesis de Roma, la diócesis del papa, responde con abundantes ejemplos a estas y otras preguntas de forma clara y sugestiva.
La práctica del exorcismo, en auge hasta hace un siglo, está pasando entre los católicos por un periodo de crisis que incluye teoría y práctica, los estudios de los teólogos y la pastoral diocesana. Así se ha dejado el campo libre a los brujos, magos y adivinos.
Estas páginas van, por tanto, a contracorriente, pero son una invitación a ocuparse de tantas víctimas del diablo que piden y necesitan ayuda.
“Habíamos ganado la guerra” supone todo un acontecimiento en el panorama actual de nuestras letras, no sólo por tratarse de un nuevo libro de Esther Tusquets, sino por su temática: la burguesía franquista en la Barcelona de los años cuarenta y cincuenta a través de los recuerdos de la autora desde los tres años, cuando las tropas de Franco entraron en Barcelona, hasta los veinte, cuando abandona su militancia en la Falange y cobra conciencia de que no pertenece al bando de los vencedores, en cuyo seno se ha educado, sino al que sigue y seguirá luchando por una mayor justicia. Una galería de personajes soberbiamente descritos, un documento de época desde el punto de vista de los vencedores, casi infrecuente en la narrativa española; los avatares de la protagonista en su descubrimiento del mundo, de los demás y de sí misma, todo ello descrito con una sinceridad y una valentía inusuales, hacen de este libro una obra polémica y, a la vez, una de las obras mayores de Esther Tusquets.
Esther Tusquets, a lo largo de muchos años, decía en privado: “Acabaré siendo una vieja dama indigna, haré lo que quiera y diré todo lo que pienso”. Y así es: “la vieja dama indigna” en la que voluntariamente se ha convertido dice lo que piensa de todo y de todas las personas (famosas y no famosas) a las que da cabida en estas memorias, segunda parte de su exitoso Habíamos ganado la guerra.
Desde la época en que termina los estudios universitarios y crea Editorial Lumen, hasta ahora mismo, cuando la autora tiene 73 años y acaba de perder a su último amor, Tusquets narra la vida cultural de los protagonistas de la llamada gauche divine barcelonesa, que quedan magníficamente retratados. Pero, sobre todo, rememora su vida privada, sensual y amorosa con una sinceridad, un descaro y una osadía verdaderamente insólitos.
Stephen Hawking es uno de los científicos más prestigiosos de la actualidad, un hombre que ha dedicado su vida a la investigación de las leyes fundamentales que rigen el universo. Su genio lo define, pero también es conocido por sobrevivir a una disfunción neuronal muy grave, que le fue diagnosticada cuando solo tenía veintiún años. ¿Quién es Jane Hawking? Década de los 60, universidad de Cambridge… Jane es la joven de quien Stephen Hawking se enamoró durante sus estudios de doctorado, y la mujer que decidió casarse con él a pesar de su trágica enfermedad. En La teoría de todo, un libro tierno y a menudo divertido, Jane Hawking, que estuvo casada con el científico durante más de veinte años, describe con afecto al hombre y al genio, exponiendo con franqueza los dilemas dolorosos de su matrimonio y la época más turbulenta de una historia de amor que ahora ya forma parte de su pasado. El resultado es un retrato inteligente y optimista de una relación peculiar, obra de una mujer valiente que aprendió a amar en tiempos difíciles y ahora recuerda sin rencor los años más importantes de su vida.
Harrison Ford es el hijo de una familia estadounidense típica de la clase media, habitantes de una zona del oeste americano. Nació el 13 Julio 1942 en Chicago, Illinois y, según su propia definición, allí no había nada de excepcional, aunque su formación y años jóvenes transcurrieron con absoluta normalidad. Por ello se desarrolló como hijo serio de un padre católico irlandés y una madre judeorusa, ella sin oficio reconocido, por lo que podemos considerarla como un ama de casa. Aunque se interesó prontamente por el mundo del cine, gracias esencialmente a su admiración por John Wayne, la familia Ford ya tenía sus propias conexiones con el mundo del espectáculo. Su abuelo había sido un comediante de vaudeville y su padre era un ejecutivo de una emisora de radio, antes de dedicarse plenamente a la publicidad en el campo de los anuncios para la televisión. Cuando Harrison era muy joven solía frecuentar con su hermano Terence las salas de cine en compañía de su padre. La primera película que recuerda haber visto es “Bambi” de Disney y aunque entretenido por las imágenes de los dibujos, su pasión estaba en las obras de teatro que montaba con sus amigos. De hecho, era la gran pasión que su hermano sentía hacia el teatro (era un actor aficionado), lo que provocó esas visitas al cine. Durante toda su vida Harrison nunca ha sido un gran aficionado al cine y la razón principal por la cual no acudía con demasiada frecuencia a ver películas cuando era joven se debía a su extraordinaria pasión por el teatro y la pintura. Su afición al cine, no obstante, aumentó cuando empezó a salir con chicas, ya que, según sus palabras: 'Era un lugar oscuro y barato donde se podía ir con una chica'. La atracción mágica de pertenecer a una pandilla no formaba parte del carácter de Ford. Prefirió su propia compañía y rara vez se vio involucrado en peleas o problemas serios con otros muchachos en su juventud. 'Yo creo que fue porque me había convertido en una persona solitaria'. Pero durante su estancia en la Alta Escuela Municipal Oriental en Ds Plaines, Illinois, las cosas cambiaron dramáticamente para él, al ser intimidado y provocado implacablemente por unos bravucones, quizá porque no se adaptaba a la escuela al ser un muchacho tímido e independiente. Cada tarde, durante el recreo, era el blanco más atractivo para los chicos mayores, quienes le pegaban y le empujaban hasta provocar su caída, pues el objeto de este “juego” estaba en mirar a la víctima cuando estaba en el suelo llorando. Pero en una ocasión el juego les salió mal, Ford se revolvió y quien acabó en el suelo fue el bravucón que le había provocado. 'La escuela entera estaba reunida mirando esta exhibición Yo no sé qué esperaban que hiciera. Quizá pensaban que no pelearía de la misma manera que ellos. Estaban tan orgullosos de ganar siempre que no me dejaron nunca en paz y su persecución continuó en la escuela superior'. Pero finalmente, un día, Ford sacó a relucir su reprimido enfado durante años y se libró de su agresor, empujándole escaleras abajo. Desde ese día nadie volvió a molestarle.
Este volumen recoge noventa y seis artículos publicados entre febrero de 2001 y diciembre de 2002, así como un «inédito censurado», que motivó la marcha de Javier Marías del suplemento dominical en el que llevaba colaborando ocho años. En ese casi centenar de piezas, el autor reflexiona sobre nuestro tiempo (anterior y posterior a la caída de las Torres Gemelas), evoca a personas desaparecidas y retrata a algunas vivas, bromea con quien fue su «vecino de página» Arturo Pérez-Reverte, desarma falsas creencias y razonamientos hoy imperantes, y despliega a menudo una sana impertinencia y una osada irreverencia que sin embargo atenúa, las más de las veces, su agudo humor. Varios son los motivos para haber elegido el título Harán de mí un criminal, según el propio Marías: «Algo criminal se siente uno siempre cuando es objeto de censura. Cada vez es más difícil no incurrir en algún tipo de criminalidad en nuestras sociedades tan dadas a inventar nuevos delitos. Veo qué poco a gusto resulto estar con los tiempos presentes, y no sería extraño que ese desasosiego y ese desagrado me llevaran pronto a delinquir. Haber opinado todos los domingos a lo largo de ocho años es algo sin duda excesivo, y que probablemente ya me convierta en un auténtico criminal». A esto último sólo cabe añadir que la mayoría de sus lectores se alegrarán de su capacidad delictiva y seguramente lo absolverán.
La mayoría de la gente prefiere no pensar en la muerte, pero Caitlin Doughty, por entonces una veinteañera licenciada en Historia medieval y cierta afición por lo macabro, comenzó a trabajar en una funeraria y convirtió así lo que era una curiosidad morbosa en su profesión. Tuvo que aprender a ocuparse de toda clase de cadáveres, adentrándose en un mundo insólito con abundantes dosis de humor negro y extraños personajes de este mundo y del otro.
Hasta las cenizas va desvelando los entresijos de un oficio muy peculiar. Y responde a preguntas que ni siquiera te habías planteado: ¿Un cadáver puede contagiarnos una enfermedad? ¿Cuántos cadáveres caben en una furgoneta? ¿Qué aspecto tiene una calavera en llamas? Con un estilo desenvuelto y una ironía en ocasiones desternillante, Caitlin convierte un tema tabú como la muerte en algo tan accesible como absorbente.
Pocas veces en la historia reciente un caso de desaparición y presunto asesinato ha captado tanto la atención de los medios de comunicación y de la sociedad en general. Y no es para menos: la víctima, como algunos de los presuntos encubridores o colaboradores, era menor de edad. Enseguida saltó la noticia a las redes sociales para la movilización ciudadana, y enseguida, también, muchos padres sintieron un escalofrío ante una forma de relacionarse de las pandillas del mundo real o virtual sobre la que lo desconocen todo: lobos que aparentan ser corderos, espíritu de manada, impiedad y mentira. Alfonso Egea, el periodista que probablemente sepa más del caso, lo narra con exhaustividad y estilo ágil, con información nunca antes desvelada. Podría leerse como una novela policíaca, pero lejos del morbo, y por encima de la crónica de sucesos, Hay chicos malos es una llamada de alerta a la sociedad ante el peligro que acecha a nuestros hijos, ante el que no cabe cerrar los ojos. Por ello el libro ahonda en el comportamiento de jóvenes y adolescentes, a su forma de relacionarse, de la que los adultos lo desconocen casi todo.