La historia gira alrededor de la vida de un payaso... que desde muy chico se inclino por el lado oscuro de la vida... siendo un pandillero deambulo por donde no tenia pensado... una prostituta fue primer amor; una joven llamada Maite fue su amiga de cantinas.... una mujer morena fue su ilusión pero también su terror... su mejor amigo se fue sin decir adiós... pero la suerte lo saco del abismo social en el que vivía... Una mujer extranjera apareció de la nada... su vida salto de canciller a borracho... de borracho a payaso... y de payaso a hombre casado... Una novela para vivirla en este mundo de altibajos.
«En un lado reinará la luz. En el otro, el corazón de la oscuridad.» Este libro no debió ser escrito. Pero las voces que lo componen se rebelaron, abriéndose paso en forma de correos electrónicos, mensajes en redes, diarios, cartas, murmullos… Voces que empiezan a emanar de los chillidos de los pájaros, de los cauces de los ríos y de las crecientes nervaduras de las plantas. Voces que se convierten en raíces, ramas, brazos, atrapando a todos. La primera en advertir el inicio de este drama es una profesora de español atenta al lenguaje de sus jóvenes alumnos, habituada a escuchar, dispuesta a descifrar los significados que, ahora, intenta negar: de la tierra surgen brotes de mandrágoras que no claudicarán. También habitan este país. No hay escapatoria. ¿Se ha vuelto loca? ¿O es el país el que está bocabajo? Adrián, uno de esos muchachos, está viviendo sus últimos minutos. Tiene las manos y los pies atados. No ve nada. Una bolsa de plástico le cubre la cabeza. Ya no se mueve. Su corazón aún batalla. Y Gilda es un pájaro que pasa bajo mis párpados rociando unas gotas de agua en las pestañas. Con un ritmo imparable, una baraja de técnicas literarias y un espíritu poético imbatible para acometer un tema tan candente, Ethel Krauze da muestra en esta novela de su capacidad para renovarse en la permanencia de su profundidad y de su lirismo.
En «El perseguidor», un narrador omnisciente nos cuenta la historia de Matilde, una joven andaluza que, cansada de la vida constreñida que lleva en el seno de una familia típica patriarcal, se casa apenas se le presenta la oportunidad. Poco después enviuda y decide no regresar al hogar familiar o contraer nuevas nupcias para poder así iniciar una vida independiente con la herencia de su esposo. Esta nueva vida incluye mudarse a Madrid y viajar extensamente, aun a sabiendas de que sus planes difieren sobremanera de las normas sociales del momento.
Despiadada y sarcástica disección de la vida provinciana de la próspera y severa Flandes, El pez espada gira en torno a la figura de Maarten, un niño cuya fértil imaginación filtra la realidad a través de los clichés del cine y la televisión. Asumiendo el papel del pétreo Clint Eastwood, de un terrible pez espada (ángel vengador de los mares) e incluso de Jesucristo en su ascensión al Gólgota, Maarten pone en movimiento un tiovivo de existencias frustradas que, sin embargo, se empeñan en simular lo contrario: su madre Sibylle, abandonada por su marido y desconcertada ante la vida; una abuela insufrible; un profesor y poeta incomprendido que se muere de amor por Sibylle; una inmaculada dama decidida a encauzar el alma de Maarten por la senda del Señor; un antiguo veterinario, alcohólico empedernido, que se convierte en detonante de un sórdido drama de terribles derivaciones. Valiéndose de una ágil estructura de corte policíaco, el gran autor belga hunde su afilado estilete en una atmósfera social y moral enrarecida por la mezquindad, las pulsiones sexuales y la mojigatería. Un desolador panorama en el que, se diría, la vida languidece bajo el peso de condicionantes morales y prejuicios religiosos. No obstante, por el interior de este marco anquilosante discurre una tumultuosa corriente secreta de postergaciones y deseos inconfesados que la aguda capacidad de observación de Hugo Claus rastrea con la precisión del entomólogo y la llama del poeta. Una obra que resume, con magistral economía de recursos, las portentosas dotes narrativas del escritor belga en lengua flamenca más importante de las últimas décadas.
«El pibe de las zapatillas Flecha», «es actual», reconoce Petetta, «tiene que ver con cosas que he vivido y lo demás es la imaginación que vuela. Se va transformando en una historia que por momentos es divertida, en otros tiene partes hasta policiales. Y simboliza una etapa de la niñez y donde las zapatillas Flecha eran un símbolo, eran duras, difíciles, hoy quizá se compran porque es algo añejo. En esa época tenías hasta que aprender a jugar al fútbol con esas zapatillas porque era más difícil. Y esto es creer que se puede, desde el lugar que sea, se puede». La novela cuenta la historia de un joven de 35 años y relata su niñez, adolescencia y juventud. «La tapa del libro fue diseñada por Julia Romano que entendió lo que yo quería»
Provocativa variación de una historia legendaria, en esta nueva y breve novela de J.M. Coetzee un hombre y una mujer se encuentran. El escenario es la ciudad de Barcelona, lo que los une en un principio es la música de Chopin. Pero ese encuentro no sucede del modo en que ni uno ni el otro lo hubiera deseado, y sin embargo esta historia algo trágica e incompleta recrea una de las más clásicas leyendas de amor de la literatura occidental. Las barreras no son solo del orden de los sentimientos. Witold es polaco y Beatriz es española, y en un principio solo tienen la lengua inglesa para hacerse entender. Más tarde, la forma más esquiva de la traducción será la clave para un último acercamiento entre ambos. Diferencias de gustos, diferencias culturales, diferencias de los sexos: sobre estas tensiones está narrada esta variación moderna e irónica de la historia de Dante y Beatrice. Para lograrlo, J.M. Coetzee hace un cambio rotundo de perspectiva, pues lo feliz y lo fallido de este amor a medias está contado desde la perspectiva precisa, sincera y aguda de su protagonista mujer.
El Político (1640) es una obra de Baltasar Gracián, ya maduro, en la que se elogia a Fernando el Católico, considerándolo “el máximo de los reyes” y modelo especular de gobernantes. Con un estilo de discurso encomiástico, aunque superando la retórica del panegírico, propia de los espejos de príncipes, Gracián pretende “no hacer tanto cuerpo de su historia, como alma de su política”. De ahí que la factura final de la obra se acerque a los tratados de moral práctica. Este libro ha pasado a la posteridad como “oráculo mayor de la razón de estado”, según su propia definición del rey aragonés, y mantiene su actualidad como manual que redefine el “arte de reinar” y las mayores virtudes del príncipe, oponiendo a la astucia maquiavélica el “gobernar a la ocasión” y el ejercicio de la prudencia. El lector hodierno comprobará una vez más que sus “oráculos” siguen sin perder un ápice de modernidad ni de su poderosa adecuación a cualquier lugar y tiempo.
Semon Dye, un autodenominado predicador ambulante, irrumpe un buen día en la pequeña comunidad de Rocky Comfort, en Georgia. Allí se alojará en casa de un rústico propietario agrícola, Clay Horey, y conocerá a otras personas —su joven esposa Dene, su exmujer Lorene, el vecino Tom Rhodes—… que verán trastocadas sus existencias en el breve plazo de tiempo que dura su estancia. El comportamiento de Semon Dye —sin duda uno de los personajes más robustos e intrigantes de los creados por Erskine Caldwell— se sitúa en las antípodas del que se supone debe tener un «hombre de Dios»: bebe, seduce a las mujeres, juega a los dados, blande una pistola y no tiene ningún escrúpulo en humillar y aprovecharse de la gente. Con ello Caldwell pretende fustigar la influencia de determinadas sectas religiosas entre las comunidades rurales del Sur de Estados Unidos. «El predicador» fue escrita por Erskine Caldwell inmediatamente después de la publicación de «El camino del tabaco» y «La parcela de Dios», las dos grandes novelas que lo catapultaron a la fama. Aunque no tuvo en su momento el mismo éxito de público y crítica que aquellas, el paso del tiempo, sin embargo, la ha devuelto a un nivel comparable a lo mejor de su producción literaria de los años treinta.
La novela narra la historia completa de Frank McCourt. Desde que nace en el seno de una familia irlandesa a comienzos del siglo XX, la posterior emigración a Nueva York, su orfandad y las vicisitudes que experimentó para sobrevivir en la despiadada ciudad. El primer amor y el inesperado viaje que realiza para ponerse a las órdenes del más poderoso mafioso de Chicago. El reencuentro con un amigo de la infancia, quien le ayudará a descubrir que el dinero compra conciencias. Luego, su alejamiento de la organización que lo encumbró y la amarga experiencia de pagar condena. En la recta final de su vida, regresa a la ciudad que lo vio llegar en la panza de un barco. Allí, obtiene el premio y abandona la vida de farsante. La historia llega hasta el final de sus días, al comprobar que deja como legado, el haber aprendido a vivir en medio de una sociedad que reacciona al encontrarse con personajes como Frank McCourt.
Indefer Jones es un anciano terrateniente que ve próxima su muerte. El testamento, tras haberlo modificado varias veces a causa de sus dudas, ya lo tiene redactado y lacrado. Las dudas vienen marcadas por el deseo de que sus propiedades pasen a manos de su sobrina, Isabel Brodrick, la cual es respetada y querida por todos los arrendatarios, pero la tradición inglesa establece que las tiene que heredar el mayor de los varones de la familia, que no es otro que el apocado e impopular Henry Jones, su otro sobrino. Tras rehacerlo en sucesivas ocasiones, en sus últimos días redacta uno en secreto y lo guarda sin decir a nadie donde lo ha hecho. Bajo la continua sospecha de que existe un testamento diferente, el notario no descansará hasta dar con él y, por ende, con el verdadero heredero.
Laura Tweedle Rambotham tiene doce años y es de una familia venida a menos. Su madre se gana la vida bordando pero está decidida a que tenga una buena educación, lo que para ella se resume en el siguiente principio: «Prefiero que seas buena y útil antes que inteligente». La envía, pues, a un prestigioso internado de Melbourne… donde lo primero que aprende la chica es que debe ocultar su origen y el modesto oficio de su madre. Para H. G. Wells, «El principio de la sabiduría» (1910) era la mejor «school story» que había leído y sigue siendo, sin duda, una novela de formación rica, con pocas concesiones, sardónica y sorprendentemente moderna, salpicada con citas de Nietzsche y un profundo conocimiento de los maestros de la novela europea. Henry Handel Richardson se basó en su propia experiencia en el Presbyterian Ladies College de Melbourne para escribirla. La necesidad de adaptación —esto es, la necesidad de mentir—, el despertar sexual y las complejidades de un ambiente sumamente hostil se enfrentan en la intempestiva educación de su memorable heroína, que en cierto momento se sorprende a sí misma rezando para no tener «pensamientos distintos de los de las demás».
De lectura ágil, atractiva, hipnótica, original y terriblemente actual, El Príncipe contiene todos los elementos que un lector exigente puede reclamarle a una gran novela. Es la historia del Hijo de Wari, el diablo, un líder nacido en el corazón de la montaña que conquista la voluntad de su pueblo con promesas incumplidas, y lo gobierna con la ilusión de una prosperidad inexistente. Cuando se «retira» junto con sus ministros-apóstoles, aguardando un momento más propicio para gozar de los frutos de la cosecha en el poder, el pueblo queda clamando por su segunda venida. Detrás de la escena, un consejero inmaterial, maquiavélico, ilumina los pasos del Mesías. Pero ¿dónde se oculta el Hijo de Wari?, ¿qué trama para su regreso?
Un clásico del teatro argentino, donde más que las acciones dramáticas se priorizan los personajes y los ambientes. Dos mundos distintos, la calle y la casa, enfrentan sus valores. Y sólo la tragedia final habrá de comunicar a uno con el otro.
Educación en el seminario jesuita de Comillas Una avería de coche hace que Mayra y Noel pasen las vacaciones en un hotel próximo a Comillas, en cuyo seminario había pasado Noel la adolescencia. El recuerdo de la disciplina jesuítica, los profesores y la vida de los seminaristas sirven de telón de fondo a una historia de amor con epicentro junto al monumento a El pájaro amarillo, primer avión que cruzó el Océano Atlántico y que, falto de combustible, aterrizó en la playa de Oyambre.
Ahmed tiene 40 años, vive en París y es marroquí. Escribe a su madre, muerta hace cinco años, para saldar los asuntos que quedaron pendientes y contarle al fin que es homosexual. Envía una carta de ruptura a Emmanuel, el hombre al que ama apasionadamente, el hombre que lo llevó a Francia, que le cambió la vida, no siempre hacia mejor. También, Ahmed, recibe las cartas de Vincent y de Lahbib. Una novela epistolar para remontar en el tiempo hasta los orígenes de todo este dolor. Un libro sobre el colonialismo francés que perdura en la vida amorosa de un joven marroquí.
Se narra como un hombre guapo e interesante, que tiene mucho éxito con las mujeres, debido a ser un buen amante y galante se ve sumido en un espiral de sexo. Donde algo que empezó siendo delicioso, tratando de dar la talla y atenderlas a todas, se le acaba poco a poco transformando en una angustiosa obsesión. De la cual no sabe cómo salir, llevándole por intrincados caminos, que traerán enormes consecuencias.
Hay una palabra, y un sentimiento, que no podrá encontrar el lector en ninguna de las nueve historias que se narran en El rap de la morgue y otros cuentos: la clemencia. Y hay una certeza que cruza y enhebra sus personajes: la más seca derrota. Ellos no lo saben pero en su soledad son seres iluminados por la verdad, aunque es una verdad que tarda, una verdad que ilumina y mata. No es otro su destino, y no puede serlo, porque el miedo, la rutina y la hipocresía les atenazan. Todos ellos quieren huir, pero terminan siempre huyendo hacia adelante.
El recurso del método es una obra compleja, escrita en un lenguaje suntuoso, montada sobre un monólogo, que en su momento tuvo una acogida muy entusiasta por parte del público y la crítica, como lo demuestran sus numerosas ediciones, que ya pasan de treinta sin contar los idiomas extranjeros. La mayoría de los críticos reconoció que era un logro apreciable, una novela histórica y política entre cuyas virtudes estaban la paródica autenticidad del mundo narrado, la actualidad de su propuesta y su nivel de experimentación formal. El título de la novela hace alusión al pensamiento cartesiano. Esta es una de las obras cumbres del subgénero narrativo que podría denominarse 'novela de dictador', suma o amalgama de varios dictadores de América Latina, como el cubano Machado, el guatemalteco Estrada Cabrera, el mexicano Porfirio Díaz o el venezolano Guzmán Blanco, el personaje central de la trama es soez y aparentemente ilustrado, corrupto, incapaz y de bajísimo vuelo histórico, es una de las creaciones más memorables del autor y un emblema perfecto de una figura histórica que aún hoy hace sentir su peso en Latinoamérica.
Un país cualquiera con un acento marcadamente germánico sufre una ocupación militar. En este país habita un hombre: Klaus Klump, que a pesar de su deseo de continuar como si nada hubiera pasado, es obligado a cambiar de vida radicalmente. De editor de libros pasa a ser soldado de la resistencia. En las transformaciones que sufre su vida tendrán mucho que ver dos mujeres, Johana y Herthe, pero sobre todo será la voluntad de poder lo que dará un vuelco a su destino. La historia de Klaus Klump es un retrato bélico sobre la supervivencia, el triunfo de la hipocresía y el olvido como arma de doble filo. Para narrarla, Gonçalo M. Tavares recurre a un ingenioso ejercicio de lógica al servicio de una idea: en la guerra, como en la paz, fortaleza y debilidad son términos inamovibles. «Un hombre: Klaus Klump» es el primer libro de la serie de los llamados «Libros negros» de Gonçalo M. Tavares.
En una ciudad sobre la que planea una imprecisa aunque inminente amenaza de guerra vive Joseph Walser, un hombre gris, silencioso y taciturno, un «hombre común», como él mismo se denomina. Aunque vive con su mujer, Margha, solo dos ocupaciones consiguen atraer su atención: la exigente dedicación al funcionamiento de una potente y peligrosa máquina en la fábrica donde trabaja y la colección de pequeños objetos metálicos que recoge de todas partes y que conserva secretamente en una habitación de su casa. El estallido de la guerra y su desarrollo se muestran en esta extraordinaria narración a través de la evolución de los discursos de Klober Muller, el jefe de Walser en la fábrica. Estos constituyen una reflexión recurrente sobre la libertad del individuo en sociedad, sobre el valor práctico de la sumisión al orden y sobre los paralelismos entre el creciente poder de las máquinas y la mecanización de las relaciones sociales.