Cuidado Caroline, estás jugando con fuego. Para un hombre rico como Adam Steinbeck, las mujeres no son más que juguetes. Y tú estás cayendo dentro de la trampa. Además es imposible que un hombre glamoroso como él no sea casado y con una tropa de hijos - le decían sus amigas a Caroline, preocupadas por su relación cada vez más íntima con el poderoso jefe de la empresa donde ella trabajaba. Sin embargo, Adam no era casado. Era viudo y padre de un muchacho de la misma edad de Caroline y que no dudó un solo momento en mostrar interés por ella.
Él era un místico... Sin embargo, la belleza de la joven Miranda lo perturbaba creándole un conflicto interno.
Miranda viajó a México para investigar el paradero de su sobrina Lucy que fue considerada muerta en el mismo accidente aéreo en el cual sus padres murieron. Al fin la encontró en buenas manos, las de Juan Cueras que quería adoptarla y parecía quererla. Juan era un hombre amable que enseguida se enamoró de Miranda. Pero era Rafael, el enigmático hermano de Juan, quien ejercía sobre ella una profunda atracción. Ambos parecían destinados a proporcionarle infelicidad. A Juan no lo amaba, pero Rafael era indiferente a sus encantos. ¿Cómo resolvería Miranda este dilema?
\- ¿Crees que porque me compraste debo permanecer impasible ante tu indiferencia?
Jake Howard era muy atractivo e inmensamente rico. Empezó desde abajo, hasta lograr una posición envidiable. Su esposa Helen era su complemento perfecto: bella, inteligente y de buena cuna. Parecía un matrimonio perfecto pero las apariencias engañan. Ella fue escogida únicamente para coronar su éxito social y Helen lo aceptó como el medio para obtener una vida llena de comodidades, ya que había estado acostumbrada a ellas desde su nacimiento. Habían hecho un trato al casarse : ella sería la esposa perfecta de un hombre de éxito y a cambio él no la tocaría. Sin embargo, tras varios años de matrimonio, Jake por fin parece consciente de que Helen es algo más que un mero adorno en su casa...
\- ¡Quiero la verdad! El dinero que me pides ¿es para dárselo a tu amante?
Con gran amargura, Dionne volvió a Francia para pedir ayuda a su marido, que tres años antes la había abandonado.
"¿Qué buscas? - le preguntó él despectivo -. ¿Dinero? Debes estar desesperada por tu amante, puesto que te urge tanto. Haré un trato contigo: yo te doy el dinero y tú volverás conmigo".
Ella lo amaba, pero a pesar de todo no podía aceptar sus humillantes condiciones...
\- ¡Te juro por Dios que no hice nada! Ella fabricó todo, ¿no te das cuenta que envidiaba nuestra felicidad?
Por primera vez, desde el rompimiento de su matrimonio, Julie comenzó a tener dudas acerca de la infidelidad de su esposo. Tal vez debió creerle a él en lugar de a su mejor amiga, Angela.
Suponiendo que Jonas fuera inocente, o culpable, esto ya no tenía importancia: ella lo amaba. - Creo que debes saber, Angela - dijo Julie - que amo a Jonas y si me perdona volveré con él.
\- Para ti, ¡el matrimonio y un hombre honorable será la recompensa para una esposa de segunda mano!
Serena tuvo que enfrentarse a la vida a los diecinueve años de edad y con una recién nacida. Por medio de un anuncio en el periódico conoció al conde Alberto de Valdivia, quien le ofrecía un empleo seguro para toda la vida: el de esposa de su nieto.
Pero al convertirse en la mujer de Juan, se dio cuenta de que prefería pedir limosna antes de seguir al lado de un hombre incivilizado y arrogante al que odiaba con todas sus fuerzas.
\- No quiero hablar con usted. No tengo intención de convertirme en una de sus concubinas.
Para Sancha Forrest, aquella era la gran oportunidad de su vida. La revista para la que trabajaba, le encargó la entrevista del conde de Malatesta, ya que él acababa de publicar un libro sobre el Renacimiento italiano. Jamás hubiera ella imaginado que su llegada al palazzo donde el conde vivía, iba a tener otras consecuencias que las de orden profesional.
Sabía que por consideración a su patrón no le hizo el amor cuando tuvo la oportunidad. ¿Cuánto duraría ese respeto?
Beth Rivers conoce a Willard Petrie y llega a ser más que su enfermera, así que cuando le pide que se casen ella acepta. Pero cuando llegan a la isla del Caribe, ella conoce al perturbador Raoul Valerian... y decide que no puede casarse con Willard.
Parecía que Rosie Middleton tenía todo lo que importaba: salud, una interesante carrera, una casa cómoda, vacaciones en el extranjero, ropa de diseñador y muchas amistades... Lo único que le faltaba era un hombre que le interesara y que él sintiera lo mismo por ella. Rosie entregó una vez su corazón, con desastrosas consecuencias, y había decidido no cometer el mismo error. Por eso, cuando el atractivo Nick Winchester reapareció en su vida, ella se mostró muy cautelosa. Pero, ¿seguro que un rayo no cae dos veces en el mismo sitio?
Está convencido que cada chica tiene un precio, ¡pues bien, yo no lo tengo! Cuando su padre murió, Annabel se quedó sola y en la ruina más espantosa, por lo que decidió irse a vivir con Suzette, una frívola amiga que le aconsejó hacer uso de su belleza para seducir al magnate Nicolas Casimir. Suzette escribió una carta a éste a nombre de Annabel, y él le respondió con una invitación a cenar en su lujoso yate. Cuando Annabel se dio cuenta de las intenciones de Nicolás, las cosas tomaron un rumbo diferente…
Para él, Adelaide sólo era una magnífica enfermera, pero ella lo amaba como mujer.
Adelaide estaba encantada de haber sido elegida, entre varias aspirantes inglesas, para trabajar durante un año en el hospital Grotehof de Amsterdam. Pero una vez que se hizo cargo de su puesto, surgieron los problemas. Coenrad, jefe del departamento de Pediatría la consideraba una magnífica enfermera, pero ella deseaba algo más que su admiración profesional.
Alex significaba para Jemima más que un sueño… Como dama de compañía de Lady Manderly, Jemima respondió alegremente a sus demandas y excéntricos antojos. Entonces Jemima Mason era capaz de hacer frente casi cualquier cosa. La excepción fue el sobrino de su empleadora, el profesor Alexander Cator, quien hizo un extraordinario esfuerzo para provocar a Jemima. Usted nunca se comerá el mundo le dijo, burlándose de su sencillez. Y aunque sus palabras la hirieron. Alexander ocupaba sus pensamientos cada vez más.
Claire no deseaba de ninguna manera volver a encontrarse con Nick Waring; los recuerdos de su pasada relación todavía le hacían daño. Sin embargo, había regresado en el preciso momento en que Claire iniciaba una satisfactoria relación con Andrew Knight, su jefe. Cuando vio a Nick de nuevo, se dio cuenta de que la seguía atrayendo como antes. Pero, ¿podría resistirse? Y si no fuera así, ¿habría cambiado él? El motivo que los había separado existía aún. ¿No sería mejor olvidar a Nick para siempre y dejar que se reuniera con Felipa Grey?
Joanne no deseaba ninguna relación amorosa, pero el apuesto Dimitri le hacía perder la cabeza.
Joanna viajó a Grecia para visitar a su padre a quien no había visto desde que era niña y quien estaba al borde de la muerte. El encargado de llevarla junto a él era Dimitri Kastro y pronto se sintió atraída por él. "Soy un solitario" - le había dicho Dimitri sarcásticamente -. "No quiero a ninguna mujercita que me caliente las sábanas en invierno y me cocine recetas exóticas". Joanne se sentía furiosa, tanto con ella misma como con él. Ahora era inútil especular preguntándose que podría haber pasado si no le hubiera escrito esa carta, pero no podía entender cómo repentinamente todo parecía ir mal.
Rachel estaba indecisa de pasar las fiestas navideñas en la residencia de los Shard de Newcastle. Después de todo, Liz y Rob hubieran podido ser sus suegros si las circunstancias hubiesen sido diferentes. Jaime, el hijo de los Shard, le había mentido a ella, terminando así sus relaciones. Rachel pensó que jamás volvería a enfrentarse a Jaime, hasta que no oyó a la madre de él exclamar: ¡Jaime está en casa!.
Aceptó casarse con Raf sin amor, porque se sentía muy sola, pero nunca imaginó que se enamoraría de su esposo. ¿Cómo podía algo tan correcto estar mal? Ella había dicho sí con placer, pero después Katrina se preguntaba por qué había aceptado casarse con Raf Van Tellerinck. No había amor entre ellos, ciertamente. Pero él necesitaba una esposa, y a Katrina le gustaba y lo respetaba. Así que parecía... correcto. Luego todo se tornó incierto. Katrina se enamoró profundamente de su esposo... sólo para descubrir que Raf se hubiera casado con su adorable ex novia si hubiera sabido que ahora ella estaba divorciada.
El orgulloso Kurt sufrió un revés al descubrir que su esposa no era la heredera que él pensaba.
La misión de Maxine consistía en entregar un mensaje de condolencia y volver a Londres lo antes posible. Sin embargo, se vio obligada a adoptar una personalidad falsa.
La situación se fue complicando progresivamente hasta quedar fuera de su control. Maxine se convirtió, por la fuerza, en la esposa de un hombre autoritario. Y cuando él descubrió que había sido engañado, dedicó todos sus esfuerzos a vengarse de la manera más cruel.
Todo era fingido en Maxine... todo menos el amor que sentía por Kurt, el esposo que deseaba abandonarla.