Prudence era una chica noble, de manera que aceptó acompañar a su madrina a Holanda, aunque sabía que esto significaba renunciar a sus propios planes. Sin embargo, se encontró con que los holandeses, y en especial sus anfitriones, eran encantadores; el único «pelo en la sopa» era el arrogante doctor Huizinga. Daba la impresión de que Prudence le desagradaba, y cada vez que se encontraban sacaban chispas. Pero ¿por qué habría de importarle a ella? Después de todo, ¿acaso Huizinga no tenía la intención de contraer matrimonio con la mundana Christabel?
Eustacia no conocía lo suficiente a su futuro marido como para saber si cuando él le había prometido que todo saldría bien, se refería a la ceremonia o a su vida juntos. Después de todo, iba a ser un matrimonio por conveniencia. Colin había dejado muy claro que quería una mujer que lo ayudara a cuidar de sus sobrinos. Y, desde luego, lo último que él querría era una joven inexperta y profundamente enamorada…
La solución de sus problemas era casarse con él. Desde fuego, no sería una unión por amor, sino un matrimonio de conveniencia. Venetia debió rechazarlo de inmediato. Después de todo, ¿cómo podía un arreglo tan frío conducirla a la felicidad?
Serena había consagrado su existencia al cuidado de su madre enferma. Cuando ésta se recuperó y contrajo matrimonio, la joven se encontró sola y sin ningún aliciente en la vida… excepto la presencia de su jefe, el médico holandés Marc Ter Feulen, de quien estaba secretamente enamorada. Las atenciones que él le prodigaba eran constantes, pero ¿se debían a un auténtico interés por ella o simplemente lo hacía porque le tenía lástima?
Por culpa de Radolf Nauta, Sarah perdió su empleo en el hospital y se vio obligada a buscarse otro trabajo. Esperaba no tener que volver a verlo jamás. Sin embargo, no podía dejar de preguntarse qué opinaría de ella y si le resultaría atractiva. Era una estupidez, porque él era el último hombre sobre la tierra a quien ella podría amar.
Natalie siempre fue la secretaria perfecta: discreta y eficiente. Durante cinco años, su jefe, Kane Marshall, controló su vida y su corazón. Cuando él tuvo que ausentarse por negocios durante algún tiempo, Natalie cambió de imagen, adquirió renovada confianza en sí misma y decidió vivir la vida lo más intensamente posible. Pero su recién lograda independencia se convirtió, a la vuelta de Kane, en un reto para éste. ¿Podría la joven resistirse a su encanto?
Riona Macleod era una joven huérfana que luchaba por salir adelante en una tierra inhóspita, Cameron Adams era el heredero del terrateniente local y el nuevo dueño de las tierras que ella trabajaba.
Riona representaba la naturalidad y la fuerza de la tierra; Cameron, la vida refinada y el lujo. No tenían nada en común... nada excepto esa atracción irresistible que empujaba al uno hacia el otro.
También editada bajo el título de ¿Y el amor? Sophie había conocido la amargura de un amor que terminó mal y no deseaba repetir la experiencia. Quizá la amistad fuera un sentimiento más seguro como base de un buen matrimonio. El eminente neurocirujano Rijk van Taak ter Wijsma expresó similares conclusiones cuando le pidió que se casara con él. Sophie aceptó su oferta en esos términos. Entonces, ¿por qué esperaba algo más?
También editada bajo el título: Reñidos con el amor Nikolaas van der Vollenhove era un adicto al trabajo que no quería complicaciones en su ordenada vida. Sin embargo, se tomó la molestia de ayudar a Jane en un momento en que ella necesitaba con urgencia un amigo; lo cual parecía indicar que estaba interesado en ella. Pero su subsecuente propuesta de matrimonio no fue la de un hombre locamente enamorado. ¿Tendría Jane alguna esperanza de cambiar sus sentimientos?
Cuando el padre de Jade insistió en contratar a Kent Solomon para que la protegiera, la joven tuvo que aceptar y resignarse a que ese hombre fuera su guardaespaldas y la siguiera donde quiera que fuera.
Pero aceptar que estaba encantada con la idea era un poco más difícil... De hecho, los peligros que la amenazaban no eran nada comparados con el riesgo que Kent suponía para su corazón...
El doctor Seymour era un excelente pediatra, siempre amable y paciente con los pequeños. Sin embargo, Daisy opinaba que el doctor debería mejorar sus modales cuando trataba con los adultos. Cuando se conocieron, a ella le resultó un hombre muy desagradable y, a pesar del tiempo que pasaban juntos, a la joven nunca llegó a gustarle. Sin embargo, Daisy tenía bastantes cosas que agradecerle, por ejemplo, su nuevo trabajo. ¿Le estaría juzgando mal, después de todo?
Debora sabía que no era muy atractiva y que parecía frágil y desvalida, así que no le extrañaba que sir James Marlow la tratara como a una chiquilla abandonada o como a su protegida en vez de cómo a una mujer digna y sedienta de amor. Sin embargo, ¿no la estaba cuidando demasiado?
Beatrice nunca se hubiera atrevido a soñar que el doctor Gijs van der Eekerk le pidiera en matrimonio. Siendo su esposa, disfrutaría de una vida cómoda e incluso lujosa. Pero de qué le serviría todo eso, si Gijs no le estaba ofreciendo lo que ella deseaba: su amor.
Janie no había tenido en su vida tantas razones para odiar a alguien como las que tenía para odiar a Kane Steel. Ese hombre ambicioso y sin escrúpulos había destruido el negocio de su familia y había causado la muerte de su padre. Janie estaba dispuesta a hacérselo pagar a toda costa... Aunque el precio que tuviera que pagar por ello fuera que le robaran el corazón.
Lindsay y Alex se encontraron en un restaurante tranquilo, alejado y poco frecuentado. Pero sus precauciones sirvieron de poco: la mujer y el hijo de Alex, Gideon, los encontraron... No había mucho que Lindsay pudiera hacer, excepto alejarse del escenario y recluirse en su casita de montaña a pasar el invierno tranquila... si no fuera porque Gideon estaba dispuesto a perseguirla adonde hiciese falta...
Si alguna vez Louise se detuvo a pensar en el doctor Aldo van der Linden, lo hizo más como un colega que como un hombre… hasta el día en que él decidió inmiscuirse en los asuntos de la familia de Louise con el propósito de ayudarlos. Ello no significaba que le interesara; era Zoé, la atractiva hermanita, quien lo había cautivado. Aldo sería para Zoé un esposo magnífico. Entonces, ¿por qué Louise no podía aceptar esa idea con entusiasmo? ¿Acaso Aldo significaba algo para ella?
Una mujer que, como Corinna, era capaz de dejar su vida en Londres y marcharse tan lejos a cuidar a un padre enfermo, no podía dejarse intimidar fácilmente. Pero Antonio era demasiado: demasiado prepotente, demasiado atractivo y demasiado orgulloso... No importaba que él pensara que Corinna era una cazafortunas, ella sólo se proponía hacer su trabajo, si su corazón se lo permitía...
La vida no se estaba portando muy bien con Dani últimamente. Había perdido su empleo y se veía obligada a trabajar como asistenta. Para colmo, se acercaba el día de Navidad, y con él, la terrible perspectiva de sufrir la conmiseración o los reproches de toda la familia. La situación pareció mejorar cuando Dani conoció al atractivo Cameron McFarlane y éste se sintió interesado por ella. ¿Sería posible que su suerte empezara por fina cambiar?...
Lacey estaba pasando sus vacaciones en Barbados, que era un lugar paradisíaco hasta que entró en escena su antipático vecino, Jake Wainwright. Él rechazó la hospitalidad que Lacey le había brindado y la acusó de intentar 'atraparlo'. Lacey no podía negar la poderosa atracción que sentía por aquel dinámico ejecutivo, pero, ¿cómo podía enamorarse de un hombre que pensaba que el amor era un sentimiento falso y engañoso?
Roman Ferrers creía que para triunfar en el mundo de los negocios había que ser despiadado, que no había sitio para los débiles… Pero Sammy no era un negocio y, aunque Roman estuviera acostumbrado a obtener siempre lo que quería, ella no estaba dispuesta a convertirse en su última adquisición. Lo único que podía hacer era reconocer que se había extralimitado cuando escribió aquel artículo sobre él, pero, desde luego, no iba a ponerse a merced de un hombre que podía robarle el corazón sin ofrecer nada a cambio…