Avalon no podía creer que tuviera tan buena suerte. Cuando estaba segura de que iba a morir a merced de las olas, fue arrojada a la costa de una remota isla escocesa. Una vez allí, sólo deseaba volver a casa. Lo que, desde luego, la joven no había tenido en cuenta era la famosa leyenda de la isla, que afirmaba que la novia del jefe del clan debía llegar del mar. Los habitantes del lugar habían decidido que ella era esa persona; y el alto, rico y atractivo Fraser of Suilvach estaba de acuerdo con sus planes. Parecía haber tomado una decisión; Avalon se convertiría en su esposa, tanto si quería como si no.
Nick Diamond estaba seguro de que conseguiría que Laura cooperase con él, Al fin y al cabo, la casita que la joven acababa de heredar no era más que una reliquia, y se encontraba en pésimas condiciones. Sin embargo, el terreno sobre el que estaba edificada era vital para el desarrollo de la urbanización que Nick tenía en proyecto, Él quería ese terreno y lo conseguiría al precio que fuese,. Por su parte, Laura se sentía más confusa con cada día que pasaba. Después de todo, no podía estar segura de si Nick estaba tratando de conquistarla o si sólo quería persuadirla de que le vendiese su propiedad.
Adam Cabot había vuelto a aparecer en la vida de Georgia, decidido a reclamarla como su novia, pero eso no entraba en los planes de la joven. ¿No había conseguido, por fin, sobreponerse a su amor por él e iba a casarse con Steven, un hombre considerado y rico? Adam había destrozado el corazón de Georgia y ahora pensaba que, con sólo decírselo, ella iba a arrojarse a sus brazos y a... meterse en su cama. Por supuesto, Georgia no estaba dispuesta a ello. Pero... ¿por qué le resultaba tan difícil negarse?
En cuanto le comunicaron la muerte de su abuelo, Roslyn supo que debía volver a Sydney, aunque eso supusiera tener que enfrentarse con las personas que la habían herido en el pasado y la habían obligado a abandonar su hogar, su familia y el único hombre al que podría amar: Marsh. La joven decidió que se quedaría en Australia sólo el tiempo necesario para asistir al funeral, pero Marsh tenía una idea muy distinta; pretendía que Roslyn se quedara algunos días más; los necesarios para celebrar una boda y compartir con él el resto de su vida...
Olivia Hartley era una mujer trabajadora y no iba a permitir que el orgulloso, aunque atractivo Ludovic Webb, le impidiera llevar a cabo un importante proyecto de su compañía. Pero él no la había reconocido como la iracunda joven de diecinueve años que había sido. ¿O sí? Olivia empezó a desear no haber vuelto nunca.
Todo el mundo parecía haberse puesto de acuerdo en asegurarle a Mary Pagett que algún día sería una esposa perfecta. El problema era que el único hombre con el que Mary pensó alguna vez casarse era un importante especialista en corazón, el doctor Roel van Rakesma y, desde el mismo momento en que se conocieron, Mary se comportó con él de manera hostil… aunque ni ella misma lograba entender el porqué. Seguramente, su mal humor se debía a que as atenciones que el doctor le prodigaba eran estrictamente profesionales…
La vida no había sido nada fácil para Henrietta Cowper, pero desde que conoció al neurocirujano Adam Ross-Pitt, al menos no había tenido que enfrentarse sola a todas sus desdichas. Ahora tenía que agradecerle al señor Ross-Pitt su nuevo trabajo en una mansión cerca de la casa de él. Henrietta sabía que sólo lo hacía porque era un buen hombre, pero no podía evitar soñar con que hubiera otras razones ocultas y más románticas, aunque sabía positivamente que él estaba fuera de su alcance. Si su gratitud se había convertido en amor, no había necesidad de que él lo supiera…
Desde la repentina muerte de su madre, Katie había luchado por sobrevivir en un mundo que le era ajeno. Su padre y su hermano estaban dedicados en cuerpo y alma a sus profesiones, y además eran poco dados a expresar sus sentimientos... Así que cuando Carlton apareció, dispuesto a saldar las deudas de la familia si Katie se casaba con él, la joven supo que ese hombre era exactamente igual que su padre y su hermano: frío, arrogante y despiadado. Y también supo que lo amaría como a ellos, aunque nunca fuese correspondida...
Emma Trent se había pasado la mayor arte de su vida cuidando a otras personas, así que encontrar a un hombre que parecía dispuesto a velar por ella, le pareció de lo más reconfortante. Aceptó su propuesta de matrimonio, a pesar de que se trataba de un arreglo de conveniencia. Sabiéndose poco agraciada, Emma era consciente de sus limitaciones. Pero deseaba tener hijos. ¿Sería el eminente cirujano la puerta de entrada al mundo de sus sueños?
Amy Forbes se sintió la mujer más feliz del mundo el día que ella y Blade se unieron en matrimonio. La pareja vivía un romance perpetuo hasta que Amy descubrió un terrible secreto. Amaba a Blade, y él le correspondía... pero tuvo que huir de su lado, abandonarlo, para protegerlo de la verdad que lo arrastraría con ella a un infierno viviente. Sólo que Amy había olvidado una cosa... la determinación de un hombre enamorado
Su hermana Felicity era increíblemente atractiva y su trabajo como modelo de pasarela le proporcionaba los contactos más adecuados, amén de maravillosos viajes por todo el mundo. Mary Jane, sin embargo, no había salido de su casa, y nadie se hubiera detenido a mirarla por segunda vez. De modo que, aunque fue doloroso, no le resultó sorprendente que el doctor Thomas Latimer sólo la tratara como a una futura cuñada. El problema era que había sido lo suficientemente estúpida como para enamorarse de él…
Cuando una mujer como Rose se pasa el día soñando despierta con tener el marido ideal, lo peor que puede ocurrirle es que sus sueños se hagan realidad. Cuando Sam Horton llegó a la localidad, Rose supo que estaba perdida.
Sin embargo, las fantasías eran una cosa y la realidad era otra: Sam era el abogado de Chad Westbrook, un insufrible donjuán y estafador de viudas, y tenía en sus manos una citación para Rose...
Según Whit Delaney, la señorita Kipling tenía dos opciones: denunciar en la junta de la universidad que el distinguido profesor Delaney había intentado seducirla, o mantener la boca cerrada y seguir como si nada con sus estudios y su carrera de atletismo... Parecía sencillo. Pero, por alguna razón, la joven no parecía dispuesta a hacer ninguna de las dos cosas...
Julie Beckworth estaba encantada con su trabajo como secretaria en el hospital St. Bravo, en Londres, de manera que se disgustó bastante cuando supo que su jefe, el viejo doctor Smythe, se retiraba. Tras los primeros momentos de pánico, se sintió aliviada al saber que el doctor van der Driesma, el sustituto de su jefe, estaba dispuesto a aceptarla como secretaria. Pero al conocerlo se llevó una sorpresa… Era mucho más joven y enérgico que el doctor Smythe y le hacía trabajar mucho más… ¡y todo ello lo habría aceptado gustosamente si al menos la hubiera llamado Julie, no señorita Beckworth con aquel frío tono de voz! Ambos sacaron conclusiones erróneas del otro… ¿Qué haría falta para que la verdad saliera a la luz?
Tess estaba realmente asustada. Su novio acababa de recibir una invitación para que ambos asistieran a la espectacular cena que cada año ofrecía Julius Branson. Julius, el hombre que si sus sospechas resultaban ciertas, era el padre que no había conocido... ¡pero se hubiera asustado aun más si hubiera sabido que su hijo adoptivo, Piers Branson, era uno de los hombres más ricos y poderosos de Australia y un playboy incorregible! Después de conocerse, Piers parecía decidido a perseguirla hasta que ella se rindiera. Tess decidió seguirle el juego, ¡si su propio corazón se lo permitía!
La primera vez que Eulalia se encontró con Fenno Van Linssen supo que era una de esas personas que parecían eternamente enfadadas, y supuso que debía dedicarse a alguna profesión en la que la relación con otras personas no fuera imprescindible. Sin embargo, cuando su sobrino Peter fue atropellado, la joven descubrió que Fenno no sólo era médico sino que, además, era un cirujano excelente que trataba a sus pacientes con una ternura y comprensión poco comunes. Los cuidados que recibió Peter incluso cuando ya le habían dado el alta en el hospital fueron tantos que Eulalia empezó a preguntarse si no sería demasiado evidente que necesitaban ayuda…
Madison no acostumbraba a hablar de amor con desconocidos, pero encerrada en una ascensor durante horas y a oscuras, se encontró contando sus emociones más íntimas a Harry Jones. Cuando por fin los rescataron, no quedaba ningún secreto que desvelar entre ellos... ¿O quizá sí? De pronto, Maddy empezó a pensar que se acercaba su cumpleaños y que era posible que su familia, en su empeño por buscarle marido, le estuviera preparando a Harry como regalo perfecto. Si eso era cierto, ¿estaría él dispuesto a convertirse en un marido de regalo?, ¿y se rendiría ella ante tal ofrecimiento?
Nick Silverman necesitaba una madre para su sobrina huérfana y Caroline necesitaba dinero para pagar las facturas del hospital de su abuela. Ciertamente, no ibaa a ser un matrimonio basado en el amor, pero iba a tener que funcionar. Lo peor era que, aunque Carolinehabía nacido en Texas y sabía bastante acerca del ganado, sabía muy poco acerca de los ganaderos atractivos... así que, iba a tener que aprender unas cuantas cosas si quería sobrevivir al lado de un hombre tan sensual como Nick y, además, deprisa...
Dos años atrás Angel había amado a Jake, e incluso había empezado a creer que él correspondía a sus sentimientos. pero entonces, sin darle ninguna explicación, la abandonó. Y Angel tuvo que recoger los pedazos rotos de su vida y empezar de nuevo. Pero ahora, con el regreso de Jake, su vida se había convertido en un caos y, para empeorar las cosas, alguien había asaltado su casa y el despacho donde trabajaba. La joven estaba decidida a mantenerlo todo bajo control, pero esta vez, si Jake tenía que marcharse, iría con él...
Maggie necesitaba un trabajo y Kyle un ama de llaves. La solución parecía sencilla: Maggie trabajaría para Kyle. Sin embargo, en la práctica, las cosas no iban a ser tan fáciles; Kyle había tenido cinco amas de llaves en menos de cinco meses y era increíblemente exigente respecto al orden y la limpieza de su hogar. Y Maggie solía tener tendencia al caos... Kyle no necesitó mucho tiempo para darse cuenta de que aquella joven no cumplía los requisitos, pero por alguna extraña razón, era incapaz de despedirla...