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Bolsilibros - Servicio Secreto 1609. Se muere sólo dos veces, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

Me lo había pronosticado uno de esos quiromantes de feria en una ocasión: —Usted… usted tiene unas extrañas rayas en su mano, señor. Yo me había sonreído, cambiando miradas burlonas con mis amigos, que reían sin tapujos ante la grave expresión del hombre de aire enfático que leía en la línea de mi mano. Puedo recordar ahora vagamente que era un individuo moreno, aceitunado, de pelo negro y rizoso y aspecto agitanado. Posiblemente procedía de alguna tribu errante zíngara, aunque no presumía de ello para explotar su modesto negocio en la feria de Coney Island.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1611. Juegos de tramposos, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Estaba sentado en un banco del parque, arrojando miguitas de pan a los patos del estanque y ella no se había apercibido de su presencia, hasta que oyó la voz de tonos un tanto irónicos, que le dirigía una pregunta: —¿Preocupada por el juicio, Cleo Shapper? La joven se volvió y contempló unos instantes al hombre que parecía haberle adivinado los pensamientos. Parecía joven, aunque la barba de casi un mes que cubría sus mejillas aumentaba aparentemente su edad. Vestía con modestia, casi pobremente, aunque con ropas limpias: cazadora de tela, camisa a cuadros, tejanos y zapatillas blandas. Cleo adivinó que era alto y fornido, a pesar de la postura en que se hallaba, sentado y con el torso ligeramente inclinado hacia adelante.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1614. El tigre y yo, de Clark Carrados

Intriga, Policial, Novela

La vio en la playa y estaba vestida, pero completamente inmóvil, lo que en un principio le hizo suponer que estaba contemplando un cadáver. Al aproximarse vio los movimientos regulares de ascenso y descenso de su pecho. Respiraba, luego estaba con vida. Pero tenía los ojos cerrados y los brazos a lo largo del costado. A Mel Griffith le pareció una incongruencia que una mujer joven y bonita, como podía apreciarse a la primera ojeada, estuviera en la playa, en un día de tanto calor, no sólo vestida por completo, incluidas medias y zapatos, sino que el color de su indumentaria fuese el negro. «Luto riguroso», pensó. Pero cada cual, en este mundo, podía hacer lo que quisiera, sin dañar a los demás, se dijo. De modo que, comprendiendo que podía molestar a la hermosa desconocida, dio media vuelta y se dispuso a retirarse. Llevaba una toalla en la mano y una bolsita en la otra, con el tabaco y las cerillas. Tomaría el sol un rato, se daría luego un baño y…


Bolsilibros - Servicio Secreto 1616. Chantaje criminal, de Albert Rosbund

Novela, Intriga, Policial

Me había trasladado al centro de la ciudad para hacerme una idea del muchacho. El grupito que capitaneaba tenía prevista una manifestación entre los parques Lafayette y Douglas Mac Arthur, según me había informado una hora antes entre gente allegada, a la panda allá en su cuchitril de Los Angeles Este. No había sido difícil, sólo un puñado de dólares para que se pudieran comprar unos porros. Antes de actuar quería verlo, observarlo. Imaginaba que la cosa no iba a resultar muy agradable, tal como me habían explicado estaba el asunto. Claro que para eso me habían contratado… y me habían pagado bien. En efecto, por allí andaban. No hubo ninguna dificultad en localizarlos. Llamaban tanto la atención como un camello en una autopista.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1618. Cena de traidores, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

El cheque, ciertamente, estaba allí, prendido a la misiva, que se había escrito en papel beige, recio y crujiente, lo mismo que el sobre. Quinientas libras, pensó Sir Brian Woodward, era mucho dinero para compensar gastos de un traslado desde Londres a un lugar cercano a la capital, como allí figuraba escrito. Dobló cuidadosamente el papel bancario, pensando en devolverlo a su remitente en cuanto llegara a aquel lugar. El mensaje le intrigaba, en verdad. No recordaba a amigo alguno que residiera en el punto de origen de aquella carta. Posiblemente algún viejo amigo pretendía darle una pequeña sorpresa, pensó para sí. Después de todo, no eran muchas las personas que conocían su dirección particular en Londres. Habitualmente, recibía el correo en su club o en las oficinas del Ministerio.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1620. El pasado de Betty Bell, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Sentíase satisfecho. Había traicionado a su cliente, era cierto, pero, a cambio, había recibido un sustancioso fajo de billetes, que le iban a quitar las penas durante muchos meses. Además, era un tipo listo. Clell Roxmire se sentía doblemente satisfecho, porque había fotocopiado todos los documentos vendidos al cliente. Un día, si lo consideraba necesario, volvería a sacar las copias a la luz y conseguiría otro buen paquete de dinero… Mentalmente, se frotó las manos, a la vez que se apeaba del coche. Haciendo saltar las llaves en la palma de la mano, avanzó hacia la casa. Era un negocio redondo. Había que celebrarlo con un par de copas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1621. Viento demencial (2ª Ed.), de Curtis Garland

Intriga, Novela, Policial

Abdullah Hakim nunca había sido un fanático. Era un hombre, por el contrario, totalmente equilibrado, sensato y nada extremista. Cierto que trabajaba en pro del reconocimiento palestino por el Gobierno de Israel, porque ésa era no solamente su obligación como político árabe, sino también su propia y personal convicción como miembro de una raza que él consideraba sojuzgada y oprimida. Pero sus medios combativos jamás habían pasado de demandas ante las Naciones Unidas, requerimientos legales y procedimientos jurídicos ante Tel-Aviv, buscando una entente cordial en los territorios ocupados y una posible paz futura en la zona más conflictiva del mundo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1633. La chica de los diez millones, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Era una chica preciosa, con las redondeces justas en los sitios apropiados. Tenía el pelo del color del trigo maduro y sus pupilas parecían hechas de un trocito de cielo al amanecer. Como hacía buen tiempo, vestía un traje estampado, de manga corta y escote moderado, que la confería un aspecto realmente seductor. Fay Rohrman era el más claro ejemplo de la vitalidad y frescura juveniles. Además, ella se sabía con una salud perfecta. Desconocía qué era siquiera una tableta de analgésico. Aparte de las dolencias propias de la infancia, jamás había estado enferma. Ni siquiera sabía qué era un mal resfriado y, si hubiera sido por ella, los dentistas se habrían arruinado.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1635. Ella no existía, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

Había dejado de llover poco antes. Era habitual en otoño que aquella región registrase lluvias, incluso bastante más intensas y prolongadas que la de aquella madrugada y primeras horas de la mañana. Los charcos reflejaron la tibia claridad solar, entre las nubes grises que aún flotaban sobre el verde paisaje de Staffordshire. La tierra, húmeda y fangosa, se veía en el serpenteo de los caminos que se perdían entre brezos, matorrales y bosquecillos, o entre los setos de las aisladas mansiones y granjas de la región. En el pináculo de algunas torres de fincas de labranza o de cría de ganado, las veletas giraban intermitentemente con los soplos de la brisa matinal. Caballos y reses empezaban a asomar sus cuerpos marrones o blancos por entre el verdor lujurioso de la hierba en los amplios pastos.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1636. ¡Mata, si quieres vivir!, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Eran siete las personas que se encontraban en la habitación, cuyas cortinas, de espeso terciopelo rojo, estaban corridas sobre los amplios ventanales. Sólo una lámpara, situada en un rincón, daba luz a la estancia, dirigiendo su haz principal de rayos hacia determinado punto. Había una mesa semicircular y siete sillas. Frente a la mesa se veía otra silla. Cinco de las personas eran hombres. Había dos mujeres.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1638. Modelo para un asesinato, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Medio año más tarde, Falk regresó al hogar y empezó a preguntarse qué podría hacer a partir de aquel momento, puesto que había gastado un tercio del dinero heredado y el que le quedaba no era suficiente para vivir de renta, a menos que tuviese vocación de cartujo y viviese como tal. No le corría prisa encontrar un trabajo, pero sabía que no siempre iba a estar mano sobre mano.’ Se preguntó si valdría la pena matricularse en alguna escuela de arte. Siempre había tenido gran facilidad para el dibujo y algunos de sus trabajos eran de verdadero mérito. Además, poseía una memoria fotográfica y era capaz de reproducir fielmente el rostro de una persona, aunque hubiese pasado mucho tiempo desde la última vez que la vio. Mientras tomaba una decisión, pensó que no estaría de más darse una vuelta por el parque.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1640. Alias «el Reptil», de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

Howard Miller miró hacia atrás, preocupado. Era la primera vez que le sucedía algo así. Habitualmente, cuando él trabajaba, eran los demás quienes tenían que mirar a sus espaldas, pero no él. Experto en su tarea, frío profesional de cuerpo entero, jamás había sentido la impresión de verse perseguido, vigilado. Ésta era una sensación rara, insólita para él. Y acababa de sentirla. Por supuesto no vio nada. Ni a nadie. La calle aparecía totalmente desierta, y las ventanas herméticamente cerradas en ambos lados de la misma. Sin embargo, la sensación continuó, inexplicable. Seguía sintiéndose observado.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1643. Cabeza de oro, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Estaba en el extremo menos concurrido del gran parque, esperando a alguien, cuando, de pronto, vio llegar un coche negro que se detuvo junto a un espeso grupo de palmeras. Un hombre se apeó y miró a su alrededor con ojos de curiosidad. Justin Donahue quería dar una sorpresa a la dama a quien aguardaba y por dicha razón se hallaba escondido tras un enorme macizo de buganvilias. Pero la dama, haciendo honor a todos los tópicos sobre el retraso crónico de las mujeres en llegar a una cita, se retrasaba más de lo conveniente. Donahue le concedía solamente quince minutos más; si no había llegado en ese plazo, se marcharía y no volvería a verla en los días de su vida. Otro individuo apareció, caminando apaciblemente por el sendero de la derecha. El primero se volvió, le divisó y pareció ponerse nervioso.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1645. Nuestro hombre en Tampico, de Adam Surray

Novela, Intriga, Policial

De entre los Estados Unidos Mexicanos existe uno denominado Tamaulipas, cuya capital es Ciudad Victoria. Y dentro del estado de Tamaulipas se encuentra la bella ciudad de Tampico. A orillas del golfo de México, en la desembocadura del Panuco. Una zona productora de maíz, azúcar y tabaco. También pesca y ganadería. Otra de las fuentes de riqueza es el puerto de la ciudad. Uno de los más importantes puertos mexicanos. Al puerto de Tampico arriban la mayoría de los barcos procedentes del extranjero. Los habitantes de Tampico, algo más de los cien mil, viven felices. Unos más que otros, como en todas partes. El hombre más feliz de Tampico no es ciudadano mexicano, sino súbdito norteamericano. Su nombre es Barry Shatner.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1647. Me maté a mí mismo, de Curtis Garland

Intriga, Policial, Novela

Una ambulancia misteriosa penetra en un área restringida. En una celda del corredor de la muerte un preso espera su fatal destino. El preso sólo puede evitar su fatal destino haciendo de donante al agente de la CIA que va en la ambulancia. La suplantación de identidad va más allá de lo que se le puede exigir incluso a un condenado a la pena máxima.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1650. Nido de espías, de Clifford Hilton

Novela, Intriga, Policial

Lorna era una de aquellas mujeres con las que uno sueña en las noches solitarias de tormenta. Tendría veinticuatro o veinticinco años, era pelirroja de ojos azules, nariz pequeña y algo respingada, labios carnosos y sensuales. Mediría un metro sesenta y cinco y cada centímetro de su piel era una verdadera obra maestra. Sus pechos eran exuberantes, su cintura estrecha y sus caderas ondulantes. Sus piernas estaban perfectamente contorneadas y tenía todos aquellos ingredientes capaces de volver bizco a un ciego. Estaba tumbada sobre la cubierta del yate dejando que el sol broncease su deliciosa piel. Envidié al sol. Cuando me vio subir por el puentecillo del barco, se puso de pie y me quedé sin respiración. Llevaba un diminuto bikini que no le cubría más que lo imprescindible. —Buenos días, señor Haden. Respondí al saludo lo mejor que pude.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1652. Vegetales asesinos, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

Matar era su oficio. Y era un buen profesional. De los mejores. Frío, eficiente, seguro de sí mismo, lúcido y práctico. Parecía un ejecutivo, elegante y de inmejorable presencia. Un buen traje gris azulado, de impecable corte, maletín plano de aluminio recubierto de piel, gafas de sol con montura metálica, aire impersonal y sonrisa fácil. Justo lo que cualquier empresa espera de un buen empleado; lo que cualquier cliente desea de aquella persona con quien ha de tratar de negocios. Sin embargo, no se dedicaba a seguros de vida ni a vender terrenos o fincas. Tampoco representaba a ninguna firma de automóviles o de joyería. Ni tan siquiera a una entidad bancaria o a una firma de ventas a plazos. Su trabajo era asesinar. El crimen era su profesión.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1658. La sargento Brown, culpable de asesinato, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

A lo peor, uno se ha pasado la vida hasta los treinta y tantos años yendo de un lado a otro y conociendo chicas bonitas, pero todo se reduce siempre a la misma monotonía del sexo por el sexo, lo que, sin ser desagradable ni mucho menos, llega a resultar de lo más aburrido. Y entonces se llega a la conclusión de que todas las mujeres son iguales, que siempre ofrecen lo mismo, y que, por tanto y en definitiva, lo mismo da una que otra, puestos a satisfacer ciertas necesidades. Sí, por bonitas que sean, llega el momento en que uno piensa que lo mismo da una que otra. Mas de pronto, un buen día, ¡zas!, uno ve una mujer determinada, y entonces siente como si le acabasen de disparar un cañonazo en pleno estómago, y nota una cosa rara en las piernas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1661. Disparo de ida y vuelta, de Clark Carrados

Novela, Policial, Intriga

Caminaba tranquilamente por la calle, cuando oyó el chirrido de los neumáticos del coche que arrancaba a toda velocidad. Un oscuro instinto le hizo saber que algo iba a ocurrir y saltó lateralmente, a fin de buscar refugio en algún lugar de relativa seguridad. Mientras lo hacía, volvió la cabeza y divisó al coche que se acercaba, acelerando brutalmente. Junto a él, una mujer gritó y tiró de ella casi sin saber lo que se hacía. Un paso más adelante encontró el refugio de un portal y trató de aplastarse contra la pared, notando que algo blando le impedía tocarla. En el mismo instante, empezaron a sonar los disparos. Percy Boles volvió la cabeza y vio la boca del arma que emitía unos pálidos fogonazos. En la acera, a dos pasos de distancia, un hombre empezó a saltar de un modo ridículo. Los saltos concluyeron cuando el individuo se desplomó al suelo. El coche de los agresores huyó a toda velocidad. Por todas partes sonaban gritos y se veían muchos cuerpos de personas tendidas en el suelo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1662. Buscando a Jennifer, de Adam Surray

Novela, Intriga, Policial

Faltaban menos de quince minutos para la emisión del programa de mayor audiencia de la KSM. El show de Barry Gammon. Ya todo preparado. Estudio, cámaras, decorados, artistas invitados… —¡Señor Gammon! ¡Señor Gammon! Barry Gammon, sentado tras la mesa de su despacho, ordenaba en una carpeta los papeles que marcarían la pauta en aquel nuevo programa. Gammon siempre improvisaba, pero alguno de los personajes a entrevistar no aceptaba aquel juego y solicitaba un cuestionario previo. Luego, en pantalla, eran dominados por el cínico y punzante Barry Gammon. Con gran regocijo de los telespectadores.