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Bolsilibros - Salvaje Texas 662. Rastreadores, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Volvió la tranquilidad a la fiesta con la marcha de Shelby, y los vaqueros se disputaban el honor de bailar con Laura. Uno de los que la invitaron fue Rock. Ella no se atrevió a decir que no quería bailar con él, pero lo hizo a disgusto y no habló una sola palabra. —No debe guardarme rencor —dijo Rock—. Eran órdenes de Esther. La he conocido hace tiempo. Ahora está furiosa conmigo y con usted. Debe tener cuidado con ella, porque no es buena. Laura miró a Rock y desde ese momento le pareció más agradable el capataz.


Bolsilibros - Salvaje Texas 671. La frontera de la ley, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

MAX TAYLOR echó pie a tierra al llegar frente a la oficina del sheriff de Safford, en territorio de Arizona. Taylor dio la sensación de no tener prisa. Y también de no dejarse impresionar por la curiosidad que su presencia despertaba entre las gentes, hombres y mujeres en su mayoría, que transitaban por la calle. Bastantes de los hombres iban de uniforme. Del ejército federal, que había quedado vencedor no hacía aún dos meses sobre las tropas sudistas, mandadas por el general Lee. El ambiente en Safford era muy diferente del que había dejado Max años atrás, cuando había partido para incorporarse al ejército del Norte como simple voluntario. Max, por tanto, pertenecía al bando vencedor.


Bolsilibros - Salvaje Texas 676. Caminos de violencia, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

Douglas Morrison presintió el encuentro. Y se dispuso a intervenir, abandonando su tranquila mesa en el café, restaurante y cervecería de Betsy Flanagan. Douglas conocía bien a Terry Payton, el más duro de los capataces del hacendado Herbert Scott. Y no conocía bien a William Mac Donald. Pero se había formado Morrison una idea bastante justa de lo que era la tenacidad de aquellos agricultores que iban llegando dispuestos a transformar el Oeste. William Mac Donald salía del almacén general de Caleb Potter, en el que había comprado alambre espinoso, entre otras cosas. Lo había comprado para cercar con él su propiedad.


Bolsilibros - Salvaje Texas 687. A un ranger no se le engaña, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

Devils River era un pequeño poblado situado al oeste de Texas, en un lugar no muy distante de la divisoria con México. Carecía de importancia; su censo vecinal apenas si excedía de un par de cientos de vecinos y si poseía alguna importancia era porque el ferrocarril, procedente de San Antonio con dirección a El Paso, pasaba por su pequeña estación y era la única línea férrea que unía el centro con la divisoria de México. Los viajeros que solían tomar el tren en dicho poblado eran contadísimos. Muchos días no hacía acto de presencia ningún viajero y solamente los trenes de mercancías solían parar el tiempo necesario para descargar los bultos y cajones destinados al suministro de aquella parte de la región. Por esta causa, el personal perteneciente a la estación era escaso. Un jefe de tercera y dos mozos que se relevaban salvo cuando el exceso de mercancías precisaba una mayor atención para su descarga.


Bolsilibros - Salvaje Texas 692. Del infierno a la gloria, de Fidel Prado

Aventuras, Novela

El hambre y el frío intenso que hacía en las alturas de los Montes Guadalupe, al noroeste de Texas, habían obligado a Waxey Kesner a abandonar su refugio y a descender al llano, exponiéndose a ser capturado por algún sheriff de los que batían el terreno buscando los dispersos restos de la banda de «Bob, El Guapo», famosa cuadrilla de abigeos que había traído en jaque a las autoridades durante bastante tiempo. Una afortunada operación de los rangers había sorprendido a la cuadrilla conduciendo una valiosa punta de ganado camino del Río Grande y había mantenido con ella un furioso tiroteo. El resultado fue la muerte de Bob y de cinco de sus hombres y la huida del resto de la banda, que se dispersó como mejor pudo eludiendo la intensa búsqueda de las autoridades.


Bolsilibros - Salvaje Texas 694. El rancho vacío (2ª Ed.), de Clark Carrados

Aventuras, Novela

El hombre que se apeó aquel día de la diligencia en Kopperton era joven, bien parecido y vestía con singular elegancia. Daba la sensación de ser muy atractivo para las mujeres, aunque alguna tal vez demasiado exigente, le hubiera encontrado el defecto de la falta de unos centímetros de estatura. Mark Jarvidge contempló el panorama urbano de Kopperton con evidentes señales de desánimo, pese a la sonrisa que flotaba en sus labios. «A qué inmundo villorrio he venido yo a parar por mi mala cabeza», se dijo, mientras se apoyaba un tanto en el costoso bastón de ébano, con una bola de marfil por empuñadura, indiferente a la curiosidad de los pueblerinos que se agolpaban en las inmediaciones del parador, como cada vez que llegaba una diligencia. Un empleado de la compañía de diligencias bajó su equipaje y lo dejó en la acera a sus pies.


Bolsilibros - Salvaje Texas 694. El rancho vacío, de Clark Carrados

Novela, Aventuras

MARK JARVIDGE no cometió la tontería de atacar con fuego de rifle la casa. Desde la entrada del patio a la fachada principal había unos sesenta metros, distancia exigua para un mediano tirador, pero las balas de rifle poca mella harían en un edificio de sólidas paredes. Jarvidge había pensado en ello.


Bolsilibros - Salvaje Texas 695. Guía de caravanas, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

GILBERT CRANE había ganado unos dólares, muy pocos. Y abandonó la partida a la vez que decía a sus amigos: —¡Sois unos roñosos y no juego más con vosotros! —¡Pero tú has ganado! —gritó uno. —Pero he ganado poco. He tenido buenos naipes, he jugado bien ¿Y todo para qué? Para doce miserables dólares. Los dejó sobre el mostrador y se dirigió al cantinero, Larsen el Bizco.


Bolsilibros - Salvaje Texas 700. Cinco pares de revólveres, de Clark Carrados

Novela, Aventuras

Luis García Lecha (Haro, La Rioja, 11 de junio de 1919 - Barcelona, 14 de mayo de 2005), fue un novelista y guionista de cómic español. Funcionario en excedencia, fue uno de los más fecundos escritores de literatura popular o de kiosco española (bolsilibros). Compuso dos mil tres novelas largas de gran variedad de géneros, casi seiscientas de ellas de ciencia ficción, para editoriales especializadas en este tipo de literatura, fundamentalmente de Barcelona, donde estuvo viviendo, como Toray, Bruguera, Ediciones B, Editorial Andina y Ediciones Ceres. Cultivó también el western, el género bélico, el policíaco y el de terror y usó los seudónimos de Clark Carrados, Louis G. Milk, Glenn Parrish, Casey Mendoza, Konrat von Kasella y Elmer Evans.


Bolsilibros - Salvaje Texas 707. Imperio de truhanes, de Alf Regaldie

Novela, Aventuras

Alfonso Arizmendi Regaldie (San Cristóbal de la Laguna, Islas Canarias, (España), 1911 - Valencia (España) 2004), más conocido por el seudónimo Alf Regaldie formado con la abreviatura de su nombre y con su segundo apellido, de origen francés, aunque también utilizó el de Carlos de Monterroble. Aunque nació en la localidad canaria de San Cristóbal de la Laguna, durante la mayor parte de su vida residió en Valencia, por lo que se le puede considerar con toda justicia miembro de pleno derecho de la escuela de ciencia-ficción valenciana. Al igual que ocurrió con otros muchos contemporáneos suyos, tuvo la desgracia de verse atrapado en la vorágine de la Guerra Civil española, participando como combatiente en el bando republicano. lo que le acarreó, como es fácil suponer, serias dificultades una vez acabada la contienda, llegando a estar encarcelado por ello durante siete años.


Bolsilibros - Salvaje Texas 708. El hombre de oro, de Clark Carrados

Novela, Aventuras

Los hombres estaban en torno a la hoguera del campamento, alegres y jubilosos. Celebraban su buena suerte. Habían conseguido la fortuna. Reían y charlaban satisfechos. Algunos cantaban, acompañados por la armónica que tocaba uno de ellos. Largos meses de penalidades sin cuento habían desembocado en la riqueza de todos aquellos hombres.


Bolsilibros - Salvaje Texas 713. Los lobos se muerden, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

Bob Bames detuvo su caballo cuando llegó a la vista de la cabaña de Tom Bowie. Parecía cerrada y tal vez lo estuviese. En la puerta se hallaba colgado el cartel que el veterano cazador dejaba cada vez que se ausentaba, indicando el lugar en donde se le podría encontrar en caso de necesitarle. Pero Bob sabía que había gente dentro. Posiblemente, y sería lo peor, estaría el mismísimo Tom Bowie. ¿Vivo? ¿O habrían terminado con él? Porque Bowie no estaría solo.


Bolsilibros - Salvaje Texas 724. Procesión de féretros, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

—¿Se sabe ya quién ha sido elegido sheriff? 
—Ahora mismo han traído la noticia, excelencia. Stanley Red. 
—¿Es posible…? 
—Es lo que acaba de decir el periodista. 
—No comprendo a esta ciudad. De verdad. Y por lo que oigo, todos se equivocaron. 
—No se podía esperar una cosa así. 
—Pero ha sucedido, ¿no? 
—En efecto.


Bolsilibros - Salvaje Texas 727. Descanso accidentado, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Monty Anderson, abstraído en sus problemas y recuerdo, caminaba como un sonámbulo por una de las calles de Laramie. 
Y lo hacía por el centro de la calzada, llevando el caballo tras de él como si se tratara de un perro. La brida sobre el cuello del animal. 
Estaba cansado de cabalgar y necesitaba hallar habitación en un hotel para poder dormir por lo menos veinticuatro horas seguidas. Pensamiento que le hacía sonreír. 
Había pasado ante cinco hoteles por lo menos, pero como iba distraído no se daba cuenta de ello.


Bolsilibros - Salvaje Texas 750. Imperio de buitres, de Gordon Lumas

Aventuras, Novela

Ken Malloy se rascó la nuca, perplejo. Cameron espoleó a su montura y reanudó la perezosa marcha. Tras unos instantes de indecisión, Malloy le siguió sacudiendo la cabeza de un lado a otro con pesar. Siguieron por el polvoriento sendero más de una hora en completo silencio. Cada uno sumido en sus propias meditaciones, que discurrían por caminos diametralmente opuestos. Fue Cameron quien gruñó de pronto, deteniéndose: —Te apuesto que nos hemos extraviado.


Bolsilibros - Salvaje Texas 770. El monumento al muerto, de A. Rolcest

Aventuras, Novela

Había pasado la noche en una cabaña, cuando muy cerca tenía una casa. Tanto la casa como la cabaña le pertenecían. Pero Neg Hogan decidió descansar en aquel rústico refugio, porque le traía mejores recuerdos. En la casa habrían despertado cosas que Neg deseaba permaneciesen dormidas, especialmente las que se referían a sus padres, a sus penosas discusiones. Todo eso debía quedar de momento bajo la nieve. De noche había entrado en la cabaña.


Bolsilibros - Salvaje Texas 789. El rancho codiciado, de Alf Regaldie

Aventuras, Novela

Johnny Hondo se detuvo a la puerta de la cantina de la estación del ferrocarril, de Socorro, en territorio de Nuevo México. El tren había llegado ya, y el pasaje que se había apeado y que debía seguir viaje en diligencia, se había refugiado en la cantina a la cual debía acudir la diligencia que un par de horas más tarde tenía que emprender viaje en dirección a Springerville, en territorio de Arizona Johnny sabía que encontraría en la estación a la rubia Glenda B. Garson, a la cual conocía, aunque ella no le conocía a él. Y sabía también que con Glenda debía estar el pequeño Robert A. Garson, hermano de madre de la rubia Glenda, y el cual, según los cálculos de Johnny, debería tener de once a doce años.


Bolsilibros - Salvaje Texas 792. El retorno de Ned, de Alex Colins

Novela, Aventuras

Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros son historias de vaqueros e indios. De las novelas que se sintió menos satisfecho fueron las románticas, de las que solo escribió tres títulos. A partir de 1960 comenzó a escribir novelas policíacas y, ya de forma tardía, a partir de 1972, historias de terror. Orviso trabajó, sobre todo, para la editorial madrileña Rollán y, posteriormente, con la heredera de los fondos de ésta, Andina, que reeditó buena parte de los libros de Fred Hercey. También publicó con la poderosa Bruguera (un total de 82 títulos, como Alex Colins), y, de forma más esporádica, con las editoriales Toray y Castellana.


Bolsilibros - Salvaje Texas 811. El valor de un revólver, de Gordon Lumas

Novela, Aventuras

Gordon Lumas es uno de los seudónimos utilizados por José María Lliró Olivé. También utilizó los ALIAS, FIRMAS, SEUDÓNIMOS: Buck Billings, Clark Forrest, Delano Dixel, Gordon Lumas (A veces, Gordon C. Lumas), Marcel D’Isard (grupal), Max (a veces, Mike) Cameron, Mike Shane, Milly Benton, Ray Brady, Ray Simmons (a veces, Simmonds), Ricky C. Lambert, Sam M. Novelista de variados registros, durante la dictadura franquista convirtió la novela de bolsillo en “novela de acción reportaje”, narrando en forma de ficción, los acontecimientos reales que sucedían en Barcelona, durante tiempos de brutal represión y feroz propaganda.


Bolsilibros - Salvaje Texas 822. Densos nubarrones, de Alex Colins

Novela, Aventuras

Fernando Alejandro Orviso Herce nació en Logroño en 1926, donde también falleció en 2007, a los 81 años.De la producción total de Fernando Orviso Herce, la mitad de los libros son historias de vaqueros e indios. De las novelas que se sintió menos satisfecho fueron las románticas, de las que solo escribió tres títulos. A partir de 1960 comenzó a escribir novelas policíacas y, ya de forma tardía, a partir de 1972, historias de terror. Orviso trabajó, sobre todo, para la editorial madrileña Rollán y, posteriormente, con la heredera de los fondos de ésta, Andina, que reeditó buena parte de los libros de Fred Hercey. También publicó con la poderosa Bruguera (un total de 82 títulos, como Alex Colins), y, de forma más esporádica, con las editoriales Toray y Castellana.