Su única salida era aceptar
Era el trato más sencillo del mundo. Lo único que Allison Landry tenía que hacer era salir con el magnate informático Rick Hunter durante unos meses. A cambio, él la ayudaría a financiar su organización benéfica. ¿Cómo iba ella a negarse? Sobre todo, cuando se trataba del hombre más atractivo que había visto jamás.
Rick tenía una merecida reputación de soltero recalcitrante. Sin embargo, si seguía comportándose como un playboy, perdería el único hogar que había conocido. Y Allison encajaba a la perfección en su plan, pues ninguno de los dos buscaba una relación estable. Aunque la joven pronto le haría soñar con un futuro juntos...
¿Quién querría matarla? Había mucha gente en Serenade con motivos para matar a Teresa Donovan, pero todos pensaban que su exmarido, Cole, era el asesino. Todos salvo la agente del FBI Jamie Crawford. Aunque la atracción que había entre ellos amenazaba su objetividad, su infalible instinto le decía que el magnate inmobiliario era inocente. El desastroso matrimonio de Cole había arruinado su confianza en las mujeres, pero al conocer a Jamie su armadura protectora comenzó a derretirse…
¡De boda… con su jefe! Hannah estaba deseando volver a casa para la boda de su hermana, pero apenas podía considerarlo unas vacaciones porque para investigar un nuevo programa de televisión… ¡su jefe había decidido ir con ella! Hannah no quería que el pícaro Bradley Knight fuera su acompañante en la boda. Llevaba enamorada secretamente de Bradley desde que había empezado a trabajar para él, y por eso pasar el fin de semana a su lado era algo demasiado íntimo como para hacerla sentirse cómoda. Y más aún cuando descubrió que él había reservado la suite del ático para que la compartieran…
¿Cómo que estoy detenida?
Sarah Connelly, madre adoptiva de un bebé de cuatro meses, no podía creer que el hombre del que había estado tan enamorada estuviese metiéndola en un calabozo. El comisario Patrick Finnegan prometía sacarla de aquel aprieto, pero su confianza en él había desaparecido cuatro años atrás. Aun así, estar con aquel hombre tan imponente hacía que su pulso se acelerase...
Finn sabía de corazón que Sarah no había asesinado a Teresa Donovan, pero no podía pasar por alto las abrumadoras pruebas en su contra, ni el deseo que sentía por ella. De modo que tenía dos tareas urgentes: encontrar al verdadero asesino y convencer a la mujer de su vida para que le diese una segunda oportunidad.
¿Podría la hermana del sheriff llegar a tener algo con un expresidiario?
Tras salir de la cárcel, Justin Dillon había decidido vivir su vida sin preocuparse del futuro. Pero todo cambió cuando una mujer a la que apenas recordaba apareció en la ciudad para dejar a su cuidado a un niño de siete años, asegurándole que era su hijo.
Si no se sentía preparado para ser padre, menos aún lo estaba para iniciar una relación con su compañera de trabajo. Aunque, por mucho que la evitara, parecía encontrarse con Gina Steele a cada paso que daba. La joven había pasado toda su vida demasiado centrada en sus estudios para vivirla de verdad, pero Justin había cambiado todo eso con un solo beso.
El vecino de al lado
Eve Easton tenía una especial precaución con los vecinos porque su ex marido se había marchado con la vecina de al lado. Se había mudado a otra ciudad, en otro estado… solo para descubrir que su vecino era la segunda víctima del fiasco: el agente del FBI Derek Roland, el alto, moreno y apuesto ex marido de la mujer por la que su ex la había dejado.
En lo que se refería a los vecinos, su intención era alejarse todo lo posible, pero en aquel caso no le resultaba fácil respetar esas normas y, aparentemente, a Derek le pasaba lo mismo. Paradójicamente, los dos habían viajado kilómetros y kilómetros para encontrar lo que estaban buscando justo en la casa de al lado.
No podía decirle que estaba embarazada hasta que él no dijera que la amaba… Starr Bravo no encontraba el modo de decir que estaba embarazada. Seguramente porque, aunque llevaba enamorada de Beau Tisdale desde los dieciséis años, los dos habían estado de acuerdo en que lo suyo no había sido más que un romance de verano; cuando llegara septiembre, cada uno seguiría su camino… ella volvería a su sofisticado empleo en Nueva York y él a la vida en el rancho. Pero cuando ya era demasiado tarde, Starr se dio cuenta de que la vida que ella deseaba estaba allí, junto a Beau y el hijo que esperaban. Tenía que encontrar las palabras para comunicárselo antes de que el bebé lo hiciera por ella.
Una vez creyeron que su amor sería eterno…
Bobby Winslow siempre había sido veloz, pero, a pesar de las carreras que había ganado, el sexy piloto nunca conseguía alcanzarla. Leeann Harris era su amor del instituto, la que le había partido el corazón cuando lo abandonó por los focos y el destello de los flashes para ser modelo en Nueva York.
Ahora que ambos habían vuelto a su pueblo para curar sus heridas, quizás se dieran cuenta de que lo que habían estado buscando había estado siempre allí.
Marnie Jones no había dejado de viajar desde que su novio de siempre la había dejado plantada; pero cuando llegó a Texas y se topó con el sexy y rebelde Jericho Bravo, empezó a encontrar todo tipo de motivos para quedarse. Por desgracia para ella, él no era de la misma opinión. Jericho estaba logrando que Marnie volviera a creer en las segundas oportunidades, en que él era el hombre con quien quería sentar cabeza. De momento, ya había conquistado su corazón; sólo faltaba saber si aquel hombre orgulloso, precavido y solitario estaría dispuesto a arriesgar el suyo.
Sé mi esposa. El príncipe Rule había viajado a Estados Unidos por un asunto familiar de verdadera importancia. Y no se iba a ir hasta que conociera a Sydney O’Shea, la madre de su hijo. Rule no esperaba que la abogada de Texas lo volviera loco de deseo; pero en cualquier caso, la ley de Montedoro lo obligaba a casarse antes de los treinta y tres años si no quería perder su herencia y su título. Y se le ocurrió la solución perfecta, casarse con Sydney. Ya tendría tiempo, después, de decirle toda la verdad. Si es que se la decía.
Los días eran abrasadores en el rancho Skylance, ¡pero las noches eran aún más calientes!Diana Palmer, autora best seller del New York Times y del USA Today, lleva a sus lectores a Branntville, Texas, para relatarnos la historia de Cort Brannt.Las mujeres entraban a raudales en la vida del heredero del rancho Skylance, pero el guapo lobo solitario se deshacía de ellas enseguida. Hasta que una vecina hermosa y vivaracha se cruzó en su camino. ¿Habría encontrado el soltero más codiciado de Branntville la horma de su zapato?
¿Por honor y también por amor? El frío y distante Alexander Bravo-Calabretti era el último hombre con el que la princesa Liliana de Alagonia habría querido casarse. Pero después de un encuentro apasionado que ninguno de los dos había planeado, se dio cuenta de que estaba embarazada y sus familias sólo iban a aceptar una solución posible a esa situación: que ambos se casaran de manera rápida y secreta. Alex había accedido a casarse con Lili por el bien del bebé; no había otra opción cuando estaban en juego el futuro del trono de Alagonia y el honor de los príncipes. Pero poco tiempo después, cuando representaba el papel de recién casado feliz para que la prensa los creyera enamorados, se dio cuenta de que deseaba que aquello pudiera ser real.
¿Marido de fin de semana o para toda la vida?
Haciéndose pasar por marido, Tate era muy profesional. No tenía que esforzarse mucho para mantener la farsa durante unos días, y mucho menos por una amiga como Kim Banks. ¿Cómo iba a decirle que no a esa chica tan guapa de ojos color miel?
Pero lo que empezó como una alocada aventura finalmente le hizo adentrarse en un territorio desconocido. De repente, ese matrimonio de mentira destinado a guardar las apariencias comenzó a parecer muy real y agradable… para los dos. ¿Se convertiría el soltero de oro en un hombre de familia después de todo?
¿Podría volver a amarla? Morgan Kerr sabía que su exprometido, Adam Quinn, no quería saber nada de ella. Dos años atrás, el duro mercenario la había dejado, convencido de que lo había traicionado. Sin embargo, habían asesinado a su mejor amiga y su padre quería encerrarla en un hospital psiquiátrico, así que necesitaba la ayuda y el perdón de Quinn. Quinn accedió a ayudarla a regañadientes. Sabía que Morgan no estaba loca, pero no quería volver a dejarse cautivar por ella. A pesar de todo, la pasión que siempre los había unido no tardó en despertar y la investigación se volvió aún más peligrosa.<
Molly O’Dare se había prometido que en su vida jamás le pasaría lo que a su abuela y a su madre. Ellas ya habían tenido esa terrible experiencia y Molly no estaba dispuesta a repetirla. Ella no tendría un hijo siendo soltera ni estando sola. Sin embargo, ahora estaba embarazada, estaba esperando un hijo de Tate Bravo, el mismo hombre prepotente que pensaba que el pueblo era suyo. La pasión secreta que compartían los unía, pero la insistencia de Tate de que se casaran los separaba inevitablemente. Hasta que, con la ayuda de la entrometida madre de Molly, Tate ideó un plan para conseguir casarse con ella antes de que naciera el bebé. Él no sólo le pedía que se casaran, más bien se lo exigía. Entonces, ¿cómo se resolverá el tema?
Aquel regalo de Navidad había llegado del pasado. Arabella Bravo-Calabretti había llegado a Elk Creek, Montana, con un secreto que contar y un trabajo que hacer y, como buena Bravo, lo haría bien. Antes de dejar al hijo de su mejor amiga con el padre del niño pasaría la Navidad con los dos para estar segura de que el ranchero Preston McCade estaba listo para ser el papá de Ben. ¿Pero era ésa la verdadera razón por la que se quedaría allí? Preston y ella pertenecían prácticamente a planetas distintos y, aun así, la atracción era innegable.
Los Calabretti se casaban por deber, pero los Bravo-Calabretti lo hacían por amor. Rhia nunca había superado su ruptura con Marcus. Y, de repente, se lo encontró prácticamente pegado a ella. Un sueño hecho realidad… o una pesadilla. Ella era una Bravo-Calabretti y él un vulgar guardaespaldas que nunca pertenecería a su clase. Jamás podrían ser iguales. Pero una aciaga noche que debería haber culminado con la separación definitiva entre ambos, dio lugar a otra cosa: a un bebé. Marcus insistió desde el principio en que ningún hijo suyo se criaría sin un padre, aunque Rhia tenía sus propias condiciones…
¿Quién estaba curando las heridas de quién? A Devlin Murphy le estaba costando recuperarse de aquel accidente de helicóptero que le había dejado cicatrices, y no solo físicas, pero había alguien en Destiny que tal vez pudiera ayudarle: una joven llamada Tanya Reeves. No era que le gustasen los métodos de Tanya, como la acupuntura, aunque había algo en ella que lo volvía loco. Por su parte, Tanya no podía creérselo cuando se encontró con aquel ligue del pasado, y aún menos que Dev no la reconociese. Sin embargo, lo más surrealista era que la historia estaba volviendo a repetirse con aquel hombre al que era incapaz de resistirse.
Alice quería todo lo que Noah podía darle, y no estaba dispuesta a conformarse con menos. Alice Bravo-Calabretti debía aprender a comportarse como una auténtica princesa. Se acabaron las escapadas que terminaban apareciendo en la prensa. Sin embargo, el nuevo mozo de cuadra parecía que iba a convertirse en otro motivo de escándalo. Sus intensos ojos azules y su sensual sonrisa podían ser toda una tentación para una princesa. ¡Hasta que Alice descubrió que aquel mozo de cuadra era, en realidad, un magnate estadounidense que quería casarse con una princesa! Alice era todo lo que Noah Cordell había deseado en una esposa. Pero su principesca rompecorazones se negaba a darle el sí hasta que él renunciara a su secreto mejor guardado…
La sola presencia de Lori le impedía trabajar en todo lo que no fuera idear maneras de cautivar su corazón… Lori Hanson había ido a Whitehorn para empezar una nueva vida… y no para caer enamorada de su jefe. Porque no quería volver a arriesgar su corazón, y su vida, por un hombre. Además, Josh Anderson era demasiado atractivo, demasiado bueno y… demasiado peligroso. Bueno porque se preocupaba por ella. Peligroso porque le hacía desear a ella preocuparse por él. La tentadora recepcionista de Josh tenía secretos y miedos que la acosaban, lo que provocaba en él un deseo irresistible de acunarla en sus brazos y cuidarla. De acuerdo, no era eso todo lo que quería…