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Bolsilibros - Selección Terror 283. Cadáver-puzzle, de Adam Surray

Terror, Novela

La conversación entre consultante y presentador eran audibles en la sala.—Hola, Cathy…—Adelante, señor. ¿Cuál es su pregunta?—¿No recuerdas mi voz, muñeca?En el bello rostro de Cathy Ross se borró paulatinamente la sonrisa. Sus manos aferraron nerviosamente el audífono depositado sobre la mesa mediante el cual le pasaban las llamadas.—Por favor, señor —Cathy forzó una sonrisa—. Tenemos el tiempo muy limitado. Si no desea formular ninguna pregunta le ruego que…—Es una respuesta lo que quiero dar —interrumpió la voz—. Yo soy el número uno, muñeca. Digno de figurar con todos los honores en «La hora del crimen». Pronto lo demostraré. Ya he empezado a… trabajar. Avisa a la policía, Cathy. Y a la prensa. Incluso a las cámaras de la televisión. Acudid todos al 1.031 de Gavin Street. Apartamento 20C. He dejado allí un cadáver-puzzle.


Bolsilibros - Selección Terror 285. El día de la peste, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

No soy un hereje. Sabes que soy tan buen cristiano como tú y como todos nuestros vecinos y amigos. Además, en tierras del Señor de Falsborg, ¿quién nos iba a procesar por herejía? Él es el primer hereje de todos, el que se ha levantado contra el poder de nuestro rey Otón I de Alemania, y contra el Sacro Imperio. Niega a Dios y niega toda fe cristiana. Es un hereje. Más que eso: un malvado, un tirano sin conciencia, que permite que la maldita peste negra azote a sus tierras, a sus vasallos y sus soldados, sin mover un dedo por impedirlo. Allá arriba, encerrado en su maldito castillo inexpugnable, espera sobrevivir a la Muerte Negra, viendo cómo su feudo queda arrasado por el mal. Para él, los herejes somos los que creemos en el Señor y confiamos en Él, no los que a veces, llevados por la desesperación, maldecimos y blasfemamos. Él es la blasfemia viva, personificada en un hombre. En un hombre cruel, pervertido, caprichoso e indigno.


Bolsilibros - Selección Terror 288. «Miserere» por mí, de Curtis Garland

Terror, Novela

Para WarrenAshley, todo comenzó con aquella tormenta en pleno campo. Nunca pudo imaginar que el simple estallido lejano de un trueno, tras elcentelleo lívido de un rayo en la distancia, fuese a marcar inexorablemente suvida y su futuro, a sumergirle en una pesadilla alucinante, donde lo real y loirreal se fundirían, de tal modo, que sería imposible separar una cosa de laotra o distinguir entre ambas.


Bolsilibros - Selección Terror 289. La llama verde, de Clark Carrados

Terror, Novela

Repentinamente, un viento huracanado bramó en la habitación. La llama verde osciló con gran violencia, situándose en una posición casi horizontal, pese a lo cual no se apagó. Las paredes temblaron perceptiblemente.El cuerpo de Hyganczy sufrió un terrible estremecimiento. Sus ojos voltearon en las órbitas durante unos instantes, a la vez que se atirantaba la piel de su rostro. Sus manos se crisparon y los dedos se engarfiaron como garras de un felino. Los dientes crujieron y chasquearon como si fueran a romperse los unos contra los otros.Luego, Hyganczy volvió a la normalidad. La llama verde tornó a su posición vertical. El doctor dijo:—Ya estás en mí, Uhulghor. Ya soy tuyo y tú eres mío.—Sí —contestó una voz en lo más profundo de la mente de Hyganczy—, ya estoy dentro de ti. Tú eres mío y yo soy tuyo.


Bolsilibros - Selección Terror 291. El difunto quiere vengarse, de Adam Surray

Terror, Novela

John Joggerst…En elegante traje negro. El rostro con marcadas arrugas. Las pobladas cejas semiocultando los cerrados ojos. Los labios hundidos en mueca fijada por la muerte. Sus manos enfundadas en blancos guantes. En el dedo índice de la mano izquierda un valioso anillo. Un sello de oro representando la cabeza de un lobo. Los ojos eran dos brillantes de incalculable valor.Joggerst había dado orden de ser enterrado con ese anillo.Se cerró el ataúd.Los allí presentes respiraron aliviados.No resultaba agradable contemplar el cadáver de John Joggerst. Tenía algo extraño. La mueca de su rostro. Aquellas enguantadas manos… Algo imposible de definir, pero realmente sobrecogedor.La pesada losa de mármol aisló definitivamente a John Joggerst del mundo de los vivos.Ninguna lágrima.Nadie lloró.


Bolsilibros - Selección Terror 292. ¡Ha llegado Satán!, de Clark Carrados

Terror, Novela

Main cruzó el umbral. Sentado frente a la chimenea, en una silla de ruedas, con una manta escocesa sobre las rodillas, había un hombre con el rostro tan apergaminado como el de una momia. Apenas si quedaban ya cabellos en su cráneo y los ojos aparecían sin brillo, mortecinos. Main avanzó hacia el anciano y se detuvo a un par de pasos de distancia.—Sir Arnold, soy Spencer Main, el primer pasante de su abogado —dijo. Arnold Flandryn levantó la vista.—¿Ha traído el testamento? —preguntó.—Sí, señor. Lo tengo aquí, listo para la firma. El señor Hennill hubiera querido venir personalmente, pero su estado de salud es un poco delicado…—Sí, es tan carcamal como yo —dijo el anciano sarcásticamente—. ¿Está redactado el testamento de acuerdo con la carta que le envié?—Sí, señor.


Bolsilibros - Selección Terror 295. La succión de las mujeres-vampiro, de Curtis Garland

Terror, Novela

Llegó a espaldas de la rubia que fumaba, ajena a la presencia enigmática de la inquietante mujer. Alzó sus manos y las luces azuladas del vagón se reflejaron en unas uñas sorprendentemente largas y puntiagudas, afiladas como cuchillas.Después, lentamente, se inclinó hacia el cuello de la rubia, sin que ésta se moviera en ningún momento. Los labios se entreabrieron algo más y algo terrorífico asomó entre ellos.Unos afilados, largos, centelleantes incisivos.La mueca diabólica se hizo más cruel aún. La expresión del lívido rostro de la hermosa desconocida, cobró una más profunda perversidad. Los incisivos se fueron aproximando al blanco cuello, a la altura de su carótida. Las manos de uñas agudas se acercaron, como dos siniestras aves silenciosas, a los rubios cabellos de la viajera...


Bolsilibros - Selección Terror 296. La sangre del diablo, de Clark Carrados

Terror, Novela

Un trueno retumbó en las alturas. La lluvia repiqueteó furiosamente contra los cristales de las ventanas.Súbitamente, Nina vio aparecer un papel ligeramente humeante en las manos del hombre que aún permanecía en la penumbra.—Este es el contrato. Lo firmaremos con mi sangre —dijo Terry cavernosamente—. Dentro de una semana, vendré a pedirte diez mil dólares.—Estás loco…Una pluma, que goteaba rojo, apareció en la otra mano de Terry.—Firma —insistió.Por un momento, Terry creyó que Nina iba a picar. Súbitamente, la muchacha rompió a reír.—Tú no eres un demonio —exclamó.—Te equivocas…


Bolsilibros - Selección Terror 298. La momia viviente, de Adam Surray

Terror, Novela

Se inclinaron para deslizar la parte superior del sarcófago.Aunque sospechaban el contenido no evitaron una exclamación de asombro e incredulidad.En el interior yacía una momia.Con los brazos cruzados sobre el pecho en posición de Osiris.Hal McCormick rió ahora en sonora carcajada.—¡Amigos…! Quiero presentaros a la momia de Sheikan. Hijo de Zhairon, dios del Terror y de la Muerte.


Bolsilibros - Selección Terror 299. El lúgubre aullido de las lobas, de Clark Carrados

Terror, Novela

Delante de él había un animal colosal, de pelaje rojizo, con los dientes fuera, la cola casi recta, moviéndose levemente a derecha e izquierda, dando la sensación de que iba a atacarle de un momento a otro. Ashton se dijo que no había visto jamás un perro tan grande ni tan fiero.El can gruñía amenazadora mente. Los sonidos que brotaban de su garganta no eran demasiado potentes, pero ponían los pelos de punta.De pronto, Clarabelle emitió una orden:—¡Quieta, «Rena»! ¡Échate!El animal obedeció. Sus gruñidos cesaron en el acto. Clarabelle se acercó y sujetó la correa al collar.Ashton emitió una risita de circunstancias.—¡Je! Parece una loba…—«Es» una loba —dijo Clarabelle fríamente.


Bolsilibros - Selección Terror 300. La noche del reptil, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

Su alarido de horror infinito se estranguló en un estertor primero, en un horrible silencio después, cuando la forma de la noche cayó sobre él, le envolvió en un contacto mortífero, y un cuerpo frío y viscoso reptó sobre el yacente borrachín, en medio del sonido de una succión profunda y atroz, unida a un deslizamiento sinuoso, sutil, que mantenía electrizado al bosque entero, silenciado por el temor a la criatura llegada de lo desconocido.Momentos más tarde, la forma cautelosa se despegaba del lugar donde cayera Paulo Carlos. Era sólo un cuerpo inerte, bañado en sangre, el que quedaba allí, con sus huesos reventados, con el cuello quebrado, el rostro amoratado, la boca goteando sangre por la fractura de sus costillas y tráquea, por los desgarros brutales de unos pulmones que parecían haber sido expuestos al anillo mortal de un gigantesco reptil, de especie desconocida.Un reptil que ahora, extrañamente, se erguía sobre sí mismo, para dar la impresión de que caminaba como un ser humano, para sepultarse de nuevo en las insondables negruras de la selva amazónica.


Bolsilibros - Selección Terror 301. Las brujas deben arder, de Clark Carrados

Terror, Novela

—Se puso enferma hace dos semanas —gimió Hillings—. Estaba fuerte como un roble, fresca como una rosa… Nunca había tenido un solo dolor de cabeza…De pronto, Hillings lanzó una furiosa mirada hacia la casa que se divisaba a unos cuatrocientos metros, en lo alto de una colina que tenía en parte de cuyas laderas eran muy escarpadas. La casa, oculta por los árboles que la rodeaban, era apenas visible.Hillings blandió el puño coléricamente.—Ella, ha sido ella, la bruja de la Casa Alta. Ha echado mal de ojo a mi esposa…—Abe, no digas estupideces —exclamó el doctor Lorenz—. ¿Cómo puedes creer en tales cosas, en esta época?—Es una bruja, doctor. Debiéramos quemarla.


Bolsilibros - Selección Terror 304. El hombre de la capa roja, de Clark Carrados

Terror, Novela

El latigazo le hizo ponerse en pie de un salto. Otro látigo se enroscó en torno a su cintura. Los ladridos se hicieron más furiosos.Enloquecido por el miedo y azuzado por un par de latigazos más, Tellsbury echó a correr. Era hombre joven todavía y se conservaba en buenas condiciones físicas. Mientras corría a través del bosque cercano, pensó que tal vez podría esquivar a los cazadores y a la jauría…De repente, sonaron las trompas de caza. Tellsbury comprendió que los perros habían sido soltados ya. Tras ellos iban los jinetes.Corrió, corrió… Sudaba a chorros y el viento frío de la mañana daba en su cara. Corrió, hasta que los costados le dolieron y el corazón amenazó con reventar dentro de su propio pecho. Tras él, los ladridos sonaban cada vez más fuertes, más cercanos…De repente, sintió un lancinante dolor en la pantorrilla derecha. Algo le hizo caer al suelo. Los aullidos de los perros hirieron agudamente sus tímpanos. Otras mandíbulas se cerraron furiosas en sus costados, en la otra pierna, en los brazos, en el cuello… Y entonces, dejó de ver y oír todo.


Bolsilibros - Selección Terror 306. La casa de las serpientes, de Clark Carrados

Terror, Novela

—¡Madre Pythonia se ha hecho lo suficientemente grande para poder ejecutar el castigo que ella misma ha dictado! ¡Mirad y arrepentíos de antemano los que empezáis a sentir que os abandona la fe! ¡Creed en Madre Pythonia, y la felicidad y la prosperidad os serán otorgadas sin límites!Aquella cosa monstruosa avanzó lentamente al encuentro de la joven desnuda, que parecía sumida en trance, La muchacha ignoraba en absoluto aquella colosal serpiente pitón, de la que sólo se veía el cuerpo parcialmente, ya que el resto se hallaba en el túnel. La cabeza de la serpiente no medía menos de un metro, y se abría y cerraba lentamente, como si disfrutase con la presa que esperaba a pocos pasos de distancia.De pronto, la joven pareció volver en sí y darse cuenta del horror de su situación. Sin embargo, no gritó. Como si comprendiera que la huida no era posible, giró sobre sí misma para no ver al monstruo, y se tendió en el suelo de bruces.La cabeza de la gigantesca pitón se inclinó, y sus fauces rozaron los descalzos pies de la muchacha. Lentamente, el animal inició el proceso de deglución de su víctima. Primero fueron las piernas las que desaparecieron en las fauces del reptil. Luego los muslos y las redondas caderas, la cintura, el torso y, finalmente, la cabeza y los brazos. Por último, la serpiente cerró la boca.En el interior de su cuerpo se produjeron algunas sacudidas espasmódicas, que no tardaron en cesar. Los asistentes guardaban un silencio total, presa de una morbosa fascinación, producida por el indescriptible espectáculo al que acababan de asistir.Syphara lanzó, de pronto, un gran grito:—¡Madre Pythonia ha ejecutado su sentencia!


Bolsilibros - Selección Terror 308. Pesadilla de deseo y de sangre, de Burton Hare

Novela, Terror

Las tinieblas envolvieron el pueblo como cada noche, como todas las noches desde el abismo de los tiempos. Lo abrazaron, acunándolo en el silencio, en el mismo silencio de todas las noches desde el principio de la vida y de la muerte. Sólo que no era igual. No era igual desde un tiempo a esta parte. El pueblo apenas dormía. Sólo esperaba sin saber bien qué. O quizá sabiéndolo demasiado.


Bolsilibros - Selección Terror 309. ¡Matad, malditos, matad!, de Clark Carrados

Terror, Novela

«Si deseas recibir una importante parte de la herencia que, como descendiente mío te corresponde, deberás acudir a mi residencia de la isla del Angel Negro, situada frente a la costa norte de Haití. Una vez hayas llegado al aeropuerto, tomarás un taxi, a cuyo conductor indicarás te lleve a la costa en donde se encuentra el embarcadero que permite viajar hasta la citada isla por vía marítima. El viaje, sin embargo, es muy corto, menos de veinte minutos en motera y una te aguardará permanentemente en las fechas comprendidas entre el 6 y el 12 de mayo próximo. Incluyo esta tarjeta, para que te identifiques ante el piloto de la motora, así como un cheque por valor de $5.000 tanto para que te convenzas de la veracidad de mis asertos, como para que puedas equiparte de ropa y otros objetos personales, caso de que lo precises.Importante: la fecha del 12 de mayo, a medianoche, es el máximo plazo que puedo concederte. No te molestes en escribir para acusar recibo, ni tampoco para justificar una posible ausencia. Pasada esa fecha, perderás todos los derechos a la herencia.Tu bisabuelo».


Bolsilibros - Selección Terror 310. No enterradme hasta morir, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

Y yo, anoche, me vi entrar en ese panteón, conducido dentro de un féretro, rodeado por cánticos y rezos, sin poder decir a nadie que veía sus rostros, oía sus liturgias y sus lamentos, sentía todo cuanto sucedía a mi alrededor, pero estaba muerto.Muerto, sabiendo que no lo estaba. Muerto, sabiendo que mi muerte era sólo aparente. Como la de mi padre. Como la de otros Haversham, quizás.


Bolsilibros - Selección Terror 312. Las fauces del dragón, de Clark Carrados

Terror, Novela

Un antiguo proverbio oriental dice: «por más que estén abiertas, las fauces del dragón no son peligrosas hasta que se cierran sobre tu cabeza».


Bolsilibros - Selección Terror 314. Horror en los estudios Filmstar, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

El empresario de urbanizaciones no dijo nada. Se alejó, tambaleante, como si no pudiera entender nada de todo aquello, aunque no permaneció muy lejos de luces y personal, quizá por miedo a verse solo. En el decorado del plató 9, pronto se empezó a rodar, tras el ritual golpe de claqueta, en medio de un silencio impresionante.


Bolsilibros - Selección Terror 315. ¡Ven conmigo al infierno!, de Clark Carrados

Terror, Novela

El teléfono, inesperadamente, sonó a medianoche.Maud, adormilada, tardó un poco en darse cuenta de lo que sucedía. Al fin, terminó de despertarse y sacó el brazo fuera del embozo.—Hola —dijo.—¿Maud Colman? —preguntó alguien.—Sí. ¿Qué quiere a estas horas…?—Escucha bien, Maud. El camino hacia el infierno es largo y duro. Tú has iniciado ese camino… y un día vendrás conmigo a ese lugar donde sólo hay llanto y crujir de dientes.