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Bolsilibros - Selección Terror 360. El mal infinito, de Clark Carrados

Terror, Novela

El camino pasaba por una especie de terraplén, a ambos lados del cual se veían las oscuras aguas de una charca, cuya extensión total no se podía adivinar tan siquiera. Fétidos olores subían de las aguas estancadas, mezcladas con algunos tenues vapores, que no se podía asegurar procediesen exclusivamente de la evaporación del líquido. Yo me dije que tenía que seguir adelante; porque, perdido o no, ya no podía hallarme muy lejos del objetivo.Cayeron las primeras gotas. En lo alto retumbó un fragoroso trueno, cuyos ecos se alejaron lentamente, con el mismo sonido que cien carros ferrados rodando por encima de planchas de metal. De pronto, observé un movimiento en la laguna, a mi derecha.Algo surcaba las aguas con cierta velocidad. Me pareció entrever dos ojos fosforescentes y una enorme masa, de contornos mal definidos, pero la visión duró muy poco, ya que la cosa, fuese lo que fuese, se salió muy pronto del campo iluminado por los focos de mi automóvil.Avancé cien metros más. De pronto, vi surgir un fantasma.¿Un fantasma?Apareció por encima de las copas de los árboles que formaban aquel espeso bosque y movía los brazos verdosos, como el resto del cuerpo. En su rostro, si aquello podía llamarse de ese modo, brillaban dos ojos de color rojo vivo.Era una visión estremecedora, terrorífica.


Bolsilibros - Selección Terror 361. El gato que ríe, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

El cuerpo flotó dentro del agua, con el rostro terriblemente deformado por el horror de la muerte en plena asfixia. Los ojos desorbitados, la boca convulsa, hablaban claramente de una muerte espantosa, lenta y angustiosa.El hombre gato no pareció inmutarse lo más mínimo. Se inclinó, contemplando el cadáver. Luego, retrocedió lentamente. De su bolsillo, la mano enguantada, chorreante de agua ahora, extrajo algo que hizo pendular por encima de la bañera.Era un ratón, al que sujetaba por la cola. Estaba muerto, y era de pequeño tamaño, de un color gris oscuro. Lo arrojó al agua, junto al cuerpo sin vida, y una risa hueca brotó bajo la máscara riente del Gato de Cheshire.Luego, abandonó con igual cautela el cuarto de baño. La noche, las sombras y los viejos rincones de la casa señorial, engulleron su figura fácilmente. Ni siquiera era visible cuando se perdió en el exterior, a través de las espesas cortinas rojas y las vidrieras entreabiertas.


Bolsilibros - Selección Terror 362. El genio de la muerte, de Clark Carrados

Terror, Novela

—Hubo otra incauta antes que yo —dijo ella, después de un nuevo sorbo. Se estremeció—. Está muerta —agregó.—¿Ha visto el cadáver?—He visto lo que queda de su cuerpo. Creo que esa visión no se borrará jamás de mi mente. Está en un… frigorífico… y faltan enormes trozos de su cuerpo, cortados con cuchillas de carnicero. ¡Es la comida de esos repugnantes enanos!Coslar no sabía qué pensar. Mavis parecía completamente despierta y, por otra parte, no tenía el aspecto de una persona adicta a las drogas. Pero lo que acababa de decir resultaba excesivo.—Mavis… ¿está segura de lo que dice? —preguntó, escéptico.Ella hizo vivos gestos de asentimiento.—Completamente —aseguró con gran vehemencia—. Lo descubrí hoy mismo. El frigorífico está en una habitación, cerrada con llave hasta ahora. Alguien se descuidó de cerrarla. Yo había pasado por la puerta más de una vez y traté de entrar, pero al ver que estaba cerrada desistí de ello. Sin embargo, hoy la vi entreabierta y fue cuando me di cuenta de que allí había un frigorífico, enorme, de gran capacidad. Me extrañó verlo y quise saber lo que había en su interior. No hay estantes; de este modo, un cuerpo humano, en pie, cabe sin dificultad.—De modo que allí se conservan los restos de una mujer que fue asesinada y que ahora sirve de alimento a los enanos.—Se lo juro, señor Coslar. Lo único intacto es la cabeza y el frío la mantiene con todos sus rasgos. Era joven, bonita…, y ahora es sólo una res conservada por el frío, para festines caníbales…


Bolsilibros - Selección Terror 366. El rostro del horror, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

Entre los hermosos cabellos rubios oscuros, asomaron sus escalofriantes ojos sin párpados, pestañas ni nada que no fuese el cerco sangrante alrededor de sus terribles órbitas dilatadas y horribles. Con aquella piel tirante como seda translúcida, dejando marcar los huesos de su calavera. Con aquellos dientes sin labios, en eterna mueca grotesca y espantosa, igual que la sonrisa misma de la Parca. Y con aquella alucinante, estremecedora cara de pesadilla, digna del más incalificable y siniestro horror imaginado por una mente humana.


Bolsilibros - Selección Terror 368. La danza de los fantasmas, de Clark Carrados

Terror, Novela

Larrymore se acercó a la pared. Había allí un enorme cuchillo, de gran empuñadura, muy recargada de adornos, y con una hoja que medía más de treinta centímetros, muy ancha y de casi tres centímetros de grueso en la parte más próxima a la empuñadura. Pero la hoja no era de metal; parecía de vidrio, de una extraña coloración verdosa, como nunca había visto el sargento hasta entonces.—¿De qué es ese cuchillo, señora Oxford? —preguntó.—Jade, sargento. Lo trajo el difunto padre de lady Charlotte, después de una expedición científica al interior del Brasil. Encontró restos de una ciudad muerta, muy antiquísima, y se trajo algunos objetos, entre ellos, la pareja de cuchillos. Creo que estaban destinados al sacrificio de víctimas humanas.Larrymore se estremeció.—Un objeto muy valioso, pero que no me gustaría tener en casa —murmuró. «Por nada del mundo», añadió, para sí mismo.Luego fijó la vista en el libro, caído a poca distancia del cadáver. Se inclinó un poco y así pudo leer el título:La danza de los fantasmas


Bolsilibros - Selección Terror 369. Una losa sin nombre, de Glenn Parrish

Terror, Novela

Entró lentamente en el pueblo, que aparecía completamente muerto. No se veía un alma en la calle.Hacía bastante calor y Burt Bohum tenía sed. Pasó por delante del establo de alquiler, de la herrería, del armero, vio también la muestra del guarnicionero y al otro lado de la calle el rótulo del hotel La casa siguiente era oficina del sheriff y cárcel. La armería salió a su pasó. Al lado estaba el saloon.Bohum frenó, cerró el contacto y se apeó del coche. Ágilmente, de un solo salto, salvó los dos escalones que había del suelo polvoriento a la acera de tablones y empujó los batientes de vaivén. En el saloon sí había gente.


Bolsilibros - Selección Terror 371. Espectro, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

La muchacha de cabellos rojos y sueltos, de belleza agresiva y sensual, tomó la gran carta, abriéndola displicente para elegir su cena.Karin tomó la suya. La abrió. Miró la lista de pescados.Y lanzó un grito ronco, sintiendo que palidecía de repente. La otra la miró, con aire sorprendido.Karin seguía mirando fijamente aquellas palabras, manuscritas en forma diagonal sobre la lista de pescados.Conocía demasiado bien aquella letra para dudar. Era la de él. La de su difunto esposo Frank.


Bolsilibros - Selección Terror 372. Después de la autopsia, de Ada Coretti

Terror, Novela

Se había quedado tan pálido, tan lívido, que cualquiera hubiera creído que acababa de morir. Pero Patrick Plarisse aún vivía, de ello que entreabriera los ojos y murmurara: —Hija mía…, hija mía… Junto al lecho se hallaba Moira, una muchacha alta, delgada, espigada, con el cabello largo y rubio. Un cabello que le ocultaba el rostro, o mejor dicho, el lado izquierdo del rostro. Patrick Plarisse sonrió con infinito cariño a aquella muchacha, de la que, debido a la posición de ella, estaba viendo tan sólo el lado derecho de su fisonomía.


Bolsilibros - Selección Terror 373. El fantasma de la sombra roja, de Clark Carrados

Terror, Novela

Avanzó unos pasos más. Todavía seguía percibiendo aquella extraña sensación. Era como si alguien tuviera ojos fijos en él, sin apartar la vista un solo segundo.De repente, oyó un ruido extraño.Volvió la cabeza. Un ronco grito brotó de sus labios al ver la forma fantasmagórica que avanzaba a lo largo del corredor, ingrávida, sin el menor movimiento de unas piernas que la transportasen sobre el suelo.Simmons retrocedió, hasta que sus hombros chocaron con la pared. El espectro continuó su marcha. Simmons vio el rostro de una mujer…, no hacía mucho que lo había contemplado en el vestíbulo…Quiso gritar, pero su garganta estaba seca. El fantasma pasó por su lado, arrastrando consigo su sombra roja.En alguna parte, había una luz que lanzaba la sombra hacia la pared junto a la que se encontraba Simmons. El intruso la vio acercarse y pasar sobre su cuerpo.Entonces, sintió un horrible dolor. Gritó, chilló, manoteó… Se abrasaba vivo… El dolor era insufrible y quiso correr, pero, de repente, le fallaron las fuerzas y cayó al suelo. Todo se borró de sus ojos inmediatamente y se hundió en una sima de hondura infinita…, donde la noche era roja.


Bolsilibros - Selección Terror 375. Las mujeres gato, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

En la habitación que poco antes era nido de amor, una sombra inhumana se erguía sobre otra que empezaba a ser, simplemente, un espantoso pelele de sangre y carne desgarrada, convulsionándose en espasmos agónicos sobre la moqueta ensangrentada.Lucky, el gatito de Angora, soltó un bufido, con su pelo erizado y los ojos desorbitados, perdiéndose aterrorizado por los más distantes confines de la casa, mientras algo se movía sigiloso en la sala, apartándose de un cadáver destrozado, produciendo simples roces sedosos en la moqueta.Luego, inexplicablemente, un largo, ronco maullido de placer, sonó lúgubremente dentro de la casa, alejándose del difunto Jarvis Normand, y unos sigilosos andares de felino se movieron hacia la salida.La sombra grande y oscura que saltó momentos más tarde a las tinieblas del jardín, no tenía nada de humana.Sí alguien la hubiera visto, seguro que el miedo le habría paralizado el corazón y helado la sangre en las venas.


Bolsilibros - Selección Terror 376. Cómic de terror, de Adam Surray

Novela, Terror

El alarido de la muchacha fue desgarrador. Alucinante. Infrahumano. El taladro se hundió en su vientre como si fuera mantequilla. Al instante brotó un surtidor de sangre. Un espeluznante boquete se dibujó sobre la piel mientras que un acre hedor a carne quemada se extendía por la estancia…


Bolsilibros - Selección Terror 377. La madrugada de Dolan, de Curtis Garland

Intriga, Terror, Novela

Señor Dolan:Yo, Randolph Taylor júnior, albacea testamentario de Barnaby Dolan, puedo anticiparle que, según voluntad expresa del testador, todos los parientes que heredarán a su muerte habrán de estar obligatoriamente presentes en el momento de su óbito, para tener derecho a su parte de la herencia. En caso de ausencia, por el motivo que sea, de entre los muros de su propiedad, ese heredero quedará automáticamente descalificado, diga lo que diga el testamento al ser abierto, y no recibirá un solo penique.Lo cual me permito recordarle aquí, con carácter urgente, habida cuenta de que la vida de su tío no se prolongará demasiado, y es de la máxima necesidad que se presente usted aquí en el plazo más breve posible, si de verdad desea asistir a los últimos momentos de su tío y, por ende, percibir aquella parte de la herencia a que tiene derecho.Suyo atentamente,Randolph Taylor jr., abogado.P. D. No demore el viaje. Puede sobrevenir la muerte en cualquier momento. Avíseme telefónicamente en cuanto tome su decisión.


Bolsilibros - Selección Terror 379. El jardín endemoniado, de Ada Coretti

Terror, Novela

Se habían internado en la selva, siguiendo la ruta trazada, hasta alcanzar el río. Lugar este en que los componentes de la expedición decidieron dar por finalizada su arriesgada incursión. Otra cosa hubiera equivalido a una insensata temeridad, pues los peligros, conforme avanzaban, se estaban haciendo cada vez más y más insoslayables. Pero, en realidad, lo que les hizo optar por volver al lugar de partida fue el hecho de que Edmund Walling y Peter Powers, los dos principales organizadores de la expedición, discutieran la noche antes. Una discusión acalorada, violenta, encolerizada, que pudo acabar de la peor manera si no hubieran llegado a separarles.


Bolsilibros - Selección Terror 381. Aunque la muerte se vista de seda…, de Adam Surray

Novela, Terror

Él hubiera deseado tener también amputadas las orejas. El escuchar aquello le hizo enloquecer de terror. El no poder moverse, el no poder gritar y dar suelta a su espanto, atormentaba aún más su mente. Llegaron arrastrando la bañera y cuatro sierras eléctricas. Las cuatro muchachas cercaron el lecho donde yacía. Una cogió un cuchillo. Lo alzó dispuesta a hundirlo en el pecho de Wallace.


Bolsilibros - Selección Terror 382. Noches negras, de Clark Carrados

Novela, Terror

Dejo cien mil libras esterlinas, a cada uno de mis herederos, cuyos nombres se citan en relación aparte, bajo la condición ineludible de que cada uno de ellos pase una noche en la Cámara Negra. Si alguno de mis herederos no quiere, su parte será repartida entre los demás. Han de ser desprovistos de todo lo que pueda proporcionarles luz, incluyendo los fósforos, encendedores, linternas portátiles o cualquier otro medio de iluminación y, también, sin relojes, con o sin esfera luminosa. Sólo podrán llevarse ropas de abrigo, para evitar las consecuencias del frío. No utilizarán tampoco una radio portátil, por medio de la cual podrán conocer la hora. Los demás herederos, serán testigos de que el que entra en la Cámara Negra permanece en ella toda la noche, durante un período mínimo de doce horas, estableciendo, si así lo desearen, turnos de vigilancia, para evitar se incumplan estas condiciones, en el bien entendido de que, si alguno quisiera salir antes, perdería todo derecho a su parte de la herencia.


Bolsilibros - Selección Terror 385. Horror infinito, de Clark Carrados

Novela, Terror

Saltó del lecho y, descalzo, cruzó la estancia. Abrió la puerta y vio algo que le dejó petrificado por el horror.Parecía un montón de pasta grisácea, con algunos hilos rojos en su superficie, que lo surcaban como las venas en unos ojos congestionados. Aquella cosa se movía y palpitaba con ligeros pero rápidos estremecimientos, que recorrían su superficie, partiendo del centro hacia los bordes, a la manera de las ondulaciones provocadas en el agua por la caída de una piedra..Casi en la cúspide de aquella cosa, que parecía un montón de arena grisácea, divisó dos ojos enteramente humanos, que le miraban con expresión de súplica. Incluso creyó ver dos labios que se abrían y cerraban para proferir una demanda de ayuda, en completo silencio, sin emitir ningún sonido. ¡Y los labios y los ojos, lo adivinó en aquel momento, aunque no comprendía lo sucedido, eran los de ella…!


Bolsilibros - Selección Terror 388. La reencarnación de Carol Merrill, de Adam Surray

Novela, Terror

El amplio vestíbulo del Mirzam estaba repleto de público. Hombres de smoking y damas luciendo elegantes vestidos. Reinaba gran expectación ante el estreno cinematográfico de La barca de Satán, la última producción de Freeman Film. La crítica especializada que había asistido a la proyección privada era unánime en su valoración del filme. Las secciones cinematográficas de todos los periódicos de Los Angeles coincidían en catalogar a La barca de Satán como la película más terrorífica de toda la historia del Cine. La Freeman Film, productora de terror y ciencia ficción, había superado todos sus anteriores filmes.


Bolsilibros - Selección Terror 389. Diario escrito en la tumba, de Clark Carrados

Novela, Terror

Voy a morir… apenas me quedan fuerzas para escribir mis últimos renglones… Ya he dicho en las precedentes anotaciones quién es el culpable de mi situación… Confío en que este diario, escrito en mi tumba, sea hallado un día por alguien… y el culpable pueda recibir el castigo… que se merece… Se me nubla la vista… La pluma baila en mis manos… Todo se mueve delante de mis ojos… No pasaré de hoy… Mi hija… ¡Oh, Señor… acoge mi alma…!


Bolsilibros - Selección Terror 392. La muerte tiene ojos, de Ada Coretti

Terror, Novela

A aquel jovencito le gustaba pescar en el riachuelo, y solía acudir allí, a su florida orilla, todos los días festivos. Tenía que ir a través del bosque, pero se sabía de memoria el camino y en menos de media hora lo cruzaba, o en poco más tiempo, pues en realidad no había mucho desde Macksontton, la pequeña localidad en la que vivía, y aquel riachuelo cantarín a ratos, murmurador a otros, manso y callado en el resto de su trayectoria. Aquel día, creyó que iba a ser un día como cualquier otro. Lo creyó, por lo menos, hasta que vio «aquello» que salía de la tierra. Era redondo. De lejos, o de tener poca vista, le hubiera parecido, quizá, una pelota.


Bolsilibros - Selección Terror 393. El final del miedo, de Clark Carrados

Novela, Terror

Tendido en el suelo, sollozaba y se estremecía convulsivamente, invadido por un pavor que atenazaba todos sus miembros y le impedía la menor reacción. ¿Cómo era posible que hubiera llegado hasta allí?, se preguntaba una y otra vez. Aquella maldita máquina del tiempo… Su invencible curiosidad… Había sido transportado a la época de los grandes saurios, no cabía la menor duda. Pero ¿qué hacía allí un hombre del siglo XX, acostumbrado a mil refinamientos y sin nada más que sus manos para defenderse de las mil fieras que pululaban por aquellos parajes?