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Bolsilibros - Selección Terror 518. El precio de un alma, de Clark Carrados

Terror, Novela

Media hora después, Leeds se disponía a abandonar la casa. Al salir, no pudo evitar una mirada hacia lo alto.La gárgola que la noche anterior despedía torrentes de agua, era ahora claramente visible, a unos seis metros del suelo. Era, indiscutiblemente, una obra de arte, pero le pareció que representaba una escena horripilante.Creyó ver a un hombre con la boca enormemente abierta. Por allí, desde luego, salía el agua de la lluvia.Encaramado a la espalda del hombre, había un monstruoso animal. Leeds pudo apreciar unos cuernos en lo que parecía un cráneo vagamente humano, con pico de ave rapaz y unas alas de murciélago.


Bolsilibros - Selección Terror 519. Brindo por ti, muerte, de Ada Coretti

Terror, Novela

La abuela está muerta, y su cuerpo se está descomponiendo, pudriéndose… Aun así, la abuela, la otra noche, se incorporó dentro del ataúd…


Bolsilibros - Selección Terror 520. Simposium del horror, de Adam Surray

Terror, Novela

La joven esquivó el rostro, aunque no consiguió evitar el beso. De nuevo sus gordezuelos labios quedaron aprisionados por los de Ronny Freeman. En apasionado beso. La resistencia femenina fue cediendo. Correspondió al beso. Sólo cuando la diestra de Freeman, en audaz caricia, intentó introducirse por entre la desabotonada blusa de la muchacha, ésta reaccionó.


Bolsilibros - Selección Terror 521. Terapia de shock, de Frank Caudett

Novela, Terror

El palacete de los Walden era digno de verse. La imaginación, allí, se quedaba corta. De película, si. Los terrenos propiedad de la dinastía comenzaban en el desvío situado 15 millas al norte de la carretera Los Angeles-Santa Mónica-Santa Bárbara, en el interior de una zona de agreste vegetación. En plena jungla, podía decirse.


Bolsilibros - Selección Terror 522. El templo de Satán, de Burton Hare

Novela, Terror

Yacía en la soledad de la muerte, en el vacío infinito de la nada desde los tiempos terribles de la maldición. En el frío de una tierra maldita, que ni el calor del verano podía caldear. En el frío del odio. En el frío del olvido. Esperando. Siglo tras siglo. Esperando. Con la lluvia y el viento, con nieve y con sol, siempre esperando. Cuando la lluvia empapaba la tierra, a veces, le llegaba la humedad esperanzadora, y el frío se agudizaba como una anticipación. Pero la lluvia era vida. Vivificaba la tierra y los árboles, y las hierbas y los humus que daban vida y calor. Para el que esperaba no era nada, porque lo que él aguardaba no era vida sino muerte. Yacía en el infierno de la espera siglo tras siglo, y era un infierno helado, vacío y hueco. ¡Oh, cuando llegara al fin la liberación! Cuando llegara la muerte…


Bolsilibros - Selección Terror 523. La muerte anda sola, de Ada Coretti

Terror, Novela

La actuación del ventrílocuo Lionel Waggett estaba causando la más viva admiración. En la lujosa sala de fiestas todos se hallaban pendientes de él. Lionel Waggett y su muñeco, Nelson, componían un número ciertamente estimable, digno en verdad de los más calurosos y encendidos elogios. Lionel Waggett imprimía tanta vida a su muñeco, que éste, realmente, parecía hablar y moverse por sí mismo. La actuación de aquella noche estaba consistiendo en un largo diálogo entre ambos, que había empezado amigablemente y que luego, entre ironías y sarcasmos, había ido haciéndose áspero, violento, casi agresivo.


Bolsilibros - Selección Terror 527. A gritos me pedirás morir, de Ada Coretti

Terror, Novela

—La vida acabará siendo un tormento para ti. A gritos me pedirás morir. Pero Davina jamás le pidió eso a su marido. Sin embargo, en más de una ocasión había de decir:—Esto no acabará así… Esto no acabara así…Su sirvienta de más confianza, cuando Davina hubo muerto y estuvo ya enterrada en el cercano cementerio de Waldenmassey, explicó:—Si mi señora llevaba tapada la amputación de su brazo, no, no era porque le faltara la mano. No era por eso… ¡Era porque la mano le había crecido! Bueno, en lugar de mano le había crecido una garra… Como si fuera un león, o un tigre, o un leopardo…Pero nadie, claro está, se creyó lo que dijo la sirvienta.¿Cómo iba alguien a creerse semejante cosa?Por descontado que no.Sin embargo, pocos meses después murió a zarpazos —y en la localidad de Waldenmassey no había fieras— el que años atrás fuera el amante de Davina, el que, al verse descubierto, había huido pensando solo en sí mismo.Y también murió, de igual forma, a zarpazos, Roger de Andrewstton.


Bolsilibros - Selección Terror 529. Post mortem, de Frank Caudett

Novela, Terror

Craig Majors era un hombre gris, anodino, de esos miles de centenares que desfilan por la vida sin pena ni gloria. O con más pena que gloria; según se mire. Pura y simple cuestión de conceptos. Era, en definitiva, Craig Majors, un tipo vulgar. Como vulgar, sin que ello encierra sentido peyorativo, era su profesión: taxista.


Bolsilibros - Selección Terror 530. Más allá del sepulcro, de Curtis Garland

Terror, Novela

En la distancia, apareció el litoral, recortándose con verdes y oscuras tonalidades sobre el azul del mar tranquilo, terso como un espejo. Era como si un cálido e imaginativo pintor hubiese hallado en su paleta los más brillantes y bellos colores para trazar un cuadro de belleza majestuosa.Sin embargo, sólo la propia Naturaleza había usado las pinceladas para crear tanto esplendor y colorido. El verde cambiante y profundo de la espesura, las palmeras y las suaves colinas cubiertas de hierba contrastaba con el amarillo dorado de la arena de las orillas, lamidas suavemente por azules transparentes que hadan del mar un prodigio de limpieza cristalina.


Bolsilibros - Selección Terror 531. La llamada de los muertos, de Adam Surray

Terror, Novela

La voz de Meredith hizo desvanecer la sombra.Frank Meredith corrió hacia allí. Adentrándose en el cementerio. Esquivando las tumbas. Tropezó unas yardas antes de llegar al ciprés. Algo le había hecho trastabillar y caer.Meredith extrajo el encendedor del bolsillo y lo encendió.Y sus ojos descubrieron horrorizados a Gladys. Allí estaba. A su lado. Sobre la fría lápida de una de las tumbas. El rostro de Gladys desencajado en alucinante mueca de terror. Los ojos desorbitados. La lengua asomando por entre los labios…Las ropas desgarradas. A jirones. El vestido, el sujetador, el slip, las finas medias de nylon…Frank Meredith fue incapaz de reaccionar y quedó rígido contemplando el cadáver de su esposa.No se percató de que su espalda giraba lentamente la losa de una de las tumbas…


Bolsilibros - Selección Terror 532. Tumba sin fondo, de Clark Carrados

Terror, Novela

Cubierto con el recio chaquetón de paño, Blane Moodson caminaba sin prisas a través del páramo, en el que sólo crecían la hierba y algunos brezos raquíticos. El viento, áspero y cortante, llegaba del mar y traía olor a sales y a yodo. En el cielo, las nubes, grises y plomizas, corrían velozmente, mientras las gaviotas y otras aves marinas revoloteaban alborotadamente, emitiendo constantes graznidos, que parecían el preludio de una inminente tempestad.


Bolsilibros - Selección Terror 534. La danza de los esqueletos, de Ada Coretti

Terror, Novela

En el bar Moon Flood se reunían todas las prostitutas de la pequeña localidad de Bannonwell. Era aquél un local bastante espacioso, con una amplia barra y mesitas por los lados, discretamente situadas. Los hombres que buscaban un desahogo sexual, lo tenían sencillo, acudían allí, elegían, y no se hablaba más. Todo iba rodado. Ellas estaban en el bar para eso, para encontrar clientes y ganarse unas libras.


Bolsilibros - Selección Terror 536. Satán y su familia, de Clark Carrados

Terror, Novela

El chico estaba en la acera, apoyado negligentemente en un farol, absorbido en la fascinante tarea de chupar un caramelo, mientras contemplaba el intenso tránsito de la calle principal de Varnton, cuando, de pronto, reparó en él una anciana señora que se disponía a pasar al otro lado, una vez se encendiese la luz roja para los coches.La viuda Esmond era un tanto entrometida y por ello no resistió la tentación de preguntar al chico qué hacía en la calle, en lugar de estar en la escuela, como era su obligación.


Bolsilibros - Selección Terror 539. La mano leprosa, de Curtis Garland

Terror, Novela

Era una fría mañana del invierno londinense. El cielo aparecía encapotado, la luz era grisácea y gélida, y la temperatura bajísimaHabía estado nevando toda la noche sin cesar, e incluso a primeras horas de la mañana. Ahora, aunque ya no caían copos, las calles ofrecían un aspecto blanco y esponjoso en calzadas y aceras. Los carruajes, al pasar, dejaban profundas huellas de sus ruedas, embarrándose poco a poco en el centro del empedrado, mientras el paulatino descenso de temperatura iba tomando la superficie nevada más dura y resbaladiza y, por tanto, mucho más peligrosa para la integridad física de los escasos transeúntes que abandonaban sus casas para adquirir algo o para ir a trabajar en oficios que no requerían madrugar demasiado.


Bolsilibros - Selección Terror 540. La muerte pregunta por ti, de Ada Coretti

Terror, Novela

Cerró los ojos. Quiso por un instante imaginarse el gozoso, sublime e inenarrable placer que sentiría si fuera verdugo. Si estuviera alzando el hacha en el aire presto a descargar el golpe mortal y si el puesto del reo lo ocupara su esposa Beatrix... Abrió los ojos. El viento bramaba con fuerza contra los cristales tras te que él se hallaba, mientras la oscuridad de la noche ensanchaba su tenebroso y negro imperio alrededor de la señorial casa. Era Lawrence Bibberman, un hombre de unos treinta años, muy obeso, el que miraba hacia fuera, hacia el exterior.


Bolsilibros - Selección Terror 543. El anillo de Asfelgor, de Adam Surray

Terror, Novela

El auto se detuvo a poca distancia de la casa.El vehículo, un Oldsmobile «Starfire» color negro, se confundió entre las sombras de la noche. No había luna en el negro manto del cielo. Ni estrellas. La oscuridad era total. Las más tenebrosas de las sombras parecían haberse adueñado de la noche.Ben Williamson sonrió.


Bolsilibros - Selección Terror 545. La puerta negra del infierno, de Burton Hare

Novela, Terror

Marcia sorbió distraídamente el Martini con aire aburrido. Oía el rumoreo de las conversaciones a su alrededor, en el gran salón de la residencia de los Farnings, pero ni siquiera prestaba atención a las voces. Comenzaba a arrepentirse de haber aceptado la invitación de Leyla para esa cena que, a menos que ocurriera un milagro, amenazaba con ser tan aburrida, sosa y falta de interés como la mayoría de las que asistía de un tiempo a esta parte.


Bolsilibros - Selección Terror 548. La casa de las cabezas cortadas, de Ada Coretti

Terror, Novela

Quienes visitaban la localidad de Marnesstton solían reparar en la casa donde residía la alta, seca y excéntrica Meredith Porley. Era una casa espléndida, magnífica, que ciertamente llamaba la atención. En sus salones se habían celebrado muchas y lúcidas fiestas. Pero eso pertenecía ya al pasado. En la actualidad, Meredith Porley era una mujer ya mayor, rara, maniática, con la que resultaba difícil convivir. A su sobrino Gregory, sin embargo, le reservaba todo su cariño. Con él no se planteaban problemas de ningún tipo.


Bolsilibros - Selección Terror 549. En nombre de Satán, de Burton Hare

Terror, Novela

La bonita enfermera dijo:—Te echaremos de menos, Mark.El esbozó una sonrisa. Había pasado tanto tiempo en el hospital que, para médicos y enfermeras, ya era simplemente Mark.—Y yo a ti —dijo como respuesta.—¿Adónde piensas ir ahora? Tienes un mes de convalecencia según oí comentar. El se encogió de hombros.—No lo sé. Buscaré un lugar apartado, tranquilo, solitario y primitivo, y si lo encuentro ése será mi destino.Ella sacudió la cabeza.


Bolsilibros - Selección Terror 551. El cuervo rojo, de Clark Carrados

Terror, Novela

Había ido a visitar a un cliente en aquella pequeña aldea, pero el hombre se hallaba ausente y su esposa le dijo que regresaría al día siguiente. Aunque procuró disimular la contrariedad que sentía, Paul Tower echó pestes en su interior de un hombre tan poco formal. Pero podía hacer un buen trato y se resignó a lo inevitable.