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Bolsilibros - Servicio Secreto 100. Crimen en el «subway», de A. Rolcest

Novela, Policial

En el instante en que Jesse Peyton se inclinaba un poco para aplastar con el pie el cigarrillo que acababa de írsele de las manos, a consecuencia de un empujón de la multitud hacinada en el departamento del Metro en que iba, un periódico doblado cayó sobre sus rodillas. Sólo en un caso tan especial como aquél, el repórter Jesse Peyton se había decidido a tocar con sus manos un ejemplar del hediondo «Amplifier News», del que no sentía ningún deseo de acordarse.


Bolsilibros - Servicio Secreto 118. Rondando al peligro, de Francis Rod

Novela, Policial

Temporalmente, la libertad terminó para Edgar Blakell al ingresar en la oscura celda de la penitenciaria de Prospect. De ahora en adelante solo sería un número: el 9.523. Paseó la mirada de sus ojos, negros y penetrantes, por las desnudas paredes de la celda, depositando su interés en el tipo que ocupaba el camastro inferior al que ocuparía él. El tumbado, grandote y con cara de mala persona, reparó en la presencia de Edgar, al parecer extrañado de su juventud y buena presencia, pues nuestro joven poseía cierto aire señorial a pesar de ser un condenado por la justicia.


Bolsilibros - Servicio Secreto 122. Traficantes de muerte, de F. P. Duke

Novela, Intriga, Policial

El agente Sax Howie repasaba mecánicamente el «New York Times», mientras tomaba el aperitivo. El célebre diario dedicaba la mayor parte de sus páginas a defender la política exterior del Presidente y apenas si en sus numerosas columnas había nada que pudiese interesarle. Únicamente en la sección de sucesos se hablaba del suicidio de un morfinómano, algo que estaba ocurriendo muy a menudo, desde que en Nueva York las drogas circulaban con una prodigalidad terrible, sin que se consiguiese localizar sus fuentes de distribución.


Bolsilibros - Servicio Secreto 136. Tres hombres en la nieve, de A. Rolcest

Novela, Policial

Desde una de las ventanas percibíase un ángulo del aeropuerto Tempelhof, situado en el sector americano. El coronel Brown, jefe del servicio de información, se quedó mirando el cielo opaco, rayado de continuo por un ir y venir en cadena de fortalezas volantes. 
—Era preciso —dijo de pronto, sin volverse ni dejar de mirar al espacio. 
Detrás de él, sentado a un ángulo de una ancha mesa escritorio, se hallaba el capitán Bert Bakler.


Bolsilibros - Servicio Secreto 146. Hechiceros de la muerte, de A. Rolcest

Novela, Policial

Eran muchos los que habían abandonado el salón para salir a la terraza o bajar al jardín. La finca, situada en las afueras de Nairobi, servía aquella noche de punto de reunión de lo más destacado de la colonia británica en Kenya. Había también algunas personalidades africanas, de marcada tendencia occidental. Y algún que otro colonizador europeo establecido fuera de Kenya, como el padre de Neida, Pietro Fellini, que desde Eritrea se había desplazado a la zona oriental inglesa para estudiar a fondo el sistema de colonización británico y al mismo tiempo, para convivir con viejos amigos.


Bolsilibros - Servicio Secreto 147. Lucha en la sombra, de Alar Benet

Novela, Policial

Rodney Henderson, dejando en el suelo el estuche de pinturas, miró en torno suyo. Merecía la pena haber abandonado la grata compañía de Susan y la Exposición de Crisantemos de los jardines de Dango-Zaka para contemplar tan hermoso paisaje. Sobre la colina de Maruyama, en el Parque Shiba, el más popular de Tokio, por centrarse en él hasta 1877, los sentimientos budistas de un pueblo profundamente religioso, Rodney Henderson tenía a sus pies la gran puerta Sammon, único vestigio del derruido templo de Zojoji, erigido por la secta «Yadó». Los «Monumentos Mortuorios», maravillas del arte japonés, alzábanse, pregoneros de la milenaria cultura de una raza fuerte.


Bolsilibros - Servicio Secreto 149. Convoy en ruta, de A. Rolcest

Novela, Policial

Cuando se dio la orden de arriar los botes, ya nadie pudo oírla. El buque escoraba deprisa, hundiéndose de popa. El oleaje saltaba la borda, a la busca de escotillas abiertas. Las próximas explosiones alcanzaban con su relámpago las espasmódicas contorsiones del buque que harto de zigzags, optaba por la definitiva voltereta. Por cubierta, agarrándose a cables, veíanse a hombres pugnando por alcanzar un bote, que medio destrincado, balanceábase con movimiento de péndulo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 150. Burlando la muerte, de Alar Benet

Novela, Policial

La cabeza de Douglas golpeó en el vientre al atracador, quien rodó por el suelo, perdiendo la automática. Para Waring fue un juego aprovechar la sorpresa del ataque, y reducir al joven mediante una «llave» de lucha libre. Apoderándose del arma del que quiso desvalijarle, le dijo...


Bolsilibros - Servicio Secreto 157. Veracruz, de Cliff Bradley

Novela, Policial

El paquebote «Estrella de Cuba», en ruta de La Habana a Veracruz, bordeaba la punta occidental de la isla dejando una estela luminosa en un mar tranquilo. La noche era templada y quieta; el viento de tierra traía aromas de flores y la quietud reinaba en el gran barco desde la proa a la popa, lo cual nada tenía de extraño: pasaban ya de las tres de la madrugada, hora en que, a bordo o en tierra, casi todo el mundo suele estar durmiendo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 165. Cerco a Damasco, de A. Rolcest

Bélico, Intriga, Novela

La cubierta negra de pelo de camello empezó a hincharse, tan pronto arreció el viento. Las estacas que sostenían el techo cuadrangular pareció que fueran a saltar de sus cimientos. Cuantos había en la tienda se quedaron mirando hacia un punto de la llanura, donde una polvareda de arena semejaba una carga de caballería que a todo galope se estuviese acercando a ellos.Dos de los beduinos, los que se hallaban sentados sobre una estera extendida en la parte donde el techo de la tienda se inclinaba, y donde la sombra era completa, después de mirar hacia la estepa, se volvieron para mirarse entre sí. Ambos llevaban el turbante de seda sujeto con un cordón de pelo de camello, bien inclinado sobre el rostro, y una especie de venda que les cubría desde la barbilla hasta la nariz.


Bolsilibros - Servicio Secreto 171. La ciudad maldita, de Alar Benet

Novela, Policial

La ciudad comenzaba a despertar. Para los habitantes de Filadelfia aquélla era una madrugada más, preludio de un día de trabajo, gozo y dolor, tríptico que no abandona a los humanos para recordarles que la vida es transito. 
Al sur de Lombard Street, en el barrio habitado por negros, italianos y judíos, unas detonaciones rasgaron el silencio, mensajeras de odio. Los disparos restallaban como latigazos. 
Tres obreros, que se dirigían a sus ocupaciones.


Bolsilibros - Servicio Secreto 173. La fosa está abierta, de Bruno Shalter

Novela, Policial

En la fotografía se veía a Richmond apeándose del, autobús, el sombrero un poco echado atrás, una gabardina al hombro, una valija en la mano y una vaga sonrisa suavizando los duros rasgos de su cara enjuta y morena. De no ser por su complexión atlética y por el descarado brillo de sus ojos, Richmond se hubiera parecido a Gregory Peck. Siendo como era, no se parecía más que a sí mismo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 175. Cerco de Sombras, de Donald Curtis

Intriga, Policial, Novela

Vuelven Doug Martin y Audrey como matrimonio ya consolidado y un tiempo después de su primera aventura. Esta obra da título al volumen. Nuestro periodista de sucesos vuelve a involucrarse demasiado en otra de las exclusivas de su periódico. En esta ocasión todo se ve precipitado desde un raro accidente con una bella estrella del cine. Las peripecias que viven nuestra plumilla y su mujer a bordo de este libro son de traca. Y son maravillosas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 180. Cita en tierra de nadie, de A. Rolcest

Novela, Policial

El soldado plantado en la fangosa trinchera, el soldado anónimo, tenía ya de la campaña de Corea una definición gráfica: No podían ganar, ni perder. Pero, además, tampoco podían marcharse. 
A ese callejón sin salida habían llegado las cosas. Lo comprendían así los jefes militares, los políticos, y, lo que ya era más delicado, el mismo pueblo de los Estados Unidos, que era, a fin de cuentas, quien más heridas recibía.


Bolsilibros - Servicio Secreto 192. Brigada de choque, de A. Rolcest

Bélico, Intriga, Novela

Cuando el aparato se detuvo, infinidad de hilos de agua marcaron la silueta del avión sobre el emparrillado de la pista.Resultaba extraño. Enfocado por los reflectores de una camioneta, veíase el enorme avión de transporte echar agua por todos lados, como bajo una formidable lluvia. Y ocurría cuando en lo alto brillaba la noche limpísima, en un impresionante torbellino de estrellas.La tripulación saltó a tierra, dirigiéndose a la camioneta. El último en salir del aparato, al percibir la lluvia, se colocó junto al tren de aterrizaje, extendió una mano y acarició una rueda.—¡Buen chico! ¡Te has portado como los buenos! ¿Hace una buena ración de café caliente?…


Bolsilibros - Servicio Secreto 196. Vacaciones de sangre, de Alar Benet

Intriga, Policial, Novela

—La estatua de la Libertad, que para los Estados Unidos es un símbolo, fue inaugurada el 28 de octubre de 1886. Como pueden ustedes comprobar, representa una mujer sosteniendo una antorcha. En su mano izquierda, pegada al cuerpo, lleva unas tablas de la ley en las que hay escrita la fecha memorable del 4 de julio de 1776, día de la Declaración de Independencia. Sobre la cabeza, una diadema de puntas, y a los pies unas cadenas rotas…Mientras el cicerone hablaba, el doctor Paul White miró a los que, como él, habían contratado los servicios de una agencia para conocer los lugares más típicos de Nueva York. Las dos mujeres, que atrajeron su atención en el muelle de Battery Park, primero, y en «ferry-boat», después, conversaban animadamente. Una de ellas, muy pálida, retorcía el bolso entre las manos, presa de visible nerviosismo. Ambas eran jóvenes de una belleza provocativa. Sus palabras, en inglés no muy correcto, que a veces llegaron a oídos de Paul White, las denunciaban como extranjeras.


Bolsilibros - Servicio Secreto 200. Buscando la muerte, de Cliff Bradley

Novela, Policial

El teniente McGregor, de la R.A.F., canadiense, se pasó el dorso de la mano izquierda por la frente para limpiarse la sangre que le dificultaba la visión, miró al altímetro y el indicador de carburante, apretó los labios, y mascullo una sorda maldición. 
La cosa iba poniéndose peor por instantes, y ya no cabía esperanza de regresar a la base, o al menos caer en el mar, donde podrían ser recogidos por cualquier navío de guerra propio. 
Definitivamente la suerte les había vuelto la espalda… 
Miró con rabiosa tristeza a su derecha, al hombre doblado grotescamente sobre sí mismo y sujeto al asiento por el cinturón de seguridad. Aquél era Philip Laverne, su amigo piloto comandante del avión. Capitán Philip Laverne, de la R.A.F., canadiense, D.S.O., cincuenta y seis misiones cumplidas con éxito, nueve aviones enemigos derribados, veterano de las fuerzas de bombardeo, siempre alegre y seguro de sí mismo…


Bolsilibros - Servicio Secreto 204. Costa Bárbara, de Arnaldo Visconti

Intriga, Policial, Novela

La extremidad norteña de Escocia presenta la estructura de un enorme puño tendido en actitud de amenaza hacia el mar. Son las llamadas Tierras Altas, poseedoras de un prestigio sostenido desde tiempos lejanos. Es la comarca que forja marineros que se gozan en luchar con salvaje complacencia contra el furioso embate de los elementos.En el símbolo de su configuración, los nudillos son su costa, occidental, inhóspita, sin habitantes ni puertos de abrigo, cortada por fiordos donde el mar, en permanente ebullición alborotada, imposibilita el acceso ni la salida.El dorso del puño lo traza la costa oriental en la que se jalonan los puertos y poblados conserveros, protegido por las anchurosas bahías de Dornoch y Cromarty.


Bolsilibros - Servicio Secreto 205. Misión desconocida, de H. Armstrong

Novela, Policial

A través de la ventanilla del tren, Ronald contempló, con mirada distraída, el espectáculo de la ciudad que, ya cercana se ofrecía ante sus ojos. Las cúpulas de las mezquitas, las torres le los edificios oficiales, las casas del barrio señorial… No era la primera vez que llegaba a El Cairo y el espectáculo, hasta cierto punto, la resultaba familiar. 
El día empezaba a declinar y la ciudad se erguía bajo el cielo puro, de un azul nítido, de la tarde de octubre. El tren corría paralelo al canal de Ismailiyéh y, a lo lejos, se distinguía la silueta roja y desnuda del monte Mokattán. 
La atención de Ronald, sin embargo, se hallaba lejos. Viajero impenitente, conocedor de los más extraños países, no era la curiosidad de ver nuevos paisajes ni el deseo de descubrir nuevos horizontes lo que guiaba sus pasos. Todo esto, ahora, quedaba supeditado, en su propósito, al final de la contienda, para cuando viajar volviese a ser un placer y un lujo. Cuando acabase la tormenta, su alma viajera reclamaría de nuevo sus derechos, pero ahora… Ahora tronaba el cañón y todo tenía que ser supeditado a los intereses de la Patria.


Bolsilibros - Servicio Secreto 211. Misión secreta, de Alar Benet

Novela, Policial

—John… John —como no obtuviera respuesta del hombre que pasaba, a pocos pasos de distancia, el comandante Tiller llamó autoritario—: ¡Sargento! 
El aludido, cuadrándose con rigidez, dio vista a su jefe. 
—A la orden, señor. 
—Sígame. 
El suboficial situóse a la izquierda del que le hablaba, algo retrasado, guardando la distancia reglamentaria. Algunos soldados cuchichearon al verles atravesar la explanada central del campamento de Belmont, al sur de la Gran Cuenca Cerrada y al norte del Desierto Ralston, en Nevada. Nadie ignoraba la rivalidad que existía entre los dos hombres, ligados por el lazo indisoluble de la sangre.