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Bolsilibros - Servicio Secreto 579. «Blues» para el muerto, de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

Un creciente suspense llena las páginas de esta novela policíaca, centrada en el mundo de la música, y ambientada en su mayor parte en las tórridas playas de Florida. La suplantación de personalidad, y el secreto oculto de una mujer que se esconde temerosa del peligro que amenaza su vida, son los principales ejes de la oscura trama que el autor teje con buen pulso en torno a los angustiados protagonistas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 580. El tributo del desierto, de A. Rolcest

Novela, Policial

Veía que el barrio árabe en El Cairo tenía fama, y con razón, de ser una de las redes urbanas más complicadas del mundo. Un beodo tambaleándose sobre una llanura de arena no trazaría direcciones más absurdas. 
Por fin ocurrió lo que una hora antes, al empezar a seguir a aquella pareja, estuvo temiendo: se acababan de meter en un callejón sin salida. 
Aunque se diera mucha prisa en retroceder, le verían. Para mayor contrariedad, había muy pocos turistas en ésa callejuela y de una sola mirada podían verse los que vestían a la manera occidental.


Bolsilibros - Servicio Secreto 584. Huellas en el mar, de A. Rolcest

Novela, Policial

La samba desplegó el embrujo de su sensualidad y tristeza, y los ojos de las parejas adquirieron un nuevo brillo. 
Los cuerpos de las mujeres —sirenas con escamas de seda y joyas—, adoptaron un cimbreo juguetón, tal vez lascivo. 
El salón resplandecía por el joyerío de luces, por el oro y piedras preciosas brillando sobre bustos casi desnudos, por los valiosos trajes y tocados caprichosos. 
El inmenso salón donde se celebraba la fiesta era un arca conteniendo todo lo opulento, todo lo bello de aquel mundo fácil, alegre, de personas acostumbradas a manejar inmensas riquezas. 
El palacio de Samuel Karby, en Oregón, entre acantilados frente al Pacífico, concentraba aquella noche a lo más destacado de la política y las finanzas que se encontraba en la costa en plan de vacaciones.


Bolsilibros - Servicio Secreto 587. Radiación, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Tuvimos la primera pista de que iba a ocurrir algo muy gordo cuando el agente Juan Sánchez detuvo a Mickey «El Chinche» con una pesada maleta en la mano, cuyo origen no pudo explicar de manera satisfactoria. Mickey «El Chinche» es un vagabundo cuyo historial está lleno de arrestos y condenas por todos los motivos, excepto violación y asesinato. En Palmer Springs le conocemos todos tanto como a nuestro respetable papaíto, de modo que cuando Sánchez lo vio con aquella maleta en la mano, de la cual no era el dueño, pese a lo que pudiera jurar en contrario, lo metió en su coche y, tras haberlo sujetado a la manija de la portezuela con las esposas, lo trajo a la Jefatura.Una vez con nosotros, empezamos a levantar el atestado, cosa de la que se encargó el sargento Madison. Estaba delante el marido de mi hermana Mary, Lear Marlin, un científico atómico que trabaja en una de esas bases atómicas que no se pueden nombrar tan siquiera, pues se hallaba de vacaciones y le gustaba venirse de vez en cuando a mi despacho para presenciar un poco el rutinario funcionamiento de los métodos policiales.


Bolsilibros - Servicio Secreto 590. Maquillaje para morir, de Donald Curtis

Novela, Intriga, Policial

Se llamaba Marty Rhy.Llegó a Long Beach en los primeros días del verano. No pensaba hacerlo, pero «Blondie» renqueaba un poco. No tuvo otro remedio que hacer escala en Long Beach.«Blondie» era su pequeño yate. Casi una motora, pero algo más que una motora, en realidad. Tenía cuerpo blanco, esbelto y agudo. Superficie de tablas color ocre, brillantes y lustrosas. Una cabina exterior con timón, y una cabina interior, dividida en tres cuerpos o estancias, donde había distribuido su dormitorio, su comedor y cuarto de estudio, y su almacén destinado a toda clase de viandas y provisiones.Marty Rhy estimaba a su pequeño yate, casi tanto como a su propia vida. En realidad, «Blondie» era su mejor amigo. O mejor dicho, su único amigo.


Bolsilibros - Servicio Secreto 593. Los muertos necesitan hielo (2ª Ed.), de Clark Carrados

Novela, Policial

Mi jefe me había mandado llamar. 
Acudí a su despacho preguntándome qué pecado podría haber cometido. Por lo general, el jefe no solía llamar a nadie a menos que tuviera precisión de echarle una buena reprimenda. Pero éste —al menos yo lo creía así— no era mi caso. Sin embargo, uno no puede nunca saber en qué agujero prohibido ha metido la pezuña, por lo que, aunque mi exterior era de indiferencia, la procesión, como suele decirse, iba por dentro.


Bolsilibros - Servicio Secreto 597. Yo, el juez, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

El alguacil dijo: —Acusada, póngase en pie.La acusada obedeció.—La acusada mirará al jurado. El jurado mirará a la acusada.Doce rostros se volvieron hacia la acusada. El rostro de ésta se enfrentó con los de sus juzgadores.Entonces, yo dije:—Señor presidente del jurado, ¿han llegado ya ustedes a un acuerdo acerca de la culpabilidad o inocencia de la acusada?—Sí, Señoría —contestó el requerido.—Y ¿cuál es el veredicto?


Bolsilibros - Servicio Secreto 599. El asesino blanco, de A. Rolcest

Novela, Policial

Dave volvió la cabeza para mirar a la pista. No tuvo necesidad de buscar mucho. La acompañante de Bud Laskey parecía una antorcha encendida en medio de las demás parejas. Su espléndida escultura se revelaba a través del tenue vestido y cuando las evoluciones del baile hacían que estuviera de frente, Dave veía un óvalo perfecto, con el corte acentuado por el rímel, de unos ojos de trazo asiático y una boca pequeña, encarnada, con el labio inferior un poco adelantado en el que parecía asomar algo desdeñoso.


Bolsilibros - Servicio Secreto 600. La dama del aspa roja, de Clark Carrados

Novela, Policial

EL jefe de guardianes hizo girar el pomo de la puerta con la mano derecha y con la izquierda efectuó un gesto definitorio. —Pase, Brendyck. Al cruzar el umbral me quité el gorro. Avancé unos cuantos pasos y me detuve ante la pesada mesa de despacho, tras la cual se hallaba el alcaide de la penitenciaría examinando unos papeles. Homer Dugson era un hombre fornido y cuadrado, con mandíbula de luchador, bajo cuyo aspecto nadie hubiera podido sospechar se hallaba el cerebro de un abogado y un graduado en Sicología. Quitóse las gafas y separó la vista del papel para clavarla en mi rostro.


Bolsilibros - Servicio Secreto 602. La cueva de los muertos, de A. Rolcest

Novela, Policial

TODAVÍA no se había acercado al pueblo. El helicóptero descendió en la misma playa, y a muy pocos pasos del aparato, frente al mar, estaba el hotel. Aquel viaje estaba lleno de sorpresas, desde que salió de los Estados Unidos, con plaza reservada en el avión, hasta su llegada a Londres. Y luego el salto del Canal, en helicóptero, para llegar a Saint-Jacques. La última sorpresa había sido encontrar alojamiento en el hotel de lujo. Una cómoda habitación en el primer piso, cuyo ventanal enfocaba precisamente los acantilados que tantos recuerdos contenían para Jerry Skinson.


Bolsilibros - Servicio Secreto 603. El pasado amenaza, de Cliff Bradley

Novela, Policial

Uno de los lugares donde puede aprenderse más acerca de la especie humana es detrás de una mesa de juego. Roy Douglas estaba plenamente convencido de ello. 
En sus treinta y dos años de existencia había tenido amplias oportunidades para convencerse, aunque hasta los veinte fue nada más que un buen estudiante de Ciencias Económicas. Después, una mujer torció el curso normal de su hasta entonces tranquila existencia. Ejerció muchos oficios, pasó por muchas experiencias, a la sazón, era uno de los jefes de sala del «Seven Palms», en Las Vegas. 
Decir Las Vegas es, como se sabe, decir juego y sus derivados en gran escala. Toda clase de derivados. Roy llevaba cinco años largos allí. Sabía, pues, mucho acerca de los seres humanos.


Bolsilibros - Servicio Secreto 604. Conspiración, de Clark Carrados

Novela, Policial

El coche se me paró cuando más falta me hacía. Cinco minutos después de haber comprobado que la avería, por los medios de que yo disponía en aquellos momentos, era irreparable, estaba maldiciendo a todos los fabricantes de automóviles en general y al del mío muy en particular. La cosa no era para menos. Estábamos a mediados de noviembre y el invierno se anunciaba particularmente crudo. La noche se acercaba a pasos agigantados, obscureciendo el ambiente con rapidez, me encontraba a doce millas de mi punto de destino y, por si fuera poco, caía un espeso aguanieve que reducía considerablemente la visibilidad, a la par que abrillantaba el asfalto de la carretera.


Bolsilibros - Servicio Secreto 606. Noche amarilla, de A. Rolcest

Novela, Policial

El chasquido de la lluvia contra los cristales, fue despertándole, con una sensación de que los disparos de ametralladora seguían tanteando el sampán a bordo del cual dejó la costa china. 
Pero cuando verdaderamente sufrió una conmoción que lo obligó a incorporarse fue al darse cuenta de que se hallaba tendido en un lecho, entre sábanas blancas. 
No pudo reprimir una exclamación de asombro. Al momento, una enfermera acudió a su lado.


Bolsilibros - Servicio Secreto 607. La clave escarlata, de Clark Carrados

Novela, Policial

La noticia sacudió a la ciudad con el mismo estruendo que hubiera provocado la explosión de una bomba atómica. 
Reuben Symington, el millonario y prominente hombre de negocios, había sido hallado muerto de un balazo en la biblioteca de su lujosa mansión, situada en el número 2485 de Riverside Planters. 
La sacudida fue tan fuerte que llegó incluso hasta el lugar donde yo me hallaba de vacaciones. La distancia a la ciudad era de ochenta millas, pero aun así, los ecos de la explosión provocada por el asesinato me atronaron los oídos como si los hubiera tenido situados en la misma espoleta de la bomba.


Bolsilibros - Servicio Secreto 608. Un muerto acusa, de Alf Regaldie

Novela, Intriga, Policial

Chick Power dejó su automóvil en la playa de estacionamiento.Atravesó después la calle, nada frecuentada, para embocar en la calle siguiente.Advirtió el joven que un hombrecillo le sonreía a la vez que apresuraba el paso para salirle al encuentro.El hombrecillo debía andar más próximo a los sesenta que a los cincuenta, sus movimientos eran vivos y su manera de vestir, modesta, como vestían tantos y tantos ciudadanos americanos.Poco antes de llegar a la altura del joven, se destocó el hombrecillo, que preguntó:—¿Chick Power?


Bolsilibros - Servicio Secreto 611. Muerte por correspondencia, de Clark Carrados

Novela, Policial

El asesino era un humorista. Como tenía que anunciar su muerte a seis personas, a las cuales había jurado matar un día u otro, estimé que era demasiado trabajo escribir las cartas a mano o a máquina, por lo que las hizo en una multicopista.


Bolsilibros - Servicio Secreto 613. Sangre en Broadway, de Alf Regaldie

Novela, Intriga, Policial

King Morton, empresario del «Comedy Theatre», ubicado en el mismísimo Broadway, señaló un asiento a Jack Driscoll y a continuación se dejó caer en su sillón, situado detrás de su amplia mesa, en la que, además de cuatro teléfonos de diferentes colores, había gran cantidad de papeles. Dio un manotazo en la mesa, apartando un montón de papeles y murmuró para sí:—¡Es imposible! Terminaré por volverme loco. Driscoll contempló el grueso rostro del empresario como para darle la razón; pero su mirada se sintió irresistiblemente atraída por las piernas de Gipsy, la secretaria de Morton, piernas magníficas, impecables de línea y que se exhibían generosamente en gracia a lo corto y lo estrecho de la falda


Bolsilibros - Servicio Secreto 614. La ofrenda del diablo, de A. Rolcest

Intriga, Novela, Policial

Al terminar el baile, Kev propuso salir a la terraza. Muy cerca tenían el puerto, convertido en un estallido de lucecitas.Eida Raybel accedió. Su vestido le perfilaba la figura, de sobrias líneas. Su boca suave, de labios llenos, sonrió al tiempo que sus ojos grandes, castaño claros, quedaron fijos en su acompañante.—Pero tendrá que hablarme de la selva, capitán Burgan…—¡Desde luego, Eida! —rió el hombre.La cabellera de la joven se volcaba sobre los hombros desnudos, en suaves ondas, y refulgía tanto como sus ojos. Su acompañante, Kev Burgan, quedó medio paso rezagado, para poder apreciar el andar felino de la bella.


Bolsilibros - Servicio Secreto 615. Sonata de sangre, de Clark Carrados

Intriga, Novela, Policial

La mujer miraba aterrorizada la boca del cañón de la pistola que estaba situada a dos pasos escasos da ella. Su rostro estaba tan blanco Como el yeso de la pared en que se apoyaba y sus ojos parecían querer ir a saltársele de las órbitas. —Por favor… —susurró, haciendo un tremendo esfuerzo para hablar—. No…, no me mate.El asesino meneó lentamente la cabeza.—Lo siento, señora Rivers. Me pagan para ello, precisamente —contestó con voz impersonal, como si fuera un vulgar empleado atendiendo al público en la ventanilla de su oficina.


Bolsilibros - Servicio Secreto 618. La espada y la balanza, de Clark Carrados

Novela, Policial

Los tres diarios vespertinos de Rapids City daban una sumaría reseña del juicio, en el cual el gangster Don Gabinno había sido absuelto de la imputación de asesinato en la persona de Carl Merryman que le había formulado el fiscal del distrito. Todos daban una reseña más o menos acomodada a los gustos del público, pero el único de los tres que se había atrevido a formular un comentario por su cuenta, había sido el Courier, debido a la pluma de su redactor de sucesos, Lemmuel Ryan.