Irlanda, 1846 Bruce Cavendish es el marqués de Donegal, el extremo extremo de la tierra irlandesa, accidentado y salvaje, donde aún perdura el susurro de la magia de los antiguos celtas. Un joven que ha vuelto a Irlanda para cumplir con sus nuevas obligaciones, pero que no puede reprimir el grito de la sangre ni olvidar el pasado de una infancia dolorosa. Fionnula O'Halloran es una intrépida pelirroja de carácter indomable, hija del pueblo, que lucha por la independencia de su pueblo. Entre los dos, provenientes de dos mundos muy diferentes, hay un choque inmediato. Sin embargo, poco a poco, algo más que el rencor toma forma y florece en un amor contrastado, vivo y que todo lo abarca. Entre los ecos de carácter arcaico, el orgullo de un pueblo que nunca se arrodillará ante el dominio inglés, la lucha por la libertad y las intrigas del poder, Bruce y Fionnula emprenderán un camino tortuoso, guiados solo por la llamada del corazón, de hermandad, y de la conciencia de ser hijos de una misma tierra amada.
En la ciudad de Santa Ana existe la curiosa expresión «hijo de casa». Se llama así al huérfano abandonado en la calle que una familia adopta sin trámites legales. El hijo de casa debe ser fiel y agradecido. Y todos lo son, menos uno que decide exterminar a su familia adoptiva. ¿Por qué lo hace? ¿Qué hay detrás de ese gesto estúpido? Son las preguntas que martillean la cabeza de los parroquianos del café del mercado, el lugar donde se mata el tiempo diseccionando la vida de los demás. Pero son las mismas cuestiones que el doctor Abelardo Zamora, hombre lúcido y desencantado, quiere resolver para desenredar el absurdo misterio.
«Me siento mucho mejor porque he leído a Strindberg… No lo he leído por leerlo, sino por apretarme contra su pecho… ¡Esa furia, esas páginas conseguidas a fuerza de puños!». Estas palabras de Frank Kafka ahorrarían cualquier comentario sobre la obra de August Strindberg si no fuera porque todo lo dicho por el autor checo encuentra una confirmación deslumbrante y certera en «El hijo de la sierva», novela autobiográfica que cubre los años de infancia y adolescencia del futuro autor de «Infierno» y «Alegato de un loco». Ciertamente existe, en «El hijo de la sierva», una voluntad demoledora y un ataque sin paliativos contra el orden familiar y la hipocresía social. El conocido pasaje bíblico de Abraham y su sierva es utilizado aquí por Strindberg como comentario a una vida pletórica de crisis y experiencias que lindan con lo patológico; al ser trasladadas de la realidad humana al texto literario merced a una escritura ejemplar y rica en toda clase de hallazgos estéticos, se convierten, como elocuentemente previó Kafka, en la catarsis dolorosa pero necesaria de las más oscuras esencias del ser humano.
En 1874, el sueco Hans Bengler, tras abandonar los estudios de medicina, decide marchar a África con la intención de encontrar un insecto que nadie haya descubierto hasta entonces y con el cual hacerse famoso. Después de un penoso viaje por el desierto de Kalahari, llega a una estación de comercio donde lo acoge otro sueco, llamado Wilhelm Andersson, que se dedica a la caza de elefantes. Una mañana, Andersson trae consigo a un niño negro que, al parecer, se ha quedado huérfano. Impulsivamente, Bengler lo adopta y, como además ya ha encontrado el ansiado escarabajo, decide regresar a Suecia con el niño, al que le da el nombre de Daniel. Ya en la travesía de vuelta, Bengler topa con las primeras dificultades y prejuicios hacia el niño. «Serás objeto de curiosidad, de desconfianza y, por desgracia, también de malevolencia. La gente teme lo diferente. Y tú eres diferente, Daniel», trata de explicarle Bengler. Y en efecto, una vez en Suecia, la vida «civilizada» va aniquilando poco a poco a Daniel, que se siente solo y traicionado y ansía cada vez más volver a África.
Mini Ayala tenía un secreto: estaba enamorada. Se suponía que nadie debía saberlo porque Hank Olson, además de ser su mejor amigo, era su cuñado... por lo que se quedó callada y evitó arruinar la relación de su única hermana. El hilo estaba demasiado enredado. Irene Ayala no valoraba su matrimonio, menos el día que, decidió ser infiel en un circo, con un Domador de leones. La vergüenza que causó en las dos familias fue tan apoteósica que todo dio un giro radical: Hank perdió el respeto por los Ayala y Mini decidió huir del pueblo. Fue ahí donde el hilo se estiró. Ocho años han pasado y Hank sigue por la calle de la amargura, no se fia de ninguna mujer y se ha convertido en un déspota desalmado, mientras que Mini ahora es una gran reportera del mundo de la televisión, pero alguien tira de ese lazo que une eternamente y, les guste o no, ella regresa al pueblo y él comienza a sentir una conexión tan catártica como desgarradora. Cuando finalmente deciden darse una oportunidad, el pasado se interpone para recordarles que «El hilo ata y la piel se desgasta, el roce causa heridas y a veces no es suficiente arrancarlo con los dientes». Aún así, ¿apostarán todo al hilo rojo o preferirán quedarse en libertad?
Hay ocasiones en las que la vida nos enseña que sólo parándonos podremos ser capaces de encontrarnos. Cuando Luis Vaissé quiso buscar en su interior lo halló casi vacío; aun así, decidió iniciar junto a su padre el viaje que marcaría para siempre sus vidas. África regaló al anciano la posibilidad de quedar en paz con el pasado. A Luis le mostró la verdadera razón de la existencia: que el amor es lo que mantiene vivo al hombre.
El hombre del baobab es una novela tierna y apasionada, desgarradora y envolvente, de profundos sentimientos que desnuda sin pudor lo más íntimo del ser humano.
Keith Neudecker emerge de una enorme nube de humo aferrándose a un maletín y, cubierto de cenizas y cristales rotos, deambula confuso por las calles de Manhattan hasta llegar, sin saber cómo ni por qué, a la casa de su mujer, de la que lleva un tiempo separado, y de su hijo. Es el 11 de septiembre de 2001. El mundo ha cambiado para siempre. Ya no hay un antes, tan sólo queda un después. ¿Pero cómo imaginarlo siquiera? El hombre del salto es una novela que sobrecoge, asombra, hipnotiza. Don DeLillo esculpe cada palabra para contar cómo la devastación afecta las vidas de un pequeño grupo de personas entre las que se encuentra la familia de Keith, pero también abre una ventana a la paradójica normalidad con que uno de los terroristas, Hammad, se prepara para el martirio. La crítica ha considerado El hombre del salto como la mejor novela de DeLillo, calificándola de «obra maestra», atribuyéndole la capacidad que sólo los grandes novelistas tienen de ayudarnos a comprender y fijar nuestra propia historia.
Lírica y obscena, conmovedora y tremendamente divertida, El hombre de mazapán es un obra escrita con el virtuosismo de un Joyce, la potencia expresiva de un Henry Miller y el desenfado de un Rabelais. Esta crónica de una lucha contra la castidad, la fidelidad, la sobriedad y el honor, denostada en su momento por su irreverencia y su obscenidad, se ha convertido en un clásico y ha pasado a formar parte de la lista de “Las mejores 100 novelas del siglo XX” elaborada por la Modern Library. En el personaje de Sebastian Dangerfield, alias Hombre de mazapán, Donleavy ha sabido crear un tipo inolvidable. Irresponsable, sucio, seductor, embaucador y pobre de solemnidad, este americanoirlandés extraviado en la vieja patria que se tambalea desde el pub a la casa de empeños, murmurando proposiciones libidinosas al oído de toda muchacha que se le pone a tiro, está empeñado en la búsqueda de la libertad, la riqueza y la fama que siente que le pertenecen. Y, aunque se burla del mundo y de sí mismo, es tan frágil como esos bizcochos con figura humana que se deshacen entre los dedos. El talento de Donleavy logra trastornar el universo moral haciendo que el lector se deslumbre ante este héroe, ante su encanto, su ingenio y su feroz apetito por gozar de cada minuto de la vida.
Jozef Pronek, un joven crítico de rock , lleva en Chicago una vida de nómada al borde de la nada, recorriendo el circuito de los trabajos basura ofrecidos a los inmigrantes. Hemon nos desliza por el tobogán del tiempo a la adolescencia de Jozef en el Sarajevo de los años setenta, donde tenía una banda de rock ; nos lleva a Kiev, donde había ido a visitar a su abuelo, y conoció a George Bush (padre); asistimos a sus hilarantes, gozosos, primeros encuentros con el sexo; a su humillante experiencia como soldado; a su vida cuando aún podía ser un hombre de algún lugar. Pero ¿quién es realmente Jozef Pronek, ahora, en los años noventa? ¿Por qué ambiguos narradores construyen a Pronek a la manera de un cuadro cubista de múltiples facetas?
En esta obra la autora refleja la resignación y desesperanza interior de los años previos a su exilio. Aborda el destino de una familia de origen alemán que espera con ansiedad la autorización para abandonar Rumanía. Los personajes, asfixiados por unas fronteras no solamente geográficas, trazadas por los aparatos represivos de la dictadura, reflejan una gran tensión en sus vidas. «He escrito un libro titulado El hombre es un gran faisán en el mundo. Ése es un giro rumano. En rumano es muy frecuente decir “He vuelto a ser un faisán”, que significa: “He vuelto a fracasar”, “No lo he logrado”. O sea, en rumano el faisán es un perdedor, mientras en alemán es un arrogante fanfarrón. Como se sabe, el faisán es un ave incapaz de volar, vive en el suelo. Cuando empiezas a cazar y todavía no sabes hacerlo bien, cazas faisanes. La presa más fácil, puesto que el faisán no puede escapar. Los rumanos han incorporado ese rasgo a su metáfora. ¿Y cuál han tomado los alemanes para la suya? Las plumas, el plumaje, lo cual es muy superficial. La vida del animal no interesa a la metáfora alemana; a los rumanos les interesa la existencia del ave, y eso me fascina.» Herta Müller «Precisamente ahora, 20 años tras la caída del muro de Berlín, es una señal maravillosa que se honre con el Nobel de Literatura a una escritora que ha vivido esta experiencia en carne propia.» Angela Merkel
En una desapacible noche de tormenta, a altas horas de la madrugada, un hombre encuentra una bella mujer sola, vagando por las calles de la ciudad. Se ha perdido y él decide ayudarla. Pero la joven resulta ser alguien especial y, desde entonces, la solitaria vida del caballero sufre una transformación radical: comienza a frecuentar fiestas, conoce gente famosa del mundo del espectáculo, y vive una apasionada historia de amor. El hombre, un funcionario divorciado y sin apenas amigos, descubre, asombrado, que la vida puede brillar con mil tonos distintos. El hombre gris cambia de color. Pero existe un precio a pagar.
¿Cómo diablos pasó esto? ¿De qué se me acusa? ¿Qué ocurrirá con mi familia? César Romano no encontró respuesta a sus cuestionamientos, Miércoles al mediodía: sale de su casa; repentinamente, se le cierra un vehículo del que descienden dos personas. A jalones, lo bajan de su auto. Policía judicial... orden de aprehensión. Ahí comienza su pesadilla. Inmerso en la corrupción de jueces, miniterios públicos y policías judiciales, se ve obligado a sobrevivir en el infierno de la cárcel, y a enfrentarse a abogados penalistas que extorsionan por igual a sus clientes que a sus oponentes, cuyos excesos, desfiguros y cuestionables métodos son tan válidos y normales como el pan nuestro de cada día. En la prisión, todos dicen lo mismo: no cometí crimen alguno.
Una novela romántico-erótica, dramática e hilarante a la vez, que nos introduce en la historia de Ana, quien, en plena crisis existencial, se verá inmersa en una serie de acontecimientos que cambiarán su visión del amor, del sexo, y su vida entera. Ana tiene cuarenta y dos años, está sin pareja y su hijo adolescente se encuentra estudiando fuera del país. Su rol de madre ha cambiado y el trabajo no le proporciona las mismas satisfacciones... Hasta que Hernán Gelli llega a su vida. El joven contable de veintiocho años despierta en ella deseos inconfesables y una extraña inquietud. Animada por sus amigas, y con la excusa de recabar información para un artículo, Ana le hace una propuesta que la lleva a mantener tórridos encuentros en una habitación temática ambientada como una cárcel en el motel Séptimo Cielo. Pero cuando ella se marcha a la costa en busca de un poco de paz para escribir el guion de su novela, algo comienza a cambiar. Muy cerca, en una finca llamada El Quinto Infierno, veranea Martín, el primo de Hernán. Una silla de ruedas no logró que desistiese en su empeño de ser feliz, y tampoco impedirá que Ana se sienta subyugada por su encanto. En ese lugar coinciden los tres la última noche del verano, y un cúmulo de acontecimientos imprevistos hará que la culpa se enfrente al amor. Igual que ocurrió diez años antes, dos hombres lucharán por el amor de una mujer. Pero en esta ocasión la culpa llevará todas las de ganar.
Sam y Henny Pollit tienen muchos niños, poco dinero y se odian demasiado entre sí. Cuando Sam utiliza, para alimentar la voracidad de su ego, la veneración que sienten sus hijos por él, Henny lo observa con sombría desesperación, consciente de la amarga realidad que subyace a sus locas visiones. Escalofriante novela de la vida familiar, de la relación entre padres e hijos, maridos y esposas, «El hombre que amaba a los niños» está reconocida como un clásico contemporáneo.
Un hombre que huye llega a un pueblo desolado e ignoto, donde encontrará refugio siempre que acepte el papel que sus parroquianos quieren atribuirle, convirtiéndose en una especie de mesías.Con una prosa depurada, llena de belleza y melancolía, se desgrana la historia del personaje, que no tiene otra alternativa más que resignarse a convertirse en otro, y se exploran los viejos problemas inherentes a la condición humana: la identidad, el poder del deseo y los límites difusos entre la realidad y el sueño.
El hombre que mira, publicada en 1985, es una de las novelas más atrayentes de Alberto Moravia, un relato lleno de sorpresas, de pistas y de fineza en el que intenta aclarar la enigmática dicotomía entre carnalidad y amor. El protagonista, un ex militante de izquierda convertido en profesor de francés, llamado Dodo, es «el hombre que mira». Admite que ama y vive lo que sus ojos ven. Incorregiblemente curioso, se regodea mirando y transmite sus pensamientos acerca de su extraña afición, originada por ciertos traumas familiares. El autor se sirve de un adulterio fuera de lo común, para conducir el relato hacia zonas poco exploradas del alma humana y retratar un universo cerrado, dominado unas veces por el exhibicionismo y otras por una curiosidad peculiar: aquélla en la que el hombre que mira, renuncia a llegar al fondo de las cosas porque, de conocer la verdad completa, perdería el irrenunciable placer de mirar. Con una audacia sólo al alcance de los grandes maestros, Moravia sorprende, una vez más, con su capacidad de renovar enteramente el planteamiento de los grandes temas clásicos, en este caso la lucha del hijo contra el padre o la del amor idealizado frente a la pulsión sexual. El libro fue llevado al cine en 1993 por el director italiano Tinto Brass.
1962. Desde el retiro y soledad de su casa en Inglaterra, el capitán Stanley Lord, alejado del mundo y repudiado por todos, pone en claro los recuerdos de toda una vida en un largo diario destinado a su difunta esposa. Una vida marcada, sobre todo, por un hecho: el hundimiento del Titanic. Medio siglo después de aquella lejana y fatídica noche, el doloroso recuerdo no deja de perturbar el pensamiento del capitán un solo día. A partir de entonces todo fue una pesadilla: juicios en Estados Unidos y Gran Bretaña, desprecio público, una bien ganada reputación como excelente capitán de barcos arruinada para siempre…, en definitiva, una vida robada. Pero ¿por qué? Porque aquella noche del 14 de abril de 1912, el capitán Lord se encontraba al mando del buque Californian, el barco que, según todos, pudo haber salvado la vida de las más de 1500 víctimas mortales. Sin embargo, en su testamento vital el capitán desvelará datos que solo algunos conocían y que nadie quiso investigar, como la existencia de un tercer barco «fantasma» que se encontraba en las inmediaciones del Titanic y que no acudió en su auxilio o la presencia de un misterioso personaje llamado Philwood que parecía saberlo todo sobre la catástrofe…
Agustín Lázaro se dedica a traducir tras dejar su carrera docente, vive desanimado: un taedium vitae progresivo que lo corroe desde que su novia, Marta (otra profesora; culta, circunspecta y maniática de la higiene, y una fiera desinhibida en la cama) lo dejó de la noche a la mañana y sin ninguna explicación. Agustín no hizo nada por renconquistarla y se da de baja por depresión, des de entonces fue encerrándose más y más en su soledad. Aficionado a coleccionar conocimientos inútiles, cuando no traduce disfruta navegando en Internet. Últimamente, graba los únicos programas de televisión que soporta: los concursos culturales. Su preferido es el de sobremesa, Quien sabe, gana, decano del género. Su sorpresa es mayúscula cuando un día descubre a Marta concursando en él.
Ibiza, 1999. María y sus hijos, Ángel y Alba, de cinco y siete años, llegan a la playa una apacible tarde de septiembre después de saber que el vuelo del padre, Salvador, ha sido cancelado y que llegará con el último avión de la noche. Lo que pasará en aquella pequeña cala cambiará todo para siempre. Esta es la increíble historia de Salvador Martí, el hijo que tendrá que luchar contra el destino cuando recibe una herencia envenenada de su padre; el chico que, avergonzado del mundo, encontrará pronto refugio en las páginas de los libros; el poeta que buscará su reflejo en las palabras de las mujeres y los hombres que, antes que él, supieron escribir con belleza y verdad su despedida. El viaje que vivirá Salvador, a través de los personajes que irá encontrando a cada lado del espejo, es un canto a la vida, que desdibuja las fronteras entre la realidad y la imaginación, entre las obsesiones y los sueños, entre el bien y el mal, entre Dios y el Diablo. El protagonista verá cómo se borran los límites entre la vida y la muerte, como dos caras de la misma moneda.
Cuatro años han pasado desde que, en el tren que lo conducía de Venecia a Madrid para representar el «Otello» de Verdi, el cantante catalán El «León de Nápoles» viera por primera vez a Natalia Manur, a su marido, el banquero Manur, y a Dato, un extraño acompañante. Natalia dormía, el rostro cubierto por una espesa melena, mientras su marido y Dato miraban el paisaje absortos en sus pensamientos. Pero en ese compartimiento, y entre esos cuatro personajes, iba a comenzar una historia de pasiones llevadas hasta sus últimas consecuencias. Últimas al menos para el hombre sentimental, que todos relacionamos con el artista o el pensador y quizá sea en realidad el hombre de negocios, el hombre de acción. Galardonada en 2000 con el Premio Internazional Ennio Flaiano de Novela, «El hombre sentimental», escrita con un ritmo que se acelera progresivamente hasta un inesperado desenlace, es el libro que, corno señaló Juan Benet, dio inicio a una etapa nueva y mas íntima en la obra de Javier Marías. «Javier Marías ha escrito una excelente novela. Sutil en los análisis psicológicos, preciosista en su desarrollo, insospechada en su final. He pensado —pienso— en Proust y Unamuno.»