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Bolsilibros - Servicio Secreto 807. El crimen no compensa, de Burton Hare

Intriga, Policial, Novela

Realmente, todo comenzó aquella noche de verano, asfixiante, en la que Burnett me encontró en «La Esquina», transpirando y aburrido. Si ustedes conocen Nueva York ya sabrán la clase de noche a que me refiero. El calor se desploma sobre uno como una masa de plomo húmedo y chorreante. Hace tanto calor, y tan pegajoso, que hasta la piel le molesta a uno al menor movimiento. Burnett era un tipejo esmirriado, delgado y macilento, con una piel transparente que daba pena. Pero era astuto y siempre tenía ideas con las que sacar algún dinero. Aquella noche, después de encender un cigarrillo, preguntó: —¿Quieres ganarte uno de cien, Tony?


Bolsilibros - Servicio Secreto 811. Lista mortífera, de Clark Carrados

Novela, Policial

El auto rodaba a una marcha normal por la autopista. Una sola persona viajaba en su interior. Tenía unos treinta y cinco años y era de físico muy agraciado. En el momento actual, Walter Braddalon se sentía sumamente contento. Una dama, que durante algún tiempo, se había sentido particularmente reacia a aceptar sus galanteos, se había rendido al fin.


Bolsilibros - Servicio Secreto 819. La muerte en celuloide, de Alar Benet

Novela, Policial

En la sala de conciertos de Andrew Carnegie se habían dado cita las figuras más destacadas de Nueva York No pocos políticos, financieros y diplomáticos se trasladaron desde Washington y otras poblaciones para escuchar a Giovanni Melotti en el único concierto que dirigiría en los Estados Unidos. El eminente músico pensaba ir a Europa para refrendar, mía vez más, su indiscutible genio.


Bolsilibros - Servicio Secreto 820. Las gaviotas lo saben, de George H. White

Novela, Policial, Intriga

Max Basehart, pianista mundialmente famoso por su «Sinfonía Espacial», es también todo un conquistador a pesar de la ceguera provocada por un accidente. Envidias y conflictos de intereses económicos y sentimentales llevan a su cuñado Robert Bennett a atentar contra su vida, la de su secretaria, el marinero mexicano que los acompañaba y su perro Mystic. Confabulado con Madga, esposa de Basehart, ambos denuncian la desaparición de Max a las autoridades… Sin embargo, pronto los problemas empiezan a multiplicarse. Basehart parece estar haciendo extrañas visitas post mortem a su viuda y hermana de Bennett y el perro Mystic aparece sano y salvo. Lund, íntimo amigo de Max Basehart, se propone llegar al fondo de un turbio asunto lleno de recovecos.


Bolsilibros - Servicio Secreto 821. Una celda en San Quintín, de Cliff Bradley

Intriga, Policial, Novela

Ernie Holker pegó la espalda en la pared y miró hacia el vigilante situado a corta distancia, pero que en aquellos momentos no se ocupaba de ellos. Luego, a los dos hombres que tenía delante. Eran jóvenes, pero muy distintos. Sam «Lightfingers» Prowsett, de treinta y dos años, alto, delgado, de cabellos rubios y cara afilada, ojos claros y boca fina, estaba cumpliendo una condena de doce años por robo con lesiones. Joseph «Rough» Leskowitch, de veintiocho, cumplía veinte por homicidio. Ambos tenían a sus espaldas un interesante historial. Ahora permanecían muy atentos a sus palabras. El propio Ernie «Dum-Dum» —Ernie para sus amistades y la policía— estaba considerado como uno de los inquilinos más importantes de San Quintín. Se había librado de la cámara de gas únicamente a causa de la destreza de su abogado y la desaparición muy oportuna de cierto testigo de cargo, pero cumplía cadena perpetua por homicidio en primer grado. Contaba treinta y siete años, era alto, fuerte, de duras facciones y fríos ojos negros. Había ido a la Universidad y fue teniente de «marines» en Corea hasta que alguien reveló en un periódico que solía convertir en balas «dum-dum» los proyectiles de su pistola y su metralleta. Eso le costó un Consejo de guerra y la pérdida de su graduación, más cierta permanencia en una prisión militar, dejándole el apodo y también un profundo rencor hacia la milicia en particular y la sociedad en general. Puesto en libertad y desmovilizado, no había tardado en demostrar sus sentimientos, culminando con el asesinato a sangre fría del periodista que lo descubrió, asesinato que no le pudieron probar, aunque centró sobre él la atención de toda la Prensa del país. Gracias a eso, meses más tarde era capturado, convicto de un nuevo crimen de sangre, y recluido en San Quintín, donde gozaba de mucha consideración entre sus camaradas.


Bolsilibros - Servicio Secreto 823. Las huellas del terror, de Burton Hare

Intriga, Novela, Policial

Hay pocos días en la vida de un niño que no dejen en él un recuerdo que perdura en su mente durante un tiempo. Para el chiquillo, al que la vida se abre ante sus ojos como un maravilloso misterio, todo es nuevo, todo debe ser estudiado, experimentado. Todo merece su atención. Y lo recuerda, piensa en esas novedades que sólo lo son para él, y luego las olvida, cuando otra cosa más excitante remplaza a lo ya conocido. No obstante, Jimmy Shurk no olvidaría jamás aquella noche, por años que viviese. Jimmy había cumplido recientemente los ocho años, lo cual le confería, ante los ojos de sus amiguitos más pequeños, una categoría casi matusalénica.


Bolsilibros - Servicio Secreto 827. Llorarás a tus muertos, de Burton Hare

Novela, Policial

LA ausencia de luz era total, absoluta. La negrura la sumía en una terrible incertidumbre. Sus ojos trataban de horadar las tinieblas, pero no podía ver nada. Quizá nada existía. Ni ella misma. Solo aquella espantosa negrura húmeda que la envolvía como un sudario, una mortaja impalpable. Con los ojos cerrados, suspiró y luego los abrió. Siguió sin ver nada. La lluvia continuaba empapando su impermeable. El agua de lluvia y el sudor de angustia resbalaban a lo largo de sus mejillas. Notó que las palmas de sus manos estaban demasiado frías…


Bolsilibros - Servicio Secreto 829. Una mujer diabólica, de Alar Benet

Novela, Policial, Intriga

Janet Hogan terminó de ordenar pendientes en el amplio escaparate de la joyería. Su jefe, un rumano evadido de su patria, Lascar Bratiano, la miraba desde la caja con expresión satisfecha. La jornada había sido magnífica, con una venta superior a los cincuenta mil dólares, y aún faltaba una hora para el cierre del establecimiento, situado en Cedar Street, frente a la Clearing House, en las inmediaciones de Broadway. El negocio prosperaba y, justo era reconocerlo, debíase en gran parte a la amabilidad y al don de gentes de Janet Hogan. Lascar Bratiano le daba, a título de gratificación, el cinco por ciento de los beneficios, con lo que ella podía vivir lujosamente, frecuentando los mejores círculos sociales de Nueva York. La mujer puso en la amplia vitrina la bandeja de terciopelo negro y regresó al mostrador para atender a un caballero que acababa de entrar en la tienda. —¿Qué desea? —Decirle que es usted preciosa y…


Bolsilibros - Servicio Secreto 831. Muerte en la azotea, de Burton Hare

Intriga, Novela, Policial

Jessy llenó las tazas de café y ofreció una a Clive Dalton. Éste dijo: —¿Dónde está Tora? —No lo sé, Clive. Confieso que estoy inquieta por él. Pasa todo el tiempo fuera de casa… Y nunca me dice dónde va. —Ha transcurrido una semana desde el proceso. Ya debería haber comprendido que él no puede cambiar nada. Sorbió su café. Los grandes ojos rasgados de la muchacha, no se apartaban de él. —Clive… —Dime. —¿No se puede hacer nada?


Bolsilibros - Servicio Secreto 832. La orgía de los gangsters, de A. Rolcest

Novela, Policial

Su nariz era una gárgola y, al darle fuego el otro surgió del mechero de gas una llama demasiado grande. Stransberry tuvo que echar atrás la cabeza para salvar la nariz. —¿Es que quiere señalarme, Hasson? —preguntó, mirando furioso al que sostenía el encendedor. Los dos estaban excitados. Ya llevaban media hora diciéndose cosas desagradables. Stransberry era el gerente artístico de la productora de films para la televisión. Hasson, guionista.


Bolsilibros - Servicio Secreto 833. Alta infidelidad, de Cliff Bradley

Novela, Policial

La voz de Cinderella Jones era dulce y cálida como un arrullo, pero a él le sonaba siempre como un clarín de ataque. Una hora y veintidós minutos más tarde su Aston-Martin deportivo de color azul oscuro se detenía delante del número 226 de Runnymere Street, frente a un edificio moderno de cinco pisos dedicado a oficinas. Entró en el edificio, saludó cortésmente al portero y subió al piso tercero, yendo a llamar a una puerta sobre la cual se leía: «J. C. Browniston. Enterprises».


Bolsilibros - Servicio Secreto 842. Escrito en el polvo, de Clark Carrados

Intriga, Policial, Novela

La habitación estaba en penumbra, aunque para un recién llegado, habría creído en el primer momento que reinaba una casi total oscuridad. Sin embargo, había claridad. La fuente de dicha luz estaba a ciento cincuenta millones de kilómetros y era el Sol. Un rayo penetraba a través de un redondo orificio, de un centímetro de diámetro, practicado con una barrena en los cerrados postigos de la ventana. El rayo empezaba en el Sol y terminaba en la mejilla izquierda de un hombre. El hombre estaba sentado sobre una silla, cuyas patas se hallaban sólidamente atornilladas al suelo. Fuertes ligaduras le inmovilizaban en absoluto. Ni siquiera podía mover la cabeza. El respaldo tenía una prolongación a la cual había sido sujeto el cráneo, por medio de una ancha banda de cinta adhesiva.


Bolsilibros - Servicio Secreto 844. Detective por error, de Clark Carrados

Novela, Policial

A Frank Rymer siempre le habían gustado las mujeres altas. Tal vez era porque sentía complejo de bajito. En realidad, Frank no lo era. Ciertamente, tampoco era un hombre alto. En realidad, no se le podía considerar como esa imagen estereotipada del mozallón norteamericano, alto, rubio, de anchos hombros y mirada entre cándida y resuelta que tanto han popularizado revistas gráficas, cine y televisión.


Bolsilibros - Servicio Secreto 852. Algo más que un atraco, de Burton Hare

Intriga, Policial, Novela

Habían caído en una emboscada y no tenían salvación posible. Sus uniformes negros se confundían con la oscuridad de la noche, pero les tenían cercados. Iban a morir y de eso no cabía duda. Por fin, aquellos monos amarillos iban a salirse con la suya. Las ráfagas de las ametralladoras retumbaban en la inmensa selva. Las balas aullaban a su alrededor, tronchando el follaje, abatiendo las ramas y, de vez en cuando, horadando los cuerpos que se acurrucaban buscando una salvación que les estaba negada… Y él no quería morir. Era una sensación curiosa aquélla. Había pensado muchas veces en la muerte… les habían enseñado a pensar en ella y a mirarla casi con desprecio. No quería morir. Pero no tenía escapatoria. De momento, podían mantener a aquellos macacos a distancia gracias a sus formidables armas automáticas, pero cuando ellos empezasen a emplear los morteros que no podían tardar en entrar en acción… bueno, el asunto estaría acabado. Las explosiones…


Bolsilibros - Servicio Secreto 854. Operación Kasbah, de Frank Caudett

Intriga, Policial, Novela

Las calles olían mal. A mezcla de escombros, orín, excrementos, animales muertos en estado de descomposición y toda clase de porquerías no imaginables. El ambiente de aquel barrio misterioso, sombrío y mezquino, último baluarte de una civilización que en su mismo cénit encontrara el ocaso, era denso y agobiante como doscientos años atrás. La vida de aquellos seres podía decirse que seguía igual. La lucha por la subsistencia seguía siendo tan primitiva como entonces. Frankie McCasland giró la cabeza levantando los ojos hacia el «Mirador de Europa».


Bolsilibros - Servicio Secreto 855. La hora negra, de Alf Regaldie

Intriga, Novela, Policial

Charles Lawford pensó que las prisiones siempre resultaban deprimentes, aunque sus constructores procurasen darles cierta alegría al hacerlas. Había hecho, Charles, los planos para un gran sanatorio dedicado a enfermos nerviosos y dirigía su construcción personalmente para que no pudiesen desvirtuar lo que había plasmado en los planos. Y pese a la alegría que había logrado darle, resultaba triste, simplemente, al pensar al fin a que estaba destinado. Y las prisiones eran peores. Sentía más lástima aún por los delincuentes que por los pacientes afectados por enfermedades nerviosas o mentales. Estaba entregado a tales pensamientos cuando apareció Paul Gray, el veterano arquitecto.


Bolsilibros - Servicio Secreto 857. Un lugar donde morir, de Burton Hare

Intriga, Policial, Novela

El investigador privado David Curtis, viaja por la carretera camino de Tampa, cuando en las inmediaciones de Merryland City se ve sorprendido por un gran despliegue policial controlando las carreteras de acceso a la pequeña ciudad. Después de atravesar la población y al continuar viaje hacia el sur, ve interrumpida su marcha por un control policial. Sin ningún tipo de explicaciones los agentes que lo integran revisan concienzudamente todo el coche incluyendo el maletero. Al no recibir ninguna respuesta a sus preguntas por el motivo del registro, continua su marcha, alterado por el brusco comportamiento de los policías, en busca de un motel donde pasar la noche.A los pocos kilómetros ve una figura en el borde de la carretera que agita desesperadamente los brazos para llamar su atención. Es una hermosa muchacha, muy joven unos veinte años. La recoge en su coche y ante sus preguntas, le dice llamarse Valery, se dirige a Tampa y se encuentra en un gran apuro, que no quiere revelar, hasta que al fin angustiada rompe en sollozos.Tras éste fortuito encuentro, el tranquilo hasta ahora, viaje de David, cambiará drásticamente. La chica es la hija del alcalde de la cercana población de Merryland, huye de la tiranía de su padre, el cual maneja una trama de corrupción junto con la policía local enredada en turbios asuntos.Contratado, por los ciudadanos honrados de la población, el gerente del hotel y algunos comerciantes, David investigará los sucios manejos del alcalde, los policías corruptos y una sórdida secta llamada El Paraíso fundada por el Gran Maracott y dirigida por los Grandes Hermanos. Al mismo tiempo tendrá que rescatar a la bella y sensual Valery del encierro en la que se encuentra recluida por su indigno padre, que no ve con buenos ojos la rebeldía de su hija ante su deshonroso proceder.Resumen extraído de: http://bolsilibrosblog.blogspot.com.es/


Bolsilibros - Servicio Secreto 859. Intermedio fatal, de Alfred Grass

Novela, Policial

Bill Crawford lanzó un suspiro y, alzando un dedo, reclamó una nueva dosis al barman. Frente a él, sobre el pulido mostrador, había dos copas. Una vacía, y la otra llena de «whisky sour». —Otra, Joe —pidió. El barman lo miró, frunciendo el ceño. —Perdón, señor... ¿Quiere otro «whisky sour»? —Exactamente.


Bolsilibros - Servicio Secreto 869. Con la piel de un muerto, de Frank McFair

Novela, Policial

El hombre le dio un brusco giro al volante. Tan brusco, que su cuerpo fue lanzado contra la ventanilla y se dio un golpe en el hombro. Ello le hizo perder el control del coche. Comprendió que el choque era inevitable, y dominando el dolor, trató de volver a girar el volante. Solo lo consiguió a medias y entonces se produjo el choque. No recobró el conocimiento hasta casi diez horas después, en el quirófano del hospital.


Bolsilibros - Servicio Secreto 870. La dama del expreso, de Alar Benet

Novela, Policial

La mujer aspiró voluptuosa el humo del cigarrillo emboquillado, mientras, distraída en apariencia, miraba en torno suyo. A través del cristal del departamento por el que pasaba vio a un hombre de unos treinta años y facciones enérgicas que leía un libro. ¿Por qué, estando solo, no corrió la cortinilla interior para ocultarse a la ajena observación? En la plataforma del tren se repitió la misma pregunta, sin acertar a darse una respuesta. ¿Cuál era el misterio de aquel desconocido que rehuía el trato de los demás viajeros del expreso? ¿Por qué le irritaba su actitud?