Michel, nacido y criado en el seno de una familia puritana, contrae matrimonio con Marceline para complacer a su padre moribundo. Durante un viaje por el norte de África enferma gravemente, y en su convalecencia descubre la sensualidad y el placer por la vida. Esta revelación provoca un cambio radical en su manera de vivir y le lleva a la liberación de ataduras morales. El inmoralista es una parábola sobre la dialéctica entre la naturaleza y la moral, así como una reflexión sobre el despliegue de la libertad individual. Gide concibió esta obra como apéndice de otro relato, La puerta estrecha, que redactó simultáneamente. La obra fue un fracaso y Gide, descorazonado, pensó dejar la literatura.
Denzil Romero llegó a la ficción venezolana contemporánea por el camino del silencio y la espera: sólo a los cuarenta años se dejó ver en un primer libro de relatos, Infundios, con el que dejaba al descubierto la cabeza de iceberg: lecturas, maduración, seguridad, manejo de Ja materia narrativa, universo personal. Los nuevos textos que se recogen ahora en El Invencionero confirman las cualidades de una escritura que, entre otras cosas, está distinguida por lo imaginario. Su sabrosa erudición le permite viajar por el pasado y recomponer los presentes en un Cruce de fuegos; el regusto por la palabra le hace paladear y anexar con naturalidad sus vocablos; las suculentas digresiones barrocas entroncan sus narraciones con las letras de todos los tiempos. Gracias a esas propiedades los 'cuentos' de El invencionero transcurren en parajes de lo vago donde toda realidad se disuelve, según el epígrafe de Stephane Mallarmé.
En uno de los peores momentos de la guerra fría son abatidos a disparos dos voluntarios noruegos que llevan a cabo una misión secreta en la frontera entre Finlandia y la Unión Soviética. El incidente tiene importantes repercusiones internacionales. La intriga, que tiene sus raíces en los tiempos de la ocupación nazi de Noruega, se basa en un complejo caso de espionaje cuyos escenarios son la ciudad de Oslo y las inmensas extensiones heladas del Ártico lapón. Clare Francis nos ofrece una excelente narración a la altura de los más grandes autores del género. La acción, llena de dinamismo, absorbe la atención del lector hasta la última página.
Dos mujeres se reencuentran en lo alto de un acantilado tras dieciocho años de ausencia. El pasado que une a estas dos mujeres, Nuria y Elisa, está construido a base de amor, renuncia y dolor. Su reencuentro significará el retorno a ese pasado perdido, a su adolescencia, sus recuerdos y las personas que dejaron atrás.
Publicado en 1898 de forma anónima por Elisabeth Von Arnim, Elizabeth y su jardín alemán relata, a modo de diario, el transcurso de las estaciones en las plantas, las flores y los paisajes del jardín de la autora. Es una historia de la felicidad. La felicidad que encuentra Elisabeth en su jardín, sus desvelos por convertir una finca abandonada en el jardín de sus sueños, los juegos con sus hijas, las tardes al aire libre, los paseos bajo la luz de la luna. En tono irónico, la autora va desvelando su indiferencia por una sociedad rígida y conformista de la que ella se siente ajena y de la que procura distanciarse «recluyéndose» voluntariamente en su paraíso particular. No falta el humor. La forma de referirse a su marido «El hombre Airado» que ni la entiende ni lo pretende, o a sus tres hijas, «La niña de abril, La niña de mayo, La niña de junio», son un reflejo del carácter sensible y elegante de la autora.
Una obra póstuma, aunque terminada en vida, sobre la complejidad del amor y de la creación artística. Por el Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway.
La concepción y redacción de El jardín del Edén se inició en 1946, contemporánea de otras novelas que vieron la luz en vida del autor, como El viejo y el mar o París era una fiesta. Pero no llegó a las imprentas hasta veinticinco años después de la muerte de Hemingway.
Es, por tanto, una obra póstuma, aunque terminada en vida, que trata, con una interpretación profunda, gran imaginación y una prosa vivaz, sobre la complejidad del amor y de la creación artística a través de un atípico triángulo amoroso entre el protagonista, David Bourne, su mujer Catherine y una joven que la propia Catherine coloca en el camino de su marido.
No se trata exactamente de una novela autobiográfica, aunque el protagonista sea un escritor americano al que empieza a saludar el éxito, ni de una novela sobre un atípico triángulo amoroso. Es, más bien, la revelación de la ternura y vulnerabilidad que Hemingway, como ser humano, ocultaba tras su imagen pública; la amarga explicación de las características principales del artista y del precio que ha de pagar para mantener su vocación; y el nacimiento de una de las heroínas más logradas y complejas del autor: Catherine Bourne.
Cuarto volumen de la biblioteca D. H. Lawrence (1885-1930), en el que se recogen sus novelas El zorro, La mariquita y La princesa, entre otras. El autor de El amante de Lady Chatterley fue seriamente censurado en su época. Esta reedición de su obra completa es fiel a los textos originales, tal como en su día los entregó el autor a su casa editorial. Una magnífica oportunidad de acercarse a una de las mentes más lúcidas y perturbadoras, que trataron el amor y la sexualidad con un talante inédito.
El humor, cierta dosis de ironía, la sátira abierta a veces, una ternura siempre controlada y un pensamiento que lo baña todo, caracterizan la obra de este gran creador. «El jardín de las malicias» es un conjunto de relatos que nos sirve para ilustrar tan variadas características: desde la nostalgia infantil de «Dulces recuerdos» a la sátira feroz de «Nochebuena entre infieles», de la fábula mitológica del príncipe Arjuna —el aprendizaje del amor y de la guerra— hasta la burla de «El camino de nuestra vida», para desembocar en la parodia de inspiración cervantina de «El rapto», o en esa cruel fábula de «El prodigio».
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, el joven Stephen es enviado a la casa de verano de su familia, en Japón, para recuperarse de una tuberculosis. Allí descansará, nadará en las sanas aguas del mar y pintará bajo la brillante luz que baña la costa. Estará en un ambiente tranquilo y solitario hasta el encuentro con cuatro residentes locales: una hermosa joven japonesa y tres personas de edad más avanzada. Lo que surge a continuación es una narración, a un mismo tiempo, clásica y extraordinariamente singular. El joven protagonista tendrá su propia aventura existencial, pero será el despliegue de la historia de Matsu, Sachi y Kenzo lo que atraerá la atención y lo que el lector recordará al terminar las páginas de este apasionante libro. Con las líneas narrativas claras, sencillas y deslumbrantes del mejor arte oriental, Tsukiyama ha creado una pequeña y conmovedora obra maestra. La crítica norteamericana ha alabado a Gail Tsukiyama por sus vívidos personajes y su prosa cristalina. Los críticos europeos han aclamado la exquisita belleza de los serenos ambientes que describe. Pero, sobre todo, son los lectores de todo el mundo quienes están disfrutando con este libro, al hallarse en manos de una fuerte narradora, poseedora de la sabiduría y el corazón cálido de un alma antigua. Gail Tsukiyama nace en San Francisco donde transcurre su infancia. De madre china y padre japonés, actualmente vive en El Cerrito, California, y se dedica a escribir su siguiente novela.
Una cofradía de vanguardistas se ve cercada por un acuarelista vengativo. Un heredero se afana en buscar a la prostituta que ilusionó su infancia. Un abogado planea la artística violación de su secretaria. Un cachorro es misteriosamente torturado en un bungalow vacacional. Repleto de propuestas alarmantes como estas, «El jardín japonés» recurre a la ironía, la violencia, la sátira y hasta a la melancolía como estrategias narrativas principales. Ajeno del todo a las viejas convenciones verbales, decorativas y sentimentales de la narrativa latinoamericana, este volumen ofrece una colección de relatos feroces e intensos, con una prosa que es, a la vez, adictiva y hospitalaria para con el lector.
Obra estrenada en el teatro de Eslava de Madrid, el día 9 de diciembre de 1918. Andrés, un campesino de un pueblo del norte de España, abandona a su novia para casarse con otra mujer. Cuando el matrimonio tiene su primer hijo, aparece en la puerta de su casa otro niño recién nacido abandonado, «El jayón».
Terminado en 1833, cuando a su autor le quedaba poco más de tres años de su breve y azarosa vida, El jinete de bronce está considerado una de las obras señeras de la madurez de Pushkin. En sus 481 versos describe la inundación que asoló San Petersburgo el 7 de noviembre de 1824. Tras un exordio en el que se ensalza la figura de Pedro el Grande, fundador de la ciudad, y el esplendor y florecimiento de la misma, el autor entrelaza en las dos partes siguientes la descripción de la calamidad natural mencionada con la peripecia vital de Eugenio, un pobre funcionario que pierde a su novia en la riada, enloquece de dolor y, una noche de desesperación, apostrofa a la estatua del zar que se eleva en la plaza hoy de los Decembristas, a las orillas del Neva. En su delirio le parece que la efigie de bronce le persigue por todo San Petersburgo para castigarle por su audacia. A partir de entonces, el desgraciado vaga sin rumbo fijo, sumido en el recuerdo de aquella terrible noche hasta que, con el deshielo, le encuentran muerto en un islote en la desembocadura del gran río, en el umbral de la casa, arrastrada allí por la crecida, y que suponemos ser la de su novia, que pereciera durante las inundaciones.La obra ha sido considerada unánimemente una de las más perfectas y misteriosas creaciones de Alexandr Sergueyevich Pushkin (1799-1837).
El protagonista, que es traductor simultáneo, va evocando en un relato, que es como un rompecabezas en el que todas las piezas acaban por encajar, la vida en el pueblo andaluz de Mágina, donde nació. Su bisabuelo Pedro, que era expósito y estuvo en Cuba, el abuelo, guardia de asalto que en 1939 acabó en un campo de concentración, sus padres campesinos que llevaban una vida resignada y oscura, él mismo en su niñez y adolescencia. Testigo de la gran transformación que sufre el lugar con el paso de los años. Van apareciendo también otros muchos habitantes de Mágina, como el jefe de policía, poeta vergonzante, el fotógrafo, un periodista, un periodista, el comandante Galaz que en 1936 reprimió la sublevación militar, y el anciano médico, extrañamente relacionado con el descubrimiento de la momia de una mujer joven emparedada. En el curso de un largo periodo de tiempo, entre el asesinato de Prim en 1870 y la guerra del Golfo, estos personajes forman un apasionante mosaico de vidas a través de las cuales se recrea un pasado que ilumina y explica la personalidad del narrador. Antonio Muñoz Molina, en una historia admirablemente bien trabada y escrita con una seguridad y brillantez de estilo y de lenguaje excepcionales, nos da en El jinete polaco, Premio Planeta 1991, una obra única en el panorama de la literatura española contemporánea.
Aldous Huxley (1894-1963) no es sólo el singularísimo autor de Viejo muere el cisne, creador de una nueva fórmula novelesca; es también, en cuanto narrador, y aparte de sus ensayos, biografías y libros de viaje, un admirable cuentista. Ducho en todas las dimensiones de la ficción, se mueve con pareja maestría tanto en los espacios abiertos de la gran novela como en los más exiguos de la nouvelle. Acierta del mismo modo al presentar una acción fraccionada, vista en cortes transversales, yendo y viniendo a través del tiempo, como en «El joven Arquímedes», y otros tres apasionantes relatos, de ritmo seguido y progresión continua.
¿Puede refugiarse el alma en una barra de pan? ¿O tener la forma de una guitarra eléctrica llamada Sirena en manos de un joven pescador? Desde la antigüedad, la búsqueda más intensa del ser humano es la del lugar donde habita el alma. He aquí una respuesta actual, sencilla, irónica y sorprendente a ese gran enigma histórico. El resultado de un duro viaje de ida y vuelta a las entrañas. Cada relato de esta nueva colección está protagonizado por las diferentes formas que puede adquirir el alma: ya sea una barra de pan, un loro, un enjambre de abejas o una guitarra eléctrica. Con esta nueva colección de relatos Manuel Rivas regresa al género que le ha hecho merecedor del Premio de la Crítica por Un millón de vacas y el Torrente Ballester y el Nacional de Literatura por ¿Qué me quieres, amor?
Se recogen aquí gran parte de los artículos publicados por Álvaro Cunqueiro en la revista catalana «Destino» entre 1961 y 1976. Aunque su colaboración comenzó en 1938, se reúnen en este volumen sólo aquellos artículos que no han visto la luz en formato de libro. En total, se presentan casi trescientos artículos, clasificados en las siguientes secciones: «En la ruta de la seda», un itinerario que transcurre entre Venecia, Córdoba y China; «Florilegio» recoge publicaciones de tema literario, de Sherlock Holmes al caballero de Olmedo; «Onírica», un conjunto de textos mágicos donde habitan brujas, demonios y unicornios; «Retratos de hermosas», con cinco visiones femeninas, desde la bailarina Cléo de Mérode a la reina de Saba; en «Del lejano país» surge el mundo gallego, con sus tópicos revisitados (lobos, curanderos) y el Camino de Santiago; unas «funestas lentejas» o una «teoría e iluminaciones del aguardiente» son ejemplos, en «De lo coquinario y vinícola», del Cunqueiro gastrónomo; «De santos y otras gentes», un recorrido por las vidas de santos y otros personajes singulares; «El variado mundo», artículos de la década de 1970 donde se analiza la actualidad; por último, «En tiempo de adviento» recorre las tierras gallegas en busca de las tradiciones paganas y religiosas de la Navidad.
Al igual que su padre y su abuelo, Nicolás es un comerciante acomodado del centro de Beirut, donde regenta una reputada tienda de telas. Durante la guerra civil, pierde a sus padres y a su amante, Shamsa, la joven y atractiva sirvienta de origen kurdo. Poco después, el fuego arrasa el comercio familiar dejando intacto el sótano que sirve de almacén para las telas. Es allí donde Nicolás se refugia un día y donde decidirá vivir, rodeado de suntuosos brocados y terciopelos, cuya historia y variedades conoce como nadie. Esas telas le servirán para rememorar a las dos mujeres de su vida: su madre, fantástica e infiel, y Shamsa, digna descendiente de un pueblo insumiso con la que habría podido escapar a su siniestro destino… Los personajes de Huda Barakat evolucionan, en una ciudad que se descompone, arrastrándolos con ella hacia su extinción. Ellos deben desaparecer como la misma ciudad de Beirut, siete veces aniquilada a lo largo de su historia; desaparecer sin dejar huella para poder reescribir su propia vida, sus valores. Los suyos, caídos trágicamente en desuso, ya solo les traen desgracias. Labradores de aguas, según la imagen fenicia, no surcan la tierra: solo alcanzan a construir ruinas.
Ella cantaba boleros es producto de las recomendaciones de dos escritores y amigos de Guillermo Cabrera Infante: Mario Vargas Llosa y Javier Marías. El primero le aconsejó que publicara Ella cantaba boleros como narración independiente, en lugar de incluirlo en Tres tristes tigres a manera de hilo conductor. Por su parte, Marías le hizo notar que el último capítulo de La Habana para un infante difunto era perfecto y que debería publicarse por separado. Así pues, en este libro las dos narraciones se encuentran, en palabras de su autor, «juntas y revueltas», aunadas en última instancia por la inventiva, el humor y el erotismo característicos de su literatura.
C. F. K. y los 2000 millones de dólares Cristina no es sincera. No dice la verdad. No quiere decirla. Hacerlo sería reconocer lo obvio: que ella, la ex presidenta de la Nación y su marido, el ex mandatario fallecido Néstor Kirchner, fueron los autores y principales beneficiarios de una red delictiva que robó sistemáticamente fondos del Estado desde un lugar de sumo privilegio: el cargo más alto en la función pública, la presidencia. Ella miente porque si dijera la verdad tendría que involucrar a sus propios hijos, Florencia y Máximo, a los que hizo partícipes de esos negocios turbios. Negocios que nacieron en la provincia de Santa Cruz y ampliaron su radio de acción hasta concentrarse en el centro de las finanzas nacionales, y que consistieron en una acumulación de capital sin precedentes, fundamentalmente a través de la compra de hoteles y otros inmuebles. Negocios de los que participaron personas cercanas y allegados que también se enriquecieron a costa del Estado, es decir, del bolsillo de los argentinos. Y que contaron con la ayuda de funcionarios que Cristina Fernández y Néstor Kirchner nombraron discrecionalmente, y de jueces y fiscales que hicieron la vista gorda. Pero la mentira tiene patas cortas. Y tras una ardua investigación que llevó más de cuatro años, Margarita Stolbizer y Silvina Martínez lograron desarticular esa red de mentiras y un complejo laberinto creado para ocultar el destino de los 2.000 millones de dólares que ella no quiere sincerar. Pero las autoras no le temen al minotauro en el centro del laberinto. Ellas saben que la verdad y la transparencia, al final, ganan.
En este elocuente y concentrado texto, Belén Gopegui recurre a su historia familiar, más en concreto a la figura de su madre, para poner de relieve el valor de tantos destinos de mujer que, precisamente por serlo, han quedado relegados o truncados. La historia de Margarita Durán convoca muchas otras y es un documento conmovedor y necesario para la tarea, aún pendiente, de repensar el mundo desde una perspectiva ampliada y contribuir de este modo a transformarlo.«Hay cientos de miles de vidas de mujeres que no sólo merecen ser contadas, sino por las que hemos de luchar para que se cuenten, porque ganarle la pelea a las estructuras depende también de las historias que tengamos. A ver, no es que sería bonito o interesante que se contaran, es que las necesitamos para entender lo que nos está pasando. Sabemos bien que no todo en ellas fue perfecto. Hubo errores, muchos causados por esa vida pública que se entromete en el clima personal, y otros por la obcecada y casi infinita capacidad humana de equivocarnos. Sea como sea, queremos conocer.» Belén Gopegui