Menú



Buscar





Bolsilibros - Servicio Secreto 1689. Vestida para morir, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Parecía un ángel y se había vestido como se visten todas las novias el día de su boda. Era rubia, de figura delicada y rostro incomparablemente bello. Quienes aguardaban la ceremonia comprendían perfectamente que Robín Gentle se hubiera enamorado locamente de Hilda Evans. El vestido de la novia era blanco, muy sencillo, sin adornos recargados que habrían destruido la armonía del conjunto. Quizá por ello resultaba aún más atractiva. La novia descendió del coche, acompañada del padrino. Con gesto gracioso, se recogió la cola del traje, que no era muy larga, ciertamente. Pese a todo, la boda iba a celebrarse con relativa sencillez, en una modesta iglesia de las afueras de la ciudad.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1691. Sally Shadd, asesina, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

El hombre llegó con su automóvil y se apeó, después de detenerse junto a la acera. Entonces notó que se le había apagado el puro que sostenía con los dientes y emitió un breve juramento. Calvin Gorov hurgó en sus bolsillos. Una voz sonó de pronto a corta distancia. —Necesita fuego, amigo. —Oh, sí, claro… Muchas gracias… —Entonces, aquí tiene fuego. ¡Y en el infierno tendrá mucho más!


Bolsilibros - Servicio Secreto 1692. La reina Midas, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

Aquel día sucedieron dos cosas importantes en lugares opuestos del mundo. Sin embargo, ambas estaban conectadas entre sí de forma muy directa, aunque nadie pudiera imaginarlo. El primer hecho tuvo lugar en Wall Street y pareció, inicialmente, una simple alteración bursátil, un repentino desequilibrio en los mercados internacionales de determinado sector. Realmente, pocas personas se enteraron de ello, y menos aún llegaron a concederle gran importancia. Era una cuestión técnica, en apariencia, y no había por qué concederle mayor importancia que a una repentina baja injustificada en la cotización del dólar o a un mal día en la Bolsa, no previsto por los expertos. El ciudadano medio ni siquiera se enteró de ello. Y el que tuvo ocasión de echar una ojeada a ciertas informaciones de prensa se encontró también con que no entendía del todo el fondo de la noticia, y ni siquiera se preocupó por ello.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1694. Sudario de espuma y mar, de Burton Hare

Novela, Intriga, Policial

Andrew miró a su prima Agni con ojos entrecerrados, mientras ella vaciaba otro vaso bien provisto de whisky y hielo. —Bebes como un cosaco, querida primita —runruneó con voz aflautada. —Acabas de realizar un descubrimiento trascendental… Las palabras se le atropellaban en la boca a causa de lo que llevaba bebido, pero no tanto como cabía esperar debido al whisky trasegado ya. Andrew Welles se sirvió una ración para sí mismo y miró el licor a trasluz.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1698. Un «Rolls» a la puerta, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

Ahogó un bostezo y se puso en pie, dispuesto a acostarse. Había tenido un día de bastante trabajo y tenía sueño. Estiró los brazos, mientras contemplaba con ojos críticos el interior de su apartamento. Clay Kipton sonrió ligeramente. Dentro de pocos días abandonaría para siempre aquella casa, en la que no había disfrutado de demasiados lujos. Ahora, sin embargo, su suerte había cambiado notablemente y había podido permitirse el lujo de tomar en alquiler, bastante caro, todo había que decirlo, una casa con jardín en uno de los mejores barrios residenciales de la ciudad. La casa necesitaba algunas ligeras reparaciones y una mano de pintura. Los operarios terminarían dentro de pocos días. Entonces, Kipton iniciaría las operaciones de traslado./p>


Bolsilibros - Servicio Secreto 1700. Beirut, 40º a la sombra, de Frank Caudett

Novela, Policial

Aquel chico era un enamorado del amor. 
Algo así como la propia quintaesencia del más maravilloso de los sentimientos que puede motivar la trayectoria del hombre. 
Cosa fina, que se dice ahora. 
Y poético… ¡cosa mala! 
Ellas se rendían ante sus atributos de Apolo, pero sobre todo, frente a la sensibilidad insinuante de su dulce retórica… 
Cosa fina, sí. 
Elena Monroe, que entre otras cosas se acababa de quitar el sujetador que dominaba la explosividad de sus pechos guerrilleros, cuyas menudas coronas tostadas se habían disparado hacia los labios del hombre como un par de misiles eróticos… lo escuchaba embobada, como en éxtasis.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1701. Joven, guapa, rica... y asesina, de Clark Carrados

Novela, Policial

La mujer, alta, de porte distinguido, parecía muy furiosa cuando abrió la puerta sin llamar con una violencia de la que nadie la habría creído capaz al ver su aspecto. 
Una sirvienta, de mediana edad, oyó el ruido de la puerta al abrirse y corrió al vestíbulo. Inmediatamente, lanzó una exclamación de asombro: 
—¡Señorita Hester, no puede entrar! 
—¿No? —contestó ella sarcásticamente—. Entonces, ¿estoy fuera de la casa? 
—Bueno, señorita… Yo quería decir que… el señor Hobson no está, y claro…


Bolsilibros - Servicio Secreto 1704. Un cadáver asesino (2ª Ed.), de Burton Hare

Novela, Intriga, Policial

El detective Al Sanger es contratado por el dueño de una funeraria que ha sido allanada, y por Rimmer, el dirigente de la más grande corporación de salones de juego y locales de ocio de la ciudad. El lugarteniente de Cotten, un mafioso recién llegado a la ciudad, aparece muerto, y los esbirros de Rimmer parecen los principales sospechosos. Todo amenaza una explosión de violencia entre bandas, que terminará con la aparente paz de la ciudad. Ni a Sanger, ni a la policía, ni al propio Rimmer, les interesa que esto ocurra. Y sólo el buen hacer de nuestro detective logrará poner fin a la incipiente violencia.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1706. Rosas para una tumba vacía, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

La mujer estaba junto a la tumba, mientras un par de hombres la contemplaban respetuosamente a poca distancia. Ella era alta, delgada, con el pelo completamente blanco, y vestía ropajes negros de los pies a la cabeza. El rostro estaba cubierto por un velo negro, que formaba parte del sombrero con que completaba su tocado. En las manos sostenía un gran ramo de rosas rojas. Permanecía rígida, inmóvil como una estatua, sin que ninguno de los dos hombres pudiera apreciar si había lágrimas en unos ojos que, indudablemente, habían sido muy bellos años antes. El ramo de flores estaba sujeto por una gran cinta roja. De pronto, la mujer deshizo el lazo y dejó caer las rosas sobre la sepultura. Luego se volvió hacia los dos hombres.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1707. Cerco sangriento, de Adam Surray

Novela, Intriga, Policial

Warren Kennedy, alcaide de la prisión de Katt Hill, empujó la pequeña caja de madera de cedro depositada sobre la mesa. —¿Un cigarrillo, Eddie? —¡Oh, no! Gracias, alcaide. Demasiado buenos para mí. No quiero acostumbrarme a los refinados placeres. El alcaide entornó los ojos. Dirigiendo una inquisitiva mirada a Eddie Reynolds.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1711. Pantaleón y las asesinadoras, de Frank Caudett

Novela, Intriga, Policial

Sonia Yarza estaba tirada en un ángulo de la estancia. Acurrucada y encogida contra la pared. Temblando. —Lo que habéis hecho conmigo es una canallada —disparó de un tirón, como temiendo que de hacerlo despacio no llegara a consumar la frase. Apostillando—: ¡Tú eres un canalla, Lou! El tipo soltó una risotada con varios matices. Escarnio, ofensa, desprecio y repugnancia. —Das asco, chica.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1712. Los amos del terror, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

El reactor tomó tierra sin dificultades en la mojada pista de Heathrow. Era un vuelo privado internacional. Había pedido la debida autorización a la torre de control para tomar tierra allí en vez de buscar un aeropuerto particular, y le había sido concedido, ya que el mal tiempo reinante era la causa del cambio de planes del piloto. Por encima del Canal, el aparato había tenido que sortear un fuerte temporal y vientos contrarios que dificultaron su arribada a las islas. Una vez en tierra, descendió del mismo un importante personaje extranjero, con su reducido séquito. El viaje era completamente privado, y cumplió los trámites aduaneros en la forma reglamentaria, sin ningún problema.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1713. Osiris, de Frank Caudett

Novela, Intriga, Policial

Yo, Osiris von Sydow, no podía esperar aquello. No podía esperar de ningún modo que la vida, el destino o quien fuera, tuviesen preparado para mí aquel golpe tan bajo. Tan cruel. Y quizá ello se debiera al hecho de que hasta entonces, la vida, el destino o quien fuese, me habían tratado bastante bien. El balance de mi estancia en este valle de lágrimas —no tan de lágrimas para mí, hasta entonces— era positivo. Favorable. Y a mis veintisiete años había vivido mucho más que otros a los cincuenta. Había acumulado tal cantidad de experiencias como muchos no conseguían obtener en todo su largo período de existencia.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1717. La ciudad volará a las seis, de Curtis Garland

Novela, Intriga, Policial

—¡Ya está! —dijo roncamente Héctor Rizaldo. Y sonrió, enjugándose el sudor del rostro y poniendo el mecanismo mediante una simple presión en un botón rojo. Peter Schartz asintió a su vez, conectando el mecanismo de relojería al artefacto reacción activado por su compañero. Luego, sonrió con ojos brillantes y fríos. —Listo —corroboró—. Tiene doce horas de funcionamiento exactamente. Y comprobó que su reloj de pulsera marcaba justamente las seis y diez segundos en ese momento. Echó una ojeada al reloj de su compañero, que señalaba la misma hora.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1723. Los verdugos no deben amar, de Burton Hare

Intriga, Novela, Policial

Un gran coche negro, reluciente, se detuvo ante el edificio principal del aeropuerto de Niza. Las brillantes luces convertían la noche en día, y una multitud de hombres y mujeres entraban y salían apresurados a pesar de la hora tardía. Del gran sedán negro se apearon cuatro hombres. Por unos instantes permanecieron quietos al lado del coche. Tres de ellos eran altos, bien proporcionados, y si uno se fijaba en sus expresiones podía captar la tensión con que escrutaban los alrededores. El cuarto era de baja estatura, más bien rechoncho, y casi desaparecía en medio de sus acompañantes. Uno dijo: —Al parecer todo va bien.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1724. Oscar al peor actor, de Frank Caudett

Novela, Intriga, Policial

Se lo dije a Stuart Olson. —Necesito quince días libres, tío. El inspector-jefe de la delegación en Nueva York del Federal Bureau of Investigation, tras mirarme con fijeza, con fijeza y de muy mala manera, exclamó: —¡Joder, tú! Y exclamó eso porque Stuart Olson es un grosero y un mal hablado integral. Y fue el responsable directo de que yo, siempre moderado en mis expresiones, montando en cólera y cabreo, dijera a mi vez: —¡Joder! ¿Qué…?


Bolsilibros - Servicio Secreto 1727. Violencia a tope, de Frank Caudett

Novela, Intriga, Policial

El despertador se hizo presente como lo hacía cada día a la misma hora. ¡Riiiiiiiiiiiiiiiiing! —¡Jo, qué mierda! —Fue la primera frase que brotó de los labios de Trevor Conrad a su salida del mundo de los sueños. Luego le pegó un manotazo al reloj, silenciándolo. Bostezó, se desperezó y rozó con los dedos de una mano el cuerpo cálido, vital, de la hembra. Una sonrisa floreció en sus labios vivificando y endulzando el amargo despertar. —Eres bonita porque tu madre te parió bonita… ¡Eh! ¿Me oyes?


Bolsilibros - Servicio Secreto 1729. Mejor disparar que hablar, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

La idea de hacer la fotografía surgió de la propietaria de la cámara, una preciosa muchacha de largos cabellos rubios y ojos como lagos de alta montaña. —Me queda solo una placa, así que vamos a aprovecharla. Ahí cerca, además, veo una tienda de artículos fotográficos y llevaré el carrete inmediatamente, para que me lo revelen y enviarte la copia cuanto antes. ¿Te parece bien? La amiga accedió en el acto. Estaba en viaje de luna de miel y había ido a visitar a la dueña de la cámara, condiscípula de tiempos pasados en un colegio para señoritas, de gran reputación. Por tanto, la amiga y su flamante esposo, se colocaron en la posición adecuada, mientras la dueña de la cámara se aprestaba para buscar el mejor ángulo y obtener así una buena fotografía.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1733. Death, please, de Frank Caudett

Novela, Intriga, Policial

Joan Shearer era, últimamente, la compañera más asidua de aquel atleta de pelo negro, muy morenote y con muchas espaldas, que se llamaba Curtis Monroe. Y la más hermosa también —dicho sea de paso y para precisar—, sensual y excitante, de cuantas había lucido a su vera el hombre de moda, el hombre del año no sólo en Nueva York, sino en toda la geografía del tío Sam. Y era Curtis Monroe el hombre de moda, del año, por su aparición en el cine, aparición sorprendente y deslumbrante, interpretando el papel estelar en el film La Boda del Horror donde encamaba al detective Lew Parker —él era precisamente investigador privado en su vida profesional—; película cuyo argumento procedía de un caso real, verídico, que había estremecido a la opinión pública estadounidense ya que una pareja de recién casados había amanecido brutalmente asesinada en el motel donde decidieron pasar su noche de bodas… ambos cónyuges fueron hallados por una de las camareras de servicio bañados en su propia sangre y brutalmente descuartizados.


Bolsilibros - Servicio Secreto 1735. Una ladrona con clase, de Clark Carrados

Novela, Intriga, Policial

El autobús iba lleno, por lo que algunos pasajeros tenían que viajar de pie, agarrándose a las correas que pendían de las barras suspendidas del techo. Sandy Thomas Aubrick era uno de ellos. Tenía coche, pero lo había llevado a reparar la víspera y ahora se dirigía a recogerlo, utilizando un medio público de transporte. Aubrick viajaba en pie junto a una monja, sentada a su lado, quien rezaba pasando las cuentas de su rosario. Era joven y de rostro agradable, pero Aubrick no había querido parecer demasiado curioso mirándola mucho rato. Ella ocupaba su asiento, que Aubrick le había cedido galantemente cuando subió al autobús.