Hace diez años, Fred Vargas publicó un breve texto sobre ecología, sin imaginar que tendría una difusión sin precedentes. Cuando supo que el texto iba a ser leído en la inauguración de la COP24, decidió ampliarlo. El resultado es este ensayo, riguroso, accesible y necesario. Todos somos conscientes de que la Tierra está en peligro, de que el calentamiento global es un hecho y de que el cambio climático es una amenaza real, pero no actuamos para corregir esta situación. Este es el punto de partida que llevó a Fred Vargas a escribir La humanidad en peligro, un ensayo que bien podríamos considerar un manifiesto en el que, dejando al margen posturas políticas e ideológicas, critica la desinformación, propone acciones concretas para corregir los excesos de determinadas prácticas y nos insta a la moderación para reducir sus efectos devastadores. A partir de cifras y datos rigurosos de fuentes fiables que ha estado investigando durante años, la autora hace un repaso de la alarmante situación actual: el vertiginoso y progresivo agotamiento de los recursos medioambientales, el peligro del CO2 y otros gases, el sector agroalimentario como primera causa de contaminación o la falta de utilización de las energías renovables. Fred Vargas, con su habitual agudeza, hace un llamamiento para que entre todos iniciemos la Tercera Revolución. Solo así conseguiremos salvar la vida del planeta y asegurar la supervivencia de nuestra especie.
Laia es una chica de 16 años como cualquier otra; eso sí, ella quiere vivir en su
mundo sin sorpresas ni problemas y tener una vida completamente normal.
Pero todo cambiará cuando su madre le hace apuntarse a un curso de teatro con su mejor amiga Becky. Allí, Laia conoce a Alex, de quien se va enamorando poco a poco casi sin darse cuenta.
Los dos se acercan cada vez más pero la declaración de amor tendrá unas
consecuencias imprevistas.
Hay algo de Alex que Laia no sabe y eso le obligará a reafirmarse y aceptarse tal como es.
Una nueva teoría de la Justicia para el mundo real. ¿Es la justicia social un ideal completamente fuera de nuestro alcance o una posibilidad real que puede de verdad guiar nuestras decisiones y mejorar nuestras vidas? Amartya Sen, uno de los intelectuales más destacados del mundo, ofrece en este ambicioso libro una alternativa a las teorías convencionales de la justicia que, a pesar de sus muchos logros, hace mucho que dejaron atrás las realidades prácticas.
¿Es preciso que cada uno defienda la identidad cultural de su propio país?
¿Dónde se encuentra el punto óptimo entre la tolerancia y la integración, la aceptación de las diferencias y la reivindicaciónidentitaria?
François Jullien, uno de los filósofos contemporáneos de más crédito del mundo, pone las herramientas de la filosofía al servicio de quienes quieran eludir las trampas del debate sobre la defensa de la identidad cultural, que atraviesa toda Europa.
No debería hablarse de «identidad» -pues la cultura se mueve y se transforma-, sino más bien de recursos culturales , no exclusivos ni predicables, al alcance de cualquier persona, y que cada país debe no tanto proteger sino más bien explotar. Tal redefinición de conceptos permite evitar un falso debate que parece no tener salida.
La crítica ha dicho...
«Un opúsculo sabio y combativo dirigido a contener la deriva identitaria y resistir a la amenaza de la uniformización.»
Le Monde
«Jullien se enfrenta al desafío de definir la identidad cultural en este ensayo brillante.»
Le Figaro
«No hay identidad cultural: esta es la tesis refrescante de Jullien, con cuyo libro deberían hacerse todos los políticos.»
Le Point
«Un ensayo contundente que al fin eleva la discusión. Una reflexión intercultural fructífera y estimulante.»
Le Temps
«Jullien, uno de los raros intelectuales franceses leídos en todo el mundo, rompe su habitual discreción para entrar en un debate que sacude toda Europa. Una puesta a punto indispensable.»
Le Magazine Littéraire
«Breve y eficaz. Un ejercicio filosófico brillante.»
Slate
“Entonces el Señor dijo a Pablo de noche en una visión: ’No temas, sino habla y no calles’” (Act 18,9). El Apóstol había sido rechazado por los judíos de Corinto y aunque se había “dado todo entero a la palabra” (v.5) su cosecha parecía nula y entonces decidió dirigirse a los gentiles.
Este mandato se dirige principalmente a los apóstoles que tienen el sacerdocio ministerial y, por eso, participan realmente de la autoridad de Cristo, pero también alcanza a todo cristiano que tiene el sacerdocio común de los fieles y carece de la autoridad ex officio. Pero sus deberes y funciones tienen su fundamento sacramental en el Bautismo y en la Confirmación. De modo que la exhortación a no temer, a hablar y no callar, a todos obliga, el hablar, el no callar no se refiere solamente a la fiel transmisión del depósito revelado sino también (aunque en el fondo sea lo mismo) a la vida concreta, a la docencia, a la defensa de la fe y de la Iglesia, a los pequeños asuntos cotidianos que son un hablar participado (sin “palabras” audibles) y frecuentemente son un hablar explícito y doctrinal. Todos estamos llamados. Y el mandato de no callar a todos nos obliga, siempre que tengamos algo de qué hablar.
De eso se trata. He tenido algo de qué hablar en el seno de la vida de la Iglesia, por eso, no callo. Del inevitable no-callar ha nacido este libro.
Esta obra incide en una idea: la religión sirve para legitimar el poder pero también ayuda a la lucha subversiva.
Los creyentes más contestatarios buscaron entonces la manera de armonizar fe y liberalismo, como en el siglo XX se intentaría hacer compatible fe y marxismo. El estudio presta especial atención al periodo de la dictadura franquista, en el que los militantes de diversos grupos confesionales se implicaron decisivamente en la oposición al régimen.
A primera vista, “Iglesia” y “rebelde” son dos palabras que casan mal. Sin embargo, la religión sirve tanto para legitimar el poder como para la lucha subversiva. Francisco Martínez Hoyos propone un recorrido por la historia de los católicos progresistas españoles a partir de 1812, cuando sacerdotes de la talla de Diego Muñoz Torrero defendieron la Constitución de Cádiz.
Se ha dicho que en España apenas existió el cristianismo liberal, pero aquí se valoriza su aportación a lo largo del siglo XIX. Destacó su intento por justificar en términos bíblicos la opción por el gobierno del pueblo, pero la orientación reaccionaria del Vaticano llevó a muchos creyentes a situarse fuera de los límites de la institución eclesiástica.
En tiempos de la Segunda República, sacerdotes como Leocadio Lobo o laicos como José Bergamín defendieron el sistema democrático. Sin embargo, la victoria del general Franco en 1939, tras una cruenta guerra civil, supuso la apoteosis del catolicismo más rancio e intolerante.
Nadie imaginaba entonces que desde el mismo seno de la Iglesia surgirían corrientes opositoras. Las mismas que recibirán un formidable espaldarazo gracias al Concilio Vaticano II. Movimientos como la Juventud Obrera Cristiana (JOC) o la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) fueron la cantera de diversas opciones sindicales, tales que Comisiones Obreras y USO.
Entre tanto, los curas obreros apostaron por ejercer su ministerio desde el trabajo manual, para así compartir la suerte de la clase trabajadora.
En este contundente libro, Carl Cederström rastrea la concepción actual de la felicidad desde sus raíces en la psiquiatría europea de principios del siglo XX, pasando por la generación Beat, el psicoanálisis de Wilhelm Reich o el movimiento hippie, hasta llegar a Donald Trump.
El autor defiende que la felicidad se define en nuestros días por el deseo de ser «auténtico», de experimentar placer físico y de cultivar una individualidad única. En los últimos cincuenta años, estas ideas, antes revolucionarias, han sido secuestradas por corporaciones y agencias publicitarias que nos empujan a llevar una vida cada vez más insatisfactoria, acelerada, insegura y narcisista.
En una época de creciente austeridad y división social, Cederström sostiene que un nuevo sueño radical de felicidad se está imponiendo. Existe una visión alternativa de la buena vida que promueve un compromiso más profundo con el mundo y nuestro lugar dentro de él, en oposición al individualismo y el hedonismo ilimitados.
Guiados por una cosmovisión más igualitaria, podemos reinventarnos a nosotros mismos y a nuestras sociedades.
14 de agosto, 2003 Me llamo Alejandro Mijan. Soy el Jorobadito, el séptimo loco. Acaban de identificarme detrás de un vidrio esmerilado los otros seis locos: el astrólogo, el peluquero, el abogado, el Langa, el prestamista y el aviador. Sasha, la Coja, mi mujer, me traicionó. Varios inmigrantes, incautos, narraron su historia en un libro que nunca va a existir: La Ilusión de Otra Cosa. Ellos también me han denunciado." Así comienza una historia en la que la furia desatada de la naturaleza, sumada a la locura política que desembocó en la guerra de Irak i la destrucción de la Torres Gemelas, condicionan y arrastran trágicamente la vida de un fugitivo del corralito argentino. Un perdedor que, paradójicamente, pretende sobrevivir gracias a la venta de las biografías de otros perdedores en la capital del mundo de la emigración latina, Miami. 'La ilusión de otra cosa', como Miami, es una novela mestiza, que bebe de los clásicos norteamericanos del género negro y de la exuberancia literaria latinoamericana. Un coctel explosivo en el que se mezclan el sueño americano con la picaresca latina. «La historia de Mijan tiene un trascurrir desesperante y un final trágico. Su comportamiento incomoda y el lector se encuentra de la misma manera que él: habitando un territorio sin permiso». Perla Suez Premio Nacional de Litertura de Argentina «Un realismo sucio, una forma de narrar que implica a una primera persona en su lenguaje coloquial, un poco reo, bastante bizarro como sucede con los personajes de Robert Arlt» María Teresa Andruetto Premio Hans Christian Andersen
“No quiero estar aquí. Tampoco quería que ella eligiese el camino más fácil, pero supongo que alguien deja escrita cada línea de la vida y hoy, ocho de febrero de 2017, es ésta la que me toca ir pisando, en línea recta, sin posibilidad de abandonarla. O no…”Mayo de 1995. Un hombre, denunciado por su expareja por malos tratos, es detenido y llevado a una evaluación forense. Aquí comienza su periplo buceando por su mente, vagando por sus recuerdos, tratando de descubrir en qué momento de su vida las cosas se empezaron a torcer para acabar siendo sometido a un examen psiquiátrico. Con la responsabilidad de no perder el contacto con la realidad, se perderá definitivamente en esos recuerdos que creía enterrados para siempre, a los cuales su instinto de supervivencia sacará a la luz para su propio detrimento. Porque realmente las cosas no siempre son lo que parecen, y porque a veces son exactamente eso, lo que parecen ser. La imagen deformada es una historia dura, directa, y que trata de una forma muy real un tema sumamente delicado como es la violencia de género, expuesta desde el punto de vista del acusado, creando un universo paralelo que hará dudar al lector y que le llevará hasta los límites de su conciencia.
Bienvenidos al mundo de Marcos, un miope emocional de veinticinco años, un cínico retorcido y egoísta, un retrasado social.
Lo único que hace bien es pensar y obsesionarse por encontrar el amor verdadero. Cansado de sí mismo, su vida da un vuelco el día que se embarca en su mayor excentricidad: encontrar a Raquel; su amor platónico de la adolescencia.
Entre carcajadas, acompañamos a Marcos en esta accidentada odisea, incapaces de separarnos de él. Porque aunque es totalmente detestable, Marcos también es terriblemente humano; una versión deformada de nosotros mismos, una víctima de sus miedos y sus defectos, un aspirante fracasado a la felicidad.
Todo comienza cuando el hermano menor de Ana Watson, Clayton, se escapa del hotel en Wahington tras haber asistido al Torneo de Preguntas y Respuestas, para participar en la conveción de ciencia ficción y fantasía más importante de los EEUU: la WashingtCon. Sin embargo, hay un culpable: Zak Duquette, un joven que durante el viaje de Tacoma a Washington estuvo constantemente hablando sobre el evento, apenado porque se lo perdería...
Ana y Zak son dos polos opuestos. Ella es la chica perfecta, responsable, ninguna de sus notas baja de un notable. Zak es amante de la ciencia ficción, Star Trek, y lo único que le importa es pasarlo bien con sus amigos. Sin embargo, a Ana no le queda otra opción que recurrir a Zak para que la acompañe a la WashingCon y así encontrar a su hermano.
El joven y ambicioso abogado, Agustín de la Torre, se enamora perdidamente de Masha, joven inmigrante rusa llegada a la Argentina en los albores del siglo XX. Hasta ahí, esto no sería más que una de las tantas historias de amor de dos jóvenes, sin embargo, por el amor de esa mujer, Agustín deberá pagar un precio muy alto al enfrentar a una peligrosos organización criminal vinculada con la prostitución. Esta novela contiene una breve crónica de las costumbres de Buenos Aires al fenecer el siglo XIX y comienzo del siglo XX.
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Basado en un hecho ocurrido en los años setenta en relación a la misteriosa Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia, que había iniciado sus actividades a fines del siglo XIX en la localidad bonaerense de Avellaneda.
Años después, la susodicha cambió su denominación pasando a llamarse SWI MIGDAL, con sede en una suerte de palacete ubicado en la Avenida Córdoba al 3000 de la Ciudad de Buenos Aires. Detrás de esa elegante fachada, en la que funcionaban un velatorio, oficinas, un salón de fiestas y hasta un templo judío, continuaron las actividades que venían desarrollando desde fines del siglo XIX. Fue una de las organizaciones, quizás la más siniestra, que conociera nuestro país dedicada a la contratación mediante promesas engañosas de jóvenes mujeres oriundas de países del este, especialmente, Polonia y Rusia (cabe destacar que, en su mayoría, sus miembros eran de ese origen), para luego someterlas al negocio de la prostitución.
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