Todas las grandes tradiciones místicas de la humanidad coinciden unánimemente en una serie de enseñanzas que constituyen el núcleo de la llamada filosofía perenne. A saber: que existe un fundamento, divinidad, brahman o shunyata, que es el principio no manifiesto de todas las cosas. Este cimiento absoluto es simultáneamente trascendente e inmanente. Y lo que es más relevante: este fundamento divino puede conocerse, amarse y hasta realizarse. Tal es el propósito de la existencia humana. Y eso es el tao que debe ser recorrido o el dharma que debe seguirse. Ocurre así que cuanto más atrapados estamos en el deseo, el intelecto o el lenguaje —cuanto más identificados con el ego—, menos «divinidad» hay en nosotros. Por consiguiente, la vía del místico consiste en cultivar la humildad y el amor, desarrollar la conciencia y trascender la condición humana. A partir de estas premisas, Huxley profundiza en diversos aspectos de «lo divino». Con la elegancia característica de su prosa, y con la lucidez propia de los verdaderos sabios, Huxley penetra en campos como la contemplación, el rezo, la noción de tiempo, la vía del Zen, la experiencia, la idolatría, el progreso, etcétera. «Sobre la divinidad» es, indiscutiblemente, una de las más brillantes exposiciones de la filosofía perenne para el gran público. En sintonía con el pensamiento de Alan Watts, Huston Smith o Jiddu Krishnamurti, «Sobre la divinidad» resulta una obra indispensable para todos aquellos que, independizados de las iglesias organizadas, han decidido tomar el rumbo de su propia progresión espiritual abriéndose a la dimensión divina de la realidad.
La obra representa la aportación de Cardano al debate sobre la inmortalidad del alma que se suscitó a partir del momento en que Pietro Pomponazzi publicara en 1518 su célebre De immortalitate animae, donde afirmaba que el ámbito de la razón natural no era propicio para defender el dogma de la inmortalidad, el cual debía sostenerse únicamente con los instrumentos de la fe. Cardano responde a esta tesis, pero lo hace en unos términos tan heterodoxos que su pensamiento fue altamente sospechoso a los ojos que la Inquisición. En su opinión puede defenderse un cierto tipo de inmortalidad que tiene que ver con la reencarnación de la parte más noble de nuestra alma, el intelecto, que va pasando de cuerpo en cuerpo completamente desmemoriado de la vida anterior. Con este argumento como telón de fondo Cardano desarrolla toda una historia del problema de la inmortalidad desde la Antigüedad hasta su época, acudiendo a la traducción y el análisis de las fuentes directas, entre las que tienen gran peso los textos de Platón, Aristóteles, Galeno y Averroes.
El ser humano es un animal que añora. De las muchas formas en las que podríamos concretar la vivencia de una ausencia o de una falta, la nostalgia se destaca como una experiencia enormemente singular. De pocas emociones, tal vez de ninguna otra, conocemos la fecha exacta de su cuño. En el caso de la nostalgia sabemos que fue en 1688 cuando Johannes Hofer, un médico suizo, alumbró el término con el que desde entonces no hemos dejado de nombrar una singular manera de ejercer la memoria, la ficción y el olvido. Desde la Grecia antigua hasta nuestros días la añoranza nostálgica, incluso sin palabra, no ha dejado de hacerse presente. Sin embargo, es a finales del siglo XX cuando la cultura occidental comenzó a cobrar una impronta esencialmente memorativa hasta prescindir, ya en el nuevo siglo, de los dispositivos mnemotécnicos habituales (los monumentos, las placas, las ruinas) para convertir cualquier cosa en objeto de la memoria. Como se intuye tras el subtítulo de este volumen, la condena de la memoria parece sugerir no sólo el sacrificio de nuestra historia, sino el dolor o el daño que nos impone toda forma de recuerdo. A fin de cuentas, no hay nada más moderno que la nostalgia porque no hay nada más antiguo que el futuro.
En «Sobre la paz perpetua» Kant desarrolla, como si de la redacción de un tratado de paz se tratase, su proyecto jurídico para conseguir una organización política mundial y particular para cada uno de los Estados que favorezca la paz. Se trata de una reflexión sobre cómo políticamente los hombres podrían evitar el enfrentamiento mutuo, reconociendo que la paz no es consustancial a su naturaleza. Una obra que en su brevedad reúne lo más destacado del pensamiento filosófico kantiano y que, pese al tiempo transcurrido, no deja de plantear soluciones válidas y fundamentadas al eterno problema de la guerra.
En 1959, Krishnamurti dijo: «Si nos importan nuestras propias vidas, si comprendemos nuestra relación con el otro, habremos creado una nueva sociedad; de lo contrario, perpetuaremos el desorden caótico y la confusión que existen actualmente». Al proveer una base de muy largo alcance para resolver muchas de las crisis mundiales, el presente libro reúne las más esenciales enseñanzas acerca de la relación del individuo consigo mismo, con otras personas, con la sociedad y con la vida. Krishnamurti pone en claro que la manera como manejamos las crisis y las relaciones personales nos vincula con los problemas de toda la humanidad, y tiene un significado más amplio y global que el meramente individual. El fin de las causas de las guerras, por ejemplo, no puede tener lugar si no vemos la necesidad de un verdadero respeto dentro de la familia y en nuestro entorno más cercano.
El fragmentario ensayo de Nietzsche «Sobre verdad y mentira en sentido extramoral» es uno de esos raros textos filosóficos que entendidos y no entendidos en la materia coinciden en calificar de deslumbrantemente originales. Su autor lo compuso aún no cumplidos los treinta, en el verano de 1873. Pero el manuscrito no rebasó apenas el círculo de los amigos y permaneció largo tiempo inédito, viendo la luz por vez primera después del fallecimiento del pensador. Durante la primera mitad del siglo XX prevaleció entre lectores y comentaristas, incluidos los ideólogos nazis, la imagen del Nietzsche de última época, de perfil más bien profético-religioso, que se inicia con la magna obra «Así habló Zaratustra». Pero después de la Segunda Guerra Mundial, ya entrados los años cincuenta, volvió a emerger en Europa el perfil, ya entrevisto por Lou Salomé, de un Nietzsche intelectualista, librepensador e ilustrado, con visos positivistas, que se interesa por el problema de la verdad y la crítica del conocimiento y se manifiesta en la trilogía, aparecida en la década de 1880, «Humano, demasiado humano», «Aurora» y «Gaya ciencia». Pero con entera independencia de su circunstancia histórica y del lugar que ocupa en la trayectoria intelectual de Nietzsche, este fragmento merece ser leído por sí mismo, por la originalidad de su visión, el brillo de sus imágenes y la facilidad retórica de sus argumentos y porque nos muestra algunas de las más hondas intuiciones de su autor, quien ejercita ya aquí, con la misma maestría que en sus obras de madurez, el análisis genealógico del sentimiento, el arte por él inventado de desenmascarar las ocultas raíces emotivas de nuestras actitudes y juicios de valor que luego cultivaría el psicoanálisis y más recientemente Michel Foucault quiso radicalizar.
Este conjunto de ensayos breves y artículos va precedido de una cita en la que Kierkegaard afirma: “ Como todo devenir, la vida es polémica”, y voluntaria o involuntariamente, casi todos los textos de este libro han nacido bajo el signo de la polémica. La selección de temas no puede ser más variopinta: de la novela policíaca al antimilitarismo, del vino a las películas de vaqueros, del paisaje de los cuentos infantiles a a los relatos de espada y brujería... El conjunto es algo así como el diario cultural de un intelectual español atento a su tiempo, que se pretende a la vez lúdico e ingenuo, enfrentado cotidianamente al reto de la literatura, el cine, la política o la historia. En resumen, al desafío de la propia vida.
Fulton J. Sheen fue uno de los más conocidos apologistas católicos del siglo pasado. En la década de los cincuenta publicó esta incisiva mirada sobre lo que es correcto y lo que no lo es, a propósito del amor y del sexo. Filosofía, teología y moral son los enfoques que le sirven para mostrar la esencia y fin del matrimonio, curándole las heridas provocadas por la indiscriminada educación sexual que ha llegado hasta nuestros días. Muchas de sus consideraciones pueden catalogarse de proféticas. El libro constituye un excelente análisis sobre el matrimonio. Además de repasar muchas causas y soluciones de las crisis matrimoniales, el autor concluye con una serie de historias reales sobre la profunda transformación que el matrimonio ha provocado en muchas vidas.
Relatar historias es uno de los métodos más eficaces para enseñar valores y abrir puertas a nuevas posibilidades. En esta rica y variada compilación, dos de los oradores de mayor éxito en Estados Unidos comparten lo mejor de las historias que han recopilado, las cuales han conmovido los corazones de personas en todas partes del mundo. Con estos relatos, los autores le ofrecen conocimiento y sabiduría, fuerza y esperanza para darle aliento cuando esté pasando por alguno de esos momentos difíciles de la vida. Sus historias, cuidadosamente seleccionadas, proporcionan modelos a seguir e iluminan la senda por la que todos caminamos. Cuando quiera darse a entender, inspirar a un amigo o dar alguna enseñanza a un niño, en este gratificante tesoro encontrará la historia adecuada. Es una obra en la que todos hallarán algunos relatos que sean especialmente significativos, y que querrán atesorar y compartir. Sopa de pollo para el alma es un libro cálido, maravilloso, edificante e inspirador, lleno de ideas que todos podemos usar para mejorar cualquier aspecto de nuestra existencia. Es una obra que además es capaz de recordarnos cuáles son las cosas verdaderamente importantes: el amor, las relaciones personales y la armonía universal.
Ella es la primera en velar por sus hijos cuando nacen, pero más tarde los prepara para que se hagan responsables de sus propias acciones. Ella les enseña a dar sus primeros pasos, pero más tarde los ve caminar hacia el altar. Ella protege a sus hijos de horror de las pesadillas, pero más tarde los alienta para que realicen sus propios sueños. Esa mujer es una madre y nos complace que ahora se haya publicado un libro sobre ella, especialmente para ella. Sopa de pollo para el alma de la madre es un tributo a la maternidad el llamado universal en donde se necesita el ingenio de una experta mediadora, maestra, ama de casa y consejera. Estas reconfortantes historias celebran los momentos cruciales característicos de la labor de una madre, desde los más jubilosos hasta los más triviales: es decir, desde dar a luz hasta desarrollar la intuición materna, desde dejar recuerdos especiales y sobrellevar la rutina de la vida familiar, hasta permitir que los hijos abandonen el hogar y formen el propio. Tanto las futuras madres, como las abuelas y todas aquellas personas que aprecian la influencia materna en sus vidas, reirán, llorarán y reflexionarán sobre las alegrías y tribulaciones de ser madre.
No sería de extrañar que usted, por ejemplo, lector ocasional de libros especulativos como éste, se encontrara con que, según Gilles Deleuze, «el carácter único de Spinoza consiste precisamente en que él, el más filósofo de los filósofos, enseña al filósofo a prescindir de la filosofía». Baruch de Spinoza nació en 1632 en Amsterdam, en una familia de comerciantes acomodados de origen portugués. Gracias al latín, accedió a los escritos de los pensadores que habían contribuido al gran renacimiento del saber en el siglo anterior, y, muy pronto, a su mente de hombre lúcido le pareció ya imposible respetar los límites de la ortodoxia que le imponía la comunidad judía a la que pertenecía. «El más grave error de la teología”, escribía, “es el haber desatendido y ocultado la diferencia entre obedecer y conocer, el de hacernos tomar los principios de obediencia por modelos de conocimiento». Naturalmente, quien así piensa, ayer como hoy, háblese de teología o de cualquier doctrina o ideología, acaba teniendo que elegir el aislamiento, sin honores ni cátedras. La obra de Spinoza no es voluminosa, pero sí profundamente perturbadora. Como dice Deleuze, «un libro explosivo, nunca pierde su carga explosiva». De ahí que la Etica, que Spinoza empezó a escribir en 1663 y no se publicó hasta después de su muerte en 1677, y el Tratado teológico-político, que publicó anónimamente en 1670, sean obras que hasta hoy suscitan toda suerte de anatemas, debates e incluso maldiciones. El objetivo de este libro, Spinoza : filosofía práctica, en forma de pequeño diccionario holandés, es el de ir introduciéndonos paso a paso en su universo ontológico, en el que es imprescindible moverse, como él, con la máxima libertad de pensamiento.
En países como Kenia, Uganda, Sudáfrica y Ghana emprendedores africanos están desarrollando originales sistemas financieros y mercados agrícolas basados en la telefonía móvil. Al mismo tiempo, en esos países, y más aún en otros en los que no ha habido despegue económico, siguen existiendo enormes bolsas de pobreza. ¿Por qué la inmensa mayoría del África subsahariana se ha mantenido durante tantas décadas económicamente estancada? ¿Ha sido consecuencia de las condiciones iniciales con las que esos países accedieron a la independencia? ¿Han influido de forma relevante factores geográficos y naturales o son las graves carencias en educación y sanidad las que han llevado a esta situación? Carlos Sebastián analiza cada una de estas alternativas para demostrar que ninguna de ellas explica las causas del estancamiento sino que ha sido la forma de ejercer el poder la que ha determinado la escasa generación de rentas de los países africanos. Durante casi 30 años ha habido importantes regularidades en la forma en que los dirigentes han modelado el sistema económico de sus países con el objetivo de mantener el poder y el control sobre las fuentes de riqueza. Los adversarios políticos, y con ellos una mayoría de la población, fueron excluidos de ese sistema, lo que ha constituido la principal causa del prolongado estancamiento. El expolio de la agricultura, de la que vivía la mayor parte de sus habitantes, es una grave manifestación más de este mismo proceso.
La autora ofrece un divulgativo perfil de la vida y obra de este filósofo y escritor del siglo I d. C., que remite a una cuestión de enorme actualidad: ¿debe el hombre perseguir su triunfo a cualquier precio? ¿En qué consiste exactamente el éxito? La pregunta recorre toda la producción literaria de Séneca, que muestra diferentes modelos de vida exitosa. De origen hispano, sufrió el exilio y la deshonra, y llegó a ser uno de los hombres más ricos y poderosos de Roma, tutor y mano derecha del emperador Nerón. Defensor del estoicismo, su pensamiento ha influido en la historia de las ideas, y sigue repercutiendo hondamente en la evolución de la cultura, desde Hamlet a El Príncipe, Quo Vadis? o Los juegos del hambre.
Aurelio Arteta, catedrático de Filosofía Moral y Política en el País Vasco, nos invita a una reflexión sobre un nutrido ramillete de tópicos de uso frecuente, por no decir cotidiano, lugares comunes que a menudo constituyen un perezoso refugio donde ponernos a salvo de acometer un pensamiento más personalizado y crítico. Enfatizando que los tópicos no son solo «formas de hablar», el profesor Arteta apunta los efectos perversos, a nivel intelectual y social, que pueden esconderse tras su aparente carácter intranscendente.
El libro de Fernando Savater no es un alegato a favor de las corridas de toros, sino contra las argumentaciones moralistas de quienes quieren suprimirlas. Sobre todo, es una reflexión sobre nuestras relaciones con los animales y la diferencia esencial entre los miramientos que debemos tener con ellos y las obligaciones éticas que tenemos con los humanos. El debate en el Parlamento de Cataluña sobre la abolición de las corridas de toros en esa comunidad ha vuelto a poner de actualidad una vieja polémica: ¿Es un espectáculo cruel y brutal, residuo de lo peor de nuestro pasado? ¿O una manifestación artística de pura raigambre española? El núcleo de la discusión es sin duda de carácter ético. Quienes piden que se prohíba la fiesta taurina no lo hacen por razones estéticas ni dudan de que sea tradicional sino que cuestionan su moralidad. A fin de cuentas, se trata de una cuestión filosófica, no folklórica o sentimental. En ella se centra este libro. No es un alegato a favor de las corridas de toros, sino contra las argumentaciones moralistas de quienes quieren suprimirlas. Sobre todo, es una reflexión sobre nuestras relaciones con los animales y la diferencia esencial entre los miramientos que debemos tener con ellos y las obligaciones éticas que tenemos con los humanos. Fernando Savater ha sido durante más de tres décadas profesor de filosofía en el País Vasco y Madrid. En su niñez leyó muchos libros de zoología, así como relatos de exploradores y sobre cacerías exóticas. Mantuvo los habituales escarceos de la época con periquitos, hámsters y gusanos de seda; hasta hubo un gato en su vida… Aficionado intermitente a las corridas de toros, su pasión predominante son las carreras de caballos. No caza ni pesca, pero come de todo. Por lo demás, incapaz de matar a una mosca.
El Teatro crítico universal (teatro ha de entenderse con la acepción, hoy olvidada, de «panorama» o visión general de conjunto), fue publicado entre 1726 y 1739 en ocho tomos. Consta de 118 discursos que versan sobre los temas más diversos, pero todos se hallan presididos por el vigoroso afán patriótico de acabar con toda superstición y el empeño de Feijoo en divulgar toda suerte de novedades científicas para erradicar lo que él llamaba «errores comunes», lo que hizo con toda dureza y determinación, como Christian Thomasius en Alemania, o Thomas Browne en Inglaterra. El autor se denominaba a sí mismo «ciudadano libre de la república de las letras», si bien sometía todos sus juicios a la ortodoxia católica, y poseía una incurable curiosidad, a la par que un estilo muy llano y atractivo, libre de los juegos de ingenio y las oscuridades postbarrocas, que abominaba, si bien se le deslizan frecuentemente los galicismos. Se mantenía al tanto de todas las novedades europeas en ciencias experimentales y humanas y las divulgaba en sus ensayos, pero rara vez se propuso teorizar reformas concretas en línea con su implícito progresismo. En cuestión de estética fue singularmente moderno (véase por ejemplo su artículo «El nosequé») y adelanta posturas que defenderá el Romanticismo, pero critica sin piedad las supersticiones que contradicen la razón, la experiencia empírica y la observación rigurosa y documentada.
El Teatro crítico universal (teatro ha de entenderse con la acepción, hoy olvidada, de «panorama» o visión general de conjunto), fue publicado entre 1726 y 1739 en ocho tomos. Consta de 118 discursos que versan sobre los temas más diversos, pero todos se hallan presididos por el vigoroso afán patriótico de acabar con toda superstición y el empeño de Feijoo en divulgar toda suerte de novedades científicas para erradicar lo que él llamaba «errores comunes», lo que hizo con toda dureza y determinación, como Christian Thomasius en Alemania, o Thomas Browne en Inglaterra. El autor se donominaba a sí mismo «ciudadano libre de la república de las letras», si bien sometía todos sus juicios a la ortodoxia católica, y poseía una incurable curiosidad, a la par que un estilo muy llano y atractivo, libre de los juegos de ingenio y las oscuridades postbarrocas, que abominaba, si bien se le deslizan frecuentemente los galicismos. Se mantenía al tanto de todas las novedades europeas en ciencias experimentales y humanas y las divulgaba en sus ensayos, pero rara vez se propuso teorizar reformas concretas en línea con su implícito progresismo. En cuestión de estética fue singularmente moderno (véase por ejemplo su artículo «El nosequé») y adelanta posturas que defenderá el Romanticismo, pero critica sin piedad las supersticiones que contradicen la razón, la experiencia empírica y la observación rigurosa y documentada.
El Teatro crítico universal (teatro ha de entenderse con la acepción, hoy olvidada, de «panorama» o visión general de conjunto), fue publicado entre 1726 y 1739 en ocho tomos. Consta de 118 discursos que versan sobre los temas más diversos, pero todos se hallan presididos por el vigoroso afán patriótico de acabar con toda superstición y el empeño de Feijoo en divulgar toda suerte de novedades científicas para erradicar lo que él llamaba «errores comunes», lo que hizo con toda dureza y determinación, como Christian Thomasius en Alemania, o Thomas Browne en Inglaterra. El autor se donominaba a sí mismo «ciudadano libre de la república de las letras», si bien sometía todos sus juicios a la ortodoxia católica, y poseía una incurable curiosidad, a la par que un estilo muy llano y atractivo, libre de los juegos de ingenio y las oscuridades postbarrocas, que abominaba, si bien se le deslizan frecuentemente los galicismos. Se mantenía al tanto de todas las novedades europeas en ciencias experimentales y humanas y las divulgaba en sus ensayos, pero rara vez se propuso teorizar reformas concretas en línea con su implícito progresismo. En cuestión de estética fue singularmente moderno (véase por ejemplo su artículo «El nosequé») y adelanta posturas que defenderá el Romanticismo, pero critica sin piedad las supersticiones que contradicen la razón, la experiencia empírica y la observación rigurosa y documentada.Además de las aprobaciones y censuras correspondientes, este tomo contiene:• Prólogo Apologético• Discurso 1. Saludadores• Discurso 2. Secretos de Naturaleza• Discurso 3. Simpatía y Antipatía• Discurso 4. Duendes y Espíritus familiares• Discurso 5. Vara Divinatoria y Zahoríes• Discurso 6. Milagros supuestos• Discurso 7. Paradojas Matemáticas• Discurso 8. Piedra filosofal• Discurso 9. Racionalidad de los brutos• Discurso 10. Amor de la Patria y pasión nacional• Discurso 11. Balanza de Astréa, o recta administración de la Justicia• Discurso 12. La ambición en el Solio• Discurso 13. Escepticismo filosófico• La Verdad vindicada contra la Medicina vindicada
El Teatro crítico universal (teatro ha de entenderse con la acepción, hoy olvidada, de «panorama» o visión general de conjunto), fue publicado entre 1726 y 1739 en ocho tomos. Consta de 118 discursos que versan sobre los temas más diversos, pero todos se hallan presididos por el vigoroso afán patriótico de acabar con toda superstición y el empeño de Feijoo en divulgar toda suerte de novedades científicas para erradicar lo que él llamaba «errores comunes», lo que hizo con toda dureza y determinación, como Christian Thomasius en Alemania, o Thomas Browne en Inglaterra. El autor se donominaba a sí mismo «ciudadano libre de la república de las letras», si bien sometía todos sus juicios a la ortodoxia católica, y poseía una incurable curiosidad, a la par que un estilo muy llano y atractivo, libre de los juegos de ingenio y las oscuridades postbarrocas, que abominaba, si bien se le deslizan frecuentemente los galicismos. Se mantenía al tanto de todas las novedades europeas en ciencias experimentales y humanas y las divulgaba en sus ensayos, pero rara vez se propuso teorizar reformas concretas en línea con su implícito progresismo. En cuestión de estética fue singularmente moderno (véase por ejemplo su artículo «El nosequé») y adelanta posturas que defenderá el Romanticismo, pero critica sin piedad las supersticiones que contradicen la razón, la experiencia empírica y la observación rigurosa y documentada.Además de las aprobaciones y censuras correspondientes, este tomo contiene:• Prólogo no al Lector discreto, y pío, sino al Ignorante, y Malicioso• Discurso 1. Virtud aparente• Discurso 2. Valor de la nobleza e influjo de la sangre• Discurso 3. Lámparas inextinguibles• Discurso 4. El Médico de sí mismo• Discurso 5. Peregrinaciones sagradas y romerías• Discurso 6. Españoles Americanos• Discurso 7. Mérito y fortuna de Aristóteles• Discurso 8. Reflexiones sobre la Historia• Discurso 9. Transformaciones y transmigraciones mágicas• Discurso 10. Fábula de las Batuecas y Países imaginarios• Discurso 11. Nuevo caso de conciencia• Discurso 12. Resurrección de las Artes, y Apología de los Antiguos• Discurso 13. Glorias de España, primera parte• Discurso 14. Glorias de España, segunda parte
El Teatro crítico universal (teatro ha de entenderse con la acepción, hoy olvidada, de «panorama» o visión general de conjunto), fue publicado entre 1726 y 1739 en ocho tomos. Consta de 118 discursos que versan sobre los temas más diversos, pero todos se hallan presididos por el vigoroso afán patriótico de acabar con toda superstición y el empeño de Feijoo en divulgar toda suerte de novedades científicas para erradicar lo que él llamaba «errores comunes», lo que hizo con toda dureza y determinación, como Christian Thomasius en Alemania, o Thomas Browne en Inglaterra. El autor se donominaba a sí mismo «ciudadano libre de la república de las letras», si bien sometía todos sus juicios a la ortodoxia católica, y poseía una incurable curiosidad, a la par que un estilo muy llano y atractivo, libre de los juegos de ingenio y las oscuridades postbarrocas, que abominaba, si bien se le deslizan frecuentemente los galicismos. Se mantenía al tanto de todas las novedades europeas en ciencias experimentales y humanas y las divulgaba en sus ensayos, pero rara vez se propuso teorizar reformas concretas en línea con su implícito progresismo. En cuestión de estética fue singularmente moderno (véase por ejemplo su artículo «El nosequé») y adelanta posturas que defenderá el Romanticismo, pero critica sin piedad las supersticiones que contradicen la razón, la experiencia empírica y la observación rigurosa y documentada.Además de las aprobaciones y censuras correspondientes, este tomo contiene:• Prólogo al Lector• Discurso 1. Regla matemática de la fe humana• Discurso 2. Fisionomía• Discurso 3. Nuevo arte fisionómico• Discurso 4. Maquiavelismo de los Antiguos• Discurso 5. Observaciones comunes• Discurso 6. Señales de muerte actual• Discurso 7. El Aforismo exterminador• Discurso 8. Divorcio de la Historia y la Fábula• Discurso 9. Nuevas paradojas físicas• Discurso 10. Libros políticos• Discurso 11. El gran magisterio de la experiencia• Discurso 12. Nuevas propiedades de la luz• Discurso 13. Existencia del vacío• Discurso 14. Intransmutabilidad de los elementos• Discurso 15. Solución del gran problema histórico sobre población de la América• Discurso 16. Tradiciones populares• Discurso 17. Nueva precaución contra los artificios de los Alquimistas