Labarca se interna en la mente humana con personajes afligidos por trastornos que la sociedad imprime en ellos. También sucumbe ante las conductas anormales que influyen en su percepción de los personajes literarios. Especialmente seres marginales que suelen ser turbios e inadaptados; explotando la hipocresía social y el rechazo de lo normativo. La crueldad de sus análisis y la evasión de todo sentimentalismo, a veces rozan con lo morboso. Sus personajes, muy bien caracterizados, suelen estar cerca de la psicopatía y se articulan en el límite entre el bien y el mal. Su concepto sobre el ser humano es sombrío. La visión de la realidad que se desprende de estos relatos es depresiva y desnuda la esencia de la ambigüedad moral. Al leer cada relato el lector se encuentra con un mundo opresivo, irracional y original. Sus herramientas literarias marcan la tensión y el peligro en cada una de sus historias. A pesar de autodefinirse como narrador de ficción emotiva, sus lecturas causan escalofríos mezclados con placer. Tiene el magnetismo para envolver al lector en el peligro de sus imaginarios, que a ratos rondan con el sadismo. Su penetración psicológica se debe al logro de sus narraciones con tramas bien elaboradas, que otorgan a su escritura un significado simple y complejo a la vez.
La taiga siberiana se convierte en escenario de aventuras y encuentros, donde lo mejor y lo peor del humano han de ponerse a prueba ante las convulsiones de la historia y la presión de los regímenes totalitarios.
María Negroni construye un acercamiento a la poética de Emily Dickinson a través de un Lexicón de la poeta hallado en Harvard. «Cuando en el año 2013, la Universidad de Harvard puso a disposición del público los papeles privados de Emily Dickinson, encontré un repertorio de 9000 palabras, ordenadas alfabéticamente que registraba de modo exhaustivo las recurrencias verbales de la autora. No pude sustraerme a la tentación. Disponía increíblemente de sus palabras organizadas con la meticulosidad del Diccionario Webster, de cierta intimidad por haberla traducido, y también, por cierto, de una admiración de larga data. Elegí, sin pensarlo, las palabras que más resonaban conmigo y a partir de allí, escribí Archivo Dickinson, con todo lo que tiene de homenaje y desmesura.» M. Negroni
Marguerite Yourcenar nos lleva al mundo de las relaciones incestuosas. Recreado en el Archivos del Norte es la segunda parte de la trilogía familiar de Marguerite Yourcenar, El laberinto del mundo, iniciada con Recordatorios y concluida con ¿Qué? La Eternidad. Me propuse evocar el pasado de una familia, o más bien de un grupo, sin lagrimitas en los ojos, sin es condescendencia divertida que esconde aquí y allá las bocanadas de la vanidad de las familias, sin recriminaciones, apuros, ni tampoco exasperación. Contar sólo lo que uno sabe y poner unos puntos de interrogación cuando no se sabe. Era una experiencia humana interesante que había que intentar. Así definía la propia autora esta obra histórica y genealógica, íntima y personal. El resultado de una fabulosa labor de investigación y recreación que llega, a través de épocas y acontecimientos, hasta Lille en el siglo xix, hasta la figura inconformista del padre, el hombre que más marcó la vida de Marguerite Yourcenar, una niña que aprendía a vivir entre 1902 y 1913 en el Flandes francés.
A medio camino entre el moralista y el novelista, Alfonso Martínez de Toledo logra en este libro un diálogo que sorprende tanto por su valor de testimonio popular como por su modernidad. Mal llamado desde antiguo Corbacho por sus conexiones boccaccianas, este libro singular, Arcipreste de Talavera , toma título de uno de los beneficios eclesiásticos de su autor, Alfonso Martínez de Toledo.
Emparentado artísticamente con el Libro de Buen Amor de otro arcipreste, el de Hita, el Arcipreste de Talavera nos ofrece una obra rebosante de materiales diversos y ciertamente falta de sentido de la medida, pero, a la vez, alegre y desbordante de regocijo, escrita en un lenguaje tan vivo que, según Dámaso Alonso, si por un lado parece que nos lleva a la novela moderna, por otro se diría estar en los bordes de la dramatización.
Catedrática de la Universidad de Venecia, Marcella Ciceri presenta en esta edición un texto crítico fruto de muchos años de trabajo, jalonado, además, por notas que nos acercan a la realidad lingüística y cultural del siglo XV.
Tal vez uno de los libros más importantes que vayas a leer jamás... ¿Quién es este majestuoso ser llamado arcángel Miguel? ¿Cómo podemos incorporarlo a nuestra vida? Los arcángeles constituyen el rango más elevado en las órdenes angélicas, y el arcángel Miguel es aquél al cual se someten. Conocido como el príncipe de los arcángeles, tiene millones de legiones de ángeles bajo su mando. Otras características Con frecuencia, aparece ataviado con una brillante armadura azul y rodeado por una intensa luz azul y blanca semejante a un relámpago. Aun cuando Miguel manifiesta poder y protección, también aporta curación a nuestro cuerpo y alma. De hecho, en los primeros tiempos de la Iglesia, se le veneraba como el médico celestial. Nos asiste a la hora de vencer los procesos de pensamiento que generan y amplifican la enfermedad, la desintegración y la muerte. Su arte curativo proviene de la suprema ciencia de la voluntad de Dios.
Este poema épico narrativo nos relata desde la llegada de Cristóbal Cólon; de los héroes indígenas desde el polo norte hasta la patagonia; que lucharon contra el yugo de los conquistadores. También nos narra de los mártires de las patrias amerindias que dejaron su sangre por defender la libertad de nuestros conciudadanos, para tener un mejor porvenir allende a la mal llamada democracia.
Obra estructurada en tres partes en las que aparece un texto por cada letra del alfabeto. A través de un clima onírico, cargando de melancolía, se cuenta y no se cuenta una desoladora historia de amor, que es también una historia de nostalgia, que es también poesía, que es también pasión, y contiene ese delicado entusiasmo por el fracaso que define la buena literatura: Marcelo Luján sabe, como cualquier escritor de raza, que ninguna historia humana termina bien
Sam tenía todo lo que siempre había soñado, Lily tiene todo lo que necesita. Pero cuando se vuelven a encontrar, diez años después, descubren que a veces eso no es suficiente.
A pesar de haber conseguido cada cosa con la que había soñado, Sam vive una vida vacía. Una carrera de éxito, dinero y reputación no compensan que, cuando se marchó a perseguir su sueño, lo dejó todo atrás. Abandonó su casa, su familia y sus amigos, pero sobre todo a Lily... y, aunque en su momento parecía una buena decisión, al volver a su ciudad natal años después se da cuenta de que los fantasmas del pasado no la han abandonado en ningún momento.
Lily no pudo cumplir sus sueños. La vida tenía otros planes para ella: tras el último verano de instituto tuvo que hacerse cargo de su hermana pequeña, sacrificando sus planes de futuro. Y, sin embargo, ha aprendido a ser feliz con lo que tiene. Es entonces cuando Sam aparece frente a su puerta, diez años después, como la primera vez que se conocieron. Y Lily se da cuenta de que tiene que arriesgarse... pero no sabe si está dispuesta a correr el riesgo de enamorarse otra vez.
Aunque tendrán que aprender a conocerse de nuevo, basta con una sonrisa para que los diez años que las separan se desvanezcan.
Antonio Santana, un joven estudiante de magisterio, tras viajar a los campamentos de refugiados de Tinduf se entrega a la causa saharaui, al tiempo que se enamora de Aisha.
De modo paralelo a esta historia de amor, camina un pueblo que se niega a morir en el abandono y el olvido, luchando desde la resistencia pacífica por lograr un futuro en libertad.
Con el paso de los acontecimientos, los mundos de Antonio y Aisha se van separando, aunque una llama más fuerte, incluso que el amor, va a estremecer sus vidas. Sin quererlo, se van a convertir en catalizadores de un sueño que, quizás, hará posible el retorno de los saharauis a la tierra que les arrebataron.
La novela pretende recordar y hacer visible uno de los conflictos más ignorados por la comunidad internacional, reivindicar la necesidad de su resolución definitiva, y rendir un homenaje a los miles de activistas y personas que defendieron, y defienden, la dignidad, la libertad y la justicia de los pueblos.
Hannah Arendt estableció una antítesis radical entre Martin Heidegger y Adolf Eichmann: convirtió al primero en «monarca oculto del reino del pensamiento» mientras que reservó para el teniente coronel de las SS, responsable de la muerte de millones de judíos, el papel de trivial burócrata caracterizado por la «ausencia de pensamiento». La obra de Martin Heidegger, que en fecha tan tardía como 1953 aún hablaba de la «verdad interna y la grandeza» del movimiento nacionalsocialista, se halla permeada por el nazismo, como demuestra magistralmente Emmanuel Faye. El filósofo de Messkirch no merecía ser salvado de semejante modo; ¿cómo y por qué la gran analista de las dinámicas destructoras del totalitarismo nazi, discípula ella misma de Heidegger, se convirtió en su gran adalid?
¿No hay acaso una contradicción intolerable en la obra de Arendt? En ella hallamos una descripción crítica del totalitarismo nacionalsocialista, pero también la apología de Heidegger, erigido –pese a sus encomios hacia la «verdad interior y grandeza» del movimiento nazi– en secreto rey del pensamiento. El análisis de Los orígenes del totalitarismo muestra que Arendt desarrolla una visión heideggeriana de la modernidad. En La condición humana , asimismo, la concepción deshumanizada de la humanidad que trabaja y la poca estima que le merecen las sociedades igualitarias también llevan el sello de Heidegger. Por otra parte, cartas inéditas hasta la fecha desvelan que Arendt decidió seguir los pasos de Heidegger aun antes de su reencuentro, en el año 1950. Una filiación intelectual, irreducible a la mera pasión amorosa, que merece ser tomada muy en serio. Ciertamente, Arendt no comparte el antisemitismo exterminador de Heidegger, ahora confirmado en sus Cuadernos negros. ¿Mas qué ocurre con la razón, instrumentalizada en la oposición –nuevo mito moderno– entre un Heidegger, el «pensador», retirado a su cabaña de Todtnauberg bajo las cumbres nevadas, y un Eichmann, el autómata carente de pensamiento, el bufón encerrado en su jaula de cristal?