Tal como sobrevuelan este mundo que danza y ríe con descaro al borde del abismo, aves carroñeras acechan desde lo alto a las nueve ficciones aquí reunidas. Estas son cautivantes historias de extravíos, olvidos y silencios que transcurren en escenarios aparentemente disímiles (desde volcanes centroamericanos a megalópolis anónimas, de pueblos inundados a bosques remotos, del sureste mexicano a Hollywood), todos parte de un mismo planeta en avanzado estado de descomposición.
Una mujer se presenta a la oficina de un abogado de mala muerte para pedirle que le tramite una indemnización por los daños sufridos durante su militancia como guerrillera.
El abogado intuye que hay algo escondido en esa petición y averigua que existe un detalle oscuro en el pasado de la mujer. Descubre que, durante su militancia guerrillera, su cliente humilló a otra mujer, y que esa mujer es ahora la jueza que dictaminará sobre la validez de la pensión.
Doblegar a la jueza con sus artimañas de sinvergûenza y extorsionador será el reto para este abogado, cuya vida picaresca toma un sesgo trágico, un encuentro con la historia que nunca pidió pero que determina su vida.
Sabela Lagos regenta un local de señoritas de alto standing en Valencia. Se la acusa de asesinato. Ha dicho que solo hablará con la inspectora Blanca Petrova. Solo a ella le contará la verdad. Por orden del comisario principal, el crimen será tratado con suma discreción dado que la víctima es un hombre muy relacionado con la política del momento. Los incidentes que irá relatando la acusada, desvelarán sucesos turbios que tuvieron lugar cuarenta años atrás. Dos hombres, una niña y oscuros secretos que pondrán en jaque a Blanca Petrova y al investigador privado Nacho Soriano.
Primera edición de esta novela de ciencia ficción, que relata la vida de una niña que vive entre dos mundos paralelos gracias a un tercer ojo, con él que a través de él puede explorar nuevas civilizaciones, más avanzadas espiritualmente que la raza humana y además conocer los más grandes misterios de la mente en seres de otras galaxias.
¿Sabes qué son los sueños lúcidos? Seguro que alguna vez, a lo largo de tu vida, te has despertado dentro de un sueño y has confirmado que, aquello, era tu propia realidad. El término sueños lúcidos, que tiene una significación para los soñadores que pasan por este proceso, puede ocurrir de forma espontánea, pero también, gracias a una serie de técnicas, puede inducirse. En esta obra, su autor profundiza sobre estos aspectos, además de explicar con un tono directo y divulgativo los conceptos más importantes para comprender los sueños lúcidos. Hace un recorrido a lo largo de sus páginas de las confusiones que de los sueños lúcidos puedan derivarse, de los mitos, fábulas y verdades, y de la presencia de ellos en la ciencia, en la ufología, en la historia, en la alquimia y en el cine. Es, en definitiva, un excelente libro para los más experimentados y también para todos aquellos que quieran entrar en el mundo de las realidades oníricas alternativas.
Muchos se asustan de que esta crisis tenga una salida populista pero me temo, y lo digo suavecito a mi paciente para que no nos asustemos ni él ni yo, que el primer gobierno populista de la nueva democracia post dictadura ha sido, quizás sin darse cuenta, este último.
Justamente al confiar en el carisma más que en las ideas, justamente al imaginar que cuatro maniobras bastarían para cambiarlo todo, justamente al prometer lo que requería estudios, marcha blanca, ideas fundamentales, procesos de evaluación, cálculos y previsión antes que solamente ganas y las mejores intenciones del planeta.
Un populismo extraño pues actúa contra la masa, contra la desaprobación, asegurando que este es el camino, porfiadamente. Nunca hubo promesas tan demoledoras. La retroexcavadora. Eso dijeron".
Marco Antonio de la Parra -psiquiatra, escritor, dramaturgo, indignado- toma el rol de terapeuta de un paciente en crisis, este país, confundido, desencantado y repleto de temores. El autor levanta en estas páginas un monólogo brillante, un desahogo que escarba en la nostalgia por el pasado y en la esperanza de un futuro más allá de las marchas y la turbulencia, más allá de la queja y la desconfianza. Un país con sueños nuevos, con la verdad como instrumento.
Dos niños muy parecidos.
Un incendio.
Un accidente.
Una escuela especial.
Una ciudad congelada.
Me llamó Max y tengo superpoderes, a mí no me envolvió una supernova como a FireStorm, pero el fuego viene a mí y yo me convierto en él.
Un peligro acecha mi ciudad haciendo que todo se convierta en hielo, hasta el corazón de las personas.
No sé si seré capaz de salvar a todos, incluso a Sam, pero lo intentaré, porque hasta en el ser más frío hay un cálido corazón. ¿Quieres descubrirlo conmigo?
«¡Alto ahí!» El grito de película tronó a mis espaldas. Me di vuelta pensando que era para otro, pero era para mí. Con la torpeza de quien entra por primera vez en el Palacio de Justicia, un verdadero laberinto (y no es metáfora kafkiana), no advertí que estaba a punto de tomarme un ascensor que tenía un inmenso cartel al costado que decía: “Uso exclusivo señores ministros de la Corte Suprema”. Sólo había leído “Corte Suprema”, que era adonde yo me dirigía con mi libreta de periodista, hecha un manojo de nervios. Por suerte ese día de 1999 tenía una cita convenida de antemano, facilitada por un generoso colega. Quedé impresionada con la inmensidad del despacho que me recibió, su olor a madera añeja, una pared colmada de libros pesados, arañas en el techo, muebles recién lustrados y el vaso de whisky de mi interlocutor.
Así empieza Irina Hauser a contar su ingreso en el Palacio de Tribunales donde deliberaba la Corte Suprema de Justicia en tiempos de Carlos Menem, cuando sus integrantes eran nueve, habían sido elegidos a dedo, y la mayoría era “automática”. Durante esos años golpeó puertas, esperó horas en pasillos, persiguió a ordenanzas, tuvo que charlotear con ascensoristas y con policías que custodiaban el espacio sagrado de los cortesanos de turno.
¿Cómo son “los supremos”, esos hombres y mujeres que conforman un cuerpo colegiado que posee un poder omnímodo? Su palabra es la última siempre y puede hundir al país en un desastre económico o salvarlo de múltiples peligros. A partir de la renovación de Néstor Kirchner, los nuevos jueces fueron personajes visibles. Raúl Zaffaroni, Carmen Argibay, Elena Highton, Ricardo Lorenzetti hablaban en público, mientras los viejos sobrevivientes Enrique Petracchi, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda se resistían a perder protagonismo. Aquella Corte produjo fallos que fueron hitos. Pero en cierto momento se replegó sobre intereses propios. ¿Cuán independiente fue ese tribunal --y cuánto lo es el actual-- de los intereses políticos y económicos que presionan a los gobiernos? ¿Cuál es la incidencia de Lorenzetti en el humor de la Corte? ¿A qué aspira?
La atrapante investigación de Irina Hauser corre el velo de un cuerpo de élite que conserva los modos y prácticas de la aristocracia palaciega, enigmático, intimidante y desconocido hasta ahora.