El silencio se cierne en torno al ex vicecónsul de Francia en Lahore. Tras los extraños sucesos acaecidos en su antiguo destino, ahora, en el presente compás de espera al cual se ve obligado, la imposición de un silencio por parte de su colegas y su propio mutismo. Asimismo un calor oprobioso, una sensación de pesantez, lo envuelve todo y a todos : a Peter Morgan, el escritor que pretende reinventar la miseria ; a la mujer del embajador de Francia, que ya sólo sueña en infancias lejanas y en su villa de las islas ; a las pistas de tenis desiertas ; a la tristeza inconclusa de Jean Marc de H., el ex vicecónsul de Francia en Lahore, que se prolonga, vez tras vez, en la repetición constante de una melodía, Indiana´s Song, único sustento posible de un amor que ya nació muerto.
«El viejo y el mar» es uno de los relatos más bellos jamás escritos. Un viejo pescador emprende su última travesía de pesca y logra dar con una gran pieza contra la que tendrá que luchar duramente. Cuando por fin consiga matarla, se verá obligado, por su desmesurado tamaño, a atarla a un costado de la barca, y de regreso a la costa tendrá que afrontar los ataques de los tiburones a su pieza. La vejez, el mar, la lucha del hombre con la naturaleza, el esfuerzo físico, la derrota y la victoria, el sol del trópico o el destino son algunos de los elementos con que Hemingway teje esta verdadera historia inmortal.
El viejo y el mar (The Old Man and the Sea) es una novela escrita por Ernest Hemingway en 1951 en Cuba y publicada en 1952. Fue su último trabajo de ficción importante publicado en vida y posiblemente su obra más famosa.
Un viejo lobo de mar está pasando una racha de mala suerte: hace 84 días que no logra capturar un solo pez. Todos los habitantes del pueblo se burlan de él, excepto un niño, que le mira y ayuda. Ambos deciden que el día siguiente será bueno para la pesca del pez espada.
Todavía es de noche cuando se levanta, prepara los aparejos y se lanza a la mar con su pequeña barca. En alta mar, el viejo pone diversas carnadas. De pronto, la línea comienza a moverse. El viejo no puede controlarla. Se trata de un gigantesco pez espada.
Cuatro horas más tarde, el pez se sacude en la superficie del agua y arrastra la barca. El viejo lo sostiene con el sedal enrollado alrededor del cuerpo. No hay tierra a la vista. Ahora, mar adentro, el viejo sostiene en su línea al pez más grande que jamás había visto.
El 20 de julio de 1969 la misión espacial del Apolo XI se posa en el Mar de la Tranquilidad, convirtiendo a su comandante, Neil Armstrong, en el primer hombre que pisa la luna. Las noticias sobre el viaje son el hilo conductor de esta novela protagonizada por un adolescente que, fascinado por estos acontecimientos, asiste al nacimiento de una nueva época, el universo que le rodea comienza a serle tan ajeno como su propia felicidad infantil. El viento de la Luna es un viaje a la memoria, una sucesión de golpes de efecto y defecto de la nostalgia, cuya trampa siempre somos propensos a pisar. Ampliamente descriptiva, con una delicada prosa, pareciera que no ocurriese mucho en la novela. Sin embargo, es cuestión de atender los recuerdos del niño triste pero cargado de sueños para llegar a la conclusión de que al parecer también está hablando por nosotros, por nuestros recuerdos. Historia de iniciación magistralmente narrada, El viento de la Luna posee elementos que remiten al mundo de escritores como Salinger o Philip Roth, pero también es un nuevo episodio en el ciclo narrativo de Mágina, como reconocerán enseguida los lectores de Beatus Ille y El jinete polaco. La imagen de un futuro de ciencia ficción a los ojos del protagonista que ya es recuerdo nostálgico para el lector es uno de los mayores aciertos de esta cautivadora novela. El viento de la Luna es una obra con claras reminiscencias biográficas. Un niño con esa capacidad de maravillarse ante la ciencia y la historia, atribulado por las fantasías de viajes espaciales, lector compulsivo, naturalmente tenía que convertirse en escritor.
El «vigilante número 155» es un hombre de mediana edad destinado a una inhóspita cabaña solitaria, en las orillas de un fiordo noruego, con la misión de alertar de la presencia de terroristas en la zona, por lo que debe permanecer día y noche ojo avizor. Esa situación de pesadilla, íntimamente relacionada con el enloquecedor sentimiento de culpa que asedia a un funcionario de prisiones, conforma la atmósfera claustrofóbica del relato que da título a este excepcional libro de cuentos.
Descrita como la novela más personal y autobiográfica de Irène Némirovsky, ‘El vino de la soledad’ recrea el destino de una adinerada familia rusa refugiada en París, y describe la venganza de una joven contra su madre, motivo que la escritora ya había tratado en esa pequeña joya literaria que es ‘El baile’. Con una mirada inteligente y ácida, la novela sigue a la pequeña Elena de los ocho años a la mayoría de edad, desde Ucrania hasta San Petersburgo, Finlandia y finalmente París, donde la familia se instala tras el estallido de la Revolución rusa, en un recorrido paralelo al que realizó la propia autora. Irène Némirovsky mostró desde joven un talento excepcional. Su trágica muerte, a los treinta y nueve años en un campo de concentración, puso fin a una obra magistral, que ha sido redescubierta con enorme éxito. ‘El vino de la soledad’ es otra magnífica novela de esta escritora maravillosa, lúcida y brillante.
Inglaterra, 1941. Lara Penrose es una joven maestra que es trasladada a un remoto pueblo de Australia como «castigo». Al menos en sus cercanías fluye un idílico río, se dice Lara, pero tal consuelo dura lo que tarda en descubrir que en sus aguas moran cientos de cocodrilos que tienen aterrorizados a los aldeanos. Pronto la joven se involucra en la búsqueda de una solución al problema: un atractivo cazador de cocodrilos cuyo encanto será difícil ignorar…
Shahid es casi un inglés, está en el paso de la adolescencia a la edad adulta y, como cualquier chico listo de su edad, aprovechando que va a comenzar la universidad, abandona Kent y la protección de su rica familia y se marcha a estudiar a Londres. Estamos en 1989, ha caído el muro de Berlín, la señora Thatcher ha dejado su profunda huella en Inglaterra y Salman Rushdie ha sido condenado a muerte. Shahid, desgarrado entre su educación inglesa y sus raíces pakistaníes, será captado por un grupo integrista musulmán, pero también se fascinará con Deedee Osgood, una profesora
Un testimonio impactante y sincero sobre los efectos de un conflicto casi olvidado, el de Chechenia, por la autora del bestseller internacional El librero de Kabul. Cuando Åsne Seierstad comenzó su carrera periodística en los años noventa como corresponsal en Moscú, el primer conflicto que cubrió para los medios de comunicación noruegos fue el de Chechenia. Ahora, diez años más tarde, vuelve a la región y descubre que la tragedia continúa porque, desgraciadamente, las guerras no acaban cuando se declara el alto el fuego. Con la misma objetividad y sensibilidad de siempre, la autora nos presenta una estremecedora radiografía de la vida actual en Chechenia, tras dos años de trabajo clandestino en esta peligrosísima zona del mundo, que ha aprovechado para entrevistarse con afectados tanto del bando de los rusos como del de los chechenos. Åsne Seierstad inicia su relato con la historia de un niño checheno que vive en la calle tras perder a toda su familia, para iniciar un recorrido por las graves consecuencias que ha traído el conflicto armado: el miedo constante en el que vive gran parte de la población chechena, el odio ancestral entre chechenos y rusos o las impresiones que deja el régimen de Putin en la periodista noruega, son algunos de los muchos temas tratados en este libro que se convertirá en un libro de referencia en todo el mundo, con su próxima publicación en 20 países. Seierstad tiene claro lo que busca en sus libros, el lado humano de los conflictos, sus pequeñas historias. El Mundo
Peribonka es una pintoresca pequeña aldea franco-canadiense en Quebec. Los niños han llegado a creer que fue un milagro el que envió a la Dama Lisiada a través de las puertas de la muerte y luego la trajo de vuelta otra vez, para que ella pueda permanecer con ellos siempre. Un libro tan hermoso, una magnífica historia de amor contada por el talentoso Curwood, que está cerca de ser olvidado también. Cuando pensamos que este libro nunca se ha vuelto a publicar, no podemos evitar pensar que es vergonzoso dejar que esas obras maestras caigan en el olvido, y que no es para la gloria del humano que prefiere el lado mercantil a la verdadera calidad de las cosas.
«El ángel de Sodoma» de Alfonso Hernández Catá es la historia de un ángel bueno, de una persona honesta y decente, José María, el protagonista, que se descubre homosexual al sentir atracción hacia los hombres bellos y fornidos, atracción que nunca se permite, ni siquiera al fin de la novela cuando se cruza con uno de los suyos. «El ángel de Sodoma», demasiado triste, nos alerta de un estadio de la aceptación social de la homosexualidad, esencialmente masculina. La homosexualidad ha dejado de ser un «vicio» o un «pecado» cantado y gozado por todas las decadencias, para convertirse en una manera de ser o vivir, nacida con el individuo por lo que no le cabe culpa alguna, pero rechazada o estigmatizada por la sociedad, por lo que los protagonistas de estas novelas no sólo sufren y padecen en oscuro silencio sino que al fin se suicidan, caso de nuestro José María que se tira al metro…
La protagonista, Amanda, decide emprender un viaje hacia el pasado. A lo largo de ese camino se irá encontrando con personajes que le trasmitirán la sabiduría de sus propias experiencias vitales. Los ejes centrales sobre los que gira la historia son el feminismo, el amor, la superación y el perdón al que todos aspiramos. Una novela que entre humor y vivencias, nos enseñará cómo la mujer ha luchado a través de los tiempos por la igualdad y por enarbolar la bandera del amor como emblema de algo que siempre debe ser bidireccional. La autora, además, nos sorprenderá con un final totalmente inesperado. Sinopsis: Amanda, una mujer casi septuagenaria, se halla instalada en la rutina que el devenir del destino y los largos años de matrimonio le han impuesto. Desde su casa de Madrid, recuerda a Gioacchino, el joven italiano que conoció en Roma en el año mil novecientos sesenta y cinco. Es entonces cuando Amanda decide dejar todo atrás y emprender un viaje para reencontrar no solo el amor, sino también el perdón con el que recuperar a la mujer valiente, luchadora y decidida que un día fue.
Elías Portolu vuelve a su hogar, en Nuoro (Cerdeña), después de cumplir una condena de tres años por la acusación de robo, del que se declara inocente. Componen la familia del protagonista sus padres, a quienes llaman en el pueblo el tío Berte y la tía Annedda (Anita), y sus hermanos Pietro, que trabaja en el campo, y Mattia, pastor de ovejas como el padre. Algunos días después del regreso de Elías, con motivo de la promesa que hizo durante una enfermedad padecida en el penal, se organiza una excursión a la ermita de San Francisco, en las montañas de Lula, para hacer una novena al santo. A la fiesta concurren, además de los Portolu, algunos conocidos del contorno y, entre ellos, Maddalena, prometida de Pietro Portolu. Elías, que no conocía a la novia de su hermano, se enamora de ella, y la muchacha tampoco oculta estos sentimientos. El capellán Porcheddu adivina la pasión que ha inspirado al joven su futura cuñada, y le aconseja que tenga el valor de vencerse, mirando a Maddalena como si fuera para él una cosa sagrada. Comienza para Elías una tremenda lucha. Terminada la romería, marcha al campo a cuidar ovejas, con el objeto de alejarse de su amor y olvidarlo en la soledad. Pero el temor y el deseo le torturan, pensando en la proximidad del día en que ha de volver a enfrentarse con Maddalena cuando ésta vaya con Annedda y Pietro para asistir al esquileo del rebaño.
En la vejez el tiempo sabe siempre a recuerdo. Y el recuerdo, a veces, guarda la amargura del fracaso, la angustia de lo irremediable. Y la inminencia de la muerte a cada paso… Un mundo de colores apagados, de silencios, un mundo lejano y, quizá, resignado; unas gentes para las que, grotescamente, la vida no es sino un pasatiempo. Los personajes de Carmen Kurtz recorren, fatalmente, «El último camino»; y dejan una huella triste, melancólica y, como ellos, quebradiza: nada.
La vida de Vicenzo Fontana está a punto de entrar en Liquidación Final cuando su librería se ve asediada por la codicia implacable de los especuladores inmobiliarios. Es el año 2014 y Terranova corre peligro de desaparecer tras más de sesenta años de resistencia ante los temporales más duros de la historia. Décadas en las que, dirigida primero por sus padres —Amaro y Comba— y por su tío Eliseo, y luego por él, fue siempre refugio para disidentes, perseguidos, libros prohibidos y contrabandistas de cultura. Un territorio de la memoria con una geografía propia, un sitio donde el exilio nunca ocurrió. Aunque Terranova fue su hogar, Vicenzo, que arrastra en la vejez las secuelas de una enfermedad infantil, se rebela en su juventud contra los libros. Alejado del ambiente familiar, conoce en Madrid a Garúa, una enigmática chica argentina con la que regresa a Terranova a finales de 1975. En entonces cuando aprende de los libros todo lo importante, aquello que su familia siempre supo: cómo fingen, cómo ayudan, cómo enseñan a amar, cómo acompañan y cómo salvan. El último día de Terranova es el relato de una lucha silenciosa contra la barbarie. Con la sensibilidad y el dominio del lenguaje que caracterizan su narrativa, Manuel Rivas construye una emocionante historia protagonizada por seres al tiempo valerosos y vulnerables, cuya vida es la suma de todo lo que cuentan, lo que imaginan y lo que jamás llegan a decir.
Londres, 11 de abril de 1916. En medio de la crispación y la desconfianza producidas por la Gran Guerra, se oye el estruendo de la ráfaga disparada por el Tercer Batallón de la Guardia Escocesa. Poco antes de la siete de la mañana, el empedrado del patio de la Torre de Londres se tiñe con la sangre tibia de Ludovico Hurwitz, un comerciante peruano de ascendencia judía, nacido en el Callao. Pasarían muchos años antes de que las autoridades británicas pudieran descifrar el misterio que envolvía al último hombre fusilado en este lugar histórico durante la Primera Guerra Mundial, cuya tumba se alza hasta hoy sobre un campo verde, en el East London Cementery.
Nueva York, 3 de noviembre de 1954. En unos días, el centro de inmigrantes de la isla de Ellis, un lugar de desembarco para millones de personas de toda Europa, cerrará sus puertas. John Mitchell, su director, se ha quedado a solas en este lugar desierto y escribe en un diario los recuerdos que lo persiguen desde hace años: no solo el de miles de hombres, mujeres y niños llenos de miedo y esperanza, sino también el de Liz, su amada esposa, y el de Nella, una inmigrante de Cerdeña con un pasado misterioso. Su relato recoge una historia de exilio y transgresión, y la pasión amorosa de un hombre que debe enfrentarse a la elección más terrible de su vida. El sueño americano cobra vida a través de los recuerdos y los remordimientos de un alma solitaria presa de sus fantasmas. John Mitchell no solo es el último guardián de la isla de Ellis, sino también su último prisionero.
El príncipe Almalarik, nieto de un rey árabe que se dedica al petróleo, se ha enamorado de Laura, la modelo europea más cotizada. Este amor le lleva a perseguirla a través de diversos países a base de barcos, lujosos hoteles y joyas que ella siempre rechaza.
Irene tiene todo para ser feliz junto a Álex, su marido. La vida les sonríe en todos los aspectos: sus trabajos como profesores de universidad y la pasión que sienten el uno por el otro les llena por completo. Pero una enfermedad les priva de su único hijo e Irene rechaza la actitud de conformismo y resignación que ha adoptado su marido. Tras esta situación de desencuentro en su matrimonio, decide poner tiempo y distancia entre ellos y se marcha a Italia después de aceptar un nuevo puesto en la Universidad de Florencia: será la profesora sustituta de la asignatura Historia del Arte. En busca de un poco de calma y orden en sus sentimientos, descubrirá que la vida aún no ha dejado de sorprenderla. Una enigmática estudiante y un vendedor de libros antiguos acapararán la atención de Irene, pero el pasado volverá a ella produciendo de nuevo un inesperado giro en su vida en Florencia. El último invierno es una novela con una gran capacidad para conmover, pues los sentimientos y la emotividad inundan sus páginas repletas de situaciones que contienen un extraordinario poder evocador. Además, la terrible experiencia vivida por la protagonista y los acontecimientos posteriores de esta apasionante historia muestran que siempre existe algo que pueda volver a sorprendernos. Encarna Bernat estudió Humanidades en la Universidad Jaime I de Castellón. Ha publicado numerosos artículos en diferentes periódicos y sus relatos han sido leídos en la radio. Encarna también ha sido miembro del consejo de redacción de una revista cultural. El último invierno es su primera novela.
Edad Moderna, Histórica española, Guerras de religión, Felipe II, Moros y cristianos, Moriscos granadinos, Drama histórico
Centrándose en la historia de Khalíl y Dídac, dos jóvenes cuyas vidas se ven zarandeadas por el vendaval de la guerra, El último morisco recrea con singular viveza el universo español de mediados del siglo XVI y la rebelión de los moriscos granadinos contra Felipe II.