En este libro de relatos, todo un repertorio de momentos existenciales en el límite, Paz explora de modo sutil las diversas situaciones en las que confrontamos el dolor en el día a día. En un destacado ejercicio de versatilidad narrativa, la escritora confronta a través de diferentes técnicas, perspectivas y estilos discursivos un puñado de situaciones cotidianas en las que los seres humanos más frágiles, especialmente las mujeres, tenemos que confrontar un mundo despiadado y ruín. Y aún así, siempre queda espacio para un rayo de esperanza, para el cambio.
El joven Ceferino Sanjurjo, médico y poeta gallego, conoce en el balneario de Marmolejo a una simpática monjita sevillana, la hermana San Sulpicio, de cuya gracia y belleza queda prendado. Sanjurjo interroga con suma discreción a la madre Florentina, superiora de la orden a la que aquélla pertenece, y se entera de que en esa congregación se renuevan los votos cada cuatro años, y a la linda y graciosa novicia le falta sólo un mes para confirmar o no los suyos. El joven médico la galantea con cierta prudencia, pero al darse cuenta de que está enamorado de ella, la corteja abiertamente y le declara su amor, con la esperanza de que le corresponda y no renueve sus votos. Las circunstancias son propicias para que Ceferino Sanjurjo logre sus propósitos. Gloria Bermúdez, nombre mundano de la monjita de 19 años de edad, había tomado los hábitos no por verdadera vocación religiosa, sino por desavenencias con su madre, doña Tula, y a instancias de ésta. Sin embargo, convencida actualmente de que su destino no estaba en la vida conventual, tenía pensado abandonarla. A raíz de ciertos acontecimientos sucedidos en el balneario, la superiora, la hermana San Sulpicio y otra monja deben abandonar el sitio y regresar a Sevilla. El enamorado Sanjurjo las sigue y, a los pocos días, se presenta en aquella ciudad resuelto a impedir que la hermana sea obligada por su familia a hacer nuevos votos, pues está dispuesto a casarse si ella lo acepta por esposo. Escrita en primera persona, la obra se sitúa en España, alrededor de 1870, y está considerada como una de las mejores y más populares novelas de Palacio Valdés. Entretenida, graciosa, pulcramente escrita, de composición irreprochable, abunda en hermosas y acertadas descripciones de fiestas, corridas de toros, «cante jondo», patios y rejas sevillanos, el Guadalquivir y sus alrededores, todo lleno de luz y color. Su mayor encanto radica en la sencillez de su trama y en la ausencia de problemas religiosos, pese a que el tema podría tentar a ello.
Una singular novela de formación, a través de las crisis y descubrimientos súbitos de una adolescente: hija de una prostituta y hermana de una bailarina de striptease, la protagonista es, sin embargo, la inocencia redentora a través de la cual todo adquiere una nueva significación. En esta novela, que quedó finalista del Premio Herralde de Novela, Andrés Barba consigue crear un personaje emocionante e inolvidable, esta «hermana de Katia», de quien no se desvela el nombre pero que recorre estas páginas confortando las vidas de quienes la rodean.
Aleksander Sergueevich Pushkin (1799-1837) es uno de los literatos más ilustres que ha producido Rusia. Su mérito no consiste solamente en el ingenio, en la amenidad o en el arte con que combina las escenas y despierta el interés de los lectores, sino especialmente en la belleza del lenguaje, en la pureza del léxico y en la riqueza y variedad de las formas gramaticales. Pushkin fue quien dio al idioma ruso aquel pulimento que hizo de él una de las lenguas literarias más bellas de Europa. Los relatos que aparecen reunidos en este libro —'La hidalga campesina', 'Azar en el juego' y 'El desafío'— representan una magnífica muestra del arte literario de Pushkin y describen a la perfección las costumbres y los caracteres de la Rusia del siglo XIX.
En la hija de Ari, no es fácil definir si nos encontraremos ante una ficción o una historia rigurosamente biográfica, donde los personajes asumen, cada uno a su modo y con una vibrante humanidad, las más aciagas adversidades y los mas inusitados episodios, que arrancarán en el lector una cierta sonrisa, no despojada de compasión y comprensión.
Desde muy niña Anastasia debe asumir una abrumadora adultez, una vez que su único hermano ha sido expulsado de la casa por su padre, y se ha refugiado en las tierras familiares de Kimy, un ínfimo villorrio de una isla griega de la costa egea. La mirada escrutadora, objetiva y despojada de todo sentimentalismo de Anastasia es el mejor lente para acercarnos a esta familia donde conviven con pasmosa naturalidad, el patetismo y la alegría de vivir en estado salvaje.
A menudo, un gran viaje hacia nuestra parte más oscura empieza con un gesto sin sentido.
Leda es una profesora de literatura inglesa, divorciada hace mucho tiempo, dedicada a sus hijas y al trabajo. Cuando ellas se trasladan a vivir con el padre, en vez de vivir la nostalgia y la soledad que esperaba, Leda de repente se siente liberada y decide tomarse unas vacaciones en un pequeño pueblo de la costa. Pero los días de calma aparente se acaban cuando vemos a esta mujer de mediana edad y mucho criterio huyendo de la playa con una muñeca en brazos…
Página a página, un agradable descanso a la orilla del mar se convierte en el retrato de una mujer terca y sola, asaltada por unas preguntas que la llevan a arriesgarlo todo. En La hija oscura, la novela más querida por Elena Ferrante, la locura anda de la mano de la lucidez absoluta: nada sobra cuando un gesto sin sentido nos acerca a la gran literatura.
Me llamo Fatima Daas. Soy la mazozia, la menor, la hija pequeña. Mi padre esperaba que yo fuera un chico. Soy francesa, de origen argelino. Musulmana practicante. Una chica de Clichy que pasa más de tres horas diarias en el transporte público. Una turista. Una chica de barrio que observa los comportamientos parisinos. Soy una mentirosa, una pecadora. De adolescente, soy una alumna inestable. De adulta, soy una superinadaptada. Escribo historias para evitar vivir la mía. He estado cuatro años de terapia. Es mi relación más larga. El amor era tabú en casa, las manifestaciones de ternura, la sexualidad también. Me creo partidaria del poliamor. Cuando Nina apareció en mi vida, no sabía en absoluto qué necesitaba ni lo que me faltaba. Me llamo Fatima Daas. Mi nombre es el de un personaje simbólico del islam. Un nombre que no se puede ensuciar. En mi casa, ensuciar es deshonrar. No sé si soy digna de mi nombre.
Prólogo del autor Hay algunas historias, tan hermosas, que no pueden dejar de ser contadas. Esta que tiene en sus manos, me la explicó una amiga colombiana mientras tomábamos tinto con almojábanas en un café de Cali, al sur de Colombia, y narra los increíbles episodios que, hace unos años, fueron protagonizados por una niña llamada Luz. Recuerdo que lloré emocionado en aquel café, mientras escuchaba el relato en boca de mi amiga. Pero no lágrimas de tristeza, sino de esa felicidad mágica, milagrosa, que tan pocas veces se deja ver y que cuando nos pasa siquiera rozando con la punta de sus alas, nos encoge el alma y deseamos revivirla una y otra vez, intuyendo que solo así tiene sentido todo lo demás. Y fue precisamente la necesidad de recrear aquel breve y perfecto momento de felicidad lo que me llevó a escribir este libro. Honestamente, no me puedo considerar el autor aunque mi nombre aparezca en la portada, pues es la protagonista quien con su vida ha hecho posible cada línea en esta obra. Yo me he limitado a narrarla de la única manera que concebía hacerlo: humildemente y con el corazón en la mano. Así, mi única pretensión ha sido ser todo lo fiel posible a los acontecimientos, y tratar que esta historia resulte tan conmovedora e inolvidable para usted como lo ha sido para mí. Tomar aquel instante de felicidad y sembrarlo en cada página de este libro, con la esperanza de que florezca ante sus ojos. Ojalá lo haya conseguido.
El doctor Adrián Ormache es un próspero abogado de Lima. Tiene un buen sueldo, un trabajo estable y una familia encantadora. Su infancia también ha transcurrido sin problemas. Adrián apenas ha visto a su padre, de cuyas hazañas como oficial de la marina ha oído hablar. Tras su fallecimiento, descubre que su padre estuvo a cargo de un cuartel durante la guerra de Sendero Luminoso. Gracias a exsubordinados suyos, se entera de que ordenaba las sesiones de tortura y mandaba violar y ejecutar a las prisioneras. Pero en una ocasión su padre le perdonó la vida a una de ellas, que luego se escapó del cuartel. A pesar de las advertencias y amenazas, Adrián se propone conocerla.
El debut novelístico nominado al Pulitzer sobre el gran desafío que supone llegar a la edad adulta. Esta historia empieza en el año 1995, cuando el «email» era algo nuevo y emocionante. La protagonista es Selin, hija de inmigrantes turcos apasionada por la literatura que acaba de llegar a Harvard decidida a convertirse en escritora. Acostumbrada a vivir a través de los libros, llega a la universidad sin manual de instrucciones: ¿cómo se hacen amigos? ¿Cómo se enamora uno? ¿Importan más las cosas cuando se viven que cuando se leen? Selin ve su vida como una narración más pero ¿qué pasa cuando intentamos añadir otras personas a nuestra historia? Así empieza su relación con Ivan, un estudiante húngaro de matemáticas algo mayor que ella con quien comenzará a escribirse. Mediante el correo electrónico, crearán un mundo paralelo habitable (o una barrera de ficción tras la que esconderse) que rápidamente eclipsará todas sus otras relaciones. Durante los doce meses que cubre esta novela de iniciación, la heroína de Batuman hace uso de un ingenio y una mordacidad entrañables para descubrirse y, sobre todo, inventarse ante el desafío que supone llegar a la edad adulta. Este debut nominado al Pulitzer es una reflexión perdurable sobre la relación entre el arte y la vida; las palabras y el mundo real; las historias que nos contamos y las narrativas en las que queremos encajar.
La pequeña localidad de Fayence, en la Costa-Azul, alberga un secreto, ahí se encuentra La Imperfecta Maravilla, una peculiar heladería. Milena ha dedicado su vida a que cada helado sea una experiencia perfecta de sabor, textura y color. Nick, el vocalista de la famosa banda de rock Bebonkers, ha llegado hasta ese idílico lugar buscando unos días calma antes de su boda. Ambos están seguros de haber encontrado a la persona con la que quieren pasar el resto de sus días, pero una falla eléctrica en toda la región propiciará su insospechado encuentro.
Tras muchos años de abandono, la ruinosa mansión de Wildfell Hall es habitada de nuevo por una misteriosa mujer y su hijo de corta edad. La nueva inquilina —una viuda, al parecer— no tarda, con su carácter retraído y poco sociable, sus opiniones a menudo radicales y su extraña, triste belleza, en atraer las sospechas de la vecindad, a la vez la rendida admiración de un joven e impetuoso agricultor. Pero la mujer tiene, en efecto, un pasado... más terrible y tortuoso si cabe de lo que la peor de las murmuraciones es capaz de adivinar. La inquilina de Wildfell Hall (1848), segunda y última novela de Anne Brontë, une al bello relato de un amor prohibido e invernal el retrato intensísimo del fracaso de un matrimonio degradado por el abuso y la violencia, descrito «con una predilección morbosa por lo grosero, cuando no brutal» que escandalizó y repugnó a sus contemporáneos. De hecho, todavía hoy, la dureza, audacia y auténtico rigor de esta novela siguen siendo igual de sorprendentes y desafiantes.
«La insoportable levedad de la clase media» es un libro costumbrista que se desarrolla en una España que, desde mediados del siglo XX y hasta los inicios del XXI, vivió grandes acontecimientos políticos y sociales que nos llevarían a un crecimiento y a un desarrollo extraordinarios, hasta que una crisis feroz nos atrapó a todos en una espiral de despropósitos que duró años y en los que cientos de miles de personas, generaciones enteras, vieron como sus vidas sufrían un cambio traumático del que muchos ya nunca más podrían escapar. Una España de penurias y pobreza, de exclusión social y hambre, donde la gran mayoría de los más favorecidos, vivían completamente a espaldas de una situación que otros estaban sobrellevando con inmenso dolor y unas carencias que recordaban lejanos y poco añorados tiempos. Dante nos abre su pequeño Universo y nos relata su crecimiento y evolución a través de las distintas etapas de su vida desde su nacimiento en un pequeño pueblo de la costa de Azahar, hasta su senectud. Nos narra con humor y sencillez cómo se iban abriendo sus ojos de adolescente a experiencias para las que no estaba preparado, nos introduce en su casa con el resto de los miembros de su familia y nos hace partícipe de sus sueños y sus temores. Nos relata cómo, con el paso de los años, van haciéndose realidad sus anhelos de juventud, de qué manera consigue superar los retos y vencer las dificultades, haciendo lo que se supone, tenía que hacer, lo razonable y lo apropiado, lo correcto según una sociedad que marcaba unas normas que, al parecer, eran las más cabales. Finalmente, y en consonancia con el paulatino e inmisericorde paso de los años, va detallando al lector los acontecimientos que le van llevando a una situación dramática e impensable, nos descubre la enorme fragilidad de una sociedad que evolucionó y se preparó durante años para vivir acorde a los nuevos tiempos y donde nada hacía presagiar el monumental descalabro que se estaba a punto de producir. Dante nos narra su particular visión de la realidad y cómo vive la frustración que supone sentir como se desvanece una utopía. Nos describe con sarcasmo la inmensa amargura que se siente al verse obligado a volver de nuevo al redil de la incombustible familia para poder sobrevivir y no perder la poca dignidad que aún le queda.
Veinticinco años después de la historia contada en Dueñas del destino, los hijos de Giuliana, Laura y Sofía no solo retoman esa inquebrantable amistad sino que van a experimentar cómo su propio porvenir empieza también a unirse.
La última novela de Fogwill —probablemente la que estaba corrigiendo antes de su muerte— es La introducción, una suerte de preámbulo para un epílogo. En ella se presenta a un narrador en una etapa avanzada de su vida, que visita dos veces por semana las Termas de Flores, un espacio de descanso suburbano donde practica diferentes actividades.
Nada en una piscina climatizada, hace gimnasia con un grupo de mujeres, toma algo en el bar, camina por el campo de golf. Pero el ejercicio y el esparcimiento no son solo un pasatiempo, sino que sirven sobre todo de excusa para reflexionar sobre la vida y para introducirnos, a través de la escritura, en la conciencia del otro, la del lector.
Un hombre enfermo pide a su hijo que abandone por unos días las montañas en las que pasa el verano y le acompañe, quizá por última vez, a la isla adriática en la que nació. El reencuentro en ese paisaje luminoso, teñido de recuerdos, resulta decisivo para ambos. Uno descubrirá lo que significa dejar descendencia; el otro afrontará el sentido de la pérdida. El estilo elegante y contenido de esta narración la convierte a juicio de muchos en la obra maestra de Giani Stuparich. «La isla» es, en palabras de Claudio Magris, «un relato admirable de vida y de muerte, no conjurada sino mirada sin piedad cara a cara».
Una pequeña isla perdida en el Mediterráneo, entre Sicilia y el norte de África, es el escenario imaginado por Catherine Banner para desarrollar esta cautivadora alegoría sobre la radical transformación de Europa durante los últimos cien años. La historia comienza con la llegada a Castellamare de Amedeo Espósito, un joven originario de Florencia que viene a ocupar el puesto de médico permanente en ese remoto peñón, donde el tiempo parece haberse detenido antes de la primera guerra mundial. Allí establecerá su hogar e iniciará una larga saga cuyos miembros, hábiles narradores de historias, transmitirán de generación en generación los secretos de la familia y los avatares de un siglo vertiginoso y convulso.
Aunque Amedeo desembarca dispuesto a realizar su tarea con seriedad y rigor, un hombre inquieto y curioso como él no puede sustraerse al hechizo de la isla. Así pues, cuando surge la oportunidad de comprar el abandonado bar del pueblo, el joven doctor ignora que aquella «casa al borde de la noche», como se la conoce por estar ubicada en un sitio impresionante frente al inmenso mar, será un punto de inflexión en su vida y se convertirá en el centro social de Castellamare. Desde ese mirador privilegiado, Amedeo y su esposa Pina, una isleña inteligente y hermosa, verán transcurrir los acontecimientos más significativos de las décadas siguientes, desde la segunda guerra mundial hasta la era de internet, el turismo de masas y la terrible crisis financiera de 2008.
Unos personajes memorables, situados en un entorno natural imponente, hacen de La isla de las mil historias una novela singular, rebosante de vitalidad y fantasía, en la que la fuerza y la fragilidad del ser humano se manifiestan en un espacio casi mítico donde se difuminan los contornos entre leyenda y realidad.
Vigoleis y su inseparable compañera Beatrice, exiliados voluntarios del nazismo en auge, desembarcan en Mallorca en 1931 para visitar a un cuñado supuestamente moribundo. Sus maletas han desaparecido, y el cuñado goza de buena salud.
Así empieza esta novela autobiográfica, en la que el autor, «don Vito», con una pasmosa truculencia verbal y narrativa, desgrana sus vivencias en la isla a través de todo tipo de peripecias y de situaciones disparatadas, intercalando comentarios dictados por un humor mordaz que aplica a sí mismo y a su entorno.
Al mismo tiempo, esboza un retrato de la época, hasta el estallido de la guerra civil, una comedia humana en la que desfilan innumerables personajes de la fauna autóctona —pícaros, contrabandistas, prostitutas, anarquistas, un judío erotómano, un grande de España místico, escritores como los hermanos Lorenzo y Miguel Villalonga— y extranjeros ilustres —Keyserling, Robert Graves…
El humor y el verbo profuso y disparatado, la diversidad de tonos, el barroquismo en suma de esta novela, suerte de odisea bufa sobre una época llena de malos presagios, obra insolente y satírica y a la vez desgarradora, traducen todo el amor que pueda sentir por la humanidad un gran pesimista.
Italia, Turín, 1953. Elecciones generales. Amerigo Ormea, comunista, ha sido designado por su partido como interventor electoral en un hospicio. El partido de la mayoría moviliza en favor suyo a inválidos, idiotas y moribundos, convirtiendo la miseria de la naturaleza en una operación política. Amerigo observa y reflexiona. ¿Es justo utilizar con fines electorales a unos seres disminuidos? La primera respuesta, inmediata y política, es «No». Sin embargo, enseguida se abre otro interrogante: ¿Hasta qué punto se es hombre, a partir de qué punto se deja de serlo? Esta historia supera los límites de la crónica para convertirse en una angustiosa y apasionante meditación sobre la condición humana. «Puedo decir que escribir algo tan breve me llevó diez años, más de lo que había empleado en cualquier otro trabajo mío. La primera idea de este relato la tuve precisamente el 7 de julio de 1953. Estuve en el Cottolengo durante las elecciones unos diez minutos. No, no era interventor; era candidato del Partido Comunista (candidato para completar la lista) y como tal visitaba los colegios electorales donde los candidatos de la lista pedían la ayuda del partido para los problemas que pudieran surgir. De ese modo, presencié una discusión en una mesa electoral del Cottolengo entre democristianos y comunistas del tipo de la que constituye el centro de mi relato. Y fue entonces cuando se me ocurrió la idea (…). Me puse a escribirlo pero no me salía (…). El resultado fue que quedé completamente incapaz de escribir durante muchos meses…». ITALO CALVINO
A los 8 años de edad, los padres de Alejandro deciden que es el momento idóneo para que este, junto a su gemelo y hermana mayor, conozcan el lugar de origen de sus progenitores y al resto de la familia de ambos, quienes viven dispersos, por diferentes razones, en diferentes lugares de España, pero mayoritariamente en Galicia. Un viaje de ida y vuelta en barco atravesando el Atlántico durante casi 30 días, son el comienzo y el final de una permanencia de varios meses en diferentes pueblos y ciudades de la alicaída y empobrecida Galicia de comienzos de los años 70, la cual vive y compara con su lugar de procedencia aquel niño que descubre que pertenece a más de un mundo y cada uno le dará lo que necesita para saber quién es, de donde viene y adónde irá. Nuevos afectos viviendo diferentes realidades. Viejas y nuevas costumbres que se entrelazan. Melancolías y tristezas que van y vienen en igual intensidad a las alegrías y nuevas emociones, serán algunos de los condimentos de este viaje único visto bajo la óptica, a veces no tan ingenua, de un niño nacido en la Venezuela de enormes potenciales, y un futuro más que promisor, que iba a entender que también tenía mucha herencia fuera de su país y que, a pesar de los contrastes, todo terminaría por formar parte de él.