A Liz se le ha dicho que rechace a su pareja toda su vida, pero su madre se niega a explicar por qué. Un día Liz conoce a su compañero y hace lo contrario. Ella ha escuchado historias sobre lo increíble que es encontrar a tu pareja y estaba emocionada de haber encontrado la suya. Ella intenta construir una relación con él, pero él no la quiere. Él le causa tanto dolor que ella desea que le termine por fin, aunque él no lo hace. No quiere tener nada que ver con ella, pero al mismo tiempo, mataría a cualquier ser vivo que intente hacerle daño.
¿Como puede Liz, que desea pasar una eternidad con su pareja, cambiar el corazón de el?
MicroDosis es un diario escrito durante los dos últimos años en el que Enrique Bunbury decide experimentar en su conciencia la ingesta de microdosis de psilocibina. El género elegido por el autor para narrar este viaje interior es la poesía. De esta forma Bunbury consolida su incursión en la literatura tras la aparición en 2021 de su primer poemario Exilio Topanga (La Bella Varsovia) sumando a los rasgos estéticos presentes en aquel una atmósfera de psicodelia y una crítica a "la norma mental" del sistema. MicroDosis es un libro experiencial e íntimo que contempla la rutina cotidiana con unos ojos que abren sin vacilaciones las puertas de otra percepción. El espacio y el tiempo adquieren una nueva profundidad igual que ocurre en los diarios de Krishnamurti, injertando en sus pasajes la herencia de la generación beat norteamericana, el onirismo de David Lynch y una plasticidad muy fílmica que recorre Los Ángeles con una red neuronal en llamas. Tomando las palabras de Vicente Gallego en su prólogo: "De esa extinción de uno mismo en la amplitud cósmica, de esos viajes interiores donde lo consabido se torna inaceptable y lo prodigioso amanece a su prodigalidad nos hablan las páginas de este libro escrito a calzón quitado, pero lleno de afecto por todo, incluyendo el espectáculo siempre vano de este mundo.
Probablemente todo lo relacionado con los microbios te suene a suciedad, a enfermedades y a infecciones; y es cierto —algunos microorganismos causan enfermedades incluso mortales—, pero la inmensa mayoría de los microbios son muy beneficiosos, cuando no imprescindibles, para nosotros. Están por todas partes y por ellos es posible la vida en el planeta. También están dentro de nosotros. La microbiota es esa comunidad de microorganismos buenos que viven en nuestro cuerpo, gracias a los cuales podemos incluso disfrutar de una salud de hierro. Desde el mismo instante en el que nacemos somos colonizados por millones de virus, bacterias y hongos, que permanecerán con nosotros hasta el final de nuestros días. Y desde que el hombre es hombre, conviven en nuestro cuerpo: hemos coevolucionado con ellos. Los compartimos con nuestra familia y nuestros amigos, pero son parte de nuestra identidad: los microbios que tú tienes son distintos de los de otra persona. Existe una comunicación entre nuestros microbios y nuestro cuerpo, con el metabolismo y el cerebro, por ejemplo. Gracias a ellos se activan nuestras defensas y mantienen a raya a otros microorganismos patógenos, evitando que nos colonicen y que nos provoquen enfermedades. Nos ayudan a hacer la digestión y nos proporcionan algunas vitaminas y otros compuestos que nosotros no podemos sintetizar, y que son fundamentales para nuestra vida. Una buena microbiota es sinónimo de una buena salud. Tenemos que cuidarla, porque cuando la maltratamos nuestra salud se resquebraja. Hay muchos ejemplos que relacionan la microbiota con la enfermedad: desde alergias, diabetes, obesidad y enfermedades autoinmunes, hasta alzhéimer, párkinson, autismo, e incluso cáncer. Este libro desvela —de forma amena y rigurosa—, un mundo sorprendente, microscópico e infinitesimal, el mundo de los seres que te habitan y rigen tu salud.
Cartografías del deseo.
Sí, yo creo que existe un pueblo múltiple, un pueblo de mutantes, un pueblo de potencialidades que aparece y desaparece, que se encarna en hechos sociales, en hechos literarios, en hechos musicales. Es común que me acusen de ser exagerado, bestial, estúpidamente optimista, de no ver la miseria de los pueblos. Puedo verla, pero... no sé, tal vez sea delirante, pero pienso que estamos en un período de productividad, de proliferación, de creación, de revoluciones absolutamente fabulosas desde el punto de vista de la emergencia de un pueblo. Es la revolución molecular: no es una consigna, un programa, es algo que siento, que vivo, en algunos encuentros, en algunas instituciones, en los afectos, y también a través de algunas reflexiones. Así se refirió Guattari sobre aquello que entreveía en Brasil en 1982.
Mateo tiene una cómoda posición para celebrar una feliz Navidad, pero no una familia con quien hacerlo.
Candy tiene una hija a la que enseñar la cara más bonita de tan entrañables fiestas, pero un presupuesto tan ajustado que lo hace cuesta arriba.
Cuando los caminos de Mateo y de Candy se cruzan, en esos días en los que la magia se cuela en sus corazones, sienten que sus vidas pueden unirse para siempre y ambos le piden a Santa Claus que su deseo se vea cumplido.
Coge tu mantita, sitúate delante de la chimenea y disfruta de la deslumbrante vista de un blanco manto de nieve desde tu ventana, deleitándote con el aroma del chocolate caliente y emocionándote con una historia romántica con sabor a mantecados, turrones y mazapanes.
Déjate envolver por la alegría, la ternura y el afán de superación, y sorpréndete con un secreto capaz de trastocarlo todo, ¿te animas a descubrirlo mientras ellos avivan el fuego de la pasión?
¿Quién mueve los hilos del destino? Blanca está convencida de que alguien, con un extraño sentido del humor, anda jugando con los suyos. Alguien que, una y otra vez, insiste en poner en su camino a un desconocido. Ese desconocido se llama Pablo, aunque realmente eso no importa, porque Blanca tiene la peculiar costumbre de bautizar a todo el mundo según le parece. Pablo tampoco entiende lo que está pasando. Esa chica, casi una adolescente, no deja de perseguirle, y no importa lo que haga por mantenerse alejado de ella, siempre aparece cuando menos lo espera. Ellos no lo saben, pero no tienen la más mínima oportunidad. Ni los prejuicios de Pablo, ni la singular personalidad de Blanca, podrán evitar lo inevitable. Porque sus destinos ya están escritos.
A diferencia de lo que sucede en el sector privado con ánimo de lucro, no siempre es fácil medir cuál es el desempeño social de los proyectos llevados a cabo por organizaciones no gubernamentales, emprendedores sociales, organismos de asistencia social o fundaciones filantrópicas. ¿Qué impacto tiene una inversión cuando su objetivo es combatir la pobreza, mitigar el cambio climático o promover los derechos humanos? ¿Cómo puede medirse? ¿De qué manera se pueden rendir cuentas por los resultados?
Midiendo el cambio social aborda estos dilemas fundamentales que encaran los líderes y los inversores de este sector en pleno crecimiento, con millones de organizaciones sin ánimo de lucro que invierten miles de millones, y en el que las nuevas generaciones de filántropos e inversores no sólo quieren destinar dinero a una causa noble, sino también medir su impacto.
Este libro aborda los tres desafíos fundamentales relacionados con el desempeño que tanto las empresas sociales como las organizaciones sin ánimo de lucro deben afrontar: qué medir, qué tipos de sistemas de evaluación y de gestión del desempeño es necesario construir, y cómo establecer términos de responsabilidad. Y para encararlos, presenta distintas clases de estrategias que, en suma, redundan en un solo objetivo: aprovechar los datos para tomar las decisiones más convenientes y mejorar los resultados que se ofrecen a la sociedad.
En este fascinante libro veremos cómo costó mucho esfuerzo pasar a un sistema de magnitudes absolutas que nos permitiera acceder a las complejas mediciones actuales del cosmos.
Soy un distinguido médico, joven y reconocido por mis habilidades con el bisturí y mi propia herramienta. No hay enfermera que se queje de trabajar conmigo. A nadie le molesta, las mujeres quedan satisfechas y mis amigos ya me conocen y aceptan. Tener que viajar a ayudar a la hermana de mi amigo en el Boston General será algo fácil y nueva carne para gozar. No me gustan las mujeres mayores así que será fácil mantener mi miembro quieto con la hermanita de mi amigo, Bea. Ella es quisquillosa y gruñona, pero una gran Doctora, una profesional en su área, sé que puedo aprender de ella también, y no es nada parecido a mi tipo de mujer (tontas y plásticas). Pero conocerla es una ilusión, su cuerpo, cabello, su elegancia, su dureza, ella es un sueño. Como me gustaría tenerla, pero puedo ver que está rota por dentro, su corazón es un roca en su pecho, quisiera abrazarla, hacerla mía. Maldición, mi amigo no me lo perdonaría y es como mi hermano. Debo controlarme. Pero ese cuerpo me llama a gritos, yo podría con fuego ablandar ese hierro. Ya no tengo como sacarla de mi mente… ¿Qué hago? ¿La hago mía o controlo mis instintos? ¿Qué pasara cuando me entere de su verdadero dolor?