Calificada de «obra maestra» por Sainte-Beuve, y uno de los retratos femeninos más bellos y profundos de la literatura del siglo XIX, «La mujer de treinta años» es una novela singular, tanto por su gestación (se publicó en forma de narraciones separadas desde 1830 hasta 1844, momento en que alcanzó su forma definitiva) como por su argumento: en ella, el tema inmemorial de la liberación femenina se escapa de la fábula o de la farsa cómica para inserirse en el contexto de la sociedad liberal burguesa del primer tercio del siglo XIX. La narración recoge casi toda la vida de Julie de Vandenesse, desde su fulgurante enamoramiento de un apuesto militar del ejército napoleónico hasta su muerte. Quizá el aspecto más notable (y sin duda muy moderno) de esta novela lo constituya el hecho de que toda su intriga tenga su origen en un «secreto», una circunstancia inusuada pero nunca nombrada: «La mujer de treinta años» es también la historia de una joven que sufre lo que más adelante se llamará una disfunción sexual.
La mujer habitada sumerge al lector en un mundo mágico y ferozmente vital, en el que la mujer, víctima tradicional de la dominación masculina, se rebela contra la secular inercia y participa de forma activa en acontecimentos que transforman la realidad. Partiendo de la dramática historia de Itzá, que por amor a Yarince muere luchado contra los invasores españoles, el relato nos conduce hasta Lavinia, joven arquitecta, moderna e independiente, que al terminar sus estudios en Europa ve su país con ojos diferentes. Mientras trabaja en un estudio de arquitectos, Lavinia conoce a Felipe, y la intensa pasión que surge entre ambos es el estímulo que la lleva a comprometerse en la lucha de liberación contra la dictadura de Somoza. Rebosante de un fuerte lirismo, La mujer habitada mantiene en vilo al lector hasta el desenlace final.
Tiene treinta años, es profesora, casada con un ejecutivo, madre de dos niños. Vive en una casa confortable. Sin embargo, es una mujer helada. Igual que miles de mujeres ha sentido como su curiosidad, su impulso vital se iban anquilosando a fuerza de un trabajo que compaginar con compras que hacer, cenas que cocinar, baños de niños que preparar Todo eso que se entiende por la condicion normal de mujer. Annie Ernaux cuenta brillantemente esta alteracion de lo cotidiano, este empobrecimiento de las sensaciones, esta dilución de la identidad; esclavitud a la que las mujeres son empujadas como a un desafío.
Nes es una psiquiatra de cuarenta y ocho años que vive bajo la presión de una percepción del tiempo anormalmente acelerada. Hija de un cirujano de provincias, pertenece a una familia dividida en dos categorías: los Rápidos y los Lentos. La mujer veloz es una original mirada sobre el gran mal contemporáneo: la tiranía de la inmediatez en la mayoría de ámbitos de nuestras vidas y las dificultades que tenemos para distinguir lo «importante» de lo «urgente».
Corren los años treinta en la remota ciudad albanesa de Gjirokaster. Una joven de diecisiete años, «La muñeca», es casada sin previa consulta, como marcan las tradiciones. Es una Dobi, una de las grandes familias de la ciudad, y la han casado con un Kadaré, clan que conoció mejores tiempos. Entre ambas familias, como entre las demás de esta añeja ciudad albanesa, siempre ha reinado la envidia y las desavenencias. «La muñeca» deja la casa familiar para alojarse en su nuevo hogar, una mansión fría y austera, con calabozo propio, en la que reina su suegra, mujer de fuerte carácter, inteligente, enclaustrada voluntariamente entre aquellas paredes siguiendo la tradición familiar. La relación de la joven con su suegra no será fácil, lo que la obligará a adaptarse, a ser una mujer casi sin criterios, sin carácter, sin sentido, que asiente a todo, una muñeca frágil de cara pálida como la porcelana, «La muñeca». Tras el fallecimiento de su suegra, aunque mejora su situación, surgen nuevos problemas, esta vez con su propio hijo que quiere emanciparse. Brillante y altivo, ha estudiado y emplea palabras que ella no entiende. Tampoco su forma de vida ya que no acepta sus consejos y menos que le busque una novia siguiendo la tradición. Poco a poco, «La muñeca» va descubriendo con tristeza que su mundo está desapareciendo, y lo peor de todo, teme que su hijo la ignore. Ismaíl Kadaré vuelve en «La muñeca» una vez más a su natal Gjirokaster, una villa medieval de casas fortificadas y callejuelas serpenteantes del sur de Albania, para narrarnos su particular relación con su madre. Un relato valiente y evocador, con una notable carga de ironía para describir a aquel joven que fue, un tanto soberbio, en un mundo cambiante que en pocos años había pasado de la más asfixiante tradición al olvido de aquellos viejos valores que habían marcado su infancia y la vida de su madre, «La muñeca».
En un pequeño pueblo al pie de una montaña, un hombre, gran conocedor de las rutas que permiten cruzar la frontera, añade la actividad de pasador de clandestinos a su oficio de escultor. Pero no les cobra, y uno de esos viajeros, escritor, escribe sobre él, lo que llama la atención de los medios y lo obliga a mudarse junto al mar. Allí, un cura le propone una tarea bien particular: restaurar una cruz de mármol, un Cristo vestido con un paño al que deberá dotar de sexo. Reflexión sobre lo sagrado y lo profano, sobre el lugar de la religión en nuestras sociedades y la instrumentalización del poder del cristianismo, «La natura expuesta» es una intensa y poderosa novela en la que Erri De Luca aborda también los temas de la inmigración y de la integración social y subraya más que nunca la necesidad universal de solidaridad y compasión.
Un adolescente que deberá aceptar su nueva vida en Valparaíso a base de esfuerzos dolorosos. Conocerá lo agridulce de la vida: la pobreza, la cesantía, el delirio del amor, la cárcel, el obligado deambular por otros trabajos y la perfecta soledad. Obra emblemática de la literatura chilena.
Una mujer que vivió hace cien años escribe a escondidas bajo la luz de una vela en un lugar perdido de Cataluña. Sus letras la atarán con un hilo invisible a otra mujer del siglo XXI, que tampoco puede vivir sin la escritura. Únicamente ellas dos pueden distinguir un pueblo cubierto por la nieve en un cuadro donde aparentemente solo hay manchas. El arte y la literatura, el dolor y los sentimientos intensos, harán que estas dos mujeres sufran como nadie, pero también vivirán una vida de plenitud, probablemente también como nadie.
El autor de El lector vuelve a lo grande con una nueva novela sobre las relaciones humanas y las grietas de la historia de Alemania.
En los años sesenta del pasado siglo, Birgit huyó por amor y ansias de libertad de Berlín Este para reunirse en el Oeste con Kaspar. Ahora, tras el fallecimiento de Birgit, Kaspar descubre que su esposa pagó un precio por esa decisión. Dejó atrás a su bebé, una niña, cuya existencia le ocultó toda la vida. Kaspar, que tiene una librería en Berlín, decide partir hacia la antigua Alemania del Este en busca de esa niña que ya es una mujer. Así, emprende un viaje al pasado y al presente de Alemania, y cuando por fin da con Svenja, la hija perdida, descubre que vive en una comunidad rural, está casada con un neonazi y tiene una hija, Sigrun. Kaspar querría ver en ellas una nueva familia, pero todo un universo ideológico los separa, pese a lo cual tratará de acercarse a quien considera su nieta y darle una visión diferente del mundo…
Bernhard Schlink retoma aquí la vasta ambición de su obra más celebrada, El lector. De nuevo nos presenta un retrato político de Alemania complejo, alejado de cualquier maniqueísmo.
El resultado es un libro profundo y deslumbrante, que habla de la historia en mayúsculas y de cómo afecta a los individuos, de las heridas todavía abiertas de la reunificación y de los retos del presente. Pero es además una novela bellísima sobre el amor, la pérdida, el entendimiento y la redención.
Laura y Carolina son amigas desde la infancia. Ambas han compartido los momentos más gratificantes y también, los más dolorosos de toda su vida. Sin embargo, ahora, ya no se ven tanto como antes, y mucho menos, están al día de las cosas que suceden en la vida de la otra. En los últimos tiempos, Laura ha perdido su trabajo, y tras él, han ido desapareciendo las ganas de hacer prácticamente cualquier otra cosa. Y como consecuencia de ello, se ha ido sumiendo cada vez más en un desánimo que la aboca peligrosamente a la depresión. Y mientras tanto, Carolina, por su parte, ha iniciado una furtiva relación con el marido de una de sus mejores amigas, y se debate entre el deseo de alcanzar su propia felicidad, y los remordimientos que la atormentan continuamente. Ambas tratarán de enfrentarse en solitario a las diversas situaciones que les deparará la vida, apartándose cada vez más de su círculo de amistades, y guardando celosamente cada una de ellas sus propios e inconfesables secretos. En realidad, nadie conoce a sus amigos tan bien como piensa.
De los lugares más oscuros, nace un viaje hacia la esperanza.
Inspirada en la labor humanitaria de Nicholas Winton, que salvó a cientos de niños del Holocausto.
En la Praga de 1939, la joven Eva sabe que la única manera de salvar a su pequeña Miriam de los nazis es enviándola lejos, muy lejos, incluso si eso significa no volver a verla jamás. La niña, sola, sube a uno de los trenes que la alejará, como a muchos otros, para siempre de su familia.
En Londres, Pamela no siente que la guerra se acerca. La ciudad es como una isla en medio de la ola de terror que empieza a recorrer Europa. Pero pronto los rumores llegan hasta ella y decide implicarse como voluntaria, buscando familias a los pequeños procedentes del continente.
Desde Checoslovaquia a Inglaterra, La niña del andén relata la experiencia de cientos de niños que escaparon del Holocausto gracias a los trenes del Kindertransport, una historia conmovedora sobre el coraje de dos mujeres, los sacrificios de una madre y la generosidad en tiempos difíciles.
Julia Robertson y Cassie Burnes son amigas desde la guardería. Siempre lo han compartido todo, incluso su deseo de escapar de las rígidas limitaciones del pueblo donde viven: Royston, en Massachusetts. Pero cuando llegan a la adolescencia, sus caminos se separan. Julia, obediente, seguirá el sendero propuesto para cualquier joven de clase media: la estabilidad. Equipos de debate, campamentos de teatro, ropa de segunda mano y amigos sensibles. Pero Cassie, que nunca conoció a su padre, vive una relación cada vez más tormentosa con su madre, Bev, y comienza enseguida a mostrar los rasgos de carácter de una «chica mala». Cuando Bev inicia una relación con un médico llamado Anders Shute, un hombre extraño, inexpresivo y controlador, el deseo de Cassie de acceder a una nueva vida ocupará por entero su mente. Y a medida que el futuro de Julia se revela cada vez más tangible, el de Cassie se va fundiendo a negro hasta que por fin se pierde de vista por completo.
Intensa y cautivadora, La niña en llamas narra el despertar a la vida adulta de dos íntimas amigas a quienes todo parecía unir y de repente todo les separa. Un relato magistral sobre la experiencia contemporánea de la adolescencia escrito por una de las mejores narradoras norteamericanas.
Para la despreocupada o profana muchedumbre que no asiste a espectáculos deportivos o, si los presencia alguna vez, considera a sus intérpretes como seres privilegiados a quienes la fortuna sonríe constantemente deparándoles una vida placentera y una venturosa posición económica, La noche, será una aleccionada revelación. Pues la atribulada existencia de Luis Canales descubrirá al lector que en el boxeo, como en todos los esfuerzos humanos, el triunfo es sumamente difícil y, aun conseguido, implica muchas veces dificultades insuperables y peligros angustiosos. No otro es el fondo de La noche, cuyo autor ha acertado a fijar el ambiente de los boxeadores, tanto en su modalidad espectacular como en su aspecto privado, para así captar la atención de los lectores al desarrollo de la acción, descrita con un ritmo muy apropiado al asunto elegido. La fluidez y precisión del estilo, y la perfecta trama ambiental son elementos básicos en esta novela, que, por unanimidad del tribunal seleccionador, obtuvo el Premio Planeta 1959
En un pueblo perdido de la provincia de Buenos Aires, muchas cosas están a punto de extinguirse. Durante la crisis económica de 2001 que desembocó en el corralito bancario, un grupo de vecinos se propone reunir el dinero necesario para llevar a cabo un proyecto que podría ser una salida de la decadencia y la pobreza. Pero en medio de la incautación general de los ahorros, sufren una estafa particular que los decide a recuperar lo perdido. En esta novela Eduardo Sacheri narra la historia de esa merecida revancha de los perdedores, consumada en una noche legendaria y secreta que quedará en el recuerdo.
Al atardecer de un domingo estival cuya noche será «la más caliente del verano», regresan en taxi desde Ávila, donde han asistido a una boda, a Cebreros cinco amigos; uno, Julián se retirará pronto a casa, pero los otros, José, «el Canario», Mariano y Tomás seguirán bebiendo sin tiento por las tabernas del pueblo. El bochorno y el alcohol favorecerán el afloramiento de las profundas disensiones existentes entre los dos últimos. La agobiante atmósfera de la noche va intensificando poco a poco la tensión que se cierne sobre la pandilla e incluso alcanza a otros personajes marginales.
Tres mujeres marcadas por un naufragio. Galicia como escenario entre tremendista y surreal en una novela deslumbrante. La anciana Lucha está a punto de morir asesinada por su marido ante la mirada atónita de su nieta. El origen del rencor acumulado durante décadas se remonta a la madrugada del 2 de enero de 1921. La joven Lucha vivió el naufragio del vapor Santa Isabel en la bocana de la ría de Arousa, frente a la isla de Sálvora. Mientras los hombres celebraban la llegada del año nuevo, las mujeres se enfrentaban solas al rescate de los náufragos lanzándose al mar con sus dornas. Fueron consideradas heroínas, pero también se escucharon rumores acerca de comportamientos no tan épicos, en los que convivían la codicia y el pillaje. Aquella noche Lucha acudió a la playa vestida de novia: arrastraba su larga cabellera, y dejó que la confusión la condujese frente un náufrago desnudo pero tocado con un sombrero de copa. ¿Quién era? ¿Un músico inglés o la encarnación del diablo? ¿Por qué Lucha acabó desnuda como él? Lo que sucedió aquel día marcará su vida, la de su hija y también la de su nieta. La combinación de un hecho histórico de enorme repercusión en su día, con la ficción permite a Cristina Sánchez-Andrade hacer un singular recorrido por tres generaciones de mujeres de una pequeña comunidad pesquera llena de personajes memorables (como el enigmático hippie Stardust, o la mojigata Jesusa). Una vez más, la autora mezcla con pericia el realismo más crudo con el delirio surreal, convocando certeros aromas del tremendismo de Cela, el realismo mágico de Cunqueiro y el esperpento de Valle-Inclán. El resultado es una novela fascinante: una reflexión sobre la memoria en la que intervienen secretos y celos, la culpa colectiva y el deseo femenino; un desafío al lector, escrito con una destreza técnica y una prosa excepcional, capaz de crear un juego hipnótico que no concluye hasta la última página.
En las páginas de esta novela al lector le parecerá que se reencuentra con viejos conocidos, casi parientes muy cercanos cuya historia no sólo merece sino que conviene recordar: sus protagonistas son Concha, andaluza emigrada a Cataluña en los años 60, y su hija Paz. Tras un traumático divorcio que la deja prácticamente en la ruina, económica y también emocional al comprobar que su matrimonio había sido una farsa, Paz regresa a la antigua casa familiar, un lugar del que se fue para no volver. Estaba harta de ser «la catalana» durante los veranos en el pueblo de Sevilla de donde proceden y «la andaluza», el resto del año en su barrio de Barcelona. Vuelve con muchas cuentas pendientes y una amarga sensación de fracaso que cuadra muy bien con la crisis social y política del país. Paz nunca ha conocido los detalles de la historia de su madre, Concha, una mujer llena de energía y pasión, que va plantando cara a los reveses que se le van presentando: la decepción de su matrimonio, las terribles riadas del 1962, la dureza de los primeros años en Cataluña, la imposibilidad de realizarse a través de una historia de amor en la madurez, y la distancia cada vez mayor con su única hija, en la que proyecta todas sus ilusiones.
«Todo lo que amamos se convierte en una ficción. De las mías, la primera fue Japón». Con esta estimulante frase Amélie Nothomb abre La nostalgia feliz. Anuncia una nueva entrega de sus ficciones autobiográficas. En la novela la belga retoma el hilo de Ni de Eva ni de Adán, la narración de un idilio de juventud de su sosias literaria con Rinri.
Dieciséis años más tarde, Nothomb acepta la invitación de una televisión francesa de regresar a su país natal. Allí no sólo se reencontrará con Rinri, sino también con su niñera, Nishio-san. El Japón de Nothomb son sus orígenes y un Shangri-La literario. Un país al que pertenece pero que le es extranjero: o sea, un oxímoron, como también parece serlo el título de la novela. El lugar en el que nació, y en el que se crió durante sus primeros cinco años, pero en el que, como hija del embajador belga, crecería inmersa y traspasada por una peculiar mixtura cultural. Y esto dota a su vital y melancólica prosa de una descacharrante lucidez. «Lo que has vivido», escribe Nothomb en el delicioso arranque de su nueva novela, «te deja una melodía en el interior del pecho: ésa es la melodía que, a través del relato, nos esforzamos en escuchar».
Gocemos con esta nueva partitura, pues sin duda suena muy bien.
Jean Paul Sanz recorre la ciudad de México en busca de la noticia que aparecerá en la primera plana del periódico La Nota Roja. Todos los días este reportero se enfrenta con historias donde la corrupción, pobreza, violencia e injusticia son constantes que cobijan la vida de un ciego atropellado, un homicida prófugo, un indigente acusado de canibalismo, un paramédico criminal, un médico dedicado a la venta de órganos y un joven que cumple una condena injustamente. Jean Paul podría llegar al lugar de los hechos, tomar fotografías, enterarse de los acontecimientos, escribir un breve reporte y volver tranquilo a casa; sin embargo, decide acercarse a los involucrados con olfato de detective y escucharlos con aire de psicoanalista. Antonio Guadarrama se aleja por un momento del género que lo dio a conocer con novelas como Cóatl, Balam, Cuauhtli y Tezozómoc, para ofrecernos estas páginas que presentan una crítica a la sociedad mexicana actual, con un constante sentido del humor.
Trayecto uno , lo titula Elena Quiroga, y lo dedica a sus compañeros del autobús que hace la línea 1 «Cartagena-Princesa-Moncloa (por Ferraz)».
La protagonista del relato, Anuncia, así lo deja consignado en su cuaderno/agenda: «15 de enero de 1953. Descubierto la poesía». Como un deslumbramiento. «Se había encontrado con el mundo hacía unas horas. Era feliz, feliz…». Plena.
El viaje comienza en Moncloa [Paseo de Moret]. «El cristal, a espaldas del conductor, estaba corrido. Por aquel boquete se colaba el aire cortante de la Moncloa… Principio de trayecto».
Poco a poco, y a lo largo de la novelita, nos iremos enterando de la vida de cada uno de los personajes. El autobús es como una pequeña «colmena» donde quedan retratadas gentes de todos los estratos y profesiones. Un retrato sociológico y sociográfico. Una disección en toda regla.