Una breve obra íntima con una fuerte carga autobiográfica. Eliseo Alberto parte de una novela que su padre, el gran poeta Eliseo Diego, dejó inconclusa.
Este es un libro íntimo, lleno de nostalgia y de ternura. También es un libro doblemente póstumo. Eliseo Diego murió en México en 1994; varios años después, su hija Fefé encontró en su casa de La Habana las primeras páginas de lo que sería la primera novela del insigne poeta. Una obra datada cincuenta años antes de que muriera, que llegó a manos de su hijo, Eliseo Alberto, quien se propuso terminarla, pero la muerte también lo alcanzó pronto.
La novela de Eliseo Diego, apenas un inicio, es la obra de un poeta: las palabras pesan más que los acontecimientos. Y este libro, la obra de Eliseo Alberto entretejida en torno a la de su padre, es híbrido. Eliseo Alberto supo llevar su prosa al lugar justo donde el dolor por la muerte de su padre más lo necesitaba. La crónica tiene la belleza de la fatalidad. El resto, las viñetas de La Habana y la poesía, llevan al lector a vericuetos del alma donde es imposible no sonreír.
A las operadoras de la centralita en Wooster, Ohio, les encanta escuchar las conversaciones de sus vecinos y ponerse a cotillear después. Vivian Dalton es una de ellas, aunque ya está un poco harta de oír trucos de maquillaje y recetas de cocina. Lo que quiere es algo gordo, algo excitante, como la existencia de espías en la ciudad o una infidelidad. Y su deseo por fin se cumple. Betty Miller, una de las mujeres más ricas del pueblo, comenta con una amiga desconocida un secreto. Algo verdaderamente jugoso que tiene que ver con ¡el marido de Vivian! Y lo peor de los pueblos pequeños es que un secreto lleva a otro.
Retrato descarnado y sin contemplaciones de un mundo que agoniza, el Sur empobrecido y dejado de la mano de Dios de las primeras décadas del siglo XX, La parcela de Dios cuenta la patética historia de los Walden, una familia blanca pobre de la Georgia rural. Exhortados por el rijoso patriarca, Ty Ty, destrozan su granja excavando descomunales agujeros con la descabellada idea de que, tarde o temprano, encontrarán oro. Descuidados los cultivos, sumidos en una miseria cada vez más lastimosa, los Walden padecen, además, una fiebre tan peligrosa como la del oro: un incontenible impulso sexual que conduce a una serie de traiciones, engaños y, finalmente, un asesinato que supondrá la disolución definitiva de la familia. En paralelo a esos sucesos, transcurre la historia del yerno de Ty Ty, un obrero textil en una fábrica en huelga que no correrá mejor suerte si acaso más digna que el resto de la familia. Impregnada de un sentido del humor tan negro que bordea el absurdo, La parcela de Dios refleja con mirada implacable pero extrañamente comprensiva con sus personajes la explotación, la hipocresía y el envilecimiento moral. Publicada en 1933, un año después de El camino del tabaco, La parcela de Dios fue censurada en Georgia, prohibida en Boston y llevada a los tribunales en Nueva York, así que no es sorprendente que llegara a vender más de diez millones de ejemplares. Pero este best seller dista mucho de compartir nada con otros éxitos editoriales al uso; elogiado por Faulkner, Bellow o Pound, Caldwell fue uno de los pocos escritores capaces de dotar de aliento poético la más cruda de las denuncias.
Irene, su hija Candela y su nieto Nicolás, de apenas tres años, han alquilado una casa en el Cabo de Gata. Irene, brillante solista en el pasado y ahora profesora de violín, ha dejado su trabajo para ocuparse de Candela, que atraviesa el descalabro de una separación. Para Irene, el idílico rincón almeriense ha sido siempre un refugio. Algo parecido a un hogar en una vida llena de viajes. Y algunos, no siempre elegidos. La novela transcurre entre Rotterdam, Siena, Nueva York, Londres y el Cabo de Gata, lugares en los que Irene ha compartido veinte años con su marido, un famoso director de orquesta que la abandonó por una mujer más joven. Cuidar ahora de su hija es una oportunidad para detenerse y pensar, para dejar de culparse y de culpar, abandonar el rencor que todo lo enturbia y comenzar una vida nueva. Esa que parece estar llamando a su puerta desde el otro lado de la calle.
Su muerte a la edad de 28 años es todavía un misterio que oscila entre la negligencia y el asesinato. Descubre la fascinante vida de una artista cautivadora, polémica y comprometida con la libertad y las luchas sociales de su país, que escandalizó a los círculos aristocráticos de la época y se abrió paso, con actitud desafiante, en una sociedad tradicionalista dominada por el patriarcado. Hija de un aristócrata hindú y una música húngara de origen judío, Amrita Sher-Gil desarrolló un extraordinario talento para la pintura desde muy joven y lo alimentó con una vida itinerante, bohemia y sexualmente desenfrenada. Imponente y arrolladora, simpatizó con Gandhi y sedujo a Nehru, su último amante conocido. Descubrirás a una mujer tan conmovedora y singular como hasta ahora desconocida.
En «La patrona», tercera novela de Dostoyevski, asistimos a un conflicto característico de la primera mitad del siglo XIX: la soledad del intelectual urbano, su incapacidad para llevar adelante proyecto alguno, su inutilidad y su dificultad para establecer vínculos con los sectores más carenciados de la población. Estos condicionamientos sociales en una época signada por una gran represión, censura y control ubicaban a los intelectuales rusos en una suerte de «callejón sin salida». Privados de herramientas para incidir de alguna forma en la realidad política o social, los artistas se entregaban a fantasías y ensueños que, de manera falaz, satisfacían sus necesidades espirituales. Es así como, en la literatura, aparece el tipo del «soñador». Fiódor Dostoyevski fue uno de los que más profundamente exploró en aquellos años la psicología y el conflicto de estos personajes.
El laureado escritor cincuentón, Carlos Mangín, hastiado de la vida y sin más ganas de volver a publicar un libro, para cumplir el contrato con su editor escribe el último en el que narra su propia existencia: la vida bucólica, los estudios, Madrid, su casamiento y, fatalmente, su relación con una antigua bailarina, una pecadora.
En esta obra el autor relata un presumible episodio en la vida del poeta cubano Gabriel de la Concepción Valdés, Plácido, y le sirve de fondo la vida habanera del XIX. La trama se desarrolla en el barrio de Paula, en 'la calle; que corre del punto nombrado el Aserradero a los muros del convento de Paula'. A decir del autor: 'uno de los barrios más silenciosos y tristes de esta ciudad'. En la novela se presentan claramente las relaciones de desigualdad social entre criollos: artesanos, comerciantes, y mulatos 1ibertos; una –entre muchas– de las contradicciones existentes en el seno de la sociedad esclavista de la época.
Adèle, una joven becaria francesa que trabaja en rodajes de televisión en Londres, se entera de que su abuelo Georges, un viudo de ochenta y tres años, ha decidido dejar el cuidado de su huerto para lanzarse, en compañía de su vecino y amigo Charles, de setenta y seis, a un Tour de Francia en coche. Preocupada por la salud del anciano, Adèlele hace prometer que le enviará, cada día, un SMS con sus noticias. Comienza entonces una extraña correspondencia, tierna y cómplice, entre el abuelo y su nieta, que no se han visto desde hace diez años...
Novela, Intriga, Juvenil, Realista, Romántico, Terror
Annie Phillips está encantada de dejar atrás su pasado y empezar de cero en la isla de Belvedere en California, como niñera de la maravillosa familia Cohen. Su nueva vida la deslumbra, empieza a sentir algo por el vecino de al lado y todo es mucho mejor de lo que jamás pudo imaginar. Sin embargo, pronto aparecen grietas en el aparentemente perfecto mundo de Annie. La culpan por errores que no recuerda haber cometido. La puerta de su dormitorio no deja de inquietarla. Libby Cohen, a quien antes sentía como una hermana mayor, se ha vuelto fría e implacable. Y de repente, nota que está siendo observada. El miedo da lugar a alucinaciones terroríficas… ¿Estará volviéndose loca? ¿O habrá empezado a formar parte de algún juego siniestro?
La joven peregrina, que da título a la narración, inicia en Roncesvalles el recorrido del Camino de Santiago con el fin de recuperar una reliquia de gran valor que un antepasado suyo había intentado entregar en la catedral compostelana sin lograrlo. De la recuperación de esta reliquia y su efectiva entrega a las autoridades de la jerarquía católica, va a depender la vida de numerosos miembros de su familia que padecen una enfermedad hereditaria. Sin embargo, las dificultades existentes y los intereses encontrados convierten esa misión en algo irrealizable para sus reducidas fuerzas. Mediante este desarrollo argumental, se pretende hablar sobre el destino de las personas y sobre la posibilidad de mantener el control de las propias decisiones y las acciones correspondientes. Un aspecto específico de los hechos narrados es su carácter coral. Aunque existen unos claros protagonistas, la mayoría de los que aparecen están vinculados por la búsqueda de unos objetivos personales o sociales que les lleva a establecer mecanismos de unión y compañerismo. Además, todos se ven sometidos a las presiones de unas mismas fuerzas. En este sentido, adquiere un mayor relieve el hecho de que todo suceda en el recorrido del Camino de Santiago. El espíritu de esta peregrinación, no siempre religiosa, no sólo queda reflejada sino que impregna y condiciona el desarrollo de los acontecimientos. No quedaría suficientemente descrita esta novela si no se aludiera a que la intriga por el devenir de la acción es un elemento claramente desarrollado, lo cual no lleva a que se deba considerar una novela de género. Asimismo un elemento destacado en el sistema narrativo es la utilización de la técnica del puzzle, con la presentación de sucesivos pequeños acontecimientos que inicialmente parecen no tener relación entre sí, pero que al final logran encajar unos con otros de tal manera que adquieren el sentido y significado global.
La tensión narrativa de los nueve cuentos que el lector tiene en las manos asciende entre el tiempo y la Ciudad de México. A través de los personajes, los temas y las ambientaciones de estos relatos, De Mauleón propone un misterio urbano: somos la memoria de quienes nos antecedieron; otros precursores soñaron nuestros sueños; antes que nosotros, alguien ha marcado con su destino los espacios cotidianos; alguien se obsesionó con el amor robando en nuestras pasiones secretas; alguien decide en el fondo de nosotros las acciones del porvenir. La fantasía y la literatura hacen el resto: un crimen ocurrido en los años cuarenta en la Ciudad de México está a punto de suceder una vez más; el nuevo habitante de un departamento descubre con estupor que es dominado por los antiguos inquilinos; dos batallones salidos de momentos históricos distintos se encuentran en algún lugar de la fatalidad. Una prosa de atributos infrecuentes en nuestra narrativa —cuidado formal, originalidad temática, fuerza expresiva, poder de caracterización— han convertido a Héctor de Mauleón en uno de los jóvenes narradores más serios de la literatura mexicana, ya «La perfecta espiral» en uno de los poderosos libros de relatos en los años recientes de las letras mexicanas.
El título de La piedra de moler es una cita del Evangelio (Mateo, 18, 6), el símbolo de una pesada carga. La protagonista de esta novela ambientada en el swinging London de la década de 1960, es una joven brillante —«con una conversación inteligente, cierto prestigio heredado, un piso estupendo para dar guateques y un magnífico par de piernas»— que prepara su doctorado sobre el soneto isabelino. Y que se queda embarazada del hombre con quien tiene relaciones sexuales por primera y única vez. Tras las primeras dudas, decide seguir adelante con el embarazo y dar a luz, sola, sin pareja, sin decirle nada al padre de la criatura. La piedra de moler (1965) es la crónica de una concepción, de un embarazo y de los primeros meses de maternidad de una mujer que encuentra en su experiencia una insólita dimensión física, irracional, social y hasta política. Es la historia de una mujer que da que hablar. ¿Es realmente posible una celebración de la maternidad —e incluso del desinterés por el sexo— que no sea un cúmulo de ñoñerías ni una justificación de valores reaccionarios? Esta extraña, originalísima novela de Margaret Drabble demuestra que sí. Y es además una compleja reflexión sobre lo que significa tanto la independencia como la necesidad de los demás.
El dinero es el culpable de que Glennard, protagonista de esta pequeña joya, no pueda casarse con la mujer a la que ama. Las circunstancias le obligarían a renunciar a ese amor, si no le abrieran, a la vez, una puerta mediante la que acceder al futuro que desea: Glennard guarda decenas de cartas de Mrs Aubyn, una mujer célebre que, fallecida años atrás, mantuvo con el protagonista de La piedra de toque una relación atormentada y fría. Al vender las cartas de Aubyn para que se publiquen —el libro del que todo el mundo va a hablar—, Glennard también vende, de alguna forma, su alma al demonio. Estos son los mimbres con los que Wharton compuso La piedra de toque, su primera novela, publicada en 1900 y nunca hasta ahora traducida al español. Con su prosa detallista y pausada, su capacidad irónica y su astuto examen de las psicologías de sus personajes, Wharton analiza las vicisitudes de la pareja como institución, el peso de los secretos en la pérdida de confianza y en el desgaste de las relaciones sentimentales.
Iturbe es un físico especialista en neutrinos que, tras más de dos décadas en el extranjero, vuelve para saldar sus deudas sentimentales a La Barceloneta, el barrio en el que se crio. Paseando de nuevo entre sus calles, descubrirá que, entre pisos turísticos, franquicias de multinacionales y la progresiva desaparición de los vecinos, ya solo quedan vestigios de su memoria y deberá, con la ayuda de un amigo de la infancia llamado González, rescatar su propio pasado, a la vez que va descubriendo el destino de algunos de sus compañeros de generación.La playa infinita es una novela que funciona como guía sentimental del estilo de vida y las callejuelas de la Barcelona de última mitad del siglo XX; una melancólica carta de amor a un barrio y, por extensión, a una ciudad que nunca volverán. Y una reivindicación del poder de la imaginación, de la literatura y de la ficción para completar un retrato del último medio siglo de historia española.
En 1945, con apenas catorce años, Antonio Gamoneda entra a trabajar como meritorio en el Banco Mercantil de León. De la noche a la mañana deja atrás su infancia y sus estudios para ganarse el sustento y contribuir a la economía familiar. Su ingreso prematuro en la edad adulta le permite conocer de primera mano la realidad laboral de la posguerra en el ambiente rancio de una ciudad de provincias dominada por la policía del régimen, la iglesia y los sectores más reaccionarios de la vida local. Así arranca La pobreza, segundo volumen de las memorias del poeta, que es a la vez un autorretrato del artista como anciano y un fresco vivísimo de una sociedad atenazada por la miseria moral y material del primer franquismo y sus prolongaciones. Gracias a esta mirada retrospectiva sobre una etapa oscura de nuestra historia reciente, una mirada en la que siguen latiendo la pasión crítica y el deseo de justicia, somos testigos del aprendizaje vital y literario de su autor, así como de sus primeras amistades en el mundo del arte y la poesía, su activismo político y su firme voluntad de resistencia. Novela de aprendizaje a la vez que crónica de posguerra, La pobreza esconde también un diario en el que se incluyen reflexiones sobre poesía y poética, episodios oníricos y vislumbres -a veces humorísticos- del acontecer social, del trabajo y hasta de sus viajes... El resultado confirma a su autor como uno de nuestros grandes prosistas, capazde ensayar con igual maestría el autorretrato irónico, la viñeta costumbrista o el apunte reflexivo. La pobreza es la culminación de la obra de Antonio Gamoneda y está llamado a ser un clásico del género memorialístico.
A los cinco años, Peekay es arrancado de su hogar para comenzar una nueva vida en un internado de Transvaal del Norte. Siendo el único niño inglés, se convierte en el blanco preferido de una patota de afrikaners neonazis, y su único amigo resulta ser un viejo y maravilloso gallo, por él bautizado Abuelo Chook. En el internado Peekay aprende la primera lección de la potencia de uno: la supervivencia. En el viaje en tren de regreso a su casa en las Montañas del Este aprende la segunda lección: la fuerza. Hace amistad con Hoppie, el exuberante revisor del tren y campeón de boxeo de los ferrocarriles, cuyas palabras de lucha y sabiduría suscitan en Peekay la ambición fervorosa, que le durará toda la vida, de llegar a ser campeón mundial de peso welter. La guerra europea se hace sentir en el pueblecito de Peekay, donde éste encuentra un amigo en el excéntrico profesor alemán de música y experto en cactus, Doc. Las autoridades encarcelan a Doc como enemigo extranjero y Peekay halla el modo de infiltrarse en el mundo de la prisión para no separarse de su amigo. En el ambiente deshumanizado de la prisión Peekay encuentra su mejor entrenador de boxeo en la persona de un astuto negro llamado Geel Piet, hombre de todo quehacer. Así nace la leyenda del «Ángel Renacuajo» la leyenda de un pequeño boxeador invencible que encarnará la causa del pueblo africano contra el desalmado poder de los boers. Situada en los años ’40 en Suráfrica, esta auténtica epopeya de la supervivencia es la historia apasionante de un niño que libra y gana, por sus propios medios, una larga batalla contra la crueldad y la soledad.
El autor nos presenta su primera novela erótica, adentrándose en los sueños de la protagonista y en sus más profundos deseos, relatándonos con una lírica ligera los aspectos del día a día de Julia, su trabajo, amigas, familia y el invierno que abandona su vida y la ciudad.
La princesa Casamassima es una de las más brillantes pero menos conocidas novelas de Henry James. Forma, junto a Las bostonianas y La musa trágica, una especie de tríptico sobre la problemática social de los agitados años de finales del siglo XIX y principios del XX. Nació, según el propio Henry James, del interés que despertó en él lo que veía al «pasear por la calle» en el Londres de la revolución industrial, una dantesca ciudad de contrastes entre miseria y opulencia. Es la historia de Hyacinth Robinson, un modesto encuadernador con alma de artista, hijo natural de un lord inglés y de una francesa que, al verse abandonada, asesina a su amante y muere en la cárcel. Hyacinth crece solo, sin padres, o con una galería de personajes que irán cumpliendo ese papel. Arquetipo de la inocencia y la humildad, tendrá que abrirse camino en una sociedad cruel y miserable que debe regenerarse por «una gran matanza sinfónica». Conseguirá llegar a las alturas marcadas por sus sueños con la ayuda de la princesa Casamassima, una mujer bella, brillante, excéntrica y encantadora. Sin duda, uno de los personajes más atractivos de toda la obra de Henry James. La princesa abraza la causa de los oprimidos y renuncia a sus privilegios para compartir su existencia con Hyacinth. Pero en él surgirán dudas y pesares: puede el ser humilde, que del paraíso bajó a los infiernos y fue redimido por «un ángel radiante», saber moverse entre la aristocracia, y, lo que es peor, puede evitar que el ser amado no llegue a preferir a uno de sus iguales. La princesa Casamassima es una aguda crítica de las convenciones sociales que, ambientada en la época que le tocó vivir a Henry James, traspasa los límites del tiempo y se hace universal.
Gustavo Sainz encarna entre nosotros a un nuevo tipo de narrador: culto, en su oficio y al día. EMMANUEL CARBALLO La risa de Gustavo Sainz podría ser clasificada dentro de las más extrañas de nuestro ámbito literario. Una risa casi sin risa… GABRIEL CONTRERAS, «Espéculo. Revista de estudios literarios» La princesa del Palacio de Hierro vive en los rebeldes años cuando estaba de moda el afro y la hermana de mamá tenía un amante nazi. La princesa se las arregla para violar las normas y conocer ese mundillo ajeno donde late el pecado y alienta la transgresión. Tiene amigas y amigos como «La Vestida de Hombre», que siempre se está poniendo pomadas en el cuerpo; «Las Tapatías», una de ellas muy flaca y adicta al sexo; o «El Monje», un complicado y reprimido joven. El traslado de la oralidad al texto escrito es una de las notables aportaciones de esta novela, ganadora del Premio Xavier Villaurrutia 1974 y, desde entonces, referencia obligada para el conocimiento no sólo de un modelo literario, sino de una manera de ver y estar en el mundo.