El secreto de los Balbo es una crónica sobre uno de los períodos más apasionantes de la historia de Roma contada por uno de sus protagonistas. Un personaje que, pese a no ser muy conocido del gran público, tuvo un protagonismo notable en muchos de los acontecimientos que se sucedieron durante la transición de la República al Imperio. Lucio Cornelio Balbo El Menor, sobrino de Lucio Cornelio Balbo El Mayor, amigo y confidente de César. El argumento gira en torno a un supuesto crimen nunca resuelto, ocurrido quince años antes de la muerte del célebre militar y estadista romano, así como los enredos políticos que se suceden desde que este accede a su primer consulado (59 a. C.) hasta que alcanza el poder absoluto. La obra, no obstante, ofrece a lo largo de todas sus páginas una versión novedosa respecto al desarrollo de muchos de los hechos de la época sobre los que tenemos noticias y plantea alguna hipótesis que sorprende. En particular, sobre la conspiración y el magnicidio de los idus de marzo del 44 a. C., sobre el idilio amoroso entre Cleopatra y Marco Antonio y sobre la relación de este último con Gayo Octavio, que luego habría de convertirse en César Augusto.
Verano de 1553: Brendan Prescott, un huérfano criado en la casa de la poderosa familia Dudley, es enviado a la Corte, donde se ve inmerso en una oscura misión contra la enigmática hermana del rey Eduardo VI, la princesa Isabel. Pero enseguida lo comprometen a trabajar como agente doble, pues el protector de Isabel le promete a cambio ayudarlo a desentrañar el secreto de su misterioso pasado. Una oscura conspiración se cierne en torno a la búsqueda del rey, que ha desaparecido en extrañas circunstancias estando gravemente enfermo. Con el único apoyo de un atrevido mozo de cuadras y una audaz dama de compañía, Brendan se ve envuelto en una despiadada estratagema de falsas apariencias, mentiras y asesinatos.
Mi cadáver se encuentra colgado boca abajo, atado por los tobillos en una fuerte rama de encina, al lado del cauce reseco del Fresnedoso, un arroyo cercano a la villa cordobesa de Belmez donde estaba mi guarnición hasta ayer mismo. Como mandan los cánones de esta guerra calurosa, reseca, polvorienta e inútil, desde mi vientre abierto en canal pende sobre mi pecho y mi rostro un amasijo formado por mis propias vísceras, que ya se han hinchado y se encuentran cubiertas de moscas.
Madrid, febrero de 1577. Se cumple una década desde que Felipe II le hizo a la Villa el dudoso regalo de trasladar aquí la vieja Corte de Toledo. ¿Quién diría que esta es la capital de aquel ingente imperio, el mayor que conociera el mundo desde Tamerlán, el primero que circundaba el globo y donde no se ponía el sol? No os engañéis por la soberbia planta de sus palacios. Venid conmigo. Acompañemos, si os parece, al Diablo Cojuelo en su ascenso hasta la atalaya de San Salvador, cumbre de esta Babilonia española, y descubramos qué se cuece bajo los tejados del pastelón de Madrid. Veréis a muchos caballeros de horca y cuchillo, hidalgos encaramados a sus gorgueras, adelantados de las Indias, quién sabe si hasta endriagos con porte de cardenales primados. Pero a la catástrofe de carruajes que soportan tanta grandeza entre carromatos saturados de hortalizas, todos trabucando por costaneras sin empedrado ni alcantarillado, se suma una muchedumbre de gente embozada, desocupada y, sobre todo, hambrienta. Soldados de los Tercios a la caza de un mendrugo, pícaros maestros en el arte del chirle y esas mujerzuelas de las casas de malicia que constituyen las dos terceras partes de la ciudad, compitiendo con las iglesias y los conventos que se alzan en cada esquina.
Mientras Fernando VII y su padre discuten en Bayona sobre la sucesión de la corona española, el pueblo madrileño se levanta rabioso contra el invasor francés. Estamos en el trágico mayo de 1808. Manuel Zamorano, capitán, tiene una misión secreta: transportar hasta su regimiento en Extremadura una bolsa de vital importancia para el futuro de España. Con Sartenes, un preso que ha sido liberado para combatir a los franceses, Ezequiel el Maestro y la bordadora Teresa, Zamorano formará una banda llamada a participar en los eventos clave de este trepidante momento histórico.
Inspirada en una historia real, El secreto de mi madre es un homenaje a la bondad, el coraje y la generosidad de la gente común.
Un relato conmovedor en el que se cruzan las vidas de dos familias judías y un desertor alemán con las de una madre y su hija, dispuestas a todo para salvarlos.
Franciszka y su hija Helena llevan una vida corriente hasta 1939, cuando las tropas hitlerianas invaden su país. Proteger a judíos en la Polonia ocupada es una sentencia de muerte, pero Franciszka decide arriesgarlo todo para esconder a Vilheim, uno de los guardias personales del comandante, y a dos grupos de judíos en su pequeño hogar de Sokal. Para que todos logren sobrevivir, ella y su hija deberán ser más astutas que sus vecinos y que el temible comandante alemán…
¿Y si alguien se enamorara de la mujer de un retrato y no parara hasta encontrarla?Sevilla 1602. Pedro encuentra en la puerta de su taberna el retrato de una bella desconocida. El cuadro lo ha abandonado Inés, la condesa de Vera, ya que la pintura es un encargo de su tío para encontrarle con urgencia un marido. Sin embargo, la treta no sirve de nada porque al poco le conciertan el matrimonio con un viejo y rico comerciante portugués. Pero no todo está perdido pues, con la ayuda de Pedro, que ha ido poco a poco entrando en su corazón, la condesa urde un plan para librarse del matrimonio…La Habana 1613. Pedro recibe una carta de su antigua prometida, la condesa de Vera, que lleva once años desaparecida. Su tío, el conde de Tovar, la tiene retenida en una torre desde el mismo día en que tras su descabellado ardid les concedieron la licencia para casarse. Pedro, ahora convertido en un hombre de éxito, emprende camino de regreso a Sevilla, dispuesto a recuperar todo lo que le han arrebatado...El secreto de tu nombre es la historia de un amor verdadero que resiste y espera a pesar de una separación forzada y es también una novela de aventuras ambientada en una época apasionante.
12 de agosto de 1799. Napoleón Bonaparte lleva más de un año aislado en Egipto, Siria y Palestina. Asediado por los ingleses, días antes de abandonar el país de las pirámides, en la víspera de su trigésimo cumpleaños, decide pasar una noche a solas en el interior de la Gran Pirámide, a las afueras de El Cairo. Aunque sus biógrafos nunca han sabido que fue lo que vivió en el vientre del monumento, esta novela recrea lo que allí sucedió y lo relaciona con el encuentro que Bonaparte sostuvo cinco meses atrás, en la remota aldea de Nazaret, con representantes de una misteriosa secta. Allí hablaron de la infancia de Jesús, de su huida a Egipto... y de cierta formula para alcanzar la inmortalidad. ¿Qué buscó el general Bonaparte en el interior de la Gran Pirámide? ¿Y qué encontró?.
Crónica apasionante, cargada de poesía, drama, amor, violencia y misticismo, en torno a los años en que comienza a formarse el reino cristiano de Granada, que en poco más de noventa años pasó de ser el último bastión islámico en Europa a ser la punta de lanza del proyecto integrador de España liderado por los Reyes Católicos. Su protagonista, Alonso de Granada Lomellino, interioriza la tragedia de los cambios sociales de la ciudad, viviendo con intenso fervor ese declive, las maniobras de algunos moriscos iluminados, liderados por el inteligente Alonso del Castillo —apasionante personaje éste—, en torno a los célebres «Libros Plúmbeos» del Sacromonte, la subsiguiente represión que propició el tribunal de la Inquisición y el cambio irreparable de la que fuese la más próspera taifa de Al-Andalus para integrarse en la Europa moderna del siglo XVI, acabando por refugiarse en el misticismo humanista de la poesía de San Juan de la Cruz.
Es el año 1307 y la legendaria Orden de los Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón está en peligro. El rey de Francia y el papa Clemente V se han confabulado para precipitar su destrucción y han tramado el robo de la reliquia más valiosa de la Orden: un antiguo misterio cifrado en el anillo de sello del Gran Maestre, Jacques de Molay. Poco antes de caer prisionero, de Molay encomienda el preciado sello a su senescal, Etienne de Congost, un hombre incorruptible cuya misión será salvaguardar el sello sagrado. Mientras el Gran Maestre y sus hermanos templarios son torturados y abandonados a su suerte en las oscuras cárceles del rey, Etienne tendrá que recorrer un mundo en ruinas asolado por las guerras y las enfermedades con el único fin de custodiar el sello. Sin embargo, en los confines de Europa deberá enfrentarse con la mayor prueba que le depara su destino. 700 años después, la respuesta la descubre una persona que llega al castillo de Lockenhaus para documentarse sobre los templarios, tema del que tratará el libro que se dispone a escribir. Junto con una excéntrica y mística anciana del pueblo, explora la historia del Sello sin darse cuenta de que, al mismo tiempo, está desentrañando la complicada red del destino. Una red que los unirá al misterio del Sello.
«El sendero de los nidos de araña», la primera novela de Italo Calvino, es la historia de Pin, un chiquillo listo y precoz que en la Italia de la guerra y la resistencia corretea por las calles en busca de clientes para su hermana prostituta. Hasta que un día se le complican las cosas de manera irreparable: le roba la pistola a un marinero alemán y, desconfiando de los adultos, la oculta en un lugar misterioso, que él llama los «nidos de araña». Pin no logra escapar de los alemanes, que le interrogan infructuosamente y lo envían a la cárcel. De allí conseguirá escapar junto con un resistente comunista conocido como el Lobo Rojo, y no le quedará más remedio que lanzarse al monte, fascinado por otro extraordinario personaje, Primo, un solitario partisano. Pero el lector, intrigado, no olvidará entretanto que el arma sigue oculta…
Novela histórica, publicada en 1844, en pleno apogeo del Romanticismo, narra los desgraciados amores de don Álvaro Yáñez, último señor de Bembibre, y doña Beatriz Ossorio. La trama se combina con la caída de la Orden del Temple, verdadera protagonista de la obra. El paisaje se asocia a la propia intimidad de los personajes, y les ofrece refugio y consuelo en sus tristezas. Los personajes responden a los caracteres peculiares del drama romántico español. El autor logra una adecuada fusión artística del fondo histórico, de las peripecias novelescas y de su marco geográfico. El argumento combina elementos poéticos, históricos, legendarios, románticos y costumbristas.
«Yo Alfonso, hijo del Tuerto Gonzalo y de la bella Isabel, nieto de García de Tuy y Martín de Tucci, Hafs al-Marra o al-Mur según el odio con que se pronuncie, Adelfuns el noble dispuesto, el Moro, el Orán Siyaad, el Qadí de Bobastro, Sansón, el Juglar del sur o el Hispano, comienzo esta obra en el año 918 de nuestro Señor». Así se presenta el narrador de esta novela, un soldado mozárabe y el principal lugarteniente de Omar ibn Hafsún, el Capitán de la Gran Nariz, el rebelde muladí que se enfrentó a cuatro emires de Córdoba. Durante su azarosa vida llegó a reinar en más de la mitad de al-Ándalus desde su capital, Bobastro, en la agreste serranía de Málaga, y jamás fue doblegado. La espléndida Córdoba del emirato, el boato de Bizancio, la pujante Oviedo de Alfonso III el Magno, los inicios de la Reconquista o la construcción de la propia Bobastro son los escenarios en los que los personajes de estas vibrantes páginas protagonizan intrigas, batallas memorables e, incluso, alguna historia de amor.
Sevilla, 1342. Al mismo tiempo que dos reinas deciden el destino de Sevilla y de la Corona de Castilla a través de sus vástagos, un jienense llamado Bernardo se embarca en las guerras contra el infiel junto a su señor. Pero Gil, vasallo leal del rey Alfonso Onceno. Pero dos manos gobiernan al rey: una, blanca y fría, de la reina María de Portugal; la otra, de color canela y sevillana, de Leonor de Guzmán, su fogosa amante. Alimentados por sus intrigas y pasiones, dos hijos del rey se odiarán hasta cubrir de sangre el reino, dividido entre el infante Pedro y el bastardo Enrique. Mientras, de las cenizas y del recuerdo de la Isbiliya almohade, un mudéjar toledano levantará a orillas del Guadalquivir un sueño, un oasis de azahar y sosiego entre tanta violencia, ansioso por alcanzar la gloria humilde del artesano y la eternidad. Gil, señor de las Torres Oscuras, buscará la forma de sobrevivir a los estertores que sacuden el reino en una época en que la palabra dada decide la vida y la muerte de un hombre, y en la que Bernardo quedará atrapado en Sevilla entre el deber y el honor, y la razón del corazón, hasta el momento final en que la tierra se torne bermeja.
La acción de este soberbio relato tiene como fondo las grandes luchas políticas protagonizadas, en los años veinte, por hombres como Chiang Kai-Chek y Mao, quienes tanto llegaron a significar en la historia de la colosal China. La acción se inicia en la época prerrevolucionaria, con la transición ideológica de Philip Embree, un joven misionero norteamericano, que, al ser asaltado el tren en que viaja, abandona la idea de predicar la doctrina calvinista y prefiere unirse a los asaltantes. Las extraordinarias aventuras de Philip, primero con una tropa de bandidos mongoles y, después, con un señor de la guerra confuciano, el general Tang, llevan desde los bárdeles y fumaderos de opio de Shanghai hasta las extensas llanuras de Asia central, donde los ejércitos de los señores de la guerra libran encarnizados combates. Entre los muchos atractivos de esta magnífica novela, destacan el exotismo del ambiente y la misteriosa fascinación de los personajes: Vera, Philip, el general Tang. y otras muchas figuras hondamente representativas de una cultura y de una época.
Cecilio Asparren emigró a Filipinas en busca de fortuna, pero en un suburbio de Manila conoció a Manay, la niña prostituta que cambió su vida. De regreso, enfermo y pobre, se asentó en el valle de Beriain, donde levantó la casa de Amets con sus propias manos. Allí malvivieron y murieron sus descendientes. Maravillas Asparren, bisnieta de Cecilio, es la narradora y protagonista principal de esta historia. Ella nos introduce en un mundo tan mágico como misterioso, tan inverosímil como cierto. Circunstancias extraordinarias, desconcertantes acontecimientos de un mundo rural que se entrecruzan con sofisticados personajes, como el joyero Jacques Cartier, apariciones, ensoñaciones y tradiciones ancestrales se entremezclan hasta conformar un universo único. «El Señor de las Maravillas» es la historia de una saga familiar cuyos personajes se mueven entre el realismo mágico, el ralto gótico y la novela de aventuras.
En 1209, durante las cruzadas contra los cátaros, Amaury, hijo de una familia feudal, es dado por muerto cuando en realidad se halla en una comunidad herética donde se enamora y descubre los secretos de la fe cátara. Este relato narra la tragedia de dos personas marcadas por un destino de secretos enigmáticos, deseos ardientes y aventuras heroicas.
Corren los últimos años del siglo I d. C. Mientras se lleva a cabo la construcción del circo, uno de los edificios más emblemáticos de Tárraco, aparece el cadáver de un joven marmolista en lo que en apariencia no es sino un accidente más. El optio Cayo Pompeyo Specula inicia lo que tendría que ser una investigación rutinaria, pero el interés que todo el mundo tiene en archivar cuanto antes el asunto ya le hace sospechar que tras esa muerte (quizá no tan accidental) se oculta algo. Escudriñando con la ayuda del veterano Cayo Mario Malacitano los archivos de la prefectura, interrogando a los familiares de la víctima y a quienes lo conocieron en sus ámbitos sociales y laborales, Specula no tarda en advertir ciertas coincidencias curiosas con otros supuestos “accidentes” que ponen al descubierto un entramado de delitos que quizá no tengan ninguna relación entre sí, pero que sin duda apuntan en una misma dirección: el tráfico del célebre y peligrosísimo opio tebano, que pese a todos sus esfuerzos y cargas impositivas consigue escapar al control de las autoridades romanas. Mediante un vigoroso recorrido por Tárraco, que la autora recrea con penetrante sensibilidad y de un modo muy vívido, en esta novela se despliega una poderosa trama en la que la intriga y la denuncia social van estrechamente ligadas. El resultado es una novela absolutamente adictiva.
Apasionante relato en forma de artículo académico que nos muestra cómo podría haber sido la historia del Imperio romano de Oriente (el Imperio bizantino) en la Edad Media si el emperador Basilio II (976-1025) hubiese sido sucedido por un emperador al menos tan capacitado como lo fue él.Enmarcado en el género de la ucronía histórica, en El siglo de Teófilo los aficionado a la novela histórica encontrarán todo un desafío: ¿qué es ficción y qué es realidad en el largo y fructífero reinado de Teófilo II 'El Afortunado'?
Dicen que la mujer de Lot, al huir de Sodoma, cometió la imprudencia de mirar hacia atrás y, al instante, se convirtió en estatua. El autor de esta obra, sin miedo a que tal maldición pudiera caer sobre sus espaldas, se ha parado a contemplar el siglo XX y el resultado ha sido el libro que el lector tiene en las manos. Sin prisas se ha detenido en los siete momentos que le han parecido más significativos: la resaca de la pérdida de las colonias, la dictadura del general Primo de Rivera, la guerra civil, los inicios del franquismo, la década de los cincuenta, la emigración española por las ciudades de Europa —en este caso, París— y, ya en plena democracia, los años finiseculares. Los personajes que pueblan cada una de estas historias —protagonistas y acompañantes— aman, sufren y disfrutan el momento histórico que les ha tocado vivir y, a través de ellos, el lector también lo revive. Un estilo moderno y diáfano ayuda a que cada uno de estos relatos pueda llegar a todo tipo de lector.