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Bolsilibros - Calibre 44 478. Lupe «Colt», de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Lupe Morrison era la joven más admirada del pueblo. Desde que llegó de lejos, para quedarse con sus tíos y primas, fue admirada por su belleza, tan poco corriente, y por su talla, que llamaba la atención, aunque tenían que admitir, y así lo hacían, que eso no mermaba en nada la enorme belleza. La muchacha recibía todos los meses doscientos dólares, que le enviaba el encargado que tenía lejos de allí, en un rancho que era propiedad de la muchacha. Doscientos dólares en aquel lugar, y en aquella época, suponían una verdadera fortuna.


Bolsilibros - Calibre 44 482. Los últimos disparos, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

El rancho de John Brown era el más importante del río Big Horn. Había decenas de vaqueros, millares de reses, que se extendían por varias centenas de millares de acres. Los tres pueblos que estaban frente al rancho en todo el largo del mismo se hallaban a la otra orilla del río y los vaqueros tenían que cruzar un puente hecho de madera que varias veces se había llevado el río en la época del deshielo.


Bolsilibros - Calibre 44 492. «Dale-Big», de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

El jinete volvió a leer la tablilla de madera en la que las letras, por efecto de las lluvias y el sol, se distinguían con dificultad. Después recorrió con la mirada aquellos lugares en los que se veían distintas excavaciones con amontonamiento de cuarzo en varios sitios de la declaración figurada en el centro. Un poco a la izquierda, y lo más cerca del pequeño Humboldt, veíanse los restos de una cabaña, cuyo techo debió ser volado por aquellos vendavales que con tanta frecuencia levantábanse en la región.


Bolsilibros - Calibre 44 514. «Pistol» Joe, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

El jinete, cubierto hasta los ojos con el gorro de piel, miraba de vez en cuando por encima de la fuerte «parca» cuyo cuello enlazaba con el gorro para ver el camino que el animal llevaba. La verdad era que había dejado al bruto, a su elección, el camino a seguir. Personalmente, no tenía predilección por ninguno. Era un terreno completamente desconocido para el.


Bolsilibros - Calibre 44 533. Merecían la muerte, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Keller salió a cumplimentar la orden de su patrón. Habló con los vaqueros y todos estuvieron de acuerdo con el capataz. La temperatura había descendido mucho durante los últimos días. A partir de aquel momento, los vaqueros empezaron a trabajar sin descanso durante más de diez horas diarias. Cinco días después de esta conversación entre patrón y capataz, la mayoría del ganado estaba en los estables que tenían preparados para esta época.


Bolsilibros - Calibre 44 538. Una mujer vengativa, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Las mujeres, por docenas, eran elegidas entre las más bellas que llegaban de San Francisco especialmente contratadas para la casa por un sistema que fue perseguido y muy castigado. Las levas se hacían a centenares de millas de allí. Seattle tenía una riqueza maderera que hizo millonarios a algunos hombres llegados años antes con la ropa puesta.


Bolsilibros - Calibre 44 548. Flota maldita, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

—Bien venido a Memphis, capitán Stuart. 
—¡Hola, August! Ya tenía ganas de verte. ¿Cómo va todo? 
—Estupendamente, George. 
—Me alegro. 
—¿Dónde está ese diablillo? 
—Preparando el despacho. Hoy será ella quien se encargue de todo. Sabe muy bien lo que tiene que hacer, cuando suban las autoridades del río.


Bolsilibros - Calibre 44 569. Odio a las armas, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Los viajeros mandaban callar a los que desde hacía horas estaban jugando y seguían hablando como si no existiera la noche para ellos. Protestas que consiguieron que el tono en las palabras fuera más bajo, pero sin dejar de hablar. La luz del día hizo exclamar a uno de los cinco jugadores: —¡Qué barbaridad! Si ya es un nuevo día. ¡Hemos estado jugando toda la noche!


Bolsilibros - Calibre 44 570. Mercado de «pools», de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Los hombres de Emerson Sherman, conocido y famoso comprador en Laramie, iban adquiriendo el ganado que entraba en la plaza de subastas. Bob, como ya era costumbre, presentó los documentos de compra a las autoridades antes de procederse a la subasta del pool que componía su manada. Monty cobró el importe de la venta. Acompañado de Jack y Barren marchó con el resto del equipo al Colorado, donde Bob les estaba esperando.


Bolsilibros - Calibre 44 592. ¡Por unas horas...!, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Cuando la pastora fue vista en el pueblo, comentaron más tarde con Joe y su padre que se había puesto tan hermosa que era la mejor mujer y más bella de todo el condado… Y con estos comentarios encandilaban más a los dos que sin decirse una palabra el uno al otro, decidieron ser los que gozaran las primicias de un cuerpo tan admirado como deseado. Y en silencio, se dedicaron el padre y el hijo a vigilar en la montaña a la muchacha gracias a unos prismáticos. Debido a ese medio de observación llegaron a la conclusión de que ir a la montaña suponía un enorme peligro por los perros que la rodeaban siempre. Y se había comentado que eran verdaderas fieras.


Bolsilibros - Calibre 44 644. Vaquero y millonario, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

El Crystal Palace, de San Francisco, era el hotel y saloon más importante que había en California. El Eldorado, cuya fama se recordaría durante un siglo por lo menos, gastó en su decoración interior más de doscientos mil dólares, pero no tenía la amplitud del otro. Y el lujo interior no le iba en zaga. Hacía bastantes años que el Comité de Vigilantes había desaparecido, para tranquilidad de todos.


Bolsilibros - Calibre 44 665. Camino de Dodge, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Masón se mordió los labios de rabia y no hizo el menor movimiento sospechoso, porque sabía que los hombres de Visburg estaban pendientes de él. Sus hombres no se explicaban esta actitud. Tenían de Masón un concepto muy equivocado, por lo visto. Este sabía lo que pensaban de él aquellos hombres, pero conocía a las personas y estaba seguro de que el menor movimiento que hiciera habría de resultar muy peligroso para él.


Bolsilibros - Calibre 44 682. La gratitud de un sheriff, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

El de la placa, con disimulo, miró hacia el lugar indicado y observó con detenimiento a los dos individuos. Estaban tranquilos charlando con dos muchachas del local. No podían sospechar el peligro que se cernía sobre ellos. El sheriff les estuvo observando durante varios minutos.


Bolsilibros - Calibre 44 687. Sentencias supendidas, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

El viento huracanado barría las calles de El Paso. 
Los jinetes desmontaban sujetando el sombrero con ambas manos, y corrían a refugiarse en los locales de bebidas y diversión. 
Los refugiados en distintos establecimientos, estaban asomados a las ventanas con los ojos llenos de ansiedad.


Bolsilibros - Calibre 44 696. Su meta era la horca, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

El bullicio era ensordecedor. Conversaciones. Ruidos de botellas y vasos. Discusiones en distintos tonos de voz. 
Entender, o hacerse entender, era tarea muy difícil. 
Donde menos ruido había era en la parte en que se hallaban las mesas de póquer. 
Y, sin embargo, era un silencio cargado de electricidad De amenazas. 
Se jugaba a media voz.


Bolsilibros - Calibre 44 699. ¡Morirán todos!, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Nancy no se atrevía a decir a la madre que suponía una locura caminar al azar en busca del pequeño Henry. Mas, comprendiendo que su madre quedaría más tranquila si se le buscaba, decidió caminar en una dirección cualquiera. La madre entró de nuevo en la casa, aguardando, intranquila, el regreso de sus hijos. Era temerario salir con el vendaval de nieve, y más teniendo que internarse en el bosque, que era el lugar acariciado por Henry para sus prácticas de cazador. Estuvo dudando de seguir buscándole o regresar, pero sobreponiéndose al miedo y al frío, emprendió el camino del bosque.


Bolsilibros - Calibre 44 702. Expoliación en Deer Lodge, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Entre los recién llegados al saloon de Joe el Irlandés, se encontraba un mozo gigantesco, que sobresalía unas pulgadas de los más altos que había apoyados al mostrador, y que con su rostro infantil, por la ausencia de vello, tenía un aspecto de ingenuidad que hacíale sugestivo. El encargado del Registro de la Propiedad era molestado constantemente con las denuncias de nuevos «Placeres» o «Filones», cuyos datos geográficos eran de lo más curioso que pueda imaginarse.


Bolsilibros - Calibre 44 710. ¡Es una hiena!, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

El Palace House era el mejor saloon de todo Colorado, sin lugar a dudas. La instalación era suntuosa. La concurrencia numerosa, y como negocio, se decía que era uno de los más importantes. Ganaderos, mineros, hombres de negocios, empleados, todo lo mejor del Estado se daba cita allí. Durante varios días se había estado hablando de este local.


Bolsilibros - Calibre 44 711. La hija del gun-man, de M. L. Estefanía

Novela, Aventuras

Tom Granger, apoyado en el quicio de la puerta de su oficina, contemplaba al jinete que estaba amarrando la montura a la talanquera. El jinete era una muchacha joven y muy bella que, a juzgar por los vecinos de Dillon sólo tenía un defecto: Excesiva estatura para mujer, aunque por ello no desmerecía su armónica figura, sino al contrario, resultaba más atractiva aún.


Bolsilibros - Calibre 44 714. Obra de cobardes, de M. L. Estefanía

Aventuras, Novela

Butte habíase convertido en una de las ciudades más importantes de Montana. La importancia y riqueza de sus minas la transformaron en la más populosa y revuelta urbe del territorio. Eran grandes las fortunas que se hicieron, y muchos los hombres adinerados que en ella vivían. Uno de los más ricos era Charles Sinden, hombre sumamente agradable, por su sencillez y afabilidad. Tenía cincuenta y cinco años, de aspecto fuerte y bondadoso. Era una de esas personas que conquistaban a todo aquel que le trataba, causa por la cual era muy influyente y estimado.