En esta obra de denuncia, Inés Echeverría no solo narra el drama del matrimonio de su hija Rebeca con Roberto Barceló Lira y el horroroso momento en que él la asesina de un balazo por la espalda, sino que se remite también, de manera ácida, al doble estándar de toda una sociedad. Una hipocresía que permitía al marido golpear a su esposa sin escándalo alguno, al tiempo que deudas y engaños sí llevaban a alzar el grito a los miembros de su clase. Una duplicidad que ponía al rico por sobre la ley y al pobre contra el paredón, que permitía golpes mudos y desfalcos ante la ceguera selectiva de la justicia y que hoy persiste, explícita y vergonzosa, en numerosos casos judiciales donde los poderosos eluden la ley gracias a las mismas redes de influencia que hacía un siglo pretendía utilizar Roberto Barceló.
Fernando Mollá estuvo destinado en Bosnia en el año 1993. Allí sucedieron cosas terribles; crueldades sin parangón y matanzas sin límite. Sus memorias, llenas de ternura y emoción nos harán ver ese episodio desde el punto de vista de un soldado sin armas en medio de una guerra devastadora. Sin posibilidad para cambiar lo que allí sucedía, Fernando Mollá, al menos, nos trae desde lo más profundo de su corazón sus experiencias en aquella terrible guerra.
Alicia es una adolescente sin más problemas que los habituales en su edad: está descontenta con su físico y obsesionada por la falta de popularidad entre sus compañeros. Pero ella lo vive con su sufrimiento intenso. Tan sólo encuentra consuelo en la escritura de su diario íntimo. Cuando por fin alguien la invita a una fiesta descubre que las drogas le permiten desinhibirse y superar, aparentemente, sus dificultades para relacionarse. Inicia así un viaje al infierno de la adicción, presidido por una doble angustia: la que le producen los fracasos de sus intentos por desengancharse y la que se origina en la incomprensión flagrante de su familia, que nunca llega a entender el alcance de la tragedia que Alicia está viviendo. Un reflejo estremecedor del abismo de las drogas y de las raíces sociales y familiares de toda adicción.
«¿Cuántos pensamientos caben en un acto? ¿Cuántas mujeres caben en un cuerpo? ¿Cuántas en una vida? ¿Estoy dispuesta a abrazarlas a todas?». En este conjunto de narraciones autobiográficas, Margarita García Robayo hurga en sus recuerdos y los descose sin miedo al dolor o a la nostalgia.En Primera persona no hay grandes tramas ni certezas. La autora divaga sobre temas como el enamoramiento, el miedo a la maternidad, las frustraciones, el hastío o la locura, posando una mirada salvaje sobre la naturaleza humana. Con un cinismo agridulce y una ironía punzante, García Robayo abre sus heridas, que bien podrían ser las de toda la mujer. «No hay buenos ni malos, sino gente en medio de un derrumbe íntimo, una catastrofe intensa que ella se limita a exponer de manera descarnada […]. Tiene elegancia, tiene perfidia narrativa. Tiene un mundo dentro de la cabeza, y es un mundo complejo, lleno de aristas, de constrastes».
Camilo José Cela resulta insuperable en sus descripciones de los paisajes y las gentes de España. Vagabundo, según se define él mismo, por los caminos de la piel de toro, Cela nos ofrece siempre su magistral captación de detalles, unas veces humorísticos y otras profundamente humanos, todo ello apoyado en una amplia erudición. Aquí tenemos oportunidad de viajar con él por tierras de Andalucía, un país de por sí lleno de maravillosas sorpresas, cargado de historia y poseedor de ricos aspectos humanos. Esta es una obra dentro de la mejor tradición celiana, que proporcionará al lector un inigualable solaz.
Antonio Pigafetta llega a España en el año 1519, junto al séquito del nuevo embajador de Roma para la corte de Carlos V. Al enterarse de la expedición que Magallanes armaba en Sevilla, solicita permiso y embarca como sobresaliente en una de las cinco naves que parten con destino a las islas Molucas. Durante los tres años que dura el viaje, nuestro intrépido aventurero italiano detalla la belleza, las dificultades, las experiencias y la dureza de la primera vuelta al mundo. No exento de fantasía y respeto, su relato, escrito a modo de diario, nos permite acompañarle en un extraordinario recorrido del que sólo regresaron una nave y dieciocho tripulantes.Estamos ante la obra de un cronista privilegiado que participó en una de las mayores hazañas del siglo XVI: dar la primera vuelta al mundo en la expedición guiada por Magallanes y Elcano. La descripción detallada de las nuevas tierras que se descubrieron, así como la narración de los acontecimientos que tuvieron lugar durante la expedición constituyen un testimonio de gran valor para conocer la realidad de aquella época decisiva de la historia. El hecho de estar concebido como un diario hace que el libro se lea con gran facilidad y que el lector se identifique con el autor-navegante.Antonio Pigafetta (1491-1534) nació y murió en la ciudad italiana de Vicenza. En 1519 vino a España, donde, tras enterarse de la expedición que organizaba Magallanes, pidió permiso al embajador y al rey para embarcarse en ella. Fue uno de los dieciocho marinos que regresaron. Su diario, Primer viaje en torno del Globo, que vio la luz en 1880, es un fiel testimonio de aquella gran hazaña que cambió el rumbo de la historia.— El lector está ante un libro de aventuras, que contiene la auténtica vivida por los que lograron dar la primera vuelta a la tierra. Es mejor copiar a Ramusio que glosar sus palabras: «El viaje realizado por los españoles alrededor del mundo es una de las cosas más grandes y maravillosas que se han oído en nuestros tiempos; y aunque superamos en muchas cosas a los antiguos ésta superaría en gran medida, todas las que hasta este tiempo han sido halladas». (Leoncio Cabrero Fernández)
César Vallejo escribió sus crónicas y artículos para la prensa hispanoamericana entre los años veinte y treinta mientras vivió en París y Madrid o viajó por Rusia y algunos de los países del este europeo. Escribió sobre el cine, el arte cubista, el surrealismo, la vanguardia musical, del nuevo teatro, la política y la industria editorial. Un Vallejo humano, demasiado humano, muestran los escritos que se reúnen aquí. Son el hilo conductor de su discurso literario, de sus reflexiones cotidianas; una suerte de diario personal, un epistolario abierto a sus coetáneos y contemporáneos, a nosotros mismos, una botella lanzada al mar de la posteridad con tres lecciones magistrales en su interior: periodística, artística y ética.
Nació en Trujillo (Cáceres) hacia el año 1475. De humilde origen, fue soldado en Italia y pasó a América en 1509. Tras participar en las expediciones de Ojeda y Balboa, interviene en la colonización de Panamá. En 1524, junto con Almagro y Luque, inicia la primera expedición al imperio inca, que fracasa, al igual que la organizada dos años después. En 1531, tras haber obtenido en España el apoyo de Carlos V, comienza con pocas fuerzas la definitiva conquista. Aprovecha la descomposición interna del Estado incaico y en 1535 culmina su ocupación y funda la ciudad de Lima. Los métodos empleados en el proceso de sometimiento del Imperio serían muy discutidos, al igual que el reparto de los cargos y bienes que se generaron con él. Pizarro murió en Lima en 1541, sin haber conseguido la pacificación total del territorio.
Noveno tlatoani o rey de México-Tenochtitlan, nació en el año 1467. Ya antes de su acceso al trono destacó como sacerdote y guerrero. Realizó una política de pacificación de los focos rebeldes contra el poder azteca e impuso unas formas autoritarias de gobierno en el país. Intervino en la ordenación de la confederación de Estados que integraban la triple alianza de Tenochtitlan-Tezcoco-Tlacopan, para imponer su preeminencia. Tras la llegada de Cortés, intentó disuadirle de la conquista a cambio de ricos presentes. Pero no lo consiguió, y debió plegarse a las exigencias de aquél. Cuando trataba de aplacar a la multitud encolerizada por actuación de los españoles de Alvarado fue apedreado. A consecuencia de las heridas recibidas, murió en México en el año 1520.
Nació en Orduña (Vizcaya) hacia el año 1527 y marchó a las Indias en el año 1545 aproximadamente. Actuó en primer lugar en Perú, pero pronto atravesó los Andes. A partir de 1560 dedico su atención a la fundación de ciudades, el descubrimiento de nuevas tierras y el mantenimiento del orden legal en los nuevos asentamientos. Su obra más destacada es la segunda fundación de Buenos Aires, en el año 1580. Esta ciudad se convirtió en el centro básico de sus actividades. Realizó innumerables viajes a través de todas las regiones norteñas de la actual Argentina. Se esforzó en evitar malos tratos a los indios y contuvo la rapacidad de sus tropas, siendo uno de los escasos conquistadores que no se enriqueció por medio de sus acciones. Murió en 1583 en Río Baradero.
Nacido posiblemente en Almagro (Ciudad Real) hacia 1472, marchó a América en 1514. Participó en las campañas de Panamá y en 1524 formó con Pizarro y Luque una compañía para la expansión hacia el sur. Pronto las rivalidades personales y los intereses materiales envenenaron la sociedad. En 1535 se le nombró Adelantado de Nueva Toledo, cargo equiparable al que poseía Pizarro, lo que produjo la ruptura entre ambos. Gastó toda su fortuna en una expedición a Chile. Como no obtuvo resultados positivos, regresó al Perú en 1537. Aliado del Inca, rebelado contra Pizarro, ocupó el Cuzco ese mismo año y tomó prisionero al hermano de éste. Sólo quedaba el enfrentamiento, tras la negativa de ambas partes a alcanzar un acuerdo. Derrotado Almagro en la batalla de las Salinas en 1538, fue ejecutado en Cuzco.
Nació en Córdoba en 1480. Fue uno de los conquistadores más activos y uno de los más inquietos aventureros de la época. Tomó parte activa en la conquista del actual territorio de Nicaragua y, bajo las órdenes de Pizarro, en la ocupación del Imperio incaico. Más adelante, ya como jefe de expedición, exploró los territorios de los actuales Ecuador y Colombia. En ellos fundó la mayoría de las más importantes ciudades, como Quito, Guayaquil, Popayán y Cali. Se le considera el más destacado conquistador y colonizador de Ecuador y Colombia; en este último país junto con Jiménez de Quesada. Murió en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias en 1551. Belalcázar representa la figura del conquistador de territorios de variada naturaleza, que más adelante se convirtieron en Estados independientes.
Nacido en Santervás de Campos (Valladolid) hacia 1460, llegó con Ovando a la Española en 1502. En 1508 inició la conquista de la isla de Puerto Rico, donde fue nombrado gobernador. Fundó allí varias ciudades y organizó las labores económicas, pero no pudo evitar el estallido de una sublevación indígena en 1510. La dureza de la subsiguiente represión produjo la destitución de Ponce. En 1512 consiguió la capitulación para la búsqueda de la llamada fuente de la juventud, situada en el territorio de la actual península de Florida, a la que llegó en 1513. En 1514 fue nombrado capitán general de Puerto Rico, cargo que ejerció durante seis años. En 1521 organizó una segunda expedición a Florida, pero sus fuerzas fueron rechazadas por los indígenas. Ponce murió en Cuba, víctima de las heridas recibidas.
Nace en Barcarrota (Badajoz) en el año 1500. Marcha a América en 1514 y participa en la conquista de Nicaragua, donde interviene en la fundación de varias ciudades. En 1532 se encuentra en Perú luchando al lado de Pizarro, obteniendo cuantiosas riquezas como botín. Consigue la capitulación para la conquista de Florida, y marcha allí en 1538 con el título de Adelantado de Florida y Gobernador de la isla de Cuba. Tras una desastrosa campaña que diezma las filas españolas, Soto alcanza el Mississippi, pero muere allí en el año 1542. Le sucede en el mando de la empresa Moscoso de Alvarado, que en 1543 descenderá por el río hasta el golfo de México en navíos construidos por sus propios hombres. Soto es el prototipo del caballero actuando en la empresa del descubrimiento y colonización de América.
La relación epistolar entre Carmen Laforet y Ramón J. Sender rebasa la idea común que el lector pueda tener sobre una correspondencia entre escritores y nos ofrece un retrato íntimo y desconocido de dos literatos que, con trayectorias claramente diferenciadas, encontraron con facilidad el afecto y las concomitancias necesarias para el que intercambio de cartas continuara a lo largo de los años sin apenas contacto personal. Con sensibilidad y elegancia, Carmen Laforet nos acerca a una de las grandes incógnitas de la literatura española de posguerra: su mutismo literario y su necesidad de intimidad, que cristaliza en el distanciamiento paulatino de la vida pública y social. Reflexiones sobre su obra, su orbe sentimental, su familia o la religión, nos muestra el mundo desconocido de esta autora de éxito precoz. Por su parte, Ramón J. Sender desmitifica la vida del exilio y nos desvela, sin tapujos y con agudeza, sus sentimientos hacia su país natal: desde Franco hasta el estalinismo pasando por sus protagonistas literarios, como Alberti o Camilo José Cela. En esta correspondencia, tanto Laforet como Sender analizan con destreza su obra y la del otro y, en ambos casos, encuentran el equilibrio perfecto entre la autocrítica y el juicio riguroso.
Los detalles del proceso contra el anarquista Salvador Puig Antich, último ejecutado por garrote vil en España hace cuarenta años, son aún hoy materia reservada. Solo gracias a la revisión del caso, que sigue abierto en Argentina, y a la documentación que se conserva en archivos de todo el mundo, ha sido posible desmentir una serie de tópicos de un episodio que marcó la hoja de ruta del final de una dictadura, incapaz ya de mantenerse sin el uso de la fuerza. La causa 106, dirigida por un juzgado militar de Barcelona entre octubre de 1973 y marzo de 1974, significó mucho más que una simple venganza por el atentado contra el presidente del Gobierno Carrero Blanco. Se cruzó con la primera crisis de su sucesor, Arias Navarro, abierta por la decisión de endurecer a toda costa la política represiva y terminar con cualquier experimento reformista. Tal y como revelan los informes de la embajada estadounidense, el principal interés del gobierno al retomar la pena de muerte era terminar con el malestar presente en los sectores más inmovilistas, especialmente entre el Ejército y la policía política. El caso se adentra así en un mundo que, a pesar de sufrir una serie de cambios, lógicos a lo largo de casi cuatro décadas de existencia, supuso la principal fuente de estabilidad de un régimen que comenzaba a resquebrajarse, seriamente, en ese mismo período. Puig Antich: la transición inacabada conduce, por último, al camino recorrido por una democracia que no ha invalidado las sentencias de los tribunales militares de la guerra y la dictadura. Y es una reflexión sobre cómo se ha ido fraguando una realidad de memorias enfrentadas, tan compleja como contradictoria, que muestra todavía hoy los efectos de la que fuese la dictadura más larga de Europa occidental.
Holy Smoke , un título usurpado ahora por otros, fue publicado en Londres y Nueva York en 1985 y republicado en ediciones diferentes en ambas ciudades en 1997. No sólo Holy Smoke sino Tres tristes tigres, Writes of Passage (el título inglés de Así en la paz como en la guerra) y Punto límite: cero (Vanishing Point) la película han sido robados descaradamente por el cine y editores amigos de lo ajeno. (Declara Cabrera Infante: «Si los títulos tuvieran copyright yo sería rico».) Holy Smoke fue celebrado en todas partes, pero sobre todo en Inglaterra y en USA. Dijo Anthony Burgess en su crítica de entonces: «Mr. Infante escribe un inglés extraordinario». Mientras Susan Sontag opinó: «Nos parece ahora en extremo extraordinario que alguien pueda escribir una prosa brillante en más de un idioma: nos maravillamos ante un Nabokov, un Beckett, un Cabrera Infante». Holy Smoke fue publicado en tierras diversas como Alemania y Grecia. Ahora aparece en español en una traducción no por demorada menos idónea —que no es una versión sino una reescritura que la lengua hace posible. Puro humo es varios libros a la vez: una historia del tabaco que empieza con su descubrimiento en 1492 por un marino de la nao capitana, Rodrigo de Jerez en Gibara, Cuba (Gibara es también la tierra en que nació el autor), es además una celebración del tabaco y del fumar esa hoja extraña —y una rapsodia en que intervienen el cigarrillo y la pipa. Pero es más que nada una crónica erudita de la relación entre el puro y el cine. No es por gusto que en la portada aparezca Groucho Marx en su sofá a la espera de su musa —o de un analista. En realidad Groucho sólo quiere que alguien le dé fuego a su habano. Este libro lo hace por él, para convertir al puro en fuego y ceniza.
Páginas de lucha cotidiana fue publicado originalmente por la editorial bonaerense Argonauta en 1921. Desde aquel entonces, estas páginas no habían vuelto a circular. Al decir del prólogo original, constituye este libro una selección de los artículos escritos por Enrique Malatesta en el diario anarquista de Milán “Umanitá Nova” entre el 26 de Febrero de 1920, en que apareció el primer número de la publicación, y el 18 de Octubre del mismo año, en que Malatesta fue arrojado a una cárcel por orden del gobierno italiano. Escritos al correr de la pluma, entre las otras mil actividades del incansable agitador, quizás mientras recorría campiñas y ciudades haciendo propaganda subversiva, o mientras discutía entre el proletariado sobre las enseñanzas del nuevo verbo, que es verbo de solidaridad, o mientras asistía a reuniones o convenios para resolver alianzas revolucionarias, o mientras organizaba el diario colocado bajo su dirección, revelan sin embargo estos artículos, serenidad admirable de espíritu y cristalina claridad de conceptos. Es que tal ha sido siempre la vida misma de Malatesta, pese a las sinnúmeras contingencias de la lucha. Así se explica quizás que su diaria labor de propaganda esté simplemente hecha a base de amistoso diálogo; jamás en sus campañas agitadoras, en sus artículos o en sus discusiones se encontrará ni la pose del apóstol ni la acritud del polemista, sino tan solo... la conversación del amigo, la dialéctica ágil hecha con pasta de razonamientos imperturbables y de cálidas convicciones.
Para cientos de personas huidas -prisioneros aliados, refugiados, judíos y no judíos a quienes los nazis buscaban por diversos motivos- uno de los más grandes héroes de la Segunda Guerra Mundial es el espigado y jovial sacerdote irlandés Monseñor Hugh Joseph Q’Flaherty. Durante toda la guerra trabajó en el Vaticano; aprovechó esta circunstancia para organizar por su cuenta, extraoficialmente, un sistema de eficacia increíble, con el fin de dar albergue a innumerables refugiados. El relato de sus aventuras es una historia excitante, que arroja una luz reveladora sobre uno de los aspectos menos conocidos de la Guerra. Después de la liberación, Mons. Q’Flaherty fue condecorado por Italia, Canadá y Australia, recibió la Medalla norteamericana de la Libertad y nombrado Comendador del Imperio Británico. Herbert Kappler fue sentenciado a cadena perpetua por crímenes de guerra. En los largos años que estuvo en la prisión italiana, Kappler tuvo un solo visitante: todos los meses, año tras año, Q’Flaherty iba a visitarle. En 1959, el antiguo jefe de la Gestapo de Roma recibió el bautismo de manos del sacerdote irlandés.
¡Llega la novela autobiográfica de Andrea Compton e Inés Hernand!
Andrea e Inés llevan más años siendo amigas que sin serlo. Se han defendido de matones, se han expurgado piojos repugnantes, le han prestado el cuarto a la otra para que pudiera hacer el amor por primera vez, han grabado una serie, montado una revista, visto mil conciertos y viajado desde Benidorm hasta Las Vegas. Pero, sobre todo, se han reído muchísimo. Llevan riendo juntas desde antes de que nacieran las redes sociales, los seguidores o los influencers y lo seguirán haciendo cuando mueran, porque lo que la risa ha unido, no hay fin del mundo que lo separe.