Cada ciudad tiene barrios olvidados. También la Barcelona olímpica, a la hora de transformarse con el impulso de los Juegos, ignoró algunos de los suyos. La travesía de las anguilas retrata el despertar a la vida de un grupo de adolescentes a principios de los noventa, en uno de esos no lugares nacidos en el tardofranquismo, fruto de la falta de escrúpulos de los especuladores inmobiliarios y la indiferencia de las autoridades. Eran barrios sin servicios y sin ley, donde para un adolescente la comprensión del mundo se moldeaba a base de desahucios, redadas policiales, delincuentes de bajo vuelo, mujeres maltratadas y hombres que se autodestruían en los bares. Pero también ahí los adolescentes eran capaces de construir un universo con sentido, con sus propias reglas y su propio lenguaje, alzar amistades indestructibles, iniciarse en la lectura en la única papelería y elaborar una épica de la resistencia que no les abandonaría jamás. Albert Lladó se plantea en este libro cómo podemos narrar e interpretar los márgenes sin resignarnos a la marginalidad. Y logra hacer visible la humanidad que malvive en la realidad desconocida, áspera y nada fotogénica de esos barrios que más que periferia son cuneta.
Se ha considerado siempre a «La Tribuna» como la novela en que Emilia Pardo Bazán ensaya la nueva técnica naturalista. No en vano aparece el mismo año que su defensa ardiente en «La cuestión palpitante». En ella el obrero, como capa social bien determinada, con sus connotaciones políticas y sociales, aparece por primera vez en el panorama novelístico español. La crisis marcada por la Revolución de 1868, la emancipación de la mujer trabajadora, las reivindicaciones laborales del incipiente proletariado, etcétera, constituyen la atmósfera espiritual que envuelve el mundo narrativo de esta obra.
Una adolescente de buena familia debe hacer frente a un embarazo indeseado. Una amiga muere, tras toda una vida de camaradería. Una mujer se enamora a los cincuenta, pero siente las mismas angustias que la han acompañado desde siempre. La trilogía de París retrata una ciudad en la que, después de mayo del 68, las niñas ricas y liberales creen haberlo conseguido todo, aunque continúan dedicando su tiempo a fantasear sobre qué hombres las amarán. Una urbe en la que la alta burguesía, a pesar de ser cosmopolita, chic y despreocupada, se afana en esconder bajo la alfombra sus miedos y su aburrimiento. Pero, sobre todo, esta trilogía recorre de manera elegante y muy personal tres acontecimientos que jalonan la vida de Colombe Schneck y que podrían reflejar a su vez la de cualquier mujer: un aborto, que marcará la relación con la sexualidad y el propio cuerpo; una amistad, que definirá el vínculo que se establece entre dos iguales, y un amor, o la eterna búsqueda de unión con el otro.
La inteligencia brilla con tanta frescura que abruma: irreverente, profunda, conmovedora, icónica e irónica, Colombe Schneck escribe con la hiriente vitalidad de las más grandes autoras francesas.
La utopía del portero es una novela que nos habla de la vida. El fútbol es vida y del fútbol se aprende para la vida. El fútbol es una expresión de libertad y de pasión, de diversión y mito, pero por encima de todo, es una infinita fábrica de sueños; un lugar donde se propician las segundas oportunidades, tal y como le ocurre al protagonista sin nombre de esta historia, que nos dice que: «La utopía del portero es marcar un gol. De falta. De cabeza. A la desesperada en el rechace de un saque de esquina. La utopía del portero es desear lo imposible…». Ángel Silvelo utiliza, con criterio y habilidad, las referencias futbolísticas de algunos de los hitos de la selección nacional de los últimos cuarenta años, para trazar el arco vital del protagonista. La obra tiene como eje narrativo principal el mítico partido del 12-1 de España a Malta, además de ser este el único anclaje que el protagonista encuentra para que su padre, enfermo de Alzheimer, vuelva a ser quien fue. La utopía del portero es una novela que reflexiona sobre los sueños y las decepciones que el tiempo acarrea, y a su vez, sobre la necesidad de madurar, luchar y no perder la esperanza.
La vaga ambición —título que mereció el V Premio Ribera del Duero— propone la escritura como un método de resistencia y, a la vez, como una festiva elegía; Antonio Ortuño despoja de languidez a la autoficción literaria y la hace hervir de tragedia, ironía y vitalidad. El protagonista de estos cuentos entretejidos —un escritor cuarentón, Arturo Murray— lucha y sobrevive entre la catástrofe familiar del pasado y un presente grotesco, construido con malas reseñas, entrevistas vacías, presentaciones a medio llenar, una cuenta bancaria en números cada vez más rojos…
Nora Eldridge es una maestra de primaria de treinta y siete años en Cambridge, Massachusetts. Tiempo atrás, albergó la ilusión de ser artista, pero hoy se conforma con dedicarse a sus alumnos y en ser la «mujer de arriba», una amiga confiable y una vecina ordenada siempre al margen de los logros de los demás. Un día, a su clase llega Reza Shahid, un niño encantador que parece salido de un cuento de hadas. Él y sus padres, Skandar, un erudito libanés y profesor de la École Normale Supérieure de París; y Sirena, una glamurosa artista italiana, han venido a Boston gracias a una beca de Skandar para estudiar en Harvard. Cuando Reza es acosado por sus compañeros en el patio de la escuela llamándolo «terrorista», Nora se ve obligada a entrar en el complejo mundo de la familia Shahid, a la que pronto idealiza. Nora acabará obsesionada con cada uno de ellos, hasta que la ambición descuidada de Sirena conduce a una traición devastadora. Contada con intimidad y emoción penetrante, esta historia de obsesión y realización artística explora la emoción y el costo devastador de ceder a las propias pasiones.
Ésta es la historia de una amistad, una amistad que empieza en 1987 cuando el narrador, un joven aspirante a novelista, viaja a una universidad del Medio Oeste estadounidense y conoce a Rodney Falk, su compañero de despacho, un ex combatiente de Vietnam huraño e inabordable, ferozmente lúcido y corroído en secreto por su pasado. Pero ésta es también la historia de una experiencia radical en el abismo indescifrable del mal y la culpa, que el propio narrador sólo logrará entender y asumir años más tarde, como en una fulguración, cuando conozca el éxito y lo que éste tiene de corrupción insidiosa. Para entonces la figura imprecisa de Rodney y su historia devastadora acabarán imponiéndosele con la fuerza de lo necesario, como un emblema de su propia historia, y acaso de la condición humana. Con una escritura de engañosa transparencia y una trama que no da tregua al lector, La velocidad de la luz indaga en nuestra ilimitada capacidad de hacer daño, en la infinita estupidez de la guerra y en la infinita estupidez del éxito, pero sobre todo en el poder definitivo de la literatura para enfrentarse a la realidad y exorcizar sus demonios.
Cuatro destinos, cuatro historias en las que Schmitt, el autor de " El señor Ibrahim y las flores del Corán " , con indudable sentido del suspense psicológico, explora los sentimientos más violentos y secretos que gobiernan la existencia del ser humano. La relación de amor-odio entre dos hermanas gemelas opuestas en lo moral, un hombre hedonista que abusa de una joven cándida y le arrebata a su hijo, un padre severo y hermético que se humaniza cuando se sumerge en la lectura de " El principito " con una niña pequeña, las visitas regulares de una mujer al asesino de su hija en prisión... Relatos que seducen desde el comienzo con situaciones intrigantes desgranadas con la maestría narrativa a la que Schmitt nos tiene acostumbrados. Escenarios precisos, cargados de detalle y de cromatismo, en los que conoceremos a unos personajes inolvidables y sus circunstancias particulares. En cada una de estas composiciones, Éric-Emmanuel Schmitt nos conmueve con el altruismo, la maldad, la ingenuidad y la astucia del ser humano, y, sobre todo, con el doble filo del perdón.
Con una pluma firme y delicada, la periodista Ana Ruiz Echauri ficciona la historia de los cernícalos que anidaban en su jardinera y que emocionó a miles de personas a través de Twitter. Un ventanal abierto a la melancolía, el amor y la esperanza.
¿Cuántas veces en el último año te has asomado a una ventana?
En esta novela hay muchas ventanas. En una de ellas anidan unos cernícalos y, al otro lado del cristal, los observa una pareja que acaba de mudarse y admira asombrada como ese par de aves se cuidan y forman un nido.
No muy lejos de allí existe otra ventana a la que nadie se asoma. En esa casa reside un artista confinado en una silla de ruedas. De tanto en tanto lo visita una curiosa periodista que pronto aprenderá una gran verdad: si nos fascina ver volar a las aves es porque no podemos vivir sin alas.
Dos antiguos amigos íntimos, hoy enfrentados y ya en el ocaso de sus vidas, se encuentran casualmente en un parque de la gran ciudad. Ambos se ignoran, fingiendo no verse. Luego cada uno de ellos cuenta a su respectiva acompañante qué fue lo que pasó. Una misma historia, dos versiones diferentes. ¿Dónde está la verdad? Tanto la mentira como la ocultación de una parte de la verdad vienen a ser lo mismo. La mentira creída, la verdad amputada, la memoria distorsionada por la mala conciencia, la deshonestidad, la incapacidad de aceptar la propia indignidad… se entretejen a veces de tal modo que llegan a conformar una tupida urdimbre capaz de dar cohesión y credibilidad a todo falso relato. Sin embargo, aun así, no es difícil saber quién cuenta la verdad y nada más que la verdad. Porque la nobleza de un corazón se trasluce naturalmente en su medio de expresión, ya sea a través de la acción o incluso de la palabra misma. Y el lector podrá conocer al final con toda su crudeza la verdad desnuda.
Con su directo y vigoroso estilo literario, Erskine Caldwell narra en esta novela el adverso destino de la familia Crockett. Desde la muerte de Alice, sus cinco hijos, el viudo, Chism, y el abuelo, blancos pobres del sur, malviven en un pequeño pueblo. Todos echan de menos a la madre, que con bondad y energía mantenía la unidad dentro del hogar y sabía dar certeros consejos a sus hijos. Pero, sin ella, no les van bien las cosas. Solo dos trabajan y aportan algún dinero: Ross, joven abogado, que no vive con ellos, y Vickie, camarera en un café. El padre solo piensa en ir a cazar zarigüeyas con sus perros, y el abuelo, el más sensato, es demasiado viejo para trabajar. Dorisse, casada con un hombre guapo y jugador que la maltrata, y los dos pequeños, Jane y Jarvis, completan la familia. En este mundo desesperanzado, la historia se centra en Chism, ocioso y deshonesto, y en sus tres hermosas hijas que sufrirán violencia y humillaciones hasta derivar en una tragedia. Pero de esta, como catarsis depuradora, surgirá la posibilidad de regeneración.
Es una novela centrada en la relación amorosa de dos personas adultas, relación que coincidió con los meses en que tuvieron lugar los atentados del 11M en Madrid y contempla el ambiente político de España en los años posteriores hasta que se celebró el juicio.
En 1952, cuando Annie Ernaux tenía doce años, su padre quiso matar a su madre un domingo de junio, a primera hora de la tarde. Años después, esa escena se le presenta a la autora tan diáfanamente cruel como el día en que la vivió. Como en tantas otras familias, sus padres, que se odian entre sí, adoran en cambio a la niña, por lo que, mientras pasan los días y el olvido invade el hogar, el recuerdo de aquel domingo parece convertirse en un mal sueño. Sin embargo esa escena cambió para siempre a la autora: aquella niña y su familia «habían dejado de ser gente decente», y todo había pasado a ser vergonzoso. Annie Ernaux recorre desde los códigos de conducta y las normas sociales que imperaban en su entorno, hasta las noticias del momento, las expresiones más usadas o el temor que infundían las grandes ciudades, para calibrar con exactitud hasta qué punto lo ocurrido la hicieron sentirse indigna.
Teresa es profesora de Literatura en un instituto. Tiene dos hijas pequeñas y está casada con Vicente, con el que ya apenas comparte nada. Una noche descubre que le ha vuelto a salir un bulto en el pecho. En un ir y venir de experiencias positivas y negativas –miedo, dolor, desesperación, pero también esperanza, optimismo, confianza–, Teresa pasa un mes ingresada en el hospital, donde se hace amiga de Tomás, mucho mayor que ella, que acaba de perder una pierna, pero no las ganas de vivir; de Paula, que a sus treinta y cinco años conserva el espíritu de la adolescencia; de Felipe, antiguo alumno suyo, ingresado por un accidente de moto. La narración se mezcla con las páginas del diario de Teresa, con sus recuerdos de hace dos años, de Carlos, aquel hombre con el que se volvió a sentir viva. Entre todos se forma un ambiente que ya no se asocia con el previsible sufrimiento en un hospital, sino con el calor de una familia, con todas sus confidencias y cuidados, con todas sus posibilidades de intimidad, amor y sentimiento. «Las personas con las que convivimos son las que construyen nuestra casa, más que los ladrillos o los muebles», escribe Teresa en su diario. La vida al borde es una novela intimista sobre el lugar en el que la enfermedad nos pone, al borde, y sobre cómo las circunstancias excepcionales que conlleva permiten una visión más clara de la vida y la modifican sin marcha atrás.
La vida a veces es solo una fotografía, una noticia inesperada, un viaje en autobús… La vida a veces se resume en un segundo, o en cuarenta y cinco minutos, o en una palabra, en un color. La vida a veces es lo que sucede de puertas adentro. La vida a veces es muy poco, pero tan intensa…
La vida a veces son historias en las que los protagonistas son los detalles, las cosas pequeñas que no aparecen en los grandes titulares de los periódicos. Veinticinco vidas a pie de página: cartas que no llegan, corazones en paro, patitos perdidos, patios de vecinos, vidas sin recuerdos, fotos de sucesos que no ocurrieron, aeropuertos con besos…
Con sensibilidad, humor y una mirada muy particular, Carlos del Amor consigue en su primera incursión en la narrativa que tú, lector, reflexiones sobre lo extraordinario de lo cotidiano.
Por primera vez se reúnen en un volumen con el título de La vida de la letra las tres primeras obras de Manuel Longares, aparecidas entre 1979 y 1992. En este periodo el autor publicó La novela del corsé, Soldaditos de Pavía y Operación Primavera, que agrupó posteriormente bajo ese título de 'La vida de la letra', que la presente edición conserva. Estas obras de carácter experimental y de género incierto en las que la narración adopta fórmulas ensayísticas o teatrales, constituyen un encendido homenaje a la literatura, porque a diferencia de las ficciones, donde la imaginación del autor se sirve de su experiencia de la realidad para poner letra a la vida, en estas tres obras se hace exactamente lo contrario, es decir, se da vida a la letra. Como dice Longares en el prólogo escrito para esta edición, el fondo temático de estas tres obras -las novelas eróticas de primeros de siglo y el repertorio zarzuelero y operístico- desempeña el papel del personaje en la novela clásica, que impulsa la trama y contribuye al esclarecimiento de la realidad. En este ciclo de 'La vida de la letra', la vida no influye en la literatura, sino que es la literatura la que quiere influir en la vida del lector.
Al comenzar la novela, Del Jordan es una chiquilla que vive con sus padres y su hermano Owen en una granja en la que se crían zorros. Su casa está ubicada en la difusa frontera que separa la pequeña población de Jubilee del campo, y que divide virtualmente también a la familia: el padre se dedica a las arduas labores del criadero y la madre, agnóstica, culta y feminista, vende enciclopedias a los granjeros de la zona. Del relata su vida cotidiana, sus relaciones con los vecinos, amigos y parientes, y muy en especial con los tíos, que son personajes entrañables: el tío Benny, las tías Elspeth y Grace, maliciosamente pícaras, el tío Craig, mimado y convencido de ser un paladín de la memoria. Pasado un tiempo, la madre decide trasladarse al centro del pueblo en busca de horizontes más estimulantes. Fern, su nueva inquilina, participa de la vida familiar y les abre nuevos horizontes, y Del entiende que tendrá que decidir entre la vida socialmente impuesta —hogar, iglesia, matrimonio, hijos— y la vida elegida, que está en otra parte. Ese descubrimiento es también el de la vocación literaria, una suerte de llamada, de deber para con el mundo. Esta deliciosa novela, prácticamente la única en sentido estricto que la autora ha publicado hasta la fecha, es «autobiográfica en la forma, que no en los contenidos», como comenta irónicamente la misma Alice Munro.
Esta es la historia de un encuentro que no tendría que haberse producido. Es la historia de cuatro días en una casa en las montañas. La historia de dos personas que ya no tienen ninguna razón para ser familia. O quizá sí. Esta es la historia de un duelo. De un amor roto. De una vida que se acabó demasiado pronto y dejó otras dos partidas por la mitad. Es una historia de secretos que se desvelan al calor de una chimenea. De recuerdos que se clavan en el alma. De rencor, culpa y pena. Esta es la historia de la vida que queda después de que a alguien se le acabe la suya. Es una historia de supervivencia. De familia. Y de amor.
La irresistible atracción de una vida llevada al límite. Esta historia impactante arranca el día en que el protagonista, un joven rebelde pero desconcertado, conoce en una partida de cartas a un personaje que le marcará durante mucho tiempo. El Rubio, un jugador de cartas profesional, le va a permitir asomarse a un mundo que desconocía y en el que se funden la sensualidad, el riesgo, la libertad y el aliciente de transgredir las normas de una sociedad que le condenaba a un futuro gris. Con La vida en el abismo, Ferran Torrent no sólo evoca uno de los personajes que más ha querido, sino que efectúa una magnífica reflexión sobre el juego como mecanismo inherente a la condición humana y describe a la vez un poderoso viaje de iniciación, el suyo propio, con el pulso firme del escritor que ha vivido para contarlo.